Prensa
y política en la Argentina peronista.
Un análisis de las prácticas
periodísticas en un espacio provincial marginal
(Corrientes, 1945- 1955)
María
del Mar Solís Carnicer y Andrea de los
Reyes
Estudios
del ISHiR, 23, 2019. ISSN
2250-4397
Investigaciones
Socio Históricas Regionales,
Unidad Ejecutora en Red – CONICET
http://revista.ishir-conicet.gov.ar/ojs/index.php/revistaISHIR
Dossier
Prensa
y política en la Argentina peronista.
Un análisis de las prácticas
periodísticas en un espacio provincial marginal
(Corrientes, 1945- 1955)*
María del Mar Solís
Carnicer[1]
Andrea de los Reyes[2]
Resumen
Entre 1946 y 1955, el
peronismo se
instauró en todo el país, atravesando y
modificando las prácticas políticas y
sociales en los más diversos ámbitos, incluidos
los de la prensa. En este
trabajo se indagan esas transformaciones a partir del
análisis comparado de dos
periódicos referentes del peronismo correntino: El Diario del Foro y El
Liberal. Con el objetivo de conocer las huellas del proceso
de
“peronización” de ambos medios de
comunicación durante esta etapa, se busca
identificar a los actores involucrados, describir y caracterizar a
nivel
morfológico ambos diarios y analizar sus líneas
editoriales.
Por otra parte, el
estudio tiene en cuenta
el contexto histórico particular de la provincia de
Corrientes, la única en la
que el peronismo no consiguió llegar al gobierno en las
elecciones de febrero
de 1946 y en la que los partidos conservadores provinciales
habían sido los que
dominaron sus asuntos públicos desde fines del siglo XIX.
Palabras
clave: Prensa; peronismo; política; Corrientes;
Historia regional.
Press
and politics during the peronist Argentina. An analysis of
journalistic practices in the political peripheral (Corrientes,
1945-1955)
Abstract
During 1946 and 1955 the peronist
political party was established throughout the country, changing the
political
and social practices in different areas, including those of the press.
This
paper will explain the transformations focusing in two newspapers that
were a
landmark in Corrientes during the Peronist years: El Diario del Foro
and El
Liberal. In order to know the sources, the process of "peronization",
of both newspapers during this period, it is sought to identify the
actors
involved, describe and characterize at a morphological level both in
the
newspapers and in the editorial lines.
On the other hand, the study takes into
account the particular historical context of Corrientes, as it is the
only one
in which the peronism must didn´t reach the power in February
1946's elections,
it is also a province where conservative parties dominated the public
affairs
since the end of the 19th century.
Keywords: Press;
peronism; politics; Corrientes; Regional history.
Introducción
A mediados del
siglo XX el peronismo irrumpió en la escena argentina
provocando fuertes
transformaciones en sus prácticas políticas,
sociales y culturales. Uno de los
ámbitos que reflejó esto cambios con nitidez fue
el de la prensa, un espacio
mediático que fue ocupado con estrategias novedosas y al
mismo tiempo
uniformadoras y hegemónicas.
En los
últimos
años la producción académica sobre el
peronismo aumentó de manera considerable,
así como las perspectivas y los enfoques de su estudio. En
ese complejo y
diverso campo, las líneas más
fructíferas que interesan para este artículo se
ocuparon por indagar los rasgos y particularidades que
adquirió el peronismo en
las provincias y territorios nacionales. Trabajos que dieron cuenta de
la
complejidad del fenómeno y de la diversidad de los rasgos y
singularidades que
adquirió ese proceso en cada lugar.[3]
Por otro lado, los estudios que analizaron las relaciones entre prensa
y
peronismo también se fueron multiplicando, al tiempo que
modificaron sus
perspectivas de indagación. La literatura
académica sobre la diada
prensa-peronismo pasó desde los primeros trabajos en los que
se analizaba a los
medios de comunicación del período como un
ejemplo de censura y autoritarismo
por parte del gobierno[4],
a otras líneas de investigación más
sofisticadas que analizaron la prensa como
una práctica productora de sentido, como una industria
cultural relevante o
como un actor social y político más
allá de los vínculos, las limitaciones o
injerencias que sobre ella pudo ejercer el gobierno peronista. [5]Precisamente,
en este trabajo, se retoman esas discusiones analizando las
prácticas
periodísticas y sus transformaciones durante el peronismo, a
partir del examen
editorial y morfológico de dos periódicos
publicados en la provincia de Corrientes
en esos años.
Se
seleccionó
para el estudio dos unidades de análisis representativas de
la prensa peronista
provincial El Diario del Foro (en
adelante DF) y El
Liberal (en adelante EL),
ambas con una trayectoria periodística previa al surgimiento
del peronismo que
en esos años convirtieron sus páginas en
escenario de militancia partidaria y
de difusión del modelo social que el peronismo
buscó instaurar.
