Imaginarios sobre lo distinto en un medio
local: política y espiritualidad en el retrato de Gandhi. Diario El Orden, Santa Fe, 1927-1933.
María Virginia Pisarello
Estudios del ISHiR, 24, 2019. ISSN 2250-4397
Investigaciones Socio Históricas Regionales,
Unidad Ejecutora en Red – CONICET
http://revista.ishir-conicet.gov.ar/ojs/index.php/revistaISHIR
Dossier
Imaginarios sobre lo distinto en un medio
local: política y espiritualidad en el retrato de Gandhi. Diario El Orden, Santa Fe, 1927-1933.
María Virginia Pisarello[1]
Resumen
La primera mitad del siglo XX implicó la
transformación del mundo colonial decimonónico. Por entonces, el “otro”
oriental era visto como pasible de ser civilizado, transformación que tendría a
Occidente como actor central. En este contexto, el proceso independentista
indio encontró eco en los diarios santafesinos. Este artículo exploratorio
considera el modo como estas representaciones sobre el otro oriental, encarnado
en la figura de Gandhi, hicieron su aparición en las páginas de El Orden; mediante qué estrategias y
tópicos se lo retrató. Considera, asimismo, cómo puede interpretarse esta
manera de representar a ese otro oriental en el marco de los sentidos mediante los cuales El Orden construyó su perfil en la prensa santafesina. Con ese fin,
se consultó el matutino santafesino El
Orden en el período 1927-1933, que se contrastó con el vespertino El Litoral.
Palabras clave: prensa; representaciones; Gandhi; otredad; Santa Fe.
Imaginary about the oriental other in local settings: politics and spirituality
in Gandhi’s portrait. El Orden newspaper, Santa Fe 1927-1933.
Abstract
The
first half of the twentieth century meant the transformation of the
nineteenth-century colonial world. At that time, the oriental “other” was
regarded as liable to being civilized, a transformation that would have The
West as a main responsible subject. In this context, the Indian independence
process was echoed by Santa Fe’s newspapers. This exploratory article examines
the way in which these representations about the oriental other, incarnated in
the figure of Gandhi, were depicted in the pages of El Orden. At the same time,
strategies and topics used by El Orden to meet this end are also examined. What
is more, ways to interpret these representations of the oriental other are
analyzed within the establishment and rooting of El Orden and its senses. To
this effect, morning newspaper El Orden archives from 1927 to 1933 were
consulted and contrasted to the evening newspaper El Litoral.
Keywords: newspapers; representations; Gandhi; otherness;
Santa Fe.
La historia nunca es, en todo sentido de la palabra, la cruda
inmediatez de lo ‘ocurrido’, sino la complejidad más detallada de lo que
desentrañamos ocurrió, así como todo aquello que conectamos con lo mismo.
Henry James.
Introducción
Este trabajo fue pensado
como un ejercicio de reflexión sobre las representaciones de la figura de
Gandhi en el contexto del proceso independentista de la India, que circularon
en la prensa santafesina, más precisamente en el diario El Orden, en los años de la entreguerra. Estas
imágenes nos interesan en tanto traen al presente fragmentos de cómo la
sociedad santafesina percibió la realidad india, considerando su distancia
cultural con Occidente, de la mano de la interpretación que se hizo de la práctica de un individuo como
Gandhi, en tanto líder espiritual y político y de qué lugar ocupó el
tratamiento de este tema en el perfil que estaba construyendo para sí esta
publicación.
La salida de la Era del
Imperio (Hobsbawn, 2000) jalonó un proceso que implicó la transformación del
mundo colonial decimonónico. Por entonces, el “otro” oriental no era visto como
el enemigo de temer que sería en la segunda mitad del siglo, sino como pasible
de ser civilizado, transformación que tendría a Occidente como actor central,
mientras que Oriente era la estampa del atraso (Taub, 2008). En este contexto,
el proceso independentista indio encontró eco en la prensa de todo el mundo, y
los diarios santafesinos no ignoraron este acontecimiento. Por ello, si bien no
se abordará en sí misma la cuestión colonial, ésta se trató de un condicionante
en las lecturas promovidas sobre Gandhi, en tanto las críticas a Inglaterra
fueron hechas en el marco de la deslegitimación de los regímenes coloniales
(Bergel, 2015). A la vez, la lucha en clave de independencia nacional se ubicó
en la discusión local sobre la nación,
el desprendimiento del vínculo cuasi colonial con Inglaterra y el avance
de la influencia económica y geopolítica estadounidense en el país. En este
marco, pensar las representaciones sobre Gandhi hechas en un diario santafesino
necesariamente implica considerar que esta y otras identidades fueron dotadas
de sentido en el marco de aquellas identidades sociales autorizadas por el vínculo colonial (Prakash, 1994)
El 18 de agosto de 1947, la
India se independizaba formalmente de Gran Bretaña, luego de un largo proceso
durante el cual había cobrado preeminencia la figura de Mohandas Karamchand
Gandhi (1869-1948). Este abogado y político hindú, conocido como “Mahatma”
("alma grande," en bengalí), estimuló la lucha no violenta
precisamente en un contexto signado por el avance de una violencia sin
precedentes. Su propuesta de acción -la resistencia pasiva- interpeló al
imperio británico y al mundo occidental que lo cobijaba. Los ecos de la Marcha
de la Sal (1930), una de sus acciones más imponentes, tuvieron un lugar
destacado en las páginas del periódico santafesino El Orden, como así también el derrotero de acciones que culminarían
con la independencia del subcontinente indio. Estos eventos permiten hacer foco
sobre nuestro objeto de estudio: las representaciones construidas sobre la
figura Mahatma Gandhi en la prensa santafesina y su inscripción en tanto lo
desconocido, lo extraño y ajeno, en un esquema de sentido que esta publicación
consolidó a partir de los años 30.
