Itinerarios del anarquismo argentino en los
años treinta: la Federación Anarco-Comunista Argentina y su expresión en la
ciudad de Rosario.
Rocío Soledad Lescano
Estudios del ISHiR, 23, 2019. ISSN 2250-4397
Investigaciones Socio Históricas Regionales,
Unidad Ejecutora en Red – CONICET
http://revista.ishir-conicet.gov.ar/ojs/index.php/revistaISHIR
Artículo/Article
Itinerarios del anarquismo argentino en los
años treinta: la Federación Anarco-Comunista Argentina y su expresión en la
ciudad de Rosario
Rocío Soledad Lescano[1]
Resumen
A mediados de la década de 1930 se
conforma en Argentina una organización anarquista de una dimensión inédita en
la historia previa de esta corriente ideológico-política en nuestro país. Esa
organización, la Federación Anarco-Comunista Argentina, será fruto de un largo
proceso que se remonta a las décadas anteriores, pero mucho más a la coyuntura
posterior al golpe del 6 de septiembre de 1930. Este trabajo busca reconstruir
la dinámica organizativa que llevó a la fundación de esa federación anarquista,
buscando su expresión en la ciudad de Rosario, donde su desarrollo se dio con
el aporte de diferentes grupos políticos locales.
Palabras clave: anarquismo; años treinta; Rosario; Federación Anarco-Comunista
Argentina.
Itineraries of the
argentine anarchism in the nineteen thirties: the Federación Anarco-Comunista
Argentina and its expression in the city of Rosario
Abstract
In the mid-1930s, an anarchist
organization of an unprecedented dimension was formed in Argentina. That
organization, the Anarcho-Communist Federation of Argentina, will be the result
of a long process that goes back to the previous decades, but much more to the
post-coup situation after September 6, 1930. This paper seeks to reconstruct
the organizational dynamics that led to the foundation of that anarchist
federation, seeking its expression in the city of Rosario, where its
development took place with the contribution of different political groups..
Keywords: anarchism; nineteen thirties; Rosario; Federación
Anarco-Comunista Argentina.
I.
El siguiente trabajo apunta a reconstruir parte
de las trayectorias organizativas del anarquismo argentino en la década de
1930, puntualmente los cimientos fraguados por quienes fundarían la Federación
Anarco-Comunista Argentina en el año 1935. Así mismo se intentará ubicar cómo
se dio ese proceso en la ciudad de Rosario, y que expresiones organizativas
surgieron allí, desde el anarquismo, durante dicha década. Podemos afirmar que
este período histórico -el cual ha despertado ricos debates e interesantes
abordajes en los últimos años-, ha sido poco interrogado acerca de la
continuidad del anarquismo como propuesta política ideológica. Este vacío puede
atribuirse a diversos factores, que presentaremos a lo largo del trabajo,
derivando en que la bibliografía disponible para pensar el anarquismo durante
las últimas décadas del siglo XIX sea mucho más abundante que para periodos
posteriores, llegando a ser casi inexistente a medida que avanza el siglo XX.
Nuestro objetivo con este trabajo tiene que ver
con reconstruir esa experiencia de militancia anarquista a partir de las prácticas
concretas de sus militantes y organizaciones, haciéndonos de diferentes fuentes
que dan cuenta de ello, como lo es el periódico Acción Libertaria, órgano primero del C.R.R.A (Comité Regional de
Relaciones Anarquistas) y luego de la F.A.C.A (Federación Anarco-Comunista
Argentina), diferentes documentos formales de circulación interna de la
organización y memorias militantes.
II.
Podemos afirmar que existe una abundante
producción historiográfica sobre el anarquismo en Argentina, que se centra fundamentalmente
en el lapso comprendido entre las dos últimas décadas del siglo XIX y la
primera del siglo XX, momento en que el anarquismo se hace visible como
propuesta política alternativa al capitalismo, participa con una fuerte
impronta en la construcción de las primeras organizaciones obreras -volviéndose
dinamizador de las luchas sociales del período- y, paralelamente también,
participa de diversas empresas culturales (editoriales, educativas, artísticas,
sociales, etc.). Este período se caracteriza usualmente como el más activo de
esta corriente ideológica-política, que llega junto con la inmigración masiva
de Europa, y se difunde rápidamente entre los sectores populares y trabajadores
recién llegados y autóctonos. La F.O.R.A (Federación Obrera Regional
Argentina), fundada en 1901, es preeminente en este momento como herramienta
anarcosindicalista de organización obrera[2].
En palabras de Oved.
En la Argentina, el
movimiento anarquista echó raíces vigorosas en las masas trabajadoras locales y
en sus organizaciones, en el primer decenio del siglo; logró cumplir una
actividad consecutiva y regular por medio de decenas de grupos anarquistas en
las grandes ciudades de la República, publicó y difundió cuantiosos libros y
folletos de propaganda con miles de ejemplares; editó periódicos y hojas de
esclarecimiento; a partir de 1904 pudo imprimir también un cotidiano
anarquista, uno de los contados de su índole en el mundo. Pero lo más notable e
impresionante en el desarrollo del anarquismo argentino, fue su éxito al
alcanzar una posición hegemónica en la federación de sindicatos obreros más
importante, la F.O.R.A, y convertirse de ese modo en un factor de trascendencia
en las luchas sociales del país. (Oved, 1978: 11).
Será sobre el Centenario, en 1910, cuando varios
autores marcan el comienzo de la “decadencia” del anarquismo como propuesta
político-ideológica. La brutal represión, la persecución política y la
fragmentación dentro del mismo anarquismo son planteados como algunos de los
factores que desencadenarían este proceso. Juan Suriano puede ser referenciado
como uno de los constructores de esa hipótesis, esgrimiendo en su libro Auge y Caída del Anarquismo que “(…) el
anarquismo argentino ingresó a partir de 1910 en un período de declive para
convertirse después de 1930 sólo en una sombra de lo que había sido” (Suriano,
2005: 55). En ese sentido, la hipótesis central de Suriano es que a partir del
Centenario comienza una decadencia que recibirá con el golpe de Uriburu un
“golpe de muerte”. Esa afirmación taxativa ha condicionado las lecturas que se
vienen realizado, no solo sobre el devenir del anarquismo como propuesta
ideológica política, sino también en las trayectorias de militancia sindical,
donde, parece que el anarquismo no ha dejado huella.
Sin embargo, siguiendo a María Miguelánez
Martínez, podemos preguntarnos si este lugar común de los estudios sobre el
anarquismo en la Argentina corresponde a un hito histórico o un hito
historiográfico. Esta autora plantea que más allá de la intensa represión, que
fue real y que afectó sobremanera al devenir del movimiento, existieron otros
factores que permiten explicar la fama del relato de declive del anarquismo.
Por un lado, una visión marcada por el criterio del éxito, que condiciona
lecturas como la de Juan Suriano al referirse a “auge” y “caída” del
anarquismo. Por otro lado, la historiografía marxista plantea una lectura del
anarquismo, que se difundió bastante, como una forma de movimiento social
arcaico y primitivo, presente por ejemplo, en los trabajos de E. Hobsbawm[3].
Por último, la imagen que quiso dar el peronismo de las corrientes de
izquierda, como anti-nacionales y extranjerizantes y las versiones que
desvinculan totalmente su desarrollo en el movimiento obrero con sus
antecesores, aportan también a la construcción de este hito historiográfico
(Migueláñez Martínez, 2012: 20).
