Imaginarios sobre lo distinto en un medio local: política y espiritualidad en el retrato de Gandhi. Diario El Orden, Santa Fe, 1927-1933.

María Virginia Pisarello

Estudios del ISHiR, 24, 2019. ISSN 2250-4397

Investigaciones Socio Históricas Regionales, Unidad Ejecutora en Red – CONICET

http://revista.ishir-conicet.gov.ar/ojs/index.php/revistaISHIR

Dossier

 

Imaginarios sobre lo distinto en un medio local: política y espiritualidad en el retrato de Gandhi. Diario El Orden, Santa Fe, 1927-1933.

 

María Virginia Pisarello[1]

 

Resumen

La primera mitad del siglo XX implicó la transformación del mundo colonial decimonónico. Por entonces, el “otro” oriental era visto como pasible de ser civilizado, transformación que tendría a Occidente como actor central. En este contexto, el proceso independentista indio encontró eco en los diarios santafesinos. Este artículo exploratorio considera el modo como estas representaciones sobre el otro oriental, encarnado en la figura de Gandhi, hicieron su aparición en las páginas de El Orden; mediante qué estrategias y tópicos se lo retrató. Considera, asimismo, cómo puede interpretarse esta manera de representar a ese otro oriental en el marco de los sentidos  mediante los cuales El Orden construyó su perfil en la prensa santafesina. Con ese fin, se consultó el matutino santafesino El Orden en el período 1927-1933, que se contrastó con el vespertino El Litoral.

 

Palabras clave: prensa; representaciones; Gandhi; otredad; Santa Fe.

 

 

Imaginary about the oriental other in local settings: politics and spirituality in Gandhi’s portrait. El Orden newspaper, Santa Fe 1927-1933.

Abstract

The first half of the twentieth century meant the transformation of the nineteenth-century colonial world. At that time, the oriental “other” was regarded as liable to being civilized, a transformation that would have The West as a main responsible subject. In this context, the Indian independence process was echoed by Santa Fe’s newspapers. This exploratory article examines the way in which these representations about the oriental other, incarnated in the figure of Gandhi, were depicted in the pages of El Orden. At the same time, strategies and topics used by El Orden to meet this end are also examined. What is more, ways to interpret these representations of the oriental other are analyzed within the establishment and rooting of El Orden and its senses. To this effect, morning newspaper El Orden archives from 1927 to 1933 were consulted and contrasted to the evening newspaper El Litoral.

 

Keywords: newspapers; representations; Gandhi; otherness; Santa Fe.


 

La historia nunca es, en todo sentido de la palabra, la cruda inmediatez de lo ‘ocurrido’, sino la complejidad más detallada de lo que desentrañamos ocurrió, así como todo aquello que conectamos con lo mismo.

Henry James.

 

Introducción

Este trabajo fue pensado como un ejercicio de reflexión sobre las representaciones de la figura de Gandhi en el contexto del proceso independentista de la India, que circularon en la prensa santafesina, más precisamente en el diario El Orden, en los años de la entreguerra. Estas imágenes nos interesan en tanto traen al presente fragmentos de cómo la sociedad santafesina percibió la realidad india, considerando su distancia cultural con Occidente, de la mano de la interpretación que se  hizo de la práctica de un individuo como Gandhi, en tanto líder espiritual y político y de qué lugar ocupó el tratamiento de este tema en el perfil que estaba construyendo para sí esta publicación.

La salida de la Era del Imperio (Hobsbawn, 2000) jalonó un proceso que implicó la transformación del mundo colonial decimonónico. Por entonces, el “otro” oriental no era visto como el enemigo de temer que sería en la segunda mitad del siglo, sino como pasible de ser civilizado, transformación que tendría a Occidente como actor central, mientras que Oriente era la estampa del atraso (Taub, 2008). En este contexto, el proceso independentista indio encontró eco en la prensa de todo el mundo, y los diarios santafesinos no ignoraron este acontecimiento. Por ello, si bien no se abordará en sí misma la cuestión colonial, ésta se trató de un condicionante en las lecturas promovidas sobre Gandhi, en tanto las críticas a Inglaterra fueron hechas en el marco de la deslegitimación de los regímenes coloniales (Bergel, 2015). A la vez, la lucha en clave de independencia nacional se ubicó en la discusión local sobre la nación,  el desprendimiento del vínculo cuasi colonial con Inglaterra y el avance de la influencia económica y geopolítica estadounidense en el país. En este marco, pensar las representaciones sobre Gandhi hechas en un diario santafesino necesariamente implica considerar que esta y otras identidades fueron dotadas de sentido en el marco de aquellas identidades sociales autorizadas por el vínculo colonial (Prakash, 1994)

El 18 de agosto de 1947, la India se independizaba formalmente de Gran Bretaña, luego de un largo proceso durante el cual había cobrado preeminencia la figura de Mohandas Karamchand Gandhi (1869-1948). Este abogado y político hindú, conocido como “Mahatma” ("alma grande," en bengalí), estimuló la lucha no violenta precisamente en un contexto signado por el avance de una violencia sin precedentes. Su propuesta de acción -la resistencia pasiva- interpeló al imperio británico y al mundo occidental que lo cobijaba. Los ecos de la Marcha de la Sal (1930), una de sus acciones más imponentes, tuvieron un lugar destacado en las páginas del periódico santafesino El Orden, como así también el derrotero de acciones que culminarían con la independencia del subcontinente indio. Estos eventos permiten hacer foco sobre nuestro objeto de estudio: las representaciones construidas sobre la figura Mahatma Gandhi en la prensa santafesina y su inscripción en tanto lo desconocido, lo extraño y ajeno, en un esquema de sentido que esta publicación consolidó a partir de los años 30.