Por otra
parte, el estudio toma en cuenta el contexto histórico
particular de la
provincia de Corrientes, que presentaba rasgos tradicionales muy
marcados en su
economía y sociedad y que desde fines del siglo XIX
había sido gobernada en
forma ininterrumpida por partidos conservadores. Además, fue
la única en la que
el peronismo no consiguió llegar al gobierno en las
elecciones de febrero de
1946 –lo haría recién luego de una
intervención federal sancionada en 1947-. La
opción por un enfoque de análisis en escala
provincial busca alejarse de
aquellas miradas que reducen los procesos regionales o locales a meros
“reflejos” de lo ocurrido en las áreas
centrales, pero también se ubica en una
posición diferenciada de aquella “mirada de
parroquia” que se asocia a un
discurso reivindicatorio por parte de las historiografías
provinciales (Tcach,
2014).
Para el
análisis,
se utilizaron las colecciones de ambos diarios existentes en el Archivo
General
de la Provincia de Corrientes (AGPC). A dicho corpus se aplicaron
diferentes
técnicas de investigación. Para realizar el
análisis morfológico, se trabajó
con una muestra de distintos ejemplares de ambos medios, identificando
la
estructura del soporte y sus temarios, además de los cambios
que se
evidenciaron a través del tiempo. Para el
análisis de la línea editorial, se
empleó la técnica historiográfica del
tratamiento temático de la documentación
escrita.[6]
El
peronismo en la provincia de Corrientes
El peronismo se
constituyó como movimiento político
a partir de la figura de Juan Domingo Perón, un militar que
participó del golpe
de estado del 4 de junio de 1943 y que posteriormente -desde el poder-
fue
construyendo un espacio político nuevo y un fuerte
liderazgo. El 24 de febrero
de 1946 se presentó a las elecciones presidenciales
acompañado fundamentalmente
por dos partidos políticos que se organizaron para
secundarlo, la Unión Cívica
Radical (Junta Renovadora) –un desprendimiento del
tradicional partido radical-
y el Laborista, un nuevo partido que se constituyó a partir
del importante
predicamento que Perón alcanzó entre los
trabajadores desde la Secretaría de
Trabajo y Previsión.
En las
elecciones de 1946, el peronismo no sólo triunfó
a nivel nacional sino que
también lo hizo en todas las provincias, con la
única excepción de Corrientes,
en la que la victoria correspondió –por primera
vez en su historia política- al
partido radical. Sin embargo, esta situación pudo sostenerse
por poco tiempo,
apenas un año y tres meses más tarde, en
septiembre de 1947, una intervención
federal llegó a la provincia de la mano del general Juan
Filomeno Velazco, un
militar correntino muy amigo de Perón, que se
había desempeñado previamente
como jefe de la Policía Federal. Dos años
después Velazco se convirtió en el
primer gobernador peronista de Corrientes. En 1952, lo
sucedió Raúl Benito
Castillo, un médico de la localidad de Esquina que
había sido Ministro de Salud
Pública durante el gobierno de su antecesor. Castillo
ocupó el cargo hasta el
golpe de estado que derrocó a Perón en septiembre
de 1955 (Solís
Carnicer, 2010).
Frente a esta
situación particular, debe señalarse que el
peronismo correntino pasó por
diferentes etapas en su configuración que difieren con el
proceso de
conformación partidaria que se dio a nivel nacional
así como también del que se
produjo en otras provincias. La primera es la que se inicia a fines de
1945 con
la conformación de los dos partidos que apoyaron la
fórmula Perón- Hortensio
Quijano que fueron, la Unión Cívica Radical
(Junta Renovadora) y el partido
Laborista. Si bien esto se dio de manera similar en todo el
país, en la
provincia de Corrientes se plantearon algunos rasgos particulares, una
fuerte
injerencia del nacionalismo integrista en ambas agrupaciones, el apoyo
mayoritario del radicalismo antipersonalista y de algunos dirigentes
conservadores, especialmente del partido Liberal. En una segunda etapa
el peronismo
se constituyó en el principal sector opositor en la
provincia, apelando a
formas tradicionales de oposición política: la
abstención electoral y la
solicitud de la intervención federal. Por otro lado en este
período se produjo
la disolución de los dos partidos originales y la
creación del Partido Único de
la Revolución primero y Partido Peronista,
después. Una tercera etapa se inició
con la llegada de la intervención federal que
afirmó el liderazgo provincial de
Juan Filomeno Velazco, que logró organizar el partido a
nivel local y construyó
estrechos vínculos con algunos sectores de la
política tradicional de
Corrientes. Y finalmente, una última etapa en la que el
peronismo provincial se
afianzó en el gobierno y en la que se produjo una mayor
concentración y
centralización del poder en Perón, una creciente
imbricación entre partido y
Estado e importantes avances de éste a diferentes sectores
de la sociedad
civil. Por otra parte, en esta etapa recrudecieron las diferencias y
los
conflictos internos dentro del peronismo provincial en los que
podían
identificarse dos sectores, uno vinculado con el ex gobernador Velazco
(luego
senador nacional) y otro cercano al gobernador Castillo.[7]
Esta
disputa derivó incluso en denuncias judiciales por
corrupción contra el
ex–gobernador y sus funcionarios, algunos de los
cuáles llegaron a ser
detenidos. La muerte de Velazco en 1954 calmó un tanto el
enfrentamiento
explícito pero las diferencias entre los sectores eran
imposibles de disimular.