En
esta indagación, la prensa es tanto una "fuente" como un objeto de
estudio en sí, considerando que "al contribuir a la formación de
interpretaciones globales de la actualidad [la prensa] participa activamente en
los conflictos políticos de su tiempo” (Tato, 2008:13). "En el período de
entreguerras, frente a la ampliación del mercado periodístico a nuevos sectores
de la sociedad de masas, se hizo patente que las fronteras entre los objetivos
políticos y los económicos de los diarios fueron lábiles y difusas” (Tato,
2004). A su vez, las publicaciones periódicas (diarios, periódicos, revistas de
distinta índole) también se constituyeron en un foro de discernimiento del buen
gusto y el consumo distinguido (Fernández, 2004). Finalmente, puede reconocerse cómo, en casos específicos,
la construcción de un "nicho" propio estuvo vinculada a la
presentación de nuevos temas y actores y a cómo apelaron a nuevas
sensibilidades (Saítta, 2000).
En
esta senda, relevamos los números del matutino santafesino El Orden correspondientes al período 1927-1933, años en que la
cobertura sobre la lucha de Gandhi es sostenida en el diario. Asimismo,
consultamos el periódico vespertino El
Litoral para establecer el contrapunto con las imágenes más recurrentes con
que se lo describe al líder indio. Este artículo exploratorio considera el modo
en que estas representaciones sobre el otro
oriental, encarnado en la figura de Gandhi, hicieron su aparición en las
páginas de El Orden; mediante qué
estrategias y tópicos se lo retrató. Considera, asimismo, cómo puede
interpretarse esta manera de representar a ese otro oriental en el marco de los sentidos mediante los cuales El Orden construyó su perfil en la prensa santafesina.
El
Orden, sus protagonistas y la cobertura
internacional.
Durante la primera mitad del siglo XX
los medios gráficos locales de mayor circulación en la ciudad de Santa Fe eran
el matutino El Orden y el vespertino El Litoral. Este último tuvo su primera
edición en 1918 y desde entonces sigue vigente, mientras que el primero tuvo
una existencia acotada. El Orden
salió a las calles entre 1927 y 1955, signado por el advenimiento de la
dictadura que puso fin al primer peronismo (Damianovich, 2013: 22). En el período analizado (1927-1933), El Orden
estuvo bajo la dirección de Alfredo Estrada.[2] Cada ejemplar de este
diario estaba compuesto por seis páginas a lo largo de las cuales se
reproducían noticias nacionales e internaciones. Estas últimas llegaban, en
algunos casos, a través de vías no especificadas y, en muchos otros, por
intermedio de la agencia norteamericana de noticias United Press Association
(UPA) -UP en el diario-. En la cobertura de los conflictos internacionales
habitualmente se citan cables procedentes de los escenarios involucrados.[3] En estos años, la cobertura
de los hechos sucedidos en India fue constante. Se sostuvo hasta 1933 y muchas
de esas noticias ocuparon un lugar en la tapa del diario.
En el período
de entreguerras, las potencias del viejo continente -especialmente Inglaterra y
Francia- conservaban aún colonias en Asia y África, y el paso de la hegemonía
mundial inglesa a la norteamericana se encontraba en ciernes (Arrighi, 1999).
En este contexto, el predominio de las agencias europeas de noticias
internacionales fue desplazado por el creciente poderío de las norteamericanas (Hampton
y Conboy, 2014) que siguieron reproduciendo una visión eurocéntrica, pero desde
una perspectiva más atenta a los desarrollos vernáculos.
La UP, cuyos
cables fueron frecuentemente recuperados en El Orden, fue constituida en Nueva
York en 1907 y avanzó en Sudamérica durante la década de 1920. Hacia 1925, “se
convirtió en la distribuidora estadounidense de noticias más grande del mundo al
abastecer con su servicio a 1.032 periódicos de 36 países” (Botto, 2012: 80)[4]. Desde su creación, se
diferenció de su competidora Associated Press (AP), por su estilo. Sus
cronistas “tenían la orden de impartir auténtico colorido a sus despachos para
transmitir una impresión completa y exacta” (Morris, 1959: 60 citado en Botto,
2012: 35) para lo cual apelaban a un lenguaje llano y popular. Los periodistas
de AP, en cambio, se expresaban con un lenguaje más objetivo que rehuía la marca de autor.
Las noticias
que llevaban el sello estilístico de UP se amalgamaron dentro de El Orden, que era un medio habitualmente
catalogado como “amarillista” por su sensibilidad manifiesta frente a
cuestiones sociales y por el lenguaje rico en calificativos al cual apelaban
sus editores. En este sentido, en la imágenes difundidas sobre la India, sobre
Gandhi y sobre el proceso de independencia, el impacto referido en las
descripciones no fue sólo una forma de
presentarlas, sino que integró las prácticas discursivas de esta publicación
frente a temas y sujetos que resultaban llamativos, fascinantes y cuya
diferencia con el lector santafesino fue marcada con estrategias escritas,
visuales y estéticas, entre otras decisiones editoriales.
El Orden ha sido comparado al porteño Crítica, como parte de las primeras publicaciones sensacionalistas
del país (Saítta, 1998; Damianovich, 2011). En un relevamiento de los años 1928
a 1933 son identificables algunos rasgos. El primer grupo se trata de noticias
y enfoques que habían comenzado a difundirse, con matices, en publicaciones de
Argentina, Latinoamérica y el mundo. Entre ellos, es ya notoria la cobertura de casos de
delincuentes renombrados o "casos de estudio" de la ciencia criminológica
(Caimari y Sozzo, 2017; Galeano, 2018). Pero, en adición a ello, El Orden dio protagonismo a otros
sujetos, presentados en un rol activo incluso para la vida de la publicación,
como los "rapporters" y los canillitas,[5] que fueron presentados como
garantía de la veracidad de las noticias locales y como el sostén de la
publicación en la calle, respectivamente.