En esta indagación, la prensa es tanto una "fuente" como un objeto de estudio en sí, considerando que "al contribuir a la formación de interpretaciones globales de la actualidad [la prensa] participa activamente en los conflictos políticos de su tiempo” (Tato, 2008:13). "En el período de entreguerras, frente a la ampliación del mercado periodístico a nuevos sectores de la sociedad de masas, se hizo patente que las fronteras entre los objetivos políticos y los económicos de los diarios fueron lábiles y difusas” (Tato, 2004). A su vez, las publicaciones periódicas (diarios, periódicos, revistas de distinta índole) también se constituyeron en un foro de discernimiento del buen gusto y el consumo distinguido (Fernández, 2004). Finalmente,  puede reconocerse cómo, en casos específicos, la construcción de un "nicho" propio estuvo vinculada a la presentación de nuevos temas y actores y a cómo apelaron a nuevas sensibilidades (Saítta, 2000).

En esta senda, relevamos los números del matutino santafesino El Orden correspondientes al período 1927-1933, años en que la cobertura sobre la lucha de Gandhi es sostenida en el diario. Asimismo, consultamos el periódico vespertino El Litoral para establecer el contrapunto con las imágenes más recurrentes con que se lo describe al líder indio. Este artículo exploratorio considera el modo en que estas representaciones sobre el otro oriental, encarnado en la figura de Gandhi, hicieron su aparición en las páginas de El Orden; mediante qué estrategias y tópicos se lo retrató. Considera, asimismo, cómo puede interpretarse esta manera de representar a ese otro oriental en el marco de los sentidos  mediante los cuales El Orden construyó su perfil en la prensa santafesina.

 

El Orden, sus protagonistas y la cobertura internacional.

Durante la primera mitad del siglo XX los medios gráficos locales de mayor circulación en la ciudad de Santa Fe eran el matutino El Orden y el vespertino El Litoral. Este último tuvo su primera edición en 1918 y desde entonces sigue vigente, mientras que el primero tuvo una existencia acotada. El Orden salió a las calles entre 1927 y 1955, signado por el advenimiento de la dictadura que puso fin al primer peronismo (Damianovich, 2013: 22). En el período analizado (1927-1933), El Orden estuvo bajo la dirección de Alfredo Estrada.[2] Cada ejemplar de este diario estaba compuesto por seis páginas a lo largo de las cuales se reproducían noticias nacionales e internaciones. Estas últimas llegaban, en algunos casos, a través de vías no especificadas y, en muchos otros, por intermedio de la agencia norteamericana de noticias United Press Association (UPA) -UP en el diario-. En la cobertura de los conflictos internacionales habitualmente se citan cables procedentes de los escenarios involucrados.[3] En estos años, la cobertura de los hechos sucedidos en India fue constante. Se sostuvo hasta 1933 y muchas de esas noticias ocuparon un lugar en la tapa del diario.

En el período de entreguerras, las potencias del viejo continente -especialmente Inglaterra y Francia- conservaban aún colonias en Asia y África, y el paso de la hegemonía mundial inglesa a la norteamericana se encontraba en ciernes (Arrighi, 1999). En este contexto, el predominio de las agencias europeas de noticias internacionales fue desplazado por el creciente poderío de las norteamericanas (Hampton y Conboy, 2014) que siguieron reproduciendo una visión eurocéntrica, pero desde una perspectiva más atenta a los desarrollos vernáculos.

La UP, cuyos cables fueron frecuentemente recuperados en El Orden, fue constituida en Nueva York en 1907 y avanzó en Sudamérica durante la década de 1920. Hacia 1925, “se convirtió en la distribuidora estadounidense de noticias más grande del mundo al abastecer con su servicio a 1.032 periódicos de 36 países” (Botto, 2012: 80)[4]. Desde su creación, se diferenció de su competidora Associated Press (AP), por su estilo. Sus cronistas “tenían la orden de impartir auténtico colorido a sus despachos para transmitir una impresión completa y exacta” (Morris, 1959: 60 citado en Botto, 2012: 35) para lo cual apelaban a un lenguaje llano y popular. Los periodistas de AP, en cambio, se expresaban con un lenguaje más objetivo que rehuía la  marca de autor.

Las noticias que llevaban el sello estilístico de UP se amalgamaron dentro de El Orden, que era un medio habitualmente catalogado como “amarillista” por su sensibilidad manifiesta frente a cuestiones sociales y por el lenguaje rico en calificativos al cual apelaban sus editores. En este sentido, en la imágenes difundidas sobre la India, sobre Gandhi y sobre el proceso de independencia, el impacto referido en las descripciones no fue sólo una forma de presentarlas, sino que integró las prácticas discursivas de esta publicación frente a temas y sujetos que resultaban llamativos, fascinantes y cuya diferencia con el lector santafesino fue marcada con estrategias escritas, visuales y estéticas, entre otras decisiones editoriales.

El Orden ha sido comparado al porteño Crítica, como parte de las primeras publicaciones sensacionalistas del país (Saítta, 1998; Damianovich, 2011). En un relevamiento de los años 1928 a 1933 son identificables algunos rasgos. El primer grupo se trata de noticias y enfoques que habían comenzado a difundirse, con matices, en publicaciones de Argentina, Latinoamérica y el mundo. Entre ellos,  es ya notoria la cobertura de casos de delincuentes renombrados o "casos de estudio" de la ciencia criminológica (Caimari y Sozzo, 2017; Galeano, 2018). Pero, en adición a ello, El Orden dio protagonismo a otros sujetos, presentados en un rol activo incluso para la vida de la publicación, como los "rapporters" y los canillitas,[5] que fueron presentados como garantía de la veracidad de las noticias locales y como el sostén de la publicación en la calle, respectivamente. Otras historias que tuvieron un protagonismo sostenido fueron las de sujetos muy diversos, cuyo punto en común era ser negativizados o invisibilizados por otras publicaciones: ciertos grupos de inmigrantes,[6] las mujeres golpeadas, y los suicidas, pero también la denuncia constante del abandono en que vivían ciertos barrios de la ciudad.[7]