Estas disputas
al interior del peronismo fueron una constante desde el mismo momento
de su
constitución como partido político, al nutrirse
de vertientes y tradiciones
ideológicas y políticas diversas, esas
diferencias y los enfrentamientos por
alcanzar los espacios de poder más relevantes pronto
empezaron a manifestarse.
La descripción que hicieron Darío Macor y
César Tcach del partido como un
oxímoron refleja con claridad esa característica:
“Se sueña como un partido de
acero y vive alterado por rencillas internas; se imagina provisto de
una
disciplina inflexible y no pocos de sus documentos y discursos
amenazaban marcar
con el hierro candente de la traición a los
desobedientes” (Macor,
Darío y Tcach, 2013:
16-17). Esta
concepción
comunitaria-organicista de la política que busca la
unanimidad, condujo a
rechazar las instancias de control, pues le cuesta aceptar la
legitimidad de lo
diverso y tiende a reprimir los trabajos de oposición (Pucciarelli,
1999:53).
En el ámbito
de las provincias estos rasgos se repitieron y entonces,
sólo serían admitidas
como legítimas aquellas facciones a las cuales el mismo
Perón reconoció como
tales.
El
peronismo y la prensa
En ese
escenario político, la prensa cumplía un rol
central. Era el espacio de
canalización del debate hacia el interior del partido,
presentando las posturas
en pugna. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, la prensa general
y la
peronista en particular se irían uniformando y adoptado un
discurso hegemónico
dejando atrás los matices.
Durante ese
proceso se destacaría el protagonismo del área de
Informaciones y Prensa, cuya
Subsecretaría a nivel nacional cumplió un
importante rol en el creciente
control sobre los medios de comunicación. El
interés de Perón por esta cuestión
se había iniciado antes de su llegada a la Presidencia,
desde su cargo de
secretario de Trabajo y Previsión (1944-1946). En ese
período se aprobó el
Estatuto Profesional del Periodista, se creó la agencia
Telenoticiosa Americana
(TELAM) para contrarrestar las agencias estadounidenses AssociatedPress
(AP) y
UnitedPress (UPI) y se estableció el Manual de Instrucciones
para las
Estaciones de Radiodifusión (Varela,
2012).
Durante la
campaña de 1945-1946 se fue organizando un bloque de medios
de comunicación
afines al peronismo, como un mecanismo para equilibrar el apoyo casi
total de
la prensa metropolitana a la Unión Democrática. La Nación, La Prensa, El Mundo, y,
en menor medida, Crítica
habían levantado la bandera a
favor de la fórmula de José P. Tamborini y
Enrique Mosca.
Del otro lado
del mostrador, el primer diario abiertamente peronista fue La Época, dirigido por el
radical yrigoyenista Eduardo Colom quien,
luego de la revolución de 1943, ofreció a
Perón apoyo mediático. Desde
entonces, e incluso durante la breve caída en desgracia del
coronel, en octubre
de 1945, La Época
– que había sido
una insignia del radicalismo por dos décadas –
brindaría su respaldo a Perón (Plotkin,
2013:313-316).
Se
sumarían a La Época,
los diarios Democracia y El Laborista, que se convirtieron en un
punto de partida para la
conformación del conglomerado mediático que el
peronismo iría formando durante
sus dos gobiernos. En los años siguientes, dirigido por la
sociedad anónima
ALEA y gracias a la compra de editoriales como Hynes y La
Razón, se iría unificando un oligopolio
de propaganda oficial
que editaba los diarios Democracia,
El Líder, El Mundo, Noticias
Gráficas, La
Razón, así como un importante conjunto
de revistas. Hacia 1950, las
acciones del peronismo avanzaron fuertemente sobre los diarios
independientes
que fueron clausurados o disciplinados. Uno de los casos más
conocidos y
profusamente estudiados es el de La
Prensa,[8]
que mantuvo una postura fuertemente opositora y fue clausurado,
confiscado y
transferido a la CGT en 1951. Sin embargo las acciones del gobierno
también
apuntaron a cercenar la prensa política tradicional de menor
escala como La Vanguardia, El Patriota
y La Hora, periódicos de
los partidos
socialista y comunista, respectivamente. Estas publicaciones se vieron
interrumpidas en varias oportunidades, hasta que desaparecieron o
continuaron
editando desde la clandestinidad.
Poco antes del
ocaso del peronismo, el conglomerado de medios dirigido por Carlos
Vicente Aloé[9]
estaba conformado por 16 casas editoras y agencias noticiosas, las que
publicaban 29 periódicos y revistas en todo el
país. A la prensa gráfica se
sumaban las 39 estaciones de radio controladas por el gobierno.