Otras historias que tuvieron un protagonismo sostenido fueron las de sujetos
muy diversos, cuyo punto en común era ser negativizados o invisibilizados por
otras publicaciones: ciertos grupos de inmigrantes,[6] las mujeres golpeadas, y
los suicidas, pero también la denuncia constante del abandono en que vivían
ciertos barrios de la ciudad.[7]
Decimos historias, porque esta fue otra
característica destacada del diario: dio contenido a las trayectorias, miradas,
sufrimientos y actos, de estos sujetos. Por ello, la visibilización particular
que el diario hizo de éstos no se trató necesariamente de una reivindicación
abierta de los mismos; antes bien, el efecto citado se obtenía dando
materialidad a esas vidas que, de lo contrario, sólo eran vistas socialmente
desde estereotipos ya afincados (Gayol y Kessler, 2002; Caimari, 2009 y 2007).
Ello se lograba también presentando de
primera mano noticias, por lo general policiales, mediante los contactos
que el diario tenía en oficinas policiales y judiciales, lo cual les permitía,
asimismo, obtener fotos de escenas del crimen y lograr entrevistas con
criminales espectaculares, tales como Aparicio Garay, que secuestró, mató y
comió a un niño de once años.[8]
En definitiva,
respecto de los sujetos distintos a
la sociedad convencional local, El Orden
presentó un panorama más variado y valorativamente más complejo que sus pares.
Las representaciones que se revisan en el presente artículo se consideran en su
convivencia con las antedichas, en un ejercicio interpretativo, de escala micro (Ocampo López, 2009). Se consideran las ideas, imágenes y
valoraciones sobre y las formas que estas adquirieron en la prensa santafesina conforme tenían lugar en India. Como ha sido puesto de manifiesto, el
factor del acortamiento de las distancias temporales y espaciales mediante la
tecnología es un elemento a considerar en el análisis de las fuentes
documentales (Caimari, 2009) pues ello actúa sobre la dinámica de su aparición
ante los lectores (todos los días había nuevas noticias disponibles) así como
de su lectura: las sensibilidades se desarrollaban, entre otros mecanismos,
mediante la apropiación "acumulativa" de estas imágenes y la demanda
de esa inmediatez adoptó distintas formas, como la reunión de público en la
puerta del diario para recibir las noticias de último momento (Damianovich,
2011). De esta manera la India, a través de las historias sobre la forma
particular de lucha de Gandhi, se instaló como un lugar distinto, presente en la
realidad de los lectores santafesinos.
Se considera a
las formas en que el mundo asiático y el proceso independentista de India se
retrataron en El Orden, en relación
con un conjunto de estrategias de re-presentación de lo distinto en la publicación (las prácticas llamativas,
asombrosas, escandalosas, horrorosas en cuya textualidad residen las historias
de poder que les adjudicaron dicho rol (Banerjee,
2010) .Estas formas incluyeron la
centralidad de personajes llamativos (los grandes hombres, los individuos
sobresalientes), la distancia cultural establecida con el mundo indio, así como
una operación discursiva de "reinserción" de la figura de Gandhi en
un universo simbólico presentado positivamente al lector, aunque por fuera del
mundo de lo político o, en otras palabras, negándole la agencia de la
politicidad (Amin, 1984, Guha, 1999).
El mundo
asiático ocupó un lugar destacado en la tapa de El Orden tras la salida de la primera guerra mundial. La
entreguerra se hizo patente en la sociedad santafesina a través de titulares
tales como “Diarios suspendidos en Tokio”[9], “Los nacionalistas de
China se encuentran ya cercanos a la capital de la república. Japón no tolerará
que la guerra sea llevada a Manchuria”[10], “Chag-Tso-Ling se dirige
hacia la Manchuria, totalmente vencido por los ejércitos nacionalistas. La
caída de Pekín en poder de las fuerzas de Chiang- Kai-shek”[11], “Aparece como solucionado
el conflicto chino-japonés. Ayer continuaban batiéndose ambos bandos”[12] y “Ha renunciado el
gabinete japonés de K. Shidehara”[13].
En las páginas
del diario los procesos asiáticos son narrados en función de “los grandes
hombres” que participaron de ellos. Allí emergen con claridad los nombres
propios del primer mandatario chino Chiang-Kai-Shek, del mariscal chino
Chag-Tso-Ling y del líder indio referenciado: “Mahatma” Gandhi.
Los retratos de un gurú
Gandhi
fue, sin lugar a dudas, una de las figuras más relevantes del siglo xx y es
considerado el padre de la nación india[14].
Por este motivo, luego de su muerte se estableció su natalicio como fiesta
nacional a lo ancho y a lo largo de la Unión India, bajo el nombre “Gandhi Jayanti.” Fue
un político notable cuyo accionar no puede ser leído claramente dentro de la
tradición política occidental, lo cual nos invita a reflexionar sobre la
naturaleza misma del liderazgo que construyó y cimentó. Antes de profundizar
sobre este tópico cabe realizar una breve caracterización de su historia de
vida.
Mohandas
Karamchand Gandhi, recibió el nombre honorífico de Mahatma (alma grande), nació
en Porbandar, India, el 2 de octubre de 1869 y fue asesinado en la ciudad de
Nueva Delhi, el 30 de enero de 1948. Nació en un país colonial y murió en la
India independiente. La historia de su vida signó el devenir de la India, y
tuvo un influjo profundo sobre el resto del
mundo. Poco después de concluir sus estudios en Inglaterra, Gandhi se
trasladó a Sudáfrica para ejercer la abogacía. Allí se radicó con su esposa e
hijos y comenzó una vida dedicada a la lucha por lo que hoy se define como
“derechos humanos”.[15]
En este contexto, Gandhi comenzó una profusa actuación pública que lo llevó de
regreso a la India en los albores de la primera guerra mundial; allí viajó
incansablemente hasta 1919, momento en el cual alcanzó gravitación propia en el
subcontinente. Se transformó en un interlocutor clave con el Imperio Británico,
pese a que inicialmente Winston Churchill lo llamó despectivamente “fakir
semidesnudo" (Barberis, 1985).