Decimos historias, porque esta fue otra característica destacada del diario: dio contenido a las trayectorias, miradas, sufrimientos y actos, de estos sujetos. Por ello, la visibilización particular que el diario hizo de éstos no se trató necesariamente de una reivindicación abierta de los mismos; antes bien, el efecto citado se obtenía dando materialidad a esas vidas que, de lo contrario, sólo eran vistas socialmente desde estereotipos ya afincados (Gayol y Kessler, 2002; Caimari, 2009 y 2007). Ello se lograba también presentando de primera mano noticias, por lo general policiales, mediante los contactos que el diario tenía en oficinas policiales y judiciales, lo cual les permitía, asimismo, obtener fotos de escenas del crimen y lograr entrevistas con criminales espectaculares, tales como Aparicio Garay, que secuestró, mató y comió a un niño de once años.[8]

En definitiva, respecto de los sujetos distintos a la sociedad convencional local, El Orden presentó un panorama más variado y valorativamente más complejo que sus pares. Las representaciones que se revisan en el presente artículo se consideran en su convivencia con las antedichas, en un ejercicio interpretativo, de escala micro (Ocampo López, 2009). Se consideran las ideas, imágenes y valoraciones sobre y las formas que estas adquirieron en la prensa santafesina conforme tenían lugar en India. Como ha sido puesto de manifiesto, el factor del acortamiento de las distancias temporales y espaciales mediante la tecnología es un elemento a considerar en el análisis de las fuentes documentales (Caimari, 2009) pues ello actúa sobre la dinámica de su aparición ante los lectores (todos los días había nuevas noticias disponibles) así como de su lectura: las sensibilidades se desarrollaban, entre otros mecanismos, mediante la apropiación "acumulativa" de estas imágenes y la demanda de esa inmediatez adoptó distintas formas, como la reunión de público en la puerta del diario para recibir las noticias de último momento (Damianovich, 2011). De esta manera la India, a través de las historias sobre la forma particular de lucha de Gandhi, se instaló como un lugar distinto, presente en la realidad de los lectores santafesinos.

Se considera a las formas en que el mundo asiático y el proceso independentista de India se retrataron en El Orden, en relación con un conjunto de estrategias de re-presentación de lo distinto en la publicación (las prácticas llamativas, asombrosas, escandalosas, horrorosas en cuya textualidad residen las historias de poder que les adjudicaron dicho rol (Banerjee, 2010) .Estas formas incluyeron la centralidad de personajes llamativos (los grandes hombres, los individuos sobresalientes), la distancia cultural establecida con el mundo indio, así como una operación discursiva de "reinserción" de la figura de Gandhi en un universo simbólico presentado positivamente al lector, aunque por fuera del mundo de lo político o, en otras palabras, negándole la agencia de la politicidad (Amin, 1984, Guha, 1999).

El mundo asiático ocupó un lugar destacado en la tapa de El Orden tras la salida de la primera guerra mundial. La entreguerra se hizo patente en la sociedad santafesina a través de titulares tales como “Diarios suspendidos en Tokio”[9], “Los nacionalistas de China se encuentran ya cercanos a la capital de la república. Japón no tolerará que la guerra sea llevada a Manchuria”[10], “Chag-Tso-Ling se dirige hacia la Manchuria, totalmente vencido por los ejércitos nacionalistas. La caída de Pekín en poder de las fuerzas de Chiang- Kai-shek”[11], “Aparece como solucionado el conflicto chino-japonés. Ayer continuaban batiéndose ambos bandos”[12] y “Ha renunciado el gabinete japonés de K. Shidehara”[13].

En las páginas del diario los procesos asiáticos son narrados en función de “los grandes hombres” que participaron de ellos. Allí emergen con claridad los nombres propios del primer mandatario chino Chiang-Kai-Shek, del mariscal chino Chag-Tso-Ling y del líder indio referenciado: “Mahatma” Gandhi. 

 

Los retratos de un gurú

Gandhi fue, sin lugar a dudas, una de las figuras más relevantes del siglo xx y es considerado el padre de la nación india[14]. Por este motivo, luego de su muerte se estableció su natalicio como fiesta nacional a lo ancho y a lo largo de la Unión India, bajo el nombre “Gandhi Jayanti.” Fue un político notable cuyo accionar no puede ser leído claramente dentro de la tradición política occidental, lo cual nos invita a reflexionar sobre la naturaleza misma del liderazgo que construyó y cimentó. Antes de profundizar sobre este tópico cabe realizar una breve caracterización de su historia de vida.

Mohandas Karamchand Gandhi, recibió el nombre honorífico de Mahatma (alma grande), nació en Porbandar, India, el 2 de octubre de 1869 y fue asesinado en la ciudad de Nueva Delhi, el 30 de enero de 1948. Nació en un país colonial y murió en la India independiente. La historia de su vida signó el devenir de la India, y tuvo un influjo profundo sobre el resto del  mundo. Poco después de concluir sus estudios en Inglaterra, Gandhi se trasladó a Sudáfrica para ejercer la abogacía. Allí se radicó con su esposa e hijos y comenzó una vida dedicada a la lucha por lo que hoy se define como “derechos humanos”.[15] En este contexto, Gandhi comenzó una profusa actuación pública que lo llevó de regreso a la India en los albores de la primera guerra mundial; allí viajó incansablemente hasta 1919, momento en el cual alcanzó gravitación propia en el subcontinente. Se transformó en un interlocutor clave con el Imperio Británico, pese a que inicialmente Winston Churchill lo llamó despectivamente “fakir semidesnudo" (Barberis, 1985).