Ligado a lo anterior, pero yendo más lejos,
Agustín Nieto nos habla de un sentido común historiográfico del anarquismo
argentino, entendiendo por ello a una serie de aprehensiones de historiadores
destacados en el campo, que se convierten en “acuerdos universales”, como
verdades aceptables para todos y autoevidentes. Este sentido común se vuelve
una concepción general, absorbida acríticamente en los distintos ámbitos por
los que transita un historiador medio. Así mismo indica, “debido a que este
tipo de conocimiento se basa en la tradición o consenso de la mayoría, en el
acuerdo común de quienes lo comparten y utilizan, y del que es guardián; por lo
tanto, hacer entrar una nueva ‘verdad’ en él es verdaderamente difícil” (Nieto,
2010: 220).
A continuación pasaremos a señalar, tal como lo
hace Nieto, algunos de los rasgos principales de ese sentido común
historiográfico sobre el anarquismo argentino. El primero de ellos se relaciona
con lo antes expuesto por Migueláñez Martínez con respecto a la idea de que la
experiencia anarquista en el movimiento obrero se reduce al período que va
desde las últimas décadas del siglo XIX y la primera del XX, marcando también
la década de 1910 como el comienzo de la decadencia de esa corriente
político-ideológica, y 1930 como el momento en que deja sus últimas huellas.
Por otro lado, Nieto marca que la mayoría de las investigaciones, tanto
generales como particulares, reducen la presencia anarquista a la F.O.R.A. Así
mismo, es común que se adscriba lo que ocurrió en la ciudad de Buenos Aires
como algo nacional, la mayoría de las investigaciones son realizadas sobre la
experiencia capitalina y/o hechas con fuentes que sólo daban trato marginal a
lo que acontecía en el resto del país. Otra característica refiere a la
dinámica que el anarquismo imprimió a los conflictos obreros, resumiéndolo en
la idea de intransigencia en las huelgas al todo o nada. También en la relación
entre anarquismo y el Estado, se considera de lleno que los primeros rechazaron
cualquier forma de mediación estatal en la resolución de conflictos y que el
único vínculo entre ambos era la acción represiva del Estado. En último lugar,
se menciona que es frecuente la identificación del anarquismo con una ideología
arcaica, organizada por oficios y que se desenvuelve en un proceso de trabajo
poco desarrollado, de tipo artesanal (Nieto, 2010: 229).
Podemos decir que hoy en día, haciéndonos de
diversas producciones historiográficas, podemos discutir con la perspectiva que
marca el fin del anarquismo para los años treinta. Así retomamos lo planteado
por Nieto de que más allá de los viejos militantes de la F.O.R.A que fueron un
poco más impermeables a los cambios sociales que se estaban produciendo, surge
una nueva generación de militantes anarquistas que
(…) al igual que otras tendencias políticas
ideológicas de izquierda, ayudaron a construir, militaron y dirigieron
sindicatos de industria, hicieron uso de las leyes obreras, no se opusieron
irreductiblemente a la institucionalización del movimiento obrero y, ante las
mutaciones del aparato estatal, aceptaron, gustosos muchas veces, la mediación
del Estado en los procesos de negociación obrero-patronales” (Nieto, 2010:
246).
III.
El 13 de Septiembre de 1932 se realizó en Rosario
un Congreso Anarquista que tendrá un gran impacto en los años venideros. Su
antecedente residía en el Congreso realizado un año antes en la cárcel de
Devoto, lugar donde muchos anarquistas habían caído luego del Golpe de Estado
de 1930 que truncó la segunda presidencia de Hipólito Irigoyen. La posición de
los anarquistas de cara al golpe fue diversa, mientras el periódico La Protesta
apuntó a la necesidad de resistencia frente a la avanzada militar, el Consejo
Nacional de la F.O.R.A. declaró su total prescindencia frente al golpe de
Estado. En la misma sintonía que la F.O.R.A. la U.S.A. (Unión Sindical
Argentina) también instó a sus sindicatos a mantenerse al margen de los
acontecimientos. Sin embargo, pocos días después del golpe todos los locales de
la F.O.R.A. serían ilegalizados y clausurados y sus militantes encausados por
asociación ilícita (López Trujillo,2005: 35).
Así mismo, todos los periódicos anarquistas
también serían ilegalizados, teniendo fuertes intervalos sin publicación hasta
poder organizar la edición clandestinamente. De esta forma a pesar de la
vastedad represiva ya a principios de 1931 se están editando nuevamente, pero
de forma clandestina los periódicos Ideas, La Protesta, Pampa Libre, La
Antorcha y Páginas Libres (López Trujillo, 2005: 40).
En Rosario, el golpe de 1930 aunque había sido
seguido por los periódicos locales, sorprendió a la ciudad. Ya con la vigencia
de la ley marcial y el estado de sitio pocos días después del golpe sería
ejecutado el obrero anarquista catalán Joaquín Penina en las barrancas del
arroyo Saladillo. Penina[4],
de 29 años fue acusado de imprimir y distribuir un manifiesto contra la
dictadura de Uriburu. Por otra parte, la ciudad no fue ajena a la depresión económica
que hizo crecer exponencialmente el desempleo entre 1930 y 1932 en todo el
país. A esto se sumó el cierre de la que fuera la mayor fábrica de la ciudad,
es decir la Refinería Argentina del Azúcar, a principios de la década y la
reducción de personal de otras empresas (Falcon-Stanley, 2001).
Volviendo al devenir interno del anarquismo,
podemos ver que la brutalidad de la represión y el carácter masivo que cobra la
detención de militantes de diferentes puntos del país lleva a que un importante
número de los mismos se encontraran detenidos en la Cárcel de Devoto, una de
las tres cárceles de encausados, sin condena, que existía en la Capital
Federal. Este hecho ofreció al anarquismo una oportunidad histórica, ya que las
autoridades carcelarias terminaron organizando un pabellón específico para esta
corriente ideológica. Así, como narra López Trujillo, en ese contexto cientos
de anarquistas se encontraron compartiendo la cotidianeidad de la cárcel y se
abrió la inesperada oportunidad de que quienes no habían podido nunca discutir
por sus diferencias y conflictos durante más de diez años, pudieran hacerlo en
ese momento, cuando el encierro los encuentra (López Trujillo, 2005:42)
El congreso de la Cárcel de Devoto, que comienza
a organizarse en 1930 y se lleva adelante entre julio y octubre de 1931,
permite que se comiencen a debatir diversos temas y a salvar diferencias de
larga data. En enero de 1932 sale publicada en un periódico italiano de Nueva
York una larga carta a modo de conclusiones del congreso, con la firma de más
de setenta detenidos. Entre las firmas se cuentan apenas tres de la ciudad de
Rosario, que serán las de Victorino Rodriguez, Antonio de Marco y Sebastián
Langa. Serán la mayoría de los firmantes de la Provincia de Buenos Aires y eso se
deberá a la distribución geográfica de los detenidos en todo el país. Otro dato
que no hay que dejar de lado es que este congreso dado en el marco de la
reclusión penitenciaria será únicamente masculino, si bien muchas mujeres
anarquistas también se encontraban detenidas no hay registro de instancias
similares en su caso.
El espíritu del congreso queda claro en su
manifiesto aduciendo que:
Nosotros, anarquistas y simpatizantes
provenientes de varias localidades y diversos lugares del país, detenidos en la
Cárcel de Villa Devoto, estamos de acuerdo en considerar que la condición
preliminar de la resurrección de nuestro movimiento, sea el terminar de una vez
para siempre con las divisiones, los rencores, los malentendidos y los odios
existentes entre los anarquistas de la Argentina[5].