Este
mote despectivo, en boca de unos de los referentes de la política del siglo XX,
invita a preguntarnos por las representaciones locales sobre esta política y
prácticas "distintas," que tuvieron lugar en un continente lejano a
Santa Fe considerando para ello la naturaleza misma de la actuación política de
Gandhi y su recepción en el mundo occidental. En ellas, la matriz ambivalente
de Occidente hacia Oriente (Said) -la veneración de un pasado majestuoso de
estas sociedades frente al desprecio por sus formas contemporáneas,
especialmente en lo referido a su politicidad- fue una parte crucial. Ahora
bien ¿Qué concepciones de la política propulsada por Gandhi eran
"intraducibles"? El propio Gandhi aborda la cuestión de la traducibilidad,[16]
cuando en su autobiografía afirma que:
Cuando en una conversación con europeos comprendí que el término
“resistencia pasiva” estaba demasiado simplemente construido, que se lo suponía
un arma para débiles, que podía ser definido como un odio, y que finalmente
podía manifestarse por la violencia, tuve que negar todas estas
caracterizaciones y explicar la verdadera naturaleza del movimiento indio.
Resultó claro que una nueva palabra debía
ser acuñada por los indios para designar su lucha (Gandhi, 2015:
253)."
Maganlal Gandhi creó la palabra “Sadagraha” (sat:
verdad; graha: firmeza) (…) pero para que
fuera más claro, cambió el nombre por "satyagraha, que desde entonces
es el término usado en gujaratí para la designación de la lucha” (Gandhi, 2015:
254). El término
satyagraha, tan fuerte y a la vez tan incomprensible para el mundo occidental,
es un concepto que transformó el modo de resistir frente a una metrópoli
colonial. Por otra parte, las nociones
de verdad y de firmeza se entrelazaron con la dimensión "espiritual"[17]
del movimiento y en su figura de liderazgo: “Yo creo en la teoría hindú del
Gurú y en su importancia para la realización espiritual. Creo que hay una gran
parte de verdad en la teoría de que la auténtica sabiduría es inalcanzable sin
un gurú” (Gandhi, 2015: 83).Convencido de la necesidad de emprender un
camino de purificación, Gandhi nunca abandonó los preceptos hindúes de su
formación e inclusive los reforzó a lo largo de su vida y en ese hacer se
sumergió en los textos y enseñanzas del hinduismo.[18]
En las enseñanzas del Bhagavad
Guita, un enigmático manuscrito que forma parte del texto épico Majabhárata, circa siglo III aC (Yogananda,
2012a: 99) se afianzó su
búsqueda por el ente metafísico de la verdad, el cual anudó a la consecución de la
independencia de la India (Gandhi, 2015: 66).
Basado en
esta particular fusión de lo espiritual y lo secular, Gandhi dedicó buena parte de sus esfuerzos
materiales e intelectuales a la deconstrucción del arquetipo del actor
colonizado. Convencido de la necesidad de reconocer la dualidad de Maya[19]
para poder trascenderla, ofreció una original lectura del conflicto colonial
que echaba por tierra el arquetipo del colono fuerte enfrentado al débil
colonizado. De esta manera, sin desconocer las dimensiones de la opresión colonial
en su tierra –puesto que se había entrevistado con los desposeídos y sostenía
un estilo sencillo de vida extremadamente austero- abogó por una búsqueda que
trascendiera las interpretaciones mundanas del conflicto colonial.
En
las páginas de El Orden, en tanto
publicación occidental, esa intraducibilidad
se evidenció en una relativa bifurcación en la manera de presentar las
acciones políticas de Gandhi: la convergencia entre una búsqueda trascendente y
la esfera secular de la política no se tradujo en la manera en que se narraron
los hechos, aunque sí hubo un cambio en El
Orden respecto de miradas más denostativas que atribuían características
mágico-religiosas a sus acciones políticas más visibles:
Anuncian de Dandhi que en medio de aplausos, Gandhi, después de rezar,
entró en el mar a las seis horas seguido de sus partidarios, declarando que
instituía que todos pueden imitar al
comenzar la ceremonia de desobediencia civil contra los impuestos. Los
voluntarios del comité del congreso nacionalista comenzaron la infracción a las
gabelas realizando la ceremonia de hervir agua de mar (...)[20]
Con antelación a estos debates, durante
la primera mitad del siglo XX, El Orden se expresaba sobre la India colonial
desde marcos similares a los de su colega vespertino.
Durante la década del ‘20 este país se
retrató como un territorio legítimamente británico en las páginas de El Orden.
Sin embargo, los años ‘30 marcaron una bisagra a ese respecto y vieron el
comienzo de una mirada crítica del
matutino hacia el imperio. Si en 1928 Gandhi ocupaba el lugar de un forajido en
las páginas del periódico, dos años más tarde ya merecía un reconocimiento
significativo y la marcha de la sal[21]
resultó un punto de inflexión en cómo se habló de la India en sus páginas.
Ahora, junto a los prejuicios y el asombro,existía un halo de respeto distante,
por ese “otro” que resistía las clasificaciones tradicionales. En algunos
casos, este cambio se percibe en el tono de seriedad/ frugalidad de las
noticias reproducidas:
Ha causado estupor la
noticia de la detención del jefe de la rebelión pacífica en la India.(...) La
actitud del gobierno de Inglaterra no era la esperada ni aún por los mismos que
habían censurado el actual movimiento de protesta. Se teme que esta actitud
tenga consecuencias graves.[22]
En
otras, ese "respeto" distante se hacía más explícito:
El líder indú Mahatma Gandhi ha sido alojado en
la cárcel de Yergda./ El arresto de Gandhi era inminente, pues sus actividades
ya resultaban harto peligrosas para la Gran Bretaña. (...)Gandhi fue arrestado
en un pueblo cercano a esta ciudad, mientras dormía, rodeado de sus principales
parciales y colaboradores en la gran campaña denominada 'desobediencia civil.'[23]
En este fragmento, se utiliza el
"nombre" completo de Gandhi y se lo llama un "gran líder."