El papel
prensa también ocupó un rol fundamental en el
control del periodismo. Durante
el gobierno de Farrell (1944-1946) ya se había incluido al
papel prensa dentro
de la ley de represión del agio. Las empresas con excedente
de papel debían
entregarlo al gobierno y éste distribuía los
remanentes en un prorrateo entre
las firmas periodísticas. Si bien la crisis del papel prensa
fue real, también
es cierto que mediante esta medida se presionó a los
periódicos opositores.
La
prensa correntina frente a la llegada del peronismo
En septiembre
de 1947, cuando el peronismo finalmente accedió al poder en
Corrientes a través
de una intervención federal, se publicaban en la Capital un
nutrido número de
periódicos y revistas. Tanto el número como su
diversidad ideológica irían
disminuyendo a lo largo de la década, dando lugar a la
“peronización”[10]mayoritaria
de la prensa correntina dejando sólo al diario La Mañana como una voz de la
oposición.
Durante el
período analizado, uno de los medios de
comunicación representativos de la
mencionada transformación fue El
Diario
del Foro, un pasquín que comenzó a
editarse en 1941 como hoja judicial,
pero que a partir de 1947 –bajo la propiedad de Enrique
Jasidy la dirección de
Horacio Traynor[11]–
fue virando su concepción y contenido hasta convertirse en
órgano difusor del
gobierno peronista provincial. Paradójicamente,
dejó de editarse en 1951 cuando
el gobierno gozaba de gran vitalidad. En ese momento, el mismo Jasid
retomó la
actividad periodística con el diario El
Guaraní, también alineado con el
gobierno hasta mediados de 1952.[12]
Otro
eslabón
que formaría parte de la cadena de medios provinciales era
el diario El Liberal. Un
periódico que se venía
publicando desde 1909, inspirado en la tradición liberal,
pero que desde 1916
estaba en manos de la familia del líder autonomista Juan
Ramón Vidal, y se había
identificado con este último partido, aunque con algunos
rasgos característicos
de la prensa moderna.[13]
Luego de la muerte de Vidal en 1940, continuó en manos de su
familia hasta que,
en 1952, el empresario Enrique Jasid alquiló sus
instalaciones y se convirtió
en el director del diario. Desde entonces, El
Liberal fue uno más de los voceros del peronismo.[14]
El escenario
mediático se completaba de la siguiente manera. El Noticioso, que representaba al partido
Liberal, dejó de salir en
1948. Posteriormente, se sumaron nuevos medios oficialistas como Sapukay, un periódico que
representaba a
la línea interna del peronismo provincial liderada por el
diputado nacional
Manuel Mendiondo, que se publicó entre 1948 y 1950. En 1953
empezó a salir La Calle
que se convirtió en la voz
oficial del gobernador Castillo.
Finalmente, La Mañana propiedad de
Elías Abad
–presidente del Partido Demócrata (ex
autonomista)– y codirigido junto a
Gabriel Feris, era el órgano difusor del partido
Autonomista. Empezó a
publicarse en 1930 y a pesar de las enormes dificultades por las que
tuvo que
atravesar siguió editándose durante todo el
peronismo (Feris,1992: 27-30).
Como se
verá más adelante, los procesos de
“peronización” de los medios correntinos
fueron paulatinos. Pero hacia 1955 el
conjunto de periódicos eran en su mayoría una voz
uniforme en favor del modelo
social y político propuesto por el peronismo. En una
década se había canjeado
esa diversidad de voces por un temario hegemónico y
uniforme, pero también
novedoso.
El Diario del Foro
y El Liberal
antes del peronismo
En este
apartado se realiza una breve descripción de los dos
periódicos que son objeto
de análisis en este artículo: El
Diario
del Foro y El Liberal. El
primero
empezó a publicarse el 5 de agosto de 1941, como un
órgano eminentemente
judicial que tenía por objeto dar a conocer los fallos de
los jueces, discutir
sobre teorías jurídicas y otras cuestiones
vinculadas con la justicia. En ese
momento, solo en la ciudad de La Plata existía un diario de
esas
características, el cual fue tomado como modelo. Sus
redactores y primeros
directores fueron todos abogados.[15]
Se accedía al diario por medio de suscripción
aunque también se vendía de
manera individual.
Durante los
dos primeros años de publicación, 1941 y 1942,
una de las principales fuentes
de ingresos eran los edictos judiciales anunciando remates,
disposiciones,
herencias, etc. Además, contaba con unas pocas publicidades
también
relacionadas con el ámbito jurídico, como
estudios de abogados, martilleros,
escribanos y contadores. Año a año, el tipo de
publicidad fue modificándose.
Primero se incorporaron productos de consumo masivo y con el tiempo se
sumaron
auspiciantes privados como representantes de arroceras o
artículos de ramos
generales, papelería y librería, tiendas
populares, joyerías, ópticas y otros
pequeños comercios del interior de Chaco y Corrientes. Este
esquema
publicitario duraría hasta 1945, cuando la contratapa era
ocupada por avisos
clasificados reducidos. Entre 1946 y 1947 durante el período
de gobierno del
radical Blas Benjamín de la Vega, el Poder Judicial de la
provincia decidió no
seguir publicando edictos en este diario. Esta situación
afectó fuertemente sus
finanzas haciendo crítica su edición.