En términos de objetivos uno de los principales
que luego se retomará será el de unificar los diferentes sectores del
anarquismo en un proyecto en común, no como una organización específica
anarquista del tipo partido como planteaba Enrico Malatesta[6],
sino más bien como una federación de grupos, al estilo de la síntesis propuesta
por Sebastián Faure[7]
para la década del 20 en Francia. Este debate se extenderá durante todo el
proceso fundacional de la F.A.C.A. Sin ahondar en las diferentes formas que
puede asumir la organización anarquista López Trujillo nos dice que
(…) el debate acerca de la organización
específica de los anarquistas, una organización estrictamente política (…)
tenía ya un considerable desarrollo en la Argentina, pero sólo la catástrofe
producida por el crecimiento del fascismo y los regímenes autoritarios en
occidente y en esa Argentina en particular tras la crisis de 1930, catalizó la
voluntad de los libertarios hacia la construcción de una organización de ese
tipo. (López Trujillo: 2005, 16)
Para comienzos de 1932 siguiendo las memorias de
José Grunfeld podemos ver que se crea la Agrupación Libertaria de Rosario,
comenzando a organizarse en un altillo de la Federación Marítima ubicada en
calle Alem y Mendoza de esta ciudad. El militante dice que en esa organización
se da un cruce generacional que habla del nuevo momento del anarquismo en la
región, conviviendo jóvenes que recién se encuentran con la ideología, con
militantes mayores que cargaban con una larga historia de militancia. En
palabras de Grunfeld
los más jóvenes desconocíamos los beneficios de
ser orgánicos y cumplir con las decisiones de la mayoría. Muchas veces,
impulsados por la impaciencia y el empuje, no consultábamos con el resto o
pasábamos por encima de acuerdos anteriormente adoptados.[8]
Dentro de los militantes que participaron nombra
a Juan Lazarte, Victorino Rodríguez, Roberto Marrone, Reyna, Francisco
Bendicente, Pedro Frías, Alejandro Gramática, Florentino Chiessa, entre muchos
otros. Su enumeración menciona aproximadamente cuarenta nombres, y especifica
sus profesiones: médicos, odontólogos, mercantiles, madereros, choferes,
obreros rurales, estudiantes y jóvenes. Es de resaltar que dentro de los
mencionados hay algunas mujeres, varias nombradas como hermana o esposa de un
militante pero tres de ellas por su nombre y apellido, estas son Anita
Piacenza, Elvira Mendoza y Electra Molina. De ellas sabemos que continuarán su
militancia durante toda la década y para mediados de 1940 formarán la Unión
Socialista Libertaria de Mujeres en Rosario, organizando una gran cantidad de
actividades de financiación, conferencias, bailes y editando una página
específica de mujeres en el periódico Reconstruir.
Sobre la actividad de la Agrupación Libertaria de
Rosario comenta que se hacían actividades de propaganda en lo cotidiano, con
actos públicos organizados o improvisados. Dentro de los objetivos de los
mismos Grunfeld menciona que en lo personal
(…) esos actos significaron un aprendizaje, que se completó con los
conocimientos y la coherencia oratoria de Roqué. Además, se obtenían frutos
inmediatos de proselitismo con personas ajenas que deseaban conocer mejor
nuestras ideas; en muchos casos también nos permitía vincularnos a compañeros
desperdigados o alejados de la actividad a consecuencia de la reciente
dictadura.[9]
A pesar de la escasa información disponible sobre
la Agrupación Libertaria de Rosario, podemos pensar que esta organización
también se corresponde con el espíritu expuesto en el congreso carcelario de
Devoto, planteándose como una organización amplia, donde se da una diversidad
de perfiles militantes y la agrupación funciona como síntesis de las diferentes
posturas. Esta conclusión se puede sacar de la enumeración de participantes
anteriormente expuestas donde se mencionan profesiones “liberales”, trabajos,
grupo generacional e incluso naturista o vegetariano como características
principales de los militantes. La forma en que se desarrolla la vida orgánica también
es indicativa de lo antes dicho, siendo una asamblea mensual el espacio
deliberativo por excelencia, si bien la militancia se ejecuta en lo cotidiano.
Así Grunfeld nos plantea que:
el local se convirtió en punto de convergencia
de diversos compañeros, de variadas concepciones, de distintas corrientes
gremiales (F.O.R.A., U.S.A., autónomos). La emisión de manifiestos,
distribución de folletos, venta de libros, lectura comentada, organización de
veladas y picnics (en especial en la Isla Sívori) para reunir fondos destinados
al Comité Pro-presos, se complementaba con la participación en instituciones
vecinales, estudiantiles y gremiales[10].
La participación de los militantes en diferentes corrientes
gremiales tampoco es un dato menor, en un contexto donde el anarquismo se
supone extinto y confinado en la F.O.R.A. del V congreso. Según Grunfeld dentro
de las actividades sindicales estuvo el acercamiento a lo quedaba de la
F.O.R.A. quintista, este acercamiento se dio también por la desaparición de la
U.S.A que pasaría a conformar la naciente C.G.T. Según el militante anarquista
“en Rosario existía el Consejo Local
de la F.O.R.A. y algunos gremios como portuarios y ladrilleros, los cuales
disponían de un local amplio, en un caserón antiguo, que servía para las
reuniones”[11].
El capital organizativo de la F.O.R.A. local residía en ese entonces en esos
dos gremios organizados con algún trabajo de base real en el sector y con un
número de militantes pertenecientes a diversos gremios donde no había bases
orgánicas ni sindicatos organizados. El crecimiento del Partido Comunista, será
también motivo de preocupación, impulsando una reanimación en la militancia
sindical. Por otro lado, el encuentro de estos militantes más jóvenes con los
viejos militantes de la F.O.R.A. no fue sin rispideces, ya que
los veteranos de la F.O.R.A. no ocultaban su
recelos contra nuestra juventud impulsiva y a menudo agresiva (…) Los
militantes foristas aceptaron a regañadientes nuestras iniciativas. Cada
delegación que se proponía era motivo de largas discusiones (…)[12]
Estas rispideces expresaban también diferencias
políticas mayores, una vez más podemos rastrearlas en las memorias de Grunfeld,
cuando se refiere a la obstinación frente al necesario cambio por parte de los
militantes foristas. Así él dice
(…) nos resultaba penosa la ceguera de la mayor
parte de los veteranos de la F.O.R.A. No habían advertido los cambios que se
habían producido en el país ni estaban dispuestos a enfrentar las dificultades
que se presentarían con el nuevo régimen gubernamental presidido por el general
Aguntín P. Justo.[13]
Este proceso de creciente tensión, sumado al
acercamiento a sindicatos autónomos y la conformación en Rosario de una
Federación Obrera Provincial de Santa Fe (con 60 sindicatos) y luego con la
conformación de los Comités Regional de Relaciones Anarquistas (C.R.R.A) en el
Congreso de Rosario de Octubre de 1932, llevan a la ruptura total de relaciones
con la F.O.R.A. aproximadamente a finales de 1933. La adopción de la postura en
favor de crear una organización específicamente anarquista adoptada por ese
congreso creó un parte aguas de tensión con las propuestas organizativas de la
F.O.R.A. Esto se sumaba a que
(…) desde nuestra agrupación libertaria habíamos
comenzado a realizar “acciones de conjunto” con diversas entidades políticas,
educacionales, gremiales y estudiantiles, lo que, para ellos [la F.O.R.A.],
también significaba una grave violación de los principios y finalidades del
anarquismo. El especifismo, según ellos, era una desviación peligrosa que conducía
a la política y al bolcheviquismo[14].