Además, hay dos marcas discursivas que se distinguen: se subraya que fue
apresado "mientras dormía”: es decir, cuando no era una amenaza para el
"Imperio." Pero quizás, también, esa era la situación en que podía ser arrestado; cuando sus millones
de seguidores, amenazantes, no se interponían. Finalmente, ese detalle retrata
una determinada actitud de Gandhi: no se lo muestra beligerante ni agresivo
sino durmiendo. A pesar de esto, la noticia deja en claro que fue arrestado
porque "sus actividades ya resultaban harto peligrosas para la Gran
Bretaña," es decir que se le reconoce una agencia, en términos políticos.
En este sentido, la marcha de la sal
(1930) y la infructuosa Primera Conferencia de Londres colocaron a la India en
el candelero y acrecentaron la curiosidad hacia los sucesos que estaban
teniendo lugar del otro lado del océano.[24]
A partir de entonces, la Marcha y sus consecuencias tomaron protagonismo dentro
de El Orden que, a diferencia de El Litoral, cubrió este acontecimiento
los días 7, 8, 16 y 17 de abril del mismo año. Se multiplicaron entonces
pequeñas notas, entre las que se destacaron “La campaña de la desobediencia en
la nación hindú”[25] y
“La situación de la India amenaza agravarse mucho”[26].
En ellas, pueden reconocerse ciertos rasgos comunes: por un lado, se trata de
crónicas de los eventos acaecidos, que no profundizan en preguntas sobre su
significado; por el otro, estamos ante narraciones que, como se dijo, si bien
no presentan el tenor condenatorio de años anteriores sobre las acciones de
Gahndi, que tampoco hacen parte a los sentidos de los actores del relato a los
sentidos de los protagonistas (por caso, no se menciona ni una vez el término
Satyagraha, ni otros vocablos de las lenguas vernáculas de la India).
En la coyuntura que se abrió tras la
Segunda Conferencia de Londres en septiembre de 1931, que tuvo la presencia del
Mahatma como único representante del subcontinente, El Orden publicó un extenso
artículo titulado “Físicamente frágil, M. Gandhi es un prodigio de entereza
moral y de patriótica energía”[27].
En el copete aclaraba: “Mahatma Gandhi, el apóstol hindú en quien cifran sus
esperanzas 350.000.000 habitantes de la India, para que les consiga la libertad
de aquel país, constituye hoy una de las personalidades más pintorescas y
vigorosas del mundo actual”. En esta nota el periodista norteamericano Milton
Bronner señalaba“[Gandhi] es algo así como un dios” y se detenía sobre las
vicisitudes propias de la práctica del ayuno en la cual el Mahatma era
acompañado por miles de indios. Al respecto, Bronner prevenía al lector sobre
las particularidades de ese liderazgo: “Hay que confesar que de acuerdo a la
concepción occidental, esta personalidad resulta a la vez exótica y extraña”.
Para describir a Gandhi el periodista hacía uso de metáforas propias del acervo
católico, a través de las cuales conseguía inscribirlo dentro de la tradición
judeo-cristiana. La operación retórica de presentarlo como el “apóstol hindú”,
facilitaba el entendimiento del lector santafesino medio (cuyo imaginario
religioso de referencia era el catolicismo (Mauro, 2008) y se repitió en las
noticias dadas sobre el tema.[28]
Durante la década del '30, Gandhi
adquirió una estela de santidad en las páginas de El Orden, puesto que la causa
india alcanzó una proyección internacional inusitada a causa de la Gran
Depresión. En Argentina, la abrupta caída de las compras de materias primas
británicas había azuzado un profundo debate acerca del rol de Gran Bretaña en
nuestro país, que se profundizaría en el siguiente decenio, durante el
peronismo. Las formas en las que ciertos temas fueron tratados siguen un hilo
conductor respecto de estos debates más amplios dados en el país y sus líneas
rectoras son reconocibles. Aun así, no se trata de una relación causal ni
derivativa; antes bien, estos retratos de lo
distinto pueden inscribirse en la trama de cómo la sociedad comenzaba a
retratar el mundo que se disponía a cambiar de manera abrupta. La entrada de
Gandhi en las noticias corporizó la entrada de un mundo desconocido para el
santafesino medio, al cual debió dar sentido.[29]
Representaciones que
transforman
No obstante los esfuerzos de
cronistas occidentales, Gandhi no se presentó a sí mismo como un apóstol, ni
tampoco como un gurú, aunque su praxis
política es inseparable, como se vio, de una trama
político-religiosa-metafísica más abarcativa. Mientras miles de discípulos de
variadas nacionalidades se acercaron a su ashram y proclamaron a viva voz que
él era su maestro, él afirmó en reiteradas ocasiones no haber encontrado un
gurú en esta encarnación. Con el título de “Bapu” -que significa “padre”- se
dirigían a él cientos de miles de personas, incluido Jwaharlal Nehru, quien fue
el primer mandatario de la India independiente. La apropiación simbólica de
Gandhi por la elite india se distanció de la subalterna (Chakrabarty, 2002)
estuvo alineada con la plataforma del Congreso Nacional Indio (Guha, 1999).
Dentro de esta cosmogonía, Bapu era el padre de la nación india y ello quedó
fijado con fuerza de ley con la instalación de la conmemoración de su natalicio
como una fecha patria.[30]
El mundo occidental accedió
al Mahatma a través de los ojos de la elite india y los corresponsales
norteamericanos publicados en El Orden quedaron deslumbrados ante él.[31]
Nutriéndose de estas fuentes, la travesía espiritual y política (que para
Occidente resultaba imposible concebir como una sola) fue retratada de manera
dual en los periódicos santafesinos. En relación al aspecto espiritual del activismo de Gandhi, El Orden y el Litoral
coincidían en resaltar su condición de hombre sagrado y su
"peregrinaje" por sus compatriotas indios. Las crónicas se
estructuran en base a analogías religiosas y las prácticas que se describen son
cercanas a la noción de sacrificio: "Me da lo mismo estar muerto si no se
me permite continuar la lucha que es la esencia misma de mi vida.”[32]
Sin embargo, en la segunda
de las cuestiones, la política, los diarios bifurcan sus representaciones.