Posteriormente, y en forma paulatina, se
comenzó a observar un viraje en la línea
editorial del diario que empezaría a
mostrar una simpatía por el nuevo gobierno peronista,
situación que se tornaría
explícita en septiembre de 1947, coincidiendo con la
intervención a la
provincia.
El segundo
medio que se analiza para este artículo es EL,
periódico que empezó a publicarse en la ciudad de
Corrientes el 19 de marzo de
1909, como representante del partido del mismo nombre. Pasó
luego por un
período independiente entre 1916 y 1918, para
después transformarse, aunque sin
reconocerlo abiertamente, en representante del partido Autonomista. Su
primer
director fue Juan B. del Giorgio, que al mismo tiempo ocupaba los
cargos de
subsecretario de Gobierno y diputado provincial. Bajo el nombre del
diario se
podía leer “Órgano del
pueblo” pero, en realidad, reflejaba el pensamiento del
partido Liberal.
En 1916, el
periódico fue vendido y asumió como nuevo
director Servando Lubary Medina,
quien estuvo al frente del medio hasta enero de 1918. En este
período, adquirió
un carácter de “diario independiente”
incorporando como redactores a Alcibíades
Z. Rojas, Luis Golpe y Cora, Roberto Martí, Ernesto Cordini,
Federico Esquivel,
Santiago Armella y Leopoldo Blugerman. Bajo esa dirección se
ampliaron los
alcances del diario que aumentó el número de
suscriptores y de avisos
publicitarios, lo que derivó en un incremento de sus
páginas que pasaron de
cuatro a seis. Esto, a su vez, obligó la
incorporación de nuevos redactores,
Pedro Blugerman como cronista informativo, Noemí Virasoro
como redactora de la
parte correspondiente a “Sociales”, y Juan Gay como
crítico de arte. Además
empezó a recibir colaboraciones permanentes de Horacio
Perfumo, Justo Álvarez
Hayes, Hernán Gómez, J. Bernardino Acosta, Hugo
Alsina, Manuel Vicente
Figuerero, Valentín Aguilar y Ottomar Smiedler.
Entre 1918 y
1921, asumió la dirección del diario
Hernán Gómez, sumando varios colaboradores
que dieron impulso al diario desde el punto de vista
periodístico y técnico. En
este período el diario abandonó un tanto el tono
“independiente” que había
conseguido en la etapa anterior, demostrándose con mayor
claridad su vínculo
con el partido Autonomista. Lo sucedieron en la dirección,
Rafael Lubary y José
María Garrido, éste último la
abandonó en 1922, mientras que Lubary permaneció
hasta fines de enero de 1924, momento en que se decidió que
el periódico tuviera
un Consejo Directivo formado por Félix María
Gómez y Ramón Gómez, asesorados
por un representante directo de Juan Ramón Vidal, su
propietario, un
antecedente singular para un medio de prensa de tirada provincial. A
partir de
allí, se volvió a aumentar la cantidad de
páginas, llegando a tener en
ediciones especiales, un número de 34. Se
modernizó su publicación
incorporándose maquinarias, tales como un taller de
fotograbados y una sección
de linotipos.[16]
Luego de la
muerte de Vidal, el 4 de septiembre de 1940, su viuda,
Eloísa Torrent continuó
a cargo del diario por un tiempo, pero las dificultades empezaron a
manifestarse tras el golpe de 1943 cuando el periódico fue
víctima de
persecuciones y censura. Posteriormente, el comercio le fue retaceando
los avisos
publicitarios y al no poder sostenerlo pasó por varias manos
hasta que en 1952
fue alquilado por el empresario de medios, Enrique Jasid, muy vinculado
al
gobierno peronista, que también había sido
propietario del DF.
Desde mayo de
1952 EL empezó
paulatinamente a
mostrarse como un diario oficialista, dedicando cada vez mayor espacio
a
noticias del gobierno nacional y provincial y del partido peronista
pero aún
sus editoriales seguían ocupándose de cuestiones
generales y sin adentrarse en
las temáticas tradicionalmente asociadas a la prensa
peronista.
La
“peronización” de El
Diario del
Foro y El Liberal
Con el
objetivo de realizar una radiografía histórica
del DF y EL
para comprender
las prácticas periodísticas que decantaron en su
“peronización”, se analizan
ambos medios a partir de su personalidad y morfología
según la propuesta de
Jacques Keyser.[17]
Los dos
periódicos estudiados se corresponden con la
definición de Unesco que señala
que un medio de prensa es “una hoja o más, que se
ofrece al público de manera
gratuita u onerosa, y se distribuye de diversas maneras”. A
la vez, tomamos
cuatro lineamientos para analizar un medio de prensa: periodicidad,
contenido,
horario de aparición y ámbito de
circulación.[18]
Según el
criterio de periodicidad, la prensa gráfica se clasifica en
cotidiana y no
cotidiana. En el caso deDF, se
trataba de un medio cotidiano, publicado más de tres veces
por semana, aunque
no se haya podido establecer con certeza los días que se
imprimía y salía a la
calle; debido a que en el AGPC no se encuentran todos los
números y la
correlatividad de los mismos varía de año a
año y de mes a mes. Lo que sí se
pudo determinar es que no salía los domingos y que en su
primera etapa no se
publicaba durante la feria judicial de enero. Mientras que el diario EL mantuvo una regularidad
periódica
desde su fundación en 1909. Si bien los días de
publicación variaron, en el
periodo analizado se editaba de lunes a sábado.