Este mote despectivo, en boca de unos de los referentes de la política del siglo XX, invita a preguntarnos por las representaciones locales sobre esta política y prácticas "distintas," que tuvieron lugar en un continente lejano a Santa Fe considerando para ello la naturaleza misma de la actuación política de Gandhi y su recepción en el mundo occidental. En ellas, la matriz ambivalente de Occidente hacia Oriente (Said) -la veneración de un pasado majestuoso de estas sociedades frente al desprecio por sus formas contemporáneas, especialmente en lo referido a su politicidad- fue una parte crucial. Ahora bien ¿Qué concepciones de la política propulsada por Gandhi eran "intraducibles"? El propio Gandhi aborda la cuestión de la traducibilidad,[16] cuando en su autobiografía afirma que:

 

Cuando en una conversación con europeos comprendí que el término “resistencia pasiva” estaba demasiado simplemente construido, que se lo suponía un arma para débiles, que podía ser definido como un odio, y que finalmente podía manifestarse por la violencia, tuve que negar todas estas caracterizaciones y explicar la verdadera naturaleza del movimiento indio. Resultó claro que una nueva palabra debía ser acuñada por los indios para designar su lucha (Gandhi, 2015: 253)."

 

Maganlal Gandhi creó la palabra “Sadagraha” (sat: verdad; graha: firmeza) (…) pero para que fuera más claro, cambió el nombre por "satyagraha, que desde entonces es el término usado en gujaratí para la designación de la lucha” (Gandhi, 2015: 254). El término satyagraha, tan fuerte y a la vez tan incomprensible para el mundo occidental, es un concepto que transformó el modo de resistir frente a una metrópoli colonial. Por otra parte, las nociones de verdad y de firmeza se entrelazaron con la dimensión "espiritual"[17] del movimiento y en su figura de liderazgo: “Yo creo en la teoría hindú del Gurú y en su importancia para la realización espiritual. Creo que hay una gran parte de verdad en la teoría de que la auténtica sabiduría es inalcanzable sin un gurú” (Gandhi, 2015: 83).Convencido de la necesidad de emprender un camino de purificación, Gandhi nunca abandonó los preceptos hindúes de su formación e inclusive los reforzó a lo largo de su vida y en ese hacer se sumergió en los textos y enseñanzas del hinduismo.[18] En las enseñanzas del Bhagavad Guita, un enigmático manuscrito que forma parte del texto épico Majabhárata, circa siglo III aC (Yogananda, 2012a: 99) se afianzó su búsqueda por  el ente metafísico de la verdad, el cual anudó a la consecución de la independencia de la India (Gandhi, 2015: 66).

Basado en esta particular fusión de lo espiritual y lo secular, Gandhi dedicó buena parte de sus esfuerzos materiales e intelectuales a la deconstrucción del arquetipo del actor colonizado. Convencido de la necesidad de reconocer la dualidad de Maya[19] para poder trascenderla, ofreció una original lectura del conflicto colonial que echaba por tierra el arquetipo del colono fuerte enfrentado al débil colonizado. De esta manera, sin desconocer las dimensiones de la opresión colonial en su tierra –puesto que se había entrevistado con los desposeídos y sostenía un estilo sencillo de vida extremadamente austero- abogó por una búsqueda que trascendiera las interpretaciones mundanas del conflicto colonial.

En las páginas de El Orden, en tanto publicación occidental, esa intraducibilidad se evidenció en una relativa bifurcación en la manera de presentar las acciones políticas de Gandhi: la convergencia entre una búsqueda trascendente y la esfera secular de la política no se tradujo en la manera en que se narraron los hechos, aunque sí hubo un cambio en El Orden respecto de miradas más denostativas que atribuían características mágico-religiosas a sus acciones políticas más visibles:

 

Anuncian de Dandhi que en medio de aplausos, Gandhi, después de rezar, entró en el mar a las seis horas seguido de sus partidarios, declarando que instituía  que todos pueden imitar al comenzar la ceremonia de desobediencia civil contra los impuestos. Los voluntarios del comité del congreso nacionalista comenzaron la infracción a las gabelas realizando la ceremonia de hervir agua de mar (...)[20]

 

Con antelación a estos debates, durante la primera mitad del siglo XX, El Orden se expresaba sobre la India colonial desde marcos similares a los de su colega vespertino.

Durante la década del ‘20 este país se retrató como un territorio legítimamente británico en las páginas de El Orden. Sin embargo, los años ‘30 marcaron una bisagra a ese respecto y vieron el comienzo de  una mirada crítica del matutino hacia el imperio. Si en 1928 Gandhi ocupaba el lugar de un forajido en las páginas del periódico, dos años más tarde ya merecía un reconocimiento significativo y la marcha de la sal[21] resultó un punto de inflexión en cómo se habló de la India en sus páginas. Ahora, junto a los prejuicios y el asombro,existía un halo de respeto distante, por ese “otro” que resistía las clasificaciones tradicionales. En algunos casos, este cambio se percibe en el tono de seriedad/ frugalidad de las noticias reproducidas:

 

Ha causado estupor la noticia de la detención del jefe de la rebelión pacífica en la India.(...) La actitud del gobierno de Inglaterra no era la esperada ni aún por los mismos que habían censurado el actual movimiento de protesta. Se teme que esta actitud tenga consecuencias graves.[22]

 

En otras, ese "respeto" distante se hacía más explícito:

 

El líder indú Mahatma Gandhi ha sido alojado en la cárcel de Yergda./ El arresto de Gandhi era inminente, pues sus actividades ya resultaban harto peligrosas para la Gran Bretaña. (...)Gandhi fue arrestado en un pueblo cercano a esta ciudad, mientras dormía, rodeado de sus principales parciales y colaboradores en la gran campaña denominada 'desobediencia civil.'[23]

 

En este fragmento, se utiliza el "nombre" completo de Gandhi y se lo llama un "gran líder." Además, hay dos marcas discursivas que se distinguen: se subraya que fue apresado "mientras dormía”: es decir, cuando no era una amenaza para el "Imperio." Pero quizás, también, esa era la situación en que podía ser arrestado; cuando sus millones de seguidores, amenazantes, no se interponían. Finalmente, ese detalle retrata una determinada actitud de Gandhi: no se lo muestra beligerante ni agresivo sino durmiendo. A pesar de esto, la noticia deja en claro que fue arrestado porque "sus actividades ya resultaban harto peligrosas para la Gran Bretaña," es decir que se le reconoce una agencia, en términos políticos.