Mientras El Orden comienza a mostrar
un Gandhi que lucha por la independencia y, como veremos, su condición de
luchador político se acopló a su condición de guía espiritual, El Litoral decía, a propósito de las
peripecias de Gandhi en prisión:
A mediodía el famoso leader hindú Mahatma Ghandi
inició un ayuno “hasta morir”. Anteriormente, había amenazado con tomar esta
resolución si no se le concedían más derechos como prisionero del estado
político, pues ahora se lo trata como un penado ordinario.[33]
En este fragmento, la politicidad de sus acciones aparece
ligada a dos factores: por un lado, su capacidad de negociar ("había
amenazado") ligada a objetivos mundanos (mejorar su condiciones de
encierro y conseguir el estatuto de preso político); por otro lado, su
peligrosidad latente para el orden social, frente a lo cual y una actitud
razonable de parte de las autoridades británicas. Ello no suele ser el caso en
las noticas de El Orden:
La noticia de su
detención ha generado general alarma. (...) Lo que más extraña es que la
detención ha sido realizada cuando reinaba la calma. La actitud del gobierno de
Inglaterra ha desconcertado, pues no puede ignorar que ella le traerá
aparejadas consecuencias que luego ha de lamentar.[34]
En este pasaje, el imperio no muestra una actitud razonable sino
que toma ventaja de la indefensión de Gandhi (lo cual es moralmente
cuestionable) y, a más, toma una actitud que desconcierta, que no es lógica y
cuyas consecuencias no puede desconocer. Por otra parte, la solemnidad no fue
la única manera en que El Orden
retrató al líder indio. El 23 de Junio de 1930, aparecía su caricatura
realizada por el renombrado artista italiano Paolo Garretto (quien realizaba
ilustraciones para diarios de Londres, Italia y Estados Unidos) titulada
"Gandhi le echa sal al león británico":
Figura 1 "Gandhi le echa sal al león británico" El
Orden, El 23 de Junio de 1930
En esta imagen, en la que se
ve un Gandhi más humano que sacralizado, cuyos rasgos exagerados y semblante
amable generan empatía, antes que reverencia. Sonriendo, se lo ve "echando
sal" a un león que representa a Gran Bretaña y que se halla tendido a sus
pies. Sin embargo, la imagen no representa dominación, sino una suerte de
intimidad entre ambos. En este sentido, la imagen no ridiculiza a Gandhi, a la
vez que porta un mensaje fuertemente político. Si se considera una imagen
publicada el 28 de mayo del mismo año, en que la cantidad imponente de
seguidores de Gandhi puede apreciarse plenamente, refuerza la noción de que no
se trataba de un personaje que ridiculizar.
Figura 2 "Donde Gandhi reclutaba sus partidarios" El
Orden, 28 de mayo de 1930
En el epígrafe se habla de cómo "(...) Mahatma Gandhi
primero y sus seguidores ahora tratan de obtener prosélitos para la causa de la
libertad iniciada (...)" La causa política es puesta en primer plano: se
buscaban "partidarios" y "prosélitos" para "la causa
de la libertad" y la imagen, en sí misma, da cuenta de la vastedad de esos
seguidores. Aquí, se resalta una imagen de lo político más afín a la definición
que brinda Guha (1984) sobre la política subalterna, construida en base a
solidaridades horizontales como la casta o la familia, sobre intereses
específicos y accionando sobre la esfera informal, autónoma de los órganos de
poder.
Algunos disparadores
La figura de Gandhi –y por su intermedio
el arquetipo oriental- encuentra un lugar dentro de la prensa liberal y
provinciana a través de su costado "religioso." La austeridad y las
férreas convicciones de este abogado nacido en Porbandarlo transformaron en un
ícono viviente.
Los diarios santafesinos, en línea con
las formas occidentales de ver Oriente, escindieron la dimensión espiritual y
política de la praxis de Gandhi cuya
unidad, según él mismo dijo, debió explicar a Occidente una y otra vez. En este
sentido, la dimensión espiritual del accionar de Gandhi fue exaltada por El Orden: se resaltaron sus condiciones
de hombre santo, estoico y pacífico. Fue precisamente el vínculo entre
pacifismo y lucha no violenta por la
independentista que permitió una reivindicación específicamente política de su
accionar: se hizo visible cómo sus métodos pacíficos incomodaban al imperio
que, ante ello, tomaba acciones que desconcertaban, como apresarlo mientras
dormía o negarle el estatuto de preso político.
La diferencia con El Litoral, respecto de cómo se planteó (en los años 30) la
cuestión india, radicó principalmente en dos aspectos. Por un lado, El Orden le dio una centralidad que su
competidor, no. Especialmente entre los años 1930 y 1932, siguió los derroteros
de la lucha independentista con regularidad (mayormente en notas de tapa)
siempre en base a los cronistas de la UP.
Por otro lado, la reivindicación de la
dimensión espiritual de la figura de Gandhi no confluyó, en El Litoral, con la política. En este
caso, cuando se habló de la acción política de Gandhi y de sus seguidores, se
hizo hincapié en el potencial socialmente disruptivo de la misma y se hizo una
lectura relativamente favorable a las respuestas de Inglaterra a los
disturbios.
La visibilización cotidiana de este tema
en una sociedad conservadora como la santafesina, en un medio que estaba
retratando "en primer plano" a otros actores sociales, fungió en un
sentido doble: de un lado, mediante la reafirmación y difusión de los
imaginarios aceptados sobre Oriente (lo cual hizo mediante la reproducción de
las fuentes de UP), el diario se posicionaba como voz seria, autorizada (o, que reproducía tales voces) en materia de
noticias internacionales; por otro lado, en ese marco, la publicación insertaba
a esos "otros" locales cuya presencia, sin más, habría sido denostada
enteramente como parte de una estrategia sensacionalista.