De acuerdo con lo expuesto por el periódico Acción Libertaria podemos entender los
objetivos del Congreso de Octubre de 1932 como los de “crear un organismo regional de los anarquistas militantes, que como
tarea actúan en sus agrupaciones propias, vinculados al movimiento obrero y
revolucionario del país”[15] Esto
también se condice con lo expuesto por López Trujillo a través de su
recolección de testimonios de participantes directos donde se expone la
necesidad posterior a los treinta de construir una organización específica
anarco comunista que supere la orientación sectaria beligerante y fragmentada
del anarquismo en los años veinte (López Trujillo, 2005: 50).
La organización de ese congreso llevó
aproximadamente un año, desde que se planteara su necesidad en el Congreso de
la Cárcel de Devoto, hasta que se desarrollara efectivamente en Octubre de
1932. De acuerdo a los testimonios la actividad fue muy intensa, emprendiendo
viajes a diferentes puntos del país para ir reconstruyendo los lazos que la
represión y los conflictos internos habían roto. Una de las formas en que se
reconstruyeron los vínculos fue a través de la actividad de los linyeras, o en
general de los viajantes en trenes que recorrían los diferentes puntos del
ramal ferroviario para acercar compañeros a la militancia. Este trabajo queda
expresado en la participación al congreso de representantes de más de veinte
localidades, unos 53 delegados en representación de más de 30 organizaciones.
Según las memorias de Grunfeld la tarea fue
impulsada especialmente por militantes de Capital Federal. Si bien menciona que
asistieron anarquistas de muchas localidades, puntualiza que no participaron
militantes de la F.O.R.A. ya que “(…) ellos sostenían que la única organización
legítima del anarquismo militante estaba en la F.O.R.A.”. Sin embargo,
revisando las listas de asistentes al congreso publicadas en el periódico La Protesta, encontramos presencia de
Antonio Huerta como representante de la F.O.R.A. Buenos Aires. Aquí podemos
pensar que el derrotero posterior de la relación de la F.O.R.A. con la C.R.R.A.
naciente en ese Congreso condicione el recuerdo de Grunfeld para omitir esa
participación. Siguiendo a López Trujillo podemos ver que los mismos documentos
propuestos en el congreso planteaban cosas contrarias a la línea forista, en
ese sentido se plantea la necesidad de crear grupos inter-sindicales, rompiendo
con la premisa de que los libertarios debían militar gremialmente de forma
exclusiva en los sindicatos que adoptaban al comunismo anárquico como su
objetivo finalista.
El resultado final del Congreso con respecto al
tema de la F.O.R.A. abre también otro arco de problemas. Siguiendo a López
Trujillo, la F.O.R.A. participó en el congreso de Rosario con dos objetivos
principales que eran por un lado, frenar la posibilidad de que se conforme
efectivamente una organización específica que nucleé a los anarquistas, y por
otro, sumar solidaridad en la tarea de reconstrucción organizativa que estaba
atravesando la organización sindical luego de los golpes propinados por
la dictadura uriburistas. El primero de los objetivos será un fracaso rotundo,
aunque no con todos los grupos de ese arco tan diverso de participantes. El
segundo objetivo llegó a mejor puerto. Por su parte, el periódico La Protesta participa de las labores
organizativas del Congreso, esto se debe, entre otros factores a que la
coyuntura represiva hace que el grupo editor se transforme, incorporando muchos
jóvenes que traen nuevas perspectivas políticas. Pero esta experiencia de
convivencia entre el nuevo y el viejo anarquismo en el periódico no durará
mucho, ya que para noviembre de 1932 la conducción de la F.O.R.A. se habrá
reorganizado y volverá a ocupar los lugares que había dejado vacantes para los
sectores más jóvenes.
Sobre el Congreso, podemos recuperar lo planteado
por Grunfeld entorno a las razones que llevaron a la elección de la ciudad de
Rosario como sede del mismo. No solamente se decide por la existencia de la
Agrupación Libertaria y la larga historia de militancia anarquista de la
ciudad, sino que también él hace referencia al contexto político nacional,
durante el gobierno de Agustin P. Justo donde
(…) en Santa Fe se respetaron, en aquella época,
las libertades constitucionales. Era posible realizar actividades
“revolucionarias”, sobre todo en las grandes ciudades, pues en numerosas
localidades pequeñas aún se mantenían comisarios que se consideraban los dueños
y señores de un rebaño que debían cuidar (…)[16]”
El gobierno santafesino del momento estaba a
cargo del Partido Demócrata Progresista de Lisandro de la Torre, y el gobierno
municipal por Luciano Molinas. Esta configuración política presentó a Santa Fe
y la ciudad de Rosario como el lugar idóneo para desarrollar el Congreso,
ofreciendo ciertas garantías para actuar en libertad.
Sobre los grupos participantes en el Congreso,
encontramos cuatro de la ciudad de Rosario, estos son: Asociación Anarquista,
la Liga Juvenil Comunista Anárquica, el Centro Femenino “Luz en la Oscuridad” y
la Agrupación “La Lucha”. Llama la atención que ninguna de las anteriores sea
la Agrupación Libertaria que según rastreamos en las memorias de Grunfeld se
funda un año antes en nuestra ciudad. En ese mismo sentido, es notorio que el
mismo Grunfeld figurara como representante único de la Liga Juvenil Comunista
Anárquica, agrupación que no menciona en sus memorias. Con respecto al Centro
Femenino podemos decir dos datos significativos (a pesar de no contar con mayor
información), por un lado es la única agrupación específicamente femenina que
se cuenta en el congreso e incluso en ella participa la única mujer mencionada
en el acto, así de acuerdo al listado de participantes publicado en el
periódico La Protesta, hay una única
mujer nombrada, esta es Francisca Benito de la ciudad de Rosario.
Siguiendo las memorias de Grunfeld podemos ver
que la problemática de la forma organizativa para el anarquismo argentino era
central y que “en el Congreso de
Rosario se adoptaron acuerdos para actuar intensamente por la organización de
los anarquistas en forma federativa y en el orden nacional”[17].
Con esto encontramos cuales eran las ambiciones de este empeño
organizativo libertario, buscando crear un armado anarquista a nivel nacional
como no había existido nunca. Abriendo espacios con cierta laxitud para
permitir el ingreso de diferentes grupos que a través de estrategias
particulares actuarían en un plano mayor federándose en el marco nacional. En
ese sentido “dentro de la misma debían
tener derecho a participar personas individuales o agrupadas localmente. En la
organización libertaria tendrían cabida maestros, profesores, trabajadores de
todas las clases”.[18]
La importancia que tiene este Congreso en el
devenir posterior del impulso organizativo libertario en lo que será la
C.R.R.A. y luego la F.A.C.A. es muy significativo, se toma como una piedra
fundacional de un nuevo período para la militancia libertaria en el país, años
después en perspectiva de balance desde el periódico Acción Libertaria se plantea que
Comprendemos el valor trascendental de aquel
Congreso de Setiembre del 32, cuyos resultados se van superando en la acción
misma, cuyos acuerdos tienen hoy igual Importancia orientadora, porque aquella
reunión de los anarquistas de la Argentina demarcó una nueva etapa para todo el
movimiento[19].
En este sentido, más allá de las discusiones
puntuales en torno a línea política o matices ideológicos que se desarrollaron
durante el congreso, lo que nos interesa puntualizar es el compromiso
organizativo que de él emerge, siendo expresado en la conformación de los
Comités Regionales de Relaciones Anarquistas (C.R.R.A.s). Estos muy pronto
comenzarán a multiplicarse en diferentes puntos del país. En menos de un año,
decenas de grupos comenzaron a conformar comités zonales y provinciales.