En este sentido, la marcha de la sal (1930) y la infructuosa Primera Conferencia de Londres colocaron a la India en el candelero y acrecentaron la curiosidad hacia los sucesos que estaban teniendo lugar del otro lado del océano.[24] A partir de entonces, la Marcha y sus consecuencias tomaron protagonismo dentro de El Orden que, a diferencia de El Litoral, cubrió este acontecimiento los días 7, 8, 16 y 17 de abril del mismo año. Se multiplicaron entonces pequeñas notas, entre las que se destacaron “La campaña de la desobediencia en la nación hindú”[25] y “La situación de la India amenaza agravarse mucho”[26]. En ellas, pueden reconocerse ciertos rasgos comunes: por un lado, se trata de crónicas de los eventos acaecidos, que no profundizan en preguntas sobre su significado; por el otro, estamos ante narraciones que, como se dijo, si bien no presentan el tenor condenatorio de años anteriores sobre las acciones de Gahndi, que tampoco hacen parte a los sentidos de los actores del relato a los sentidos de los protagonistas (por caso, no se menciona ni una vez el término Satyagraha, ni otros vocablos de las lenguas vernáculas de la India).

En la coyuntura que se abrió tras la Segunda Conferencia de Londres en septiembre de 1931, que tuvo la presencia del Mahatma como único representante del subcontinente, El Orden publicó un extenso artículo titulado “Físicamente frágil, M. Gandhi es un prodigio de entereza moral y de patriótica energía”[27]. En el copete aclaraba: “Mahatma Gandhi, el apóstol hindú en quien cifran sus esperanzas 350.000.000 habitantes de la India, para que les consiga la libertad de aquel país, constituye hoy una de las personalidades más pintorescas y vigorosas del mundo actual”. En esta nota el periodista norteamericano Milton Bronner señalaba“[Gandhi] es algo así como un dios” y se detenía sobre las vicisitudes propias de la práctica del ayuno en la cual el Mahatma era acompañado por miles de indios. Al respecto, Bronner prevenía al lector sobre las particularidades de ese liderazgo: “Hay que confesar que de acuerdo a la concepción occidental, esta personalidad resulta a la vez exótica y extraña”. Para describir a Gandhi el periodista hacía uso de metáforas propias del acervo católico, a través de las cuales conseguía inscribirlo dentro de la tradición judeo-cristiana. La operación retórica de presentarlo como el “apóstol hindú”, facilitaba el entendimiento del lector santafesino medio (cuyo imaginario religioso de referencia era el catolicismo (Mauro, 2008) y se repitió en las noticias dadas sobre el tema.[28]

Durante la década del '30, Gandhi adquirió una estela de santidad en las páginas de El Orden, puesto que la causa india alcanzó una proyección internacional inusitada a causa de la Gran Depresión. En Argentina, la abrupta caída de las compras de materias primas británicas había azuzado un profundo debate acerca del rol de Gran Bretaña en nuestro país, que se profundizaría en el siguiente decenio, durante el peronismo. Las formas en las que ciertos temas fueron tratados siguen un hilo conductor respecto de estos debates más amplios dados en el país y sus líneas rectoras son reconocibles. Aun así, no se trata de una relación causal ni derivativa; antes bien, estos retratos de lo distinto pueden inscribirse en la trama de cómo la sociedad comenzaba a retratar el mundo que se disponía a cambiar de manera abrupta. La entrada de Gandhi en las noticias corporizó la entrada de un mundo desconocido para el santafesino medio, al cual debió dar sentido.[29]

 

Representaciones que transforman

No obstante los esfuerzos de cronistas occidentales, Gandhi no se presentó a sí mismo como un apóstol, ni tampoco como un gurú, aunque su praxis política es inseparable, como se vio, de una trama político-religiosa-metafísica más abarcativa. Mientras miles de discípulos de variadas nacionalidades se acercaron a su ashram y proclamaron a viva voz que él era su maestro, él afirmó en reiteradas ocasiones no haber encontrado un gurú en esta encarnación. Con el título de “Bapu” -que significa “padre”- se dirigían a él cientos de miles de personas, incluido Jwaharlal Nehru, quien fue el primer mandatario de la India independiente. La apropiación simbólica de Gandhi por la elite india se distanció de la subalterna (Chakrabarty, 2002) estuvo alineada con la plataforma del Congreso Nacional Indio (Guha, 1999). Dentro de esta cosmogonía, Bapu era el padre de la nación india y ello quedó fijado con fuerza de ley con la instalación de la conmemoración de su natalicio como una fecha patria.[30]

El mundo occidental accedió al Mahatma a través de los ojos de la elite india y los corresponsales norteamericanos publicados en El Orden quedaron deslumbrados ante él.[31] Nutriéndose de estas fuentes, la travesía espiritual y política (que para Occidente resultaba imposible concebir como una sola) fue retratada de manera dual en los periódicos santafesinos. En relación al aspecto espiritual del activismo de Gandhi, El Orden y el Litoral coincidían en resaltar su condición de hombre sagrado y su "peregrinaje" por sus compatriotas indios. Las crónicas se estructuran en base a analogías religiosas y las prácticas que se describen son cercanas a la noción de sacrificio: "Me da lo mismo estar muerto si no se me permite continuar la lucha que es la esencia misma de mi vida.”[32]