Aunque de
manera exploratoria, estas pinceladas de la "política del pueblo"
indio (Guha, 1999), en el marco de las noticias sobre barrios carenciados
abandonados por el municipio, de problemas de pobreza y delito de inmigrantes y
de la reivindicación de oficios populares, como los repartidores de diario,
habilitan nuevos interrogantes. ¿Qué diálogos se establecieron entre
la cultura milenaria de la India y la sociedad, conservadora y de rango medio,
santafesina? ¿Qué otras temáticas enmarcadas en "Oriente," recogieron
el interés público? ¿Qué otros puentes de sentido pueden trazarse, entre esta
otredad distante de un líder político-espiritual cuya imagen maravillaba y los
otros más cercanos, que despertaron miedo o desprecio, en la configuración de
la idea de sociedad legítima en Santa Fe, en la primera mitad del siglo XX?
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Recibido con pedido de publicación 09/02/2019
Aceptado para publicación 11/04/2019
Versión definitiva 28/04/2019
[1]Universidad Autónoma de Entre Ríos.
Correo electrónico: mvpisarello@gmail.com
[2] Con respecto a este diario,
Damianovich especifica: “La primera
época del diario El Orden partió de
su fundación, ocurrida el3 de noviembre de 1927, cuando se editó por primera
vez. El matutino era dirigido por Alfredo Estrada y la redacción estaba a cargo
de Juan Sánchez. Entre los periodistas de la primera hora figuraban Francisco
Magin Ferrer, Tomás Calle, Armando Molina, Antonio Leonhardt, y colaboraron en
sus páginas en distintos momentos Luis Di Filippo, Carlos Carranza, Agustín
Zapata Gollán, Raúl Beney, Rafael Bielsa, entre otros. El elenco periodístico
de 1930 estaba compuesto por Alfredo Estrada como director, Roberto Caminos
como subdirector, Marcos de la Peña como secretario de redacción, y como
periodistas Nicolás Patrickios, Tomás López, Emilio Gervassoni, Aníbal
Gervassoni, Amadeo Carlen, José Carlen, A. Carreñoy Eduardo Cárcano. El diario
funcionaba en la esquina de calle San Martín y Crespo, donde solía agolparse el
público para enterarse de las últimas noticias en sus pizarras o escuchar las
transmisiones realizadas por altoparlantes en ocasiones especiales, como
ocurrió con la revolución de 1930 que produjo la caída de Yrigoyen”
(Damianovich, 2011: 118-119).
[3] Por ejemplo, el artículo de
tapa del 20 de mayo de 1928 se titula “Recrudece en China la oposición contra
el imperio japonés. El mariscal Chang-tso Lin, gobernador de la Manchuria,
resistirá el avance nacionalista” y luego se desgrana en apartados encabezados
como “Londres”, “Pekin”, “Tokio” y “Shangai”. El Orden, 20 de mayo de 1928.
[4] Al respecto, afirma Botto que "el año 1927, se constituyó en una fecha clave para la
expansión de las agencias UP e International News Service (INS) al implementar
una estrategia que desafiaba las imposiciones del cártel: brindar servicios
exclusivos a diarios y a algunas radios a bajo costo que, además, se
caracterizaban por su contenido que lindaba con el sensacionalismo"
(Botto, 2012: 56).
[5] La
visibilización de los canillitas, -frecuentemente, niños, no fue exclusiva de El Orden. El Litoral y Santa Fe
también regalaron loas a estos niños sacrificados que pasaban frío y hambre e
incluso organizaron donaciones (como la de abrigo, que el Santa Fe hizo en 1927.). Sin embargo, se trató de miradas de
benevolencia paternalista, que se disiparon cuando la organización gremial de
los repartidores se hizo más fuerte y definitivamente, cuando adhirió al
peronismo en los años '40.DiarioSanta Fe, 20 de abril de 1933; El Litoral, 10 de
octubre de 1945.
[6]
"Tres húngaras le hicieron un hermoso cuento" Lunes 10 de Marzo
de 1930;
[7]
"Necesidades de los barrios." El Orden, 26 de junio de 1930.
[8] El Orden, 22 de mayo de 1936.
[9] El Orden, 12 de abril de 1928, tapa.
[10] El Orden, 19 de mayo de 1928, tapa.
[11]
El Orden, 2 de
junio de 1928, tapa.
[12] El Orden, 12 de julio de 1937, tapa.
[13] El Orden, 22 de abril de 1946, tapa.
[14]Una nación inventada, como las
otras. En palabras de Sudipta Kaviraj: “La India, realidad objetiva de la
historia de hoy, cuya objetividad es suficientemente tangible para aquellos que
tratan de mantener, destruir, apoyar, construir y disgregar esta realidad dada
por sentado en todos los intentos en favor y en contra, no es objeto de
descubrimiento sino de invención. Fue instituida históricamente por la
imaginación nacionalista del siglo XIX” (Kaviraj, 1999: 299).
[15] La Sudáfrica de fines del siglo
XIX se encontraba bajo hegemonía británica y un amplio segmento comprendido
desde Colonia del Cabo hacia el norte estaba oficialmente integrado al imperio
británico. Pese a ello, el estatus de los hindúes en la colonia británica de la
India no era análogo al estatus de estos mismos actores en el extremo sur del
continente negro. En efecto, la herencia de los afrikaners había cimentado la
configuración social del espacio sudafricano desde el siglo XVII en adelante.
Allí, la discriminación hacia los ciudadanos “no blancos” ocupaba un lugar
fundamental dentro de las regulaciones estatales.