Procediendo según lo acordado de que se conformen consejos o comités de relaciones
que iniciarían los trabajos organizativos y donde debían confluir las
agrupaciones para comenzar la tarea. Se plantearon las ciudades de Posadas,
Tucumán, Rosario, Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba y Bahía Blanca como los
lugares idóneos para la conformación de comités o consejos, para funcionar como
articuladores de una zona más extensa. El trabajo en este sentido busca ser
prefigurativo de las formas organizativas de la futura federación, así “(…) los comités locales son un adelanto de la
estructuración definitiva que en nuestro próximo Congreso se dará a la
Federación. Ellos serán – prácticamente ya lo son- las futuras Federaciones
Locales de Grupos Anarquistas”[20].
Es en este marco que el 1 de Septiembre de 1933
comienza a editarse el periódico Acción
Libertaria, como Boletín del Comité
Regional de Relaciones Anarquistas y se transforma en órgano de la
Federación Anarco Comunista Argentina (F.A.C.A.) en su número 19, de abril de
1936. A partir del número 143, en 1955, se convierte en el vocero de la
Federación Libertaria Argentina, sucesora de la F.A.C.A. y deja de publicarse
en marzo de 1971, habiendo editado 210 números[21].
Es necesario marcar que durante todo este tiempo el periódico se editó desde
Buenos Aires, incorporando en todos los números “colaboraciones del interior”
donde con frecuencia podemos encontrar análisis o informes de los diferentes
grupos de Rosario.
Estudiando el primer número podemos ver varias
cosas que nos aclararán la fisonomía que se plantea para el trabajo
constructivo de la federación anarquista tal como se había acordado en el
Congreso de Rosario. Por un lado encontramos que las dos primeras páginas están
dedicadas a un análisis de la coyuntura política y represiva, podemos pensar
que esto busca unificar posturas entorno a las lecturas de la realidad y las
acciones apropiadas para enfrentar al gobierno de turno. También en estas
páginas se hace un recorrido sobre la persecución específica al anarquismo,
mencionando puntualmente la situación de clandestinidad que atraviesa el
periódico La Protesta y los
militantes de la F.O.R.A. Luego en la página tres toca el tema de la
Organización Anarquista, expresando los acuerdos logrados a ese respecto en el
Congreso de Rosario, y ubicando la labor en un plano internacional trayendo a
colación las experiencias en Uruguay y Brasil de los Comités de Relaciones
Anarquistas.
Para abrir otro eje de trabajo que se expresa
desde la fundación del C.R.R.A. debemos referirnos a las acciones en los
sectores juveniles. La Constitución de Juventudes Libertaria fue impulsada
desde el mismo congreso de Rosario. La especificidad de la labor juvenil fue
defendida en el mismo con mucha firmeza y según se narra en Acción Libertaria:
Fue necesario que les gritáramos bien fuerte que
no era posible que en agrupaciones y sindicatos, donde se reúnen hombres
adultos y serios, muchos fogueados en luchas y acciones que requieren algo más
que buena voluntad, para tratar asuntos gremiales o generales de la propaganda,
hallen los muchachos jóvenes que se aproximan por más entusiasmo inicial que
tengan, un ambiente propicio para ir interviniendo y capacitándose en las
mismas.[22]
De esta forma se expresa la especificidad
generacional de los jóvenes dentro del anarquismo, quienes no vienen con un
trabajo previo de militancia y al acercarse a espacios no pensados
específicamente para ellos estarían excluidos y ocultos tras los adultos
“serios” del movimiento.
La forma de acercar jóvenes al anarquismo y a la
Juventud Libertaria será un problema al que constantemente se hace referencia.
Desde la atracción de jóvenes en los sindicatos hasta lo específicamente
político este tema trae aparejado una serie de estrategias que podemos pensar
como específicas para el sector. Es así que el eje está puesto en la
sociabilidad y el esparcimiento como herramienta de aproximación político. Por
ejemplo se habla de paseos y excursiones entre muchachos como un buen puntapié
inicial para cooptar militantes, ya que “(…)
más tarde las excursiones son una oportunidad formidable para hablar y discutir
nuestros problemas, sin aburrir a los muchachos que por primera vez escuchan
estas cosas”[23].
Así también se habla de que “(…) se practican ciertos juegos que como el
ajedrez, permiten ejercitar el cerebro y al mismo tiempo de substraer a los
jóvenes de otros lugares de corrupción”.[24]
Así como también la concurrencia a clubes de
barrio, especialmente los que son también bibliotecas afines ideológicamente
como espacios idóneos para nuclear a los sectores juveniles. A partir de lo
anterior podemos reflexionar sobre la especificidad del trabajo juvenil en el
anarquismo del periodo pensando que el mismo debe adoptar estrategias
específicas en su relacionamiento con ese grupo etario, pero sin ceder en su
orientación iluminista y en cierto sentido moralizante para con las prácticas
comunes para ese segmento social. Asimismo, podemos problematizar el
surgimiento de los armados juveniles como una expresión más de este fenómeno de
transformación que vive el anarquismo argentino en los años treinta, al mismo
tiempo que como signo del contacto que se está teniendo con desarrollos en
otras latitudes como son las Juventudes Libertarias en España que habían nacido
para 1932 durante la Segunda República.
Por otro lado, vale mencionar el accionar de las
Asociaciones Anti-militaristas, que a partir del Acción Libertaria nº6 de Enero de 1934 cuentan con un lugar
específico para desarrollar sus posturas. Como sección argentina del B.I.A.
(Bureau Internacional Anti-militarista contra la Guerra y la Reacción),
vinculada a la A.I.T. (Asociación Internacional de los Trabajadores). Como
justificación de su accionar la Asociación plantea que la:
Asociación Antimilitarista Argentina trata de
aplicar las tácticas revolucionarias y de acción directa en las luchas
anti-guerreras y anti reaccionarias de la Argentina. Fundamenta su principal
acción en la enorme potencialidad de los productores explotados, y en la
eficacia de su negativa rotunda a participar en las guerras, en su preparación,
en la fabricación y transporte de los elementos bélicos.[25]
La guerra del Chaco será el eje que impulsará la
mayoría de las notas de la sección en este momento, así como también la amenaza
de una guerra en Europa.
El pantallazo que hemos realizado sobre la acción
de los grupos juveniles, así como las Asociaciones Anti-militaristas y
antifascistas, se suma a un importante desarrollo de lo que es la militancia
sindical, especialmente acompañando a la F.O.R.A. en las diferentes regiones y
el trabajo de crecimiento político propiamente dicho. Sobre lo que no podemos
encontrar nada definido a su accionar es de las organizaciones específicamente
femeninas o siquiera alguna reivindicación genéricamente definida. La mirada al
conjunto de las iniciativas organizativas propulsadas por el C.R.R.A. desde el
Congreso de Rosario y plasmadas en su órgano Acción Libertaria afirma la perspectiva de construir una federación
de grupos, donde puedan confluir toda esa diversidad de organizaciones sin
necesidad de unificación en la acción estratégica. Será la creación de la
F.A.C.A. producto de esa “síntesis” organizativa que propugna el C.R.R.A.,
donde el eje estará puesto más en la formación de una organización política que
incorpore el mosaico organizativo que la conformación de una organización
anarquista al estilo partido político con “unidad de acción” como planteara E.
Malatesta.