Sin embargo, en la segunda de las cuestiones, la política,  los diarios bifurcan sus representaciones. Mientras El Orden comienza a mostrar un Gandhi que lucha por la independencia y, como veremos, su condición de luchador político se acopló a su condición de guía espiritual, El Litoral decía, a propósito de las peripecias de Gandhi en prisión:

 

A mediodía el famoso leader hindú Mahatma Ghandi inició un ayuno “hasta morir”. Anteriormente, había amenazado con tomar esta resolución si no se le concedían más derechos como prisionero del estado político, pues ahora se lo trata como un penado ordinario.[33]

 

En este fragmento, la politicidad de sus acciones aparece ligada a dos factores: por un lado, su capacidad de negociar ("había amenazado") ligada a objetivos mundanos (mejorar su condiciones de encierro y conseguir el estatuto de preso político); por otro lado, su peligrosidad latente para el orden social, frente a lo cual y una actitud razonable de parte de las autoridades británicas. Ello no suele ser el caso en las noticas de El Orden:

 

La noticia de su detención ha generado general alarma. (...) Lo que más extraña es que la detención ha sido realizada cuando reinaba la calma. La actitud del gobierno de Inglaterra ha desconcertado, pues no puede ignorar que ella le traerá aparejadas consecuencias que luego ha de lamentar.[34]

 

En este pasaje, el imperio no muestra una actitud razonable sino que toma ventaja de la indefensión de Gandhi (lo cual es moralmente cuestionable) y, a más, toma una actitud que desconcierta, que no es lógica y cuyas consecuencias no puede desconocer. Por otra parte, la solemnidad no fue la única manera en que El Orden retrató al líder indio. El 23 de Junio de 1930, aparecía su caricatura realizada por el renombrado artista italiano Paolo Garretto (quien realizaba ilustraciones para diarios de Londres, Italia y Estados Unidos) titulada "Gandhi le echa sal al león británico":

 

Figura 1 "Gandhi le echa sal al león británico" El Orden, El 23 de Junio de 1930

En esta imagen, en la que se ve un Gandhi más humano que sacralizado, cuyos rasgos exagerados y semblante amable generan empatía, antes que reverencia. Sonriendo, se lo ve "echando sal" a un león que representa a Gran Bretaña y que se halla tendido a sus pies. Sin embargo, la imagen no representa dominación, sino una suerte de intimidad entre ambos. En este sentido, la imagen no ridiculiza a Gandhi, a la vez que porta un mensaje fuertemente político. Si se considera una imagen publicada el 28 de mayo del mismo año, en que la cantidad imponente de seguidores de Gandhi puede apreciarse plenamente, refuerza la noción de que no se trataba de un personaje que ridiculizar.

 

Figura 2 "Donde Gandhi reclutaba sus partidarios" El Orden, 28 de mayo de 1930

 

En el epígrafe se habla de cómo "(...) Mahatma Gandhi primero y sus seguidores ahora tratan de obtener prosélitos para la causa de la libertad iniciada (...)" La causa política es puesta en primer plano: se buscaban "partidarios" y "prosélitos" para "la causa de la libertad" y la imagen, en sí misma, da cuenta de la vastedad de esos seguidores. Aquí, se resalta una imagen de lo político más afín a la definición que brinda Guha (1984) sobre la política subalterna, construida en base a solidaridades horizontales como la casta o la familia, sobre intereses específicos y accionando sobre la esfera informal, autónoma de los órganos de poder.

 

Algunos disparadores

La figura de Gandhi –y por su intermedio el arquetipo oriental- encuentra un lugar dentro de la prensa liberal y provinciana a través de su costado "religioso." La austeridad y las férreas convicciones de este abogado nacido en Porbandarlo transformaron en un ícono viviente.

Los diarios santafesinos, en línea con las formas occidentales de ver Oriente, escindieron la dimensión espiritual y política de la praxis de Gandhi cuya unidad, según él mismo dijo, debió explicar a Occidente una y otra vez. En este sentido, la dimensión espiritual del accionar de Gandhi fue exaltada por El Orden: se resaltaron sus condiciones de hombre santo, estoico y pacífico. Fue precisamente el vínculo entre pacifismo y lucha no violenta por la independentista que permitió una reivindicación específicamente política de su accionar: se hizo visible cómo sus métodos pacíficos incomodaban al imperio que, ante ello, tomaba acciones que desconcertaban, como apresarlo mientras dormía o negarle el estatuto de preso político.

La diferencia con El Litoral, respecto de cómo se planteó (en los años 30) la cuestión india, radicó principalmente en dos aspectos. Por un lado, El Orden le dio una centralidad que su competidor, no. Especialmente entre los años 1930 y 1932, siguió los derroteros de la lucha independentista con regularidad (mayormente en notas de tapa) siempre en base a los cronistas de la UP.

Por otro lado, la reivindicación de la dimensión espiritual de la figura de Gandhi no confluyó, en El Litoral, con la política. En este caso, cuando se habló de la acción política de Gandhi y de sus seguidores, se hizo hincapié en el potencial socialmente disruptivo de la misma y se hizo una lectura relativamente favorable a las respuestas de Inglaterra a los disturbios.

La visibilización cotidiana de este tema en una sociedad conservadora como la santafesina, en un medio que estaba retratando "en primer plano" a otros actores sociales, fungió en un sentido doble: de un lado, mediante la reafirmación y difusión de los imaginarios aceptados sobre Oriente (lo cual hizo mediante la reproducción de las fuentes de UP), el diario se posicionaba como voz seria, autorizada  (o, que reproducía tales voces) en materia de noticias internacionales; por otro lado, en ese marco, la publicación insertaba a esos "otros" locales cuya presencia, sin más, habría sido denostada enteramente como parte de una estrategia sensacionalista.