Respecto al
criterio de contenido, podemos indicar que DF
nació como un medio de prensa especializado en una
temática judicial. En ese
momento solo en la ciudad de La Plata existía un diario de
esas
características, el cual fue tomado como modelo. Como se
señaló anteriormente,
empezó a publicarse el 5 de agosto de 1941, como un
órgano judicial que tenía
por objeto dar a conocer fallos de los jueces, discutir
teorías jurídicas y
temas de esa índole.
Diario
del
Foro es un órgano de publicidad, esencialmente
jurídico, al margen en absoluto
de todo interés político (…) Diario
del Foro seguirá siendo un informativo de
tribunales y no intervendrá en las lides
políticas.[19]
Esta
línea
editorial que moldeaba el contenido del medio se repetiría
en varias columnas a
lo largo de los primeros cinco años. Sin embargo, con el
advenimiento del
peronismo nacional primero y luego en una instancia local el diario se
“peronizó”. En poco más de un
año pasó de tratar exclusivamente una
temática
judicial a ser un vocero del peronismo provincial, ponderando la figura
del
interventor y luego gobernador Juan F. Velazco.
Esta
transformación de su línea editorial tuvo un
correlato en todo el cuerpo del
diario. No sólo modificó su tendencia
política sino que se trasformó en un
diario de información general, incorporando
temáticas de actualidad,
relacionadas con los asuntos públicos y partidarios,
además de secciones que se
identifican con la prensa moderna.
El diario EL en tanto nació siendo un
ejemplo de
prensa política.[20]
Dedicado a difundir las ideas del partido Liberal, se consagraba a
combatir a
los adversarios y a defender a las figuras liberales correntinas de los
ataques
de la oposición. Como se indica más arriba a lo
largo de las primeras cuatro
décadas de existencia, el contenido de este medio y su
línea editorial fue
mutando de la mano de cambios en la administración. Durante
el período
analizado, el medio se trasformaría definitivamente en un
diario de información
general. Con un contenido de noticias internacionales, nacionales y
locales,
además de entretenimiento y abundante publicidad.
En cuanto al
horario de aparición, el diario EL
fue durante toda su existencia un diario vespertino, mientras que DF era matutino.
Finalmente, el
cuarto criterio es el ámbito de circulación que
permite identificar que DF
nació como un medio de prensa de
doble circulación, tanto en la provincia de Corrientes como
en el Territorio
Nacional del Chaco. Ese tráfico era apuntalado por
publicidad de ambos
distritos y agencias de distribución ubicadas en Corrientes,
Resistencia, Sáez
Peña y Goya. En tanto, el diario EL
se concentraba en la ciudad de Corrientes.
Morfología
El
análisis
morfológico permite identificar las decisiones que tomaron
oportunamente los
editores de los periódicos. Como indica Fonctcuberta
“el aspecto formal de una
información no se limita a ofrecer un aspecto visual
agradable, sino que tiene
dos objetivos: facilitar el acceso de esa información al
público y valorar la
información” (Fontcuberta, 1995).
Los
profesionales de los medios no sólo influyen en la
selección de los temas a
tratar, sino también en su distribución formal. A
partir de esas
consideraciones, la propuesta es adaptar la metodología de
Keyser para explorar
los elementos de ambos periódicos, tanto en sus superficies
impresas como en
las estructuras generales. Para ello, se analizan: el formato, el
número de
páginas, el diseño de la portada y su encabezado,
y finalmente la distribución.
Respecto al formato, ambos diarios eran tabloides y si bien mantuvieron
su
tamaño de 1940 a 1955, su diseño se
modificó sustancialmente.
La segunda
caracterización se refiere al número de
páginas. En DF se pudo
establecer que desde 1941 a 1946, el promedio de páginas
impresas era de 4 a 6, en algunas excepciones 8 o 12
páginas, y de manera
extraordinaria en 1944 editó un número de 64
páginas[21]
que
tenía como fin publicitar un importante volumen de
jurisprudencia regional. En
tanto, desde 1947 a 1951 – cuando se deja de tener registro
del medio – el
promedio de páginas impreso era de 8. La suerte que
corrió DF no fue la
misma que la mayoría de los medios nacionales, ya que
debido a la crisis que se desencadenó por las restricciones
a la importación
del papel prensa, buena parte de los medios debió reducir su
número de páginas,
a la inversa de lo que ocurrió con este periódico
durante su transición hacia
una peronización.