[16] Al respecto, fueron los
miembros del Grupo de Estudios Subalternos los primeros en ofrecer -desde la
década de 1960 en adelante- interpretaciones en clave india, sin desconocer por
ello los marcos occidentales, en los cuales se habían formado y socializado
académicamente. Véase Tenti, María Mercedes, “Los Estudios Culturales, la
Historiografía y los sectores subalternos”, en Revista Trabajo y Sociedad, Nº 18, vol. XV, Verano 2012, Santiago del
Estero, Argentina.
[17] La primera edición completa en
gujaratí fue publicada en dos volúmenes aparecidos en 1927 y 1929
respectivamente. Luego fue traducido al inglés y publicado en series en el
periódico “Joung India”. Sobre la base de esa edición se realizó la difundida
publicación en inglés de MahadevDesai que sirvió de base a la traducción al
español que nosotros analizamos en esta ocasión.
[18]Felipe Luarte Correa
advierte que «no existe en las religiones occidentales teología o estructura
conceptual religiosa, ni siquiera terminología, que se adecue completamente a
lo que llamamos Hinduismo» (Luarte Correa, 2012: 50). Al respecto, destaca que
en la India al Hinduismo se le llama SanatanaDharma, es decir, Dharma o Ley
(Religión) Eterna (Sanatana). Por consiguiente, se trata de «Un concepto muy
diferente al de nuestra religión, ya que Dharma implica al mismo tiempo una
ley, un modo de vida y un orden cósmico» (Luarte Correa, 2012: 47). Sobre este
marco se esboza una pluralidad de corrientes que cuentan con “sus propios
textos sagrados, sus divinidades y mitologías, sus clérigos y linajes de
santos, sus sectas, sus filosofías y sus prácticas, etc.” (Luarte Correa,
2012:60). Los gurúes y/o los hombres santos asumen un rol central dentro de
esta cosmogonía, puesto que son las vías a través de los cuales los mortales
pueden acceder a la divinidad. También pueden obrar como intermediarios los
íconos en los templos y los fenómenos naturales, la literatura sagrada (el
Veda) y el código de comportamiento ritual, social y ético (la literatura del
Dharma), que regula la conducta del individuo en su casta.
[19]La palabra sánscrita
“maya”, que significa “la mediadora”, es uno de los conceptos clave del
hinduismo. Es un principio que denota relatividad, contraste, dualidad,
inversión, estados opuestos. Al respecto, Yogananda explicita que “maya es el
velo de la transitoriedad presente en la Naturaleza: el perpetuo devenir de la
creación. Cada hombre debe levantar este velo para ver, tras él, al Creador, el
ser Inmutable, la Realidad eterna” (Yogananda, 2012b, 668). Atrapados en maya,
los hombres percibiríamos la realidad que nos rodea desde una perspectiva
atenta a la falta y a la separación.
Este planteo, que es común a otras
religiones, viene acompañado del concepto de karma en el caso del hinduismo. La
raíz sánscrita de esta palabra es “kri”, que significa hacer, puesto que -como
planteábamos en un apartado anterior- el karma refiere a los efectos de las
acciones realizadas en el pasado, ya sea en esta vida o en las anteriores. Esta
“ley de la justicia” determina que cada persona lleva consigo su propio karma,
encarnación tras encarnación, hasta que la deuda se salda o es trascendida
espiritualmente. Por consiguiente la rueda del karma sólo se comprende si
asumimos como real la idea de la reencarnación, sobre la cual abundan diversas
religiones a lo largo y a lo ancho del planeta.
[20]El
Litoral, lunes 7 de abril de 1930.
[21] El 12 de marzo
de 1930 Gandhi comenzó con la llamada marcha de la sal, con la que llamó a sus
compatriotas a desconocer el monopolio del comercio de la sal impuesto por el
Imperio Británico, que forzaba un impuesto por la sal a todos los habitantes y
les prohibía poder recolectarla ellos mismos.. Tras atravesar 300 kilómetros,
Gandhi entró en las aguas del Océano Indico y, simbólicamente, tomó agua salada
del mismo. Tras suyo, millares de indios hicieron lo propio y cuestionaron el
monopolio, evaporando el agua y obteniendo la sal, lo cual gatilló la respuesta
de las autoridades coloniales, que llenaron las cárceles indias de ladrones de sal. (López Martínez, 2012).
[22] El Orden, Lunes 5 de Mayo de 1930.
[23] El Orden, Martes 6 de Mayo de 1930.
[24] El Orden, "La marcha de la desobediencia civil, preconizada
por Gandhi, se iniciará en India el 12;"
El Orden, 10 de marzo de 1930,
tapa.
[25] El Orden, 7 de
abril de 1930, p. 3.
[26]El
Orden, 8 de
abril de 1930, tapa.
[27]El
Orden, 22 de
septiembre de 1931.
[28]El
Orden, 31de
agosto de 1931.
[29]El Orden, 6 y 20 de agosto de 1932.
[30] En este contexto, las clases
populares habitualmente se acercaban a Gandhi para recibir darshan, es decir,
la visión –ver y ser visto- de alguien extraordinario. Habitualmente esta
vivencia intensa suele estar asociada a líderes religiosos, pero en el caso de
Gandhi el plano espiritual estaba superpuesto con su actuación política. Shahid
Amin explica que: “No hubo una versión autorizada única del Mahatma a la que se
pudiera considerar que se hayan adherido los campesinos de UP oriental y del
norte de Bihar en 1921. De hecho, sus ideas acerca de las “órdenes” y “poderes”
de Gandhi a menudo eran divergentes de las de la dirigencia local del Congreso
y de Khilafat y chocaban con los principios básicos de la doctrina misma de
Gandhi” (Amin, 1999: 398).
[31] El Orden, 31 de agosto de 1931.
[32] El titular de tapa señalaba
“Había iniciado un “ayuno hasta morir” el Mahatma Ghandi (sic)”, El Litoral, 16 de agosto de 1933.
[33] El Litoral, 16 de agosto de 1933.
[34] El Orden, Lunes 5 de Mayo de 1930.