En cuanto a la política de alianzas por fuera del
movimiento libertario desarrollada por el C.R.R.A, podemos retomar lo propuesto
por López Trujillo quien plantea que esta fue más bien diversa. Hay casos donde
se confluye en actos, en solicitadas y solidaridad con agrupaciones del Partido
Comunista y Socialista, pero esta no es una línea homogénea, sino que es
asumido por grupos locales, generalmente las Juventudes Libertarias o comités
locales. En este punto es donde el autor marca una originalidad de Rosario,
donde la acción multisectorial amplia es particularmente significativa desde el
Comité Local. En este estudio no contamos con registros de lo antes dicho como
para confirmarlo cabalmente. Lo que sí se puede marcar es la línea que propaga
el periódico Acción Libertaria especialmente sobre el Partido Comunista, que
como sabemos en los años treinta estará en pleno crecimiento. Así, en el primer
número de la publicación, acerca del Frente Único impulsado por los
“bolcheviques Stalinistas” e imitado por los radicales, refrendan lo acordado
en el Congreso de Rosario donde expresan:
Reafirmamos nuestra oposición permanente contra
todos los partidos políticos, el Segundo Congreso Anarquista Regional declara
rechazar cualquier participación en los mismos, desenmascarando sus tendencias
y actitudes reformistas y demagógica; y al mismo tiempo, vista la falsa campaña
de un pretendido frente único, el Segundo Congreso expresa su hondo repudio
contra los partidos titulados obreristas, lo que utilizan como consigna de sus
bajos intereses de partido y reitera sobre un pie de lucha su intransigencia de
acción directa, en un frente revolucionario, en movimientos conjuntos obreros y
populares, contra el capitalismo y el Estado[26].
Será luego de extensos preparativos que podrá
finalmente desarrollarse el Congreso Constituyente de la F.A.C.A. en
1935. Durante ese proceso de gestación comienzan a editarse los Boletines de la
Comisión Pro Federación Anarquista del C.R.R.A. En el Boletín nº 3 de Enero de 1935 encontramos junto al impulso
organizativo para la constitución de la futura federación, la preocupación, que
es visible desde el Congreso de Rosario, sobre la solidez de la construcción a
encararse. Es decir, la nueva propuesta organizativa no puede ser algo
pasajero, una anécdota más dentro del fragmentado anarquismo argentino, sino
que debe en el Congreso Constituyente sentarse los cimientos para una
herramienta organizativa que perdure en el tiempo más allá de los individuos
que la están impulsando. Así en la misma tapa del Boletín encontramos que:
La Federación Anarquista de la Argentina estará
sólidamente afirmada, porque las bases se han creado en dos años de actividad
coordinada en todo el país, que culminará con el próximo Congreso[27].
Podemos ver que fue a través de esos Boletines
como fue preparándose lo que será el Congreso Constituyente, así se hace
referencia por ejemplo a las propuestas que fueron girando para Orden del Día y
definición de Temario para el mismo. Paralelamente se van plasmando las
cuestiones operativas de organización y los acuerdos sobre puntos planteados en
Boletines anteriores. En cuanto a la financiación del Congreso, se
menciona la venta de “estampillas” que además de funcionar como medios
recaudatorios también ayudan en la difusión en el ambiente libertario.
Dentro del Boletín se encuentran transcriptas las
respuestas de los diferentes grupos o comités a los disparadores de Boletines
anteriores. Así encontramos la posición del “Comité de Relaciones de Grupos Libertarios
de Rosario”, por un lado se plasma la posición de realizar una reunión
plenaria de grupos de la provincia de Santa Fe en el futuro próximo para
trabajar la Pro-federación desde allí. Por otro lado, se habla de ciertas
fallas que existen pero que se atribuyen principalmente a la inexperiencia
organizativa. En este sentido se plantea compromiso con la orientación que
apunta a la creación de la Federación Anarquista, advirtiendo sin embargo que
hay sectores resistentes a esa iniciativa, identificados con la F.O.R.A.
(Federación Obrera Local Rosario). Estos sectores, plantean que “la organización anarquista está reñida
fundamentalmente con los principios del movimiento obrero internacionalista que
sustentan nuestra F.O.R.A.”[28]
Sin embargo se advierte que esta es una posición que va mermando en fuerza y
seguirá disminuyendo. El único punto donde parece haber una falta de sintonía
con lo que se viene planteando a nivel nacional parece ser en el de los plazos:
Insistimos. Todos estos trabajos y muchos otros
que hay necesidad de previamente, antes de constituir la F., no deben ser
apresurados; hay aún mucha necesidad de consultar con nuestros camaradas,
obtener sus opiniones, aclarar otras aun para muchos de los nuestros. Todo esto
y mucho más hay que ir realizando despacio y con cuidado antes de constituir la
F.A[29].
Apreciando esta posición entorno a la mesura y la
necesidad de tiempos, y teniendo en cuenta que en menos de nueve meses se
realizaría el Congreso Fundacional de la Federación Anarco Comunista Argentina
no podemos más que pensar que la influencia del Comité de Rosario no era la
mayor a la hora de afectar los tiempos de esta iniciativa a nivel nacional que
tenía un fuerte impulso desde Buenos Aires. Desde otra óptica, podría ser que
en ese lapso de nueve meses se hayan saldado los procesos políticos de
discusión y debate que pedían desde Rosario, y fuera por acuerdo común la fecha
en que finalmente se realizó el Congreso. No es posible saberlo ya que no
contamos con los boletines posteriores para seguir el debate al respecto.
Parece ser más bien la segunda opción, o el haber
queda como posición minoritaria el grupo de Rosario cuando en el mismo boletín,
páginas más adelante, en un apartado dedicado a los Pronunciamientos sobre la
Federación se plasman lo resuelto en la Reunión Plenaria de los grupos y
compañeros de la provincia de Santa Fe. Allí se expresa que:
Visto que el ciclo inicial de la organización
anarquista se ha llevado a cabo con la función amplia de relación que han
venido cumpliendo los comités de relaciones y grupos, y considerando que su
función no contempla ya las necesidades de la propaganda; y considerando una
necesidad, imperiosa la creación de la federación; dados los beneficios que
reportará a la propaganda, la reunión plenaria resuelve: "solicitar al
C.R.R.A la aceleración de los trabajos pro congreso constituyente de la
Federación, aconsejando su pronta constitución. Se nombra a la brevedad una sub
comisión con sede en Rosario que correrá con los trabajos tendientes a apoyar
las gestiones que en este sentido se hagan”[30].
Así el consenso construido en la reunión plenaria
fue más hacia la urgencia de la conformación de la federación que hacia la
mesura y contemplación a los tiempos como pedía el grupo de Rosario.
Finalmente en Octubre de 1935 se realizará en La
Plata el Congreso donde se planteará una clara línea de continuidad con la
labor llevada adelante desde el Congreso de Rosario por el C.R.R.A. Así
se plasmará en las actas que fueron transcriptas posteriormente en Acción
Libertaria:
En este nuevo Congreso se reafirmó unánimemente
lo acordado en Rosario, concordándose en que era preciso dar forma a lo
existente. Todo el movimiento había trabajado para un propósito común: poner en
pie un organismo relacionador eficaz, y hacerlo marchar. Este organismo debía
ser el vínculo permanente general de todas las agrupaciones anarquistas
federalistas, y se pensó además que la base de relación tendía no solo a
facilitar la propaganda, sino también como un medio de preparación
revolucionaria, ya que sin una preparación metódica, perfeccionada, y sobre
todo modernizada, no es posible afrontar con éxito la reacción, bien
pertrechada con elementos defensivos, como lo certifican dolorosas experiencias[31].
Se puede pensar que el nivel de acuerdo sobre la
necesidad de la organización política era alto, si bien la misma fisonomía
organizativa propuesta permitirá la pervivencia de diferencias locales, y la
confluencia de grupos diversos dentro de la Federación. En términos numéricos
podemos retomar lo inferido por López Trujillo quien plantea que la
participación rondaría entre los setenta y los cien participantes, número
considerable teniendo en cuenta el carácter delegativo de la tarea y teniendo
en cuenta la situación de clandestinidad del Congreso que se extenderá por un
lapso de cinco días. Con respecto a la presencia de Rosario en el Congreso
encontramos que participó la Agrupación “La Lucha”, La Sexta y Tablada, La
Séptima y la Asociación de Juventudes Libertarias, a las que se suma la
participación del Comité de Relaciones de Grupos Anarquistas de Rosario,
conformado años antes por el impulso organizativo del C.R.R.A.