Con respecto a la cantidad de páginas en EL también se evidencia un incremento en los pliegos de sus impresiones. Entre 1945 y 1951, este periódico publicaba una edición fija de 6 páginas. Esto se fue transformando a la par de su peronización, que comenzó a advertirse en 1952, cuando el diario presentaba una edición estable de 8 páginas.
Imagen 2
El Diario del Foro, 1941 |
Imagen 1 El Diario del Foro, 1950 |
Imagen 3
Diario Del Foro, 1/12/1941 |
La primera
variación importante en el formato del
diario que revela su nueva identidad se observa en marzo de 1947,
cuando cambia
la tipografía de su logo, se incorpora la palabra
“El” al nombre y se quita la
leyenda “Informativo de los Tribunales de la provincia de
Corrientes y el
Territorio Nacional del Chaco”. Se destacan con un mayor
tamaño las palabras
“El Diario” y se despliega a un segundo plano en un
cuerpo más pequeño, las
palabras “Del Foro”. En ese primer
número, de lo que se podría llamar la
segunda etapa del diario, el contenido también
inició una transición.
Imagen 4 -El Diario Del Foro, 1/8/1947
En los
próximos cuatro años, se modificarían
tres veces más el encabezado. Estos
cambios no obedecían sólo a una
cuestión estética, sino que articulaban
trasformaciones hacia el interior del medio, vinculándose
cada vez más con la
línea interna del partido Peronista que, a nivel local,
ponderaba al gobernador
Velazco. A la vez, también significaría un cambio
de contenido.
Imagen 6 El Diario Del Foro, 8/5/1950 |
Imagen 5 El Diario del Foro, 8/8/1947 |
Imagen 8 El Liberal, 1955 |
Imagen 7 El Liberal, 1950 |
Las reformas
que se evidencian empiezan por el encabezado, que se
convirtió a un sistema
móvil – similar al que se empleaba en DF
– aunque la tipografía que lo
identificó se mantuvo. Durante esta etapa, el
diario no presentaba publicidades en su portada, lo que sí
ocurría durante la
década del 40. Los titulares centrales también se
modificaron, y si bien
seguían obedeciendo a una temática internacional,
abundaban las noticias
nacionales vinculadas al movimiento peronista. Otro aspecto destacado
es que en
1954 se emplea como parte del logo de EL una
composición similar a la de DF, y
a
la de tantos otros medios nacionales, al utilizar una
fotografía, en este caso
de Perón.
Imagen 8 El Liberal, 1954
La
disposición
de las columnas de la portada también se
modificó, ya que pasaron de ocho a
seis, en un intento de lograr una presentación
más clara. Ese orden además
obedecía a la disminución en la cantidad de temas
presentados en la primera
página, que en el primer caso presenta 20 noticias del orden
nacional e
internacional en la mitad de la superficie, y el espacio restante se
ocupaba
con publicidad. En tanto, en 1955, la información de portada
era presentada de
otra manera. Se proponían menos temas y mayor
contextualización de los mismos.
Además de organizar la información de manera
jerarquizada, a partir del tamaño
de la tipografía del título. De esa manera se
pueden observar titulares bien
definidos, de primero y segundo orden.
Imagen 10 Diario del Foro, 1951 |
Imagen 9 Diario del Foro, 1944 |
Respecto
al diseño de las
páginas internas, al analizar DF,
en
la primera etapa (entre 1941 y 1947), el material era
distribuido de manera uniforme en
cuatro columnas, con algunos recuadros resaltados ya sea utilizando
líneas de
separación o una tipografía distinta.
Sólo en unas pocas ocasiones se empleaban
cinco columnas en páginas repletas de edictos. Los titulares
apenas resaltaban
por emplear una tipografía un poco más grande que
la del cuerpo del texto, pero
no estaban redactados con más intención que
nombrar el caso, es decir no había
una búsqueda por atraer al lector.
Entre 1949 y
1950, el periódico empezó a incorporar
determinados cambios editoriales y
estéticos. Se sumaron las secciones Panorama
Nacional y Mirador Mundial,
que
ocupaban buena parte de la portada y el interior. El editorial se
presentaba en
la página tres de manera fija, aunque la portada continuaba
siendo utilizada
para dar a conocer determinados puntos de vista del medio. Luego se
sumó en la
portada un recuadro denominado Taihüí
Rembiapó (Trabajo de Hormiga), destinado a
destacar las figuras de Velazco
y Perón o sus obras públicas para Corrientes.
En esos dos
años, se agregaron la cartelera de cine y la lista de las
farmacias de turno,
entendiendo ya al periódico como un prestador de servicios
para el público.
Asimismo sumaron secciones que aparecían con intermitencia
denominadas Policía o Noticias de Policía, que
recogían brevemente información de las
fuerzas de seguridad. Una sección fija era
también Tribuna Popular,
en la que se reseñaban breves noticias de la
ciudad.