Aunque de manera exploratoria, estas pinceladas de la "política del pueblo" indio (Guha, 1999), en el marco de las noticias sobre barrios carenciados abandonados por el municipio, de problemas de pobreza y delito de inmigrantes y de la reivindicación de oficios populares, como los repartidores de diario, habilitan nuevos interrogantes. ¿Qué diálogos se establecieron entre la cultura milenaria de la India y la sociedad, conservadora y de rango medio, santafesina? ¿Qué otras temáticas enmarcadas en "Oriente," recogieron el interés público? ¿Qué otros puentes de sentido pueden trazarse, entre esta otredad distante de un líder político-espiritual cuya imagen maravillaba y los otros más cercanos, que despertaron miedo o desprecio, en la configuración de la idea de sociedad legítima en Santa Fe, en la primera mitad del siglo XX?

 

 

 

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Recibido con pedido de publicación 09/02/2019

Aceptado para publicación 11/04/2019

Versión definitiva 28/04/2019



[1]Universidad Autónoma de Entre Ríos. Correo electrónico:  mvpisarello@gmail.com

[2] Con respecto a este diario, Damianovich especifica: “La primera época del diario El Orden partió de su fundación, ocurrida el3 de noviembre de 1927, cuando se editó por primera vez. El matutino era dirigido por Alfredo Estrada y la redacción estaba a cargo de Juan Sánchez. Entre los periodistas de la primera hora figuraban Francisco Magin Ferrer, Tomás Calle, Armando Molina, Antonio Leonhardt, y colaboraron en sus páginas en distintos momentos Luis Di Filippo, Carlos Carranza, Agustín Zapata Gollán, Raúl Beney, Rafael Bielsa, entre otros. El elenco periodístico de 1930 estaba compuesto por Alfredo Estrada como director, Roberto Caminos como subdirector, Marcos de la Peña como secretario de redacción, y como periodistas Nicolás Patrickios, Tomás López, Emilio Gervassoni, Aníbal Gervassoni, Amadeo Carlen, José Carlen, A. Carreñoy Eduardo Cárcano. El diario funcionaba en la esquina de calle San Martín y Crespo, donde solía agolparse el público para enterarse de las últimas noticias en sus pizarras o escuchar las transmisiones realizadas por altoparlantes en ocasiones especiales, como ocurrió con la revolución de 1930 que produjo la caída de Yrigoyen” (Damianovich, 2011: 118-119).

[3] Por ejemplo, el artículo de tapa del 20 de mayo de 1928 se titula “Recrudece en China la oposición contra el imperio japonés. El mariscal Chang-tso Lin, gobernador de la Manchuria, resistirá el avance nacionalista” y luego se desgrana en apartados encabezados como “Londres”, “Pekin”, “Tokio” y “Shangai”. El Orden, 20 de mayo de 1928.

[4] Al respecto, afirma Botto que "el año 1927,  se constituyó en una fecha clave para la expansión de las agencias UP e International News Service (INS) al implementar una estrategia que desafiaba las imposiciones del cártel: brindar servicios exclusivos a diarios y a algunas radios a bajo costo que, además, se caracterizaban por su contenido que lindaba con el sensacionalismo" (Botto, 2012: 56).

[5] La visibilización de los canillitas, -frecuentemente, niños, no fue exclusiva de El Orden. El Litoral y Santa Fe también regalaron loas a estos niños sacrificados que pasaban frío y hambre e incluso organizaron donaciones (como la de abrigo, que el Santa Fe hizo en 1927.). Sin embargo, se trató de miradas de benevolencia paternalista, que se disiparon cuando la organización gremial de los repartidores se hizo más fuerte y definitivamente, cuando adhirió al peronismo en los años '40.DiarioSanta Fe,  20 de abril de 1933; El Litoral, 10 de octubre de 1945.

[6]  "Tres húngaras le hicieron un hermoso cuento" Lunes 10 de Marzo de 1930;

[7] "Necesidades de los barrios." El Orden, 26 de junio de 1930.

[8] El Orden, 22 de mayo de 1936.

[9] El Orden, 12 de abril de 1928, tapa.

[10] El Orden, 19 de mayo de 1928, tapa.

[11] El Orden, 2 de junio de 1928, tapa.

[12] El Orden, 12 de julio de 1937, tapa.

[13] El Orden, 22 de abril de 1946, tapa.

[14]Una nación inventada, como las otras. En palabras de Sudipta Kaviraj: “La India, realidad objetiva de la historia de hoy, cuya objetividad es suficientemente tangible para aquellos que tratan de mantener, destruir, apoyar, construir y disgregar esta realidad dada por sentado en todos los intentos en favor y en contra, no es objeto de descubrimiento sino de invención. Fue instituida históricamente por la imaginación nacionalista del siglo XIX” (Kaviraj, 1999: 299).

[15] La Sudáfrica de fines del siglo XIX se encontraba bajo hegemonía británica y un amplio segmento comprendido desde Colonia del Cabo hacia el norte estaba oficialmente integrado al imperio británico. Pese a ello, el estatus de los hindúes en la colonia británica de la India no era análogo al estatus de estos mismos actores en el extremo sur del continente negro. En efecto, la herencia de los afrikaners había cimentado la configuración social del espacio sudafricano desde el siglo XVII en adelante. Allí, la discriminación hacia los ciudadanos “no blancos” ocupaba un lugar fundamental dentro de las regulaciones estatales.