Con respecto a las definiciones políticas tomadas
en la fundación de la F.A.C.A encontramos en las páginas que:
La Federación será un organismo de impulso y
orientación revolucionaria; ejemplo de lucha permanente para las nuevas
generaciones que engrosan nuestras filas, crecientes en número y voluntades. La
decisión y responsabilidad de sus integrantes, darán a la F. A. C. A.
potencialidad inexpugnable contra la reacción[32]
Pero vale la pena analizar el documento titulado
“Resoluciones adoptadas en el Congreso Constituyente de la Federación
Anarco-Comunista Argentina”[33]
para desentrañar los pormenores de lo aprobado durante ese Octubre de 1935. En
él se desarrollan la Declaración de Principios, El plan de Acción, Las Formas
de Organizaciones, la Carta Orgánica, y ciertos lineamientos programáticos. El
documento comienza con una justificación ideológica política de las premisas
anarquistas, fundamentalmente el anti estatismo, construyendo un argumento que
se basa en procesos históricos para justificarlo. Así mismo, fundamenta le
necesidad de una Revolución Social para que genere una “profunda transformación de las normas de convivencia”. Siendo el
agente de esa transformación las “masas
laboriosas y oprimidas”. También se adelantan posturas entorno a la
organización social pos revolucionaria que encontrará su base en los Sindicatos
de oficio y de industria, los Sindicatos campesinos, las Cooperativas, las
Comunas, etc.
En cuanto a la estructura organizativa, se
plantea la continuidad con los organismos creados desde el Congreso de Rosario,
pero también
para coordinar la relación federalista en una
vinculación permanente y acelerar la actividad, se creará en el seno de la
F.A.C.A las siguientes Federaciones, interrelacionadas entre sí: Federaciones
Locales, Federaciones Inter-locales, Federaciones Zonales, Federaciones Provinciales,
Federaciones Regionales[34].
Podemos observar así que el alcance de las
federaciones puede variar según lo consideren sus agrupaciones integrantes. Por
otro lado, el órgano básico que compone la F.A.C.A serán las Agrupaciones, que
están integradas de todos los militantes anarquistas que acuerden con los
documentos de la organización, esto es la Declaración de Principios y el Plan
de Acción. Estas agrupaciones no deben marcar “ninguna diferencia de edad, sexo, profesión, idioma, etc. Pero a
efectos de una mayor eficacia en el desarrollo de las tareas que
voluntariamente se han impuesto, los militantes anarquistas integraran
agrupaciones especializadas, de acción barrial, sindical, juvenil, femenina, etc.”[35]. Vale
remarcar así que dentro de las discusiones de este Congreso fundacional se
contempló la participación femenina como algo específico que puede comprender
agrupaciones propias para potenciar el mejor desarrollo de las tareas, no
desarrollando más cuales serían esas tareas específicas a desarrollar por los
grupos femeninos. Esto abre otro interrogante que es el de la participación
femenina en ese Congreso, ya que se cuenta solamente con los nombres de las
agrupaciones y zonales sin posibilidad de dilucidad si existe alguna
específicamente femenina.
Por último se estipula la conformación del
Consejo Nacional, compuesto por dos delegados de cada Federación Provincial o
Regional, donde se buscará contar con un mínimo de 20 miembros (es decir 10
federaciones locales o regionales). En este sentido se aclara que se
considerará a la ciudad de Buenos Aires con el mismo carácter de una provincia
y contará con dos delegados en el CN. Este órgano nombrará a su vez a una Junta
Administrativa y a un Secretariado de cuatro miembros.
Acerca de los lineamientos tácticos el documento
nos plantea por un lado la definición de que el movimiento anarquista debe
actuar en torno a la agitación y las luchas populares, apostando a que los
militantes anarquistas de F.A.C.A se integren a las organizaciones sociales de
lucha e influencien con las tácticas de acción directa. Por otro lado, hay todo
un apartado dedicado al movimiento sindical. En primer término en el segmento
público se plantea que:
La Federación Anarco-Comunista Argentina apoyará
toda lucha anti-capitalista o anti-estatista que plantee cualquier organización
obrera. Considerando que la única institución obrera nacional que ofrece
posibilidades de realizar los principios arriba expuestos es la F.O.R.A, la
F.A.C.A afirma su íntima solidaridad ideológica y su colaboración con la misma[36].
A continuación, en cuanto a formas de
organización sindical, se plantea que se debe adoptar el sistema que las
circunstancias y las necesidades de la lucha requieran (por oficios, sindicatos
de industria, sindicatos únicos, etc.). Así vemos una adscripción política a la
F.O.R.A. pero en cuanto a lo práctico la F.A.C.A. parecía más acorde a los
tiempos que corren y menos reticente a otras formas de organización sindical
que en los años 30 comienzan a crecer. Lo plantean claramente cuando dicen que.
Considerando que las prácticas empleadas por los
actuales cuerpos de relaciones de la F.O.R.A. constituyen una táctica suicida,
por cuanto debilitan a esa organización erigiendo en método la insolidaridad
con otros núcleos obreros; por cuanto emplean los órganos oficiales para
insidias internas; por cuanto se aíslan de las agitaciones del proletariado, se
recomienda a los compañeros actuantes en los gremios de F.O.R.A., procuren
modificar esa línea de conducta eminentemente perjudicial, evitando en todo lo
posible que tales fallas adquieran relieve al exterior del movimiento”[37].
Por otra parte, en cuanto a la sección interna,
es decir que no era para hacer circular públicamente, se plantea la relación
con la C.G.T. En primer término se urge a todos los militantes que actúen en el
ámbito sindical, ya sea en la C.G.T. o autónomas, a imprimir una orientación
revolucionaria a esos espacios, a través de la acción directa y finalista. Por
otro lado, se plantea que ante la posibilidad de elegir se priorice participar
en los sindicatos adheridos a la F.O.R.A si existiera esa posibilidad en la
localidad. Pero también se estipula que siempre debe haber un grupo de
compañeros que actúe dentro de la C.G.T., pero sin expectativas de influir en
la orientación general de “ese organismo
viciado de prácticas burocráticas”, en ese sentido la influencia
apuntará a lograr la mayor autonomía posible e incluso la posibilidad de
acercar el gremio a la F.O.R.A. Por último se propone la creación de
grupos Intersindicales en los cuales actuarían los militantes anarquistas, no
solamente de la F.A.C.A, para influir en la línea de acción sindical. Estos
grupos “no son organismos integrados a
la F.A.C.A, sino parte de la misma, en pleno cumplimiento de sus funciones”. En
este sentido actuarán de acuerdo a la línea elaborada en la organización y
buscarán coordinar con otros compañeros o simpatizantes con los que haya
coincidencias políticas y tácticas para la lucha sindical.
IV
Algunas reflexiones son pertinentes a modo de
cierre de este análisis. Por un lado, la trayectoria organizativa que llevará
al desarrollo de la F.A.C.A nos permite afirmar la continuidad del anarquismo
en los años ’30. La forma en que se da esa continuidad es un problema distinto,
así podemos encontrar rasgos de novedad en el mismo hecho de que se conforme
una organización a nivel nacional que apuntará a contener a todo el anarquismo
en su interior.