Para entonces,
el diario ya no se promocionaba como un órgano
jurídico sino que en las
publicidades internas se concebía a sí mismo como
“Órgano de publicidad
eminentemente peronista, defiende los intereses de la argentinidad,
orienta a
la opinión pública con la verdad y respeta las
opiniones pero repudia la
intriga y la calumnia”.[22]
En cuanto a su
formato, durante esos años se dieron muchos cambios. Con el
trascurrir del tiempo
la información se iría segmentando en recuadros,
dejando atrás el esquema
clásico de las cinco columnas. También las
tipografías evolucionaron a otras
más modernas, usando distintos moldes para los titulares
principales, los
secundarios y las denominaciones de las secciones. Un dato interesante
es que
en 1950, el periódico incorporó la
fotografía periodística. Ya no se limitaba
sólo a ilustrar noticias con retratos sino que sumaba
información a través de
imágenes, por ejemplo de operativos municipales, actos
oficiales y partidarios
o peregrinaciones religiosas: “En nuestro afán
constante por superarnos DF ha
mejorado su impresión y diagramación, entendiendo
con ello satisfacer un anhelo
de los lectores, que nos favorecen con su generoso apoyo”.[23]
Para 1951, a
lo largo y a lo ancho de todas sus páginas el
periódico demostraba una total
identificación con Perón y Velazco. Las mismas se
dedicaban casi exclusivamente
a publicar los conceptos de Velazco y de Perón, incluso en
espacios
relativamente fijos. No obstante, al finalizar su labor – y
más a allá de su
partidismo absoluto – el diario mostró un
diseño moderno y la inclusión de
secciones que permiten pensar en un interés por atraer un
público general,
además de adoctrinar a los partidarios peronistas.
Imagen 12 El Liberal, 1955 |
Imagen 11 El Liberal, 1951 |
De igual
manera el diario EL
presentó notables
transformaciones en el contenido hacia el interior de sus
páginas entre 1952 y
1955. Sin embargo ya había pasado por varios procesos de
cambios a lo largo de
sus cuatro décadas. Por ejemplo, entre 1918 y 1921, bajo la
dirección de Hernán
Félix Gómez, había una expresa
intención de dejar atrás el diario
típicamente
político y pasar hacia una profesionalización
más objetiva e independiente:
(…)
evolucionó
unánimemente hacia la noticia y la información
imparcial y esta es la hora y no
obstante las dificultades prácticas de estos temas,
ningún diario olvida el
deber de hablar del suceso bien o mal, porque entiende existe un deber
superior
informativo e ineludible (Manzino,
2015).
Según
consigna
Noelia Manzino, ya en la década de 1920 EL
se ocupaba de definirse como parte de la prensa moderna, del periodismo
industrial que pugnaba por aparecer en la ciudad de Corrientes. Ese
tipo de
prensa se evidenciaba en el interior de las páginas, en su
diseño y en su
contenido, incorporando nuevas secciones, jerarquizando la
información en
función de un esquema periodístico más
que político y haciendo uso de las
fotografías como parte del discurso mediático.
Habiendo
alcanzado un momento cumbre durante la década del
‘20, EL de los
años ‘50 era muy distinto. Luego de cinco
años del
peronismo en el poder, este diario presentaba una edición
casi de emergencia,
lo cual incluso explicita con sutiliza en una editorial publicada en
enero de
1950, cuando hace referencia a las políticas del gobierno
contra los diarios de
todo el país.[24]
Tales
circunstancias nos inducen a anhelar, en aras de un idealismo
íntimamente
compenetrado con la realidad de nuestra patria, que se contemplen como
invulnerables, los principios a cuyo amparo cumple su misión
el cuarto poder y
que, sin otras alternativas, que las que son imperiosas y extremas, en
las que
los responsables sean responsables, se garantice en forma absoluta la
publicación de las ideas sin censura previa.[25]
De esa
edición
se puede además observar un diseño simple,
distribuido de manera uniforme a lo
largo de ocho columnas, sin ninguna intención de jerarquizar
la información,
distribuyéndola en pequeños recuadros con
titulares cortos y con tipografía
similar. El contenido de la información hacía
referencia a breves noticias
sociales, datos sobre servicios como telegramas, farmacias y viajes;
además de
referencias sobre entidades civiles. Sólo se
distinguía en el interior del
diario, la columna editorial, que junto con la portada eran los
únicos espacios
periodísticos.
A lo largo de
los números analizados entre los años 1950 y
1951, no se presentaba al interior
del periódico información sobre sucesos de
carácter relevante, ni reportajes,
ni análisis económicos o políticos,
como sí ocurría 30 años antes. No
había
ninguna columna firmada por su autor ni fotografías. El
mayor porcentaje
espacial de las páginas del diario, que variaba durante la
semana, estaba
destinado a la publicidad de clasificados de profesionales
médicos y de
instituciones de la salud.
Este esquema
de emergencia va a estar totalmente modificado cuando se realiza el
segundo
corte temporal de este artículo. En 1955, EL
había cambiado notoriamente. En primer lugar, se
había pasado de 4 y 5
páginas a 8 páginas fijas. En el interior, el
rediseño fue aún mayor.
En primer
lugar se puede observar la modificación en la
distribución del contenido,
