El desafío de la complejidad
DOI:
https://doi.org/10.35305/revistairice.v24i24.468Abstract
Se abre el artículo con algunas consideraciones sobre la importancia del fenómeno de la complejidad en la educación, instando a superar la perspectiva de la simplicidad porque dificultaría una buena comprensión y una intervención acertada. Plantea el autor cinco fuentes de la complejidad. La primera se refiere a la misma naturaleza del proceso, ya que es altamente paradójico. Se trata de intervenir para que las personas consigan ser autónomas en el pensar y en el hacer. La segunda es la extraordinaria sensibilidad de los “materiales” con los que se trabaja en educación: sentimientos, actitudes, concepciones, valores, expectativas, motivaciones… La tercera es la polisemia casi infinita que tiene el lenguaje aplicado a la educación. El lenguaje es como una escalera por la que subimos a la comunicación y por la que bajamos hacia la confusión y la dominación. La cuarta es la enorme diversidad de los educandos. La quinta fuente se refiere a la complejidad de los contextos en los que la educación tiene lugar. Un contexto social amplio (la cultura neoliberal que nos inunda) y el contexto institucional que nos condiciona en las escuelas. Termina el autor haciendo algunas reflexiones sobre las exigencias que conlleva la complejidad en el proceso educativo.Downloads
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