La década de 1930, abierta con el golpe cívico
militar el 6 de septiembre, traerá cambios significativos para la militancia
anarquista, no sólo la situación de clandestinidad sino los cambios en la
organización sindical, el crecimiento del Partido Comunista, el afianzamiento
del fascismo como problema de época y como enemigo político real y concreto.
Así como también la Guerra Civil Española que marcará el tempo de la segunda
mitad de la década y se presentará como la batalla definitoria por la
revolución y contra el avance del fascismo.
Sin poder abordar en este trabajo esos problemas,
hemos logrado mostrar como el anarquismo se dio una política propia para esa
coyuntura, sin dejar de lado sus rasgos fundamentales y objetivos finalistas.
La segunda mitad de la década llevará a muchos militantes faquistas a España
para sumarse a las fuerzas republicanas, así como también re-direccionará las
prioridades locales de la organización para enfocarse en el apoyo y la
solidaridad con la república española. El final de la década, así como la
derrota en España traerá nuevos desafíos para la F.A.C.A que no han podido abordarse
en este trabajo.
Referencias
bibliográficas
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(1985) La FORA y el movimiento obrero
(1900-1910). Buenos Aires:CEAL.
Ceruso, D. (2011) “El trabajo sindical de base del
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Primavera 2011.[Recuperado www.ncsu.edu/project/acontracorriente]
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Tomo I. Rosario: Homo Sapiens.
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López Trujillo, Fernando. (2005) Vidas en rojo y negro. Una historia del anarquismo en la “Década
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María Migueláñez Martínez (2012) “1910 y el declive del
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Españoles: congreso internacional,
Sep 2010, Santiago de Compostela, España. pp. 436-452
Nieto, Agustín (2010) “Notas críticas en torno al sentido
común historiográfico sobre ‘el anarquismo argentino’”. A Contra Corriente.
Vol.7, No.3, Spring 2010. pp. 219-248.
Oliva, Aldo (2007) El
fusilamiento de Penina. Barcelona: El Viejo Topo
Oved, I. (1978) El
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Nuestra América.
Suriano, Juan (2005) Auge
y Caída del Anarquismo: Argentina, 1880-1930. Buenos Aires: Ed. Capital
Intelectual
Suriano, Juan (2008) Anarquistas,
cultura y política libertaria en Buenos Aires, 1890-1910.. Ed. Manantial
Viana da Silva,
Rafael (2013) “Os revolucionários ineficazes de Hobsbawm: reflexões críticas de
sua abordagem do anarquismo”. [Recuperado https://ithanarquista.files.wordpress.com/2013/02/rafael-viana-os-revolucionc3a1rios-ineficazes-de-hobsbawm.pdf]
Archivos consultados
BASAG Biblioteca y Archivo Social “Alberto Ghiraldo”,
Rosario
FLA Federación Libertaria Argentina, Buenos Aires
Recibido con pedido de publicación 15/01/2019
Aceptado para publicación 26/03/2019
Versión definitiva 23/04/2019
[1]Universidad
Nacional de Rosario. Correo electrónico: rociolescano@gmail.com
[2] Dentro de los autores para abordar este
período véase: Suriano, Juan (2008) “, Oved, Iaacov (1978), Bilsky, Edgardo
(1985).
[3] Ver: Eric
Hobsbawm (2010) “y Viana da Silva, Rafael (2013).
[4] Ver: Oliva, Aldo (2007)
[5] Fragmento
extraído de "Del manifiesto de los presos de Devoto publicado en L'Adunata dei Refrattari, Sábado 17
de enero de 1932" (López Trujillo, 2005:47)
[6] Malatesta (1853-1932) militante y
teórico anarquista. Conceptualizó al partido anarquista como “el conjunto de
aquellos que quieren contribuir para realizar la anarquía, y que, por
consecuencia, necesitan fijar un objetivo para alcanzar y un camino para recorrer”.
Para él, “permanecer aislado haciendo o queriendo hacer cada uno por su cuenta,
sin entenderse con otros, sin prepararse, sin agrupar las débiles fuerzas
aisladas, significa condenarse a la debilidad, desperdiciar su energía en
pequeños actos ineficaces, perder rápidamente la fe en el objetivo y caer en la
completa inacción”. Para que los anarquistas pudiesen ser sus eficaces en su
acción, debería establecer una estrategia común, un programa y superar la forma
de los grupos de afinidad sin contactos con las luchas sociales (Correa-Viana
da Silva: 2016).
[7] Faure (1858-1942) En 1927, el célebre
anarquista francés Sébastian Faure redactó la “síntesis anarquista” como
proyecto de coordinación del anarquismo organizado. Esta propuesta, aceptada
por la mayoría de grupos, fue un hito importante en la estructura del
anarquismo a escala mundial, que tuvo su corolario en 1968 con la creación de
la Internacional de Federaciones Anarquistas.
[8] Grunfeld, José (2000) Memorias de un Anarquista. Buenos Aires:
Grupo Editor Latinoamericano
[9] Grunfeld, José (2000) Memorias de un Anarquista. Buenos Aires:
Grupo Editor Latinoamericano. Pp.136
[10] Grunfeld, José (2000) Memorias de un Anarquista. Buenos Aires:
Grupo Editor Latinoamericano Pp. 137
[12] Grunfeld, José (2000) Memorias de un Anarquista. Buenos Aires:
Grupo Editor Latinoamericano Pp. 142
[13] Grunfeld, José (2000) Memorias de un Anarquista. Buenos Aires:
Grupo Editor Latinoamericano Pp. 143
[14] Grunfeld,
José (2000) Memorias de un Anarquista.
Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano Pp. 143
[15]FLA Acción Libertaria nº15. Octubre 1935
[16] Grunfeld, José (2000) Memorias de un Anarquista. Buenos Aires:
Grupo Editor Latinoamericano. Pp. 143
[17] Grunfeld, José (2000) Memorias de un Anarquista. Buenos Aires:
Grupo Editor Latinoamericano. Pp. 148.
[18] Grunfeld, José (2000) Memorias de un Anarquista. Buenos Aires:
Grupo Editor Latinoamericano. Pp. 149.
[19]FLA Acción Libertaria nº21. Octubre 1936
[20] FLA Acción Libertaria nº1. Septiembre 1933
[21] Es posible encontrarlo
digitalizado hasta el año 1940 (nº80) en
el archivo digital de la Federación Libertaria Argentina en:
http//www.federacionlibertaria.org/archivo-digitalizaciones-accion%20Libertaria.html
[22] FLA Acción Libertaria nº1. Septiembre 1933.
[23] FLA Acción Libertaria nº4. Enero 1934.
[24] FLA Acción Libertaria nº4. Enero 1934.
[25] FLA Acción Libertaria nº6. Enero 1934
[26] FLA Acción Libertaria nº1. Septiembre 1933.
[27] BASAG Boletín nº3
1935.
[28] BASAG Boletín nº3
1935.
[29] BASAG Boletín nº3
1935.
[31] FLA Acción Libertaria nº21. Octubre 1936
[32] FLA Acción Libertaria nº16. Diciembre 1935.
[33] BASAG. Resoluciones adoptadas en el Congreso
Constituyente de la Federación Anarco-Comunista Argentina (1935)
[34] BASAG. Resoluciones adoptadas en el Congreso Constituyente de la Federación
Anarco-Comunista Argentina (1935)
[35] BASAG. Resoluciones adoptadas en el Congreso Constituyente de la Federación
Anarco-Comunista Argentina (1935)
[36] BASAG Resoluciones adoptadas en el Congreso Constituyente Federación
Anarco-Comunista Argentina. 1935.
[37] BASAG Resoluciones adoptadas en el Congreso Constituyente Federación
Anarco-Comunista Argentina. 1935.