[16] Al respecto, fueron los miembros del Grupo de Estudios Subalternos los primeros en ofrecer -desde la década de 1960 en adelante- interpretaciones en clave india, sin desconocer por ello los marcos occidentales, en los cuales se habían formado y socializado académicamente. Véase Tenti, María Mercedes, “Los Estudios Culturales, la Historiografía y los sectores subalternos”, en Revista Trabajo y Sociedad, Nº 18, vol. XV, Verano 2012, Santiago del Estero, Argentina.

[17] La primera edición completa en gujaratí fue publicada en dos volúmenes aparecidos en 1927 y 1929 respectivamente. Luego fue traducido al inglés y publicado en series en el periódico “Joung India”. Sobre la base de esa edición se realizó la difundida publicación en inglés de MahadevDesai que sirvió de base a la traducción al español que nosotros analizamos en esta ocasión.

[18]Felipe Luarte Correa advierte que «no existe en las religiones occidentales teología o estructura conceptual religiosa, ni siquiera terminología, que se adecue completamente a lo que llamamos Hinduismo» (Luarte Correa, 2012: 50). Al respecto, destaca que en la India al Hinduismo se le llama SanatanaDharma, es decir, Dharma o Ley (Religión) Eterna (Sanatana). Por consiguiente, se trata de «Un concepto muy diferente al de nuestra religión, ya que Dharma implica al mismo tiempo una ley, un modo de vida y un orden cósmico» (Luarte Correa, 2012: 47). Sobre este marco se esboza una pluralidad de corrientes que cuentan con “sus propios textos sagrados, sus divinidades y mitologías, sus clérigos y linajes de santos, sus sectas, sus filosofías y sus prácticas, etc.” (Luarte Correa, 2012:60). Los gurúes y/o los hombres santos asumen un rol central dentro de esta cosmogonía, puesto que son las vías a través de los cuales los mortales pueden acceder a la divinidad. También pueden obrar como intermediarios los íconos en los templos y los fenómenos naturales, la literatura sagrada (el Veda) y el código de comportamiento ritual, social y ético (la literatura del Dharma), que regula la conducta del individuo en su casta.

[19]La palabra sánscrita “maya”, que significa “la mediadora”, es uno de los conceptos clave del hinduismo. Es un principio que denota relatividad, contraste, dualidad, inversión, estados opuestos. Al respecto, Yogananda explicita que “maya es el velo de la transitoriedad presente en la Naturaleza: el perpetuo devenir de la creación. Cada hombre debe levantar este velo para ver, tras él, al Creador, el ser Inmutable, la Realidad eterna” (Yogananda, 2012b, 668). Atrapados en maya, los hombres percibiríamos la realidad que nos rodea desde una perspectiva atenta a la falta y a la separación.

Este planteo, que es común a otras religiones, viene acompañado del concepto de karma en el caso del hinduismo. La raíz sánscrita de esta palabra es “kri”, que significa hacer, puesto que -como planteábamos en un apartado anterior- el karma refiere a los efectos de las acciones realizadas en el pasado, ya sea en esta vida o en las anteriores. Esta “ley de la justicia” determina que cada persona lleva consigo su propio karma, encarnación tras encarnación, hasta que la deuda se salda o es trascendida espiritualmente. Por consiguiente la rueda del karma sólo se comprende si asumimos como real la idea de la reencarnación, sobre la cual abundan diversas religiones a lo largo y a lo ancho del planeta.

[20]El Litoral, lunes 7 de abril de 1930.

[21] El 12 de marzo de 1930 Gandhi comenzó con la llamada marcha de la sal, con la que llamó a sus compatriotas a desconocer el monopolio del comercio de la sal impuesto por el Imperio Británico, que forzaba un impuesto por la sal a todos los habitantes y les prohibía poder recolectarla ellos mismos.. Tras atravesar 300 kilómetros, Gandhi entró en las aguas del Océano Indico y, simbólicamente, tomó agua salada del mismo. Tras suyo, millares de indios hicieron lo propio y cuestionaron el monopolio, evaporando el agua y obteniendo la sal, lo cual gatilló la respuesta de las autoridades coloniales, que llenaron las cárceles indias de ladrones de sal. (López Martínez, 2012).

[22] El Orden, Lunes 5 de Mayo de 1930.

[23] El Orden, Martes 6 de Mayo de 1930.

[24] El Orden, "La marcha de la desobediencia civil, preconizada por Gandhi, se iniciará en India el 12;"  El Orden, 10 de marzo de 1930, tapa.

[25] El Orden, 7 de abril de 1930, p. 3.

[26]El Orden, 8 de abril de 1930, tapa.

[27]El Orden, 22 de septiembre de 1931.

[28]El Orden, 31de agosto de 1931.

[29]El Orden, 6 y 20 de agosto de 1932.

[30] En este contexto, las clases populares habitualmente se acercaban a Gandhi para recibir darshan, es decir, la visión –ver y ser visto- de alguien extraordinario. Habitualmente esta vivencia intensa suele estar asociada a líderes religiosos, pero en el caso de Gandhi el plano espiritual estaba superpuesto con su actuación política. Shahid Amin explica que: “No hubo una versión autorizada única del Mahatma a la que se pudiera considerar que se hayan adherido los campesinos de UP oriental y del norte de Bihar en 1921. De hecho, sus ideas acerca de las “órdenes” y “poderes” de Gandhi a menudo eran divergentes de las de la dirigencia local del Congreso y de Khilafat y chocaban con los principios básicos de la doctrina misma de Gandhi” (Amin, 1999: 398).

[31] El Orden, 31 de agosto de 1931.

[32] El titular de tapa señalaba “Había iniciado un “ayuno hasta morir” el Mahatma Ghandi (sic)”, El Litoral, 16 de agosto de 1933.

[33] El Litoral, 16 de agosto de 1933.

[34] El Orden, Lunes 5 de Mayo de 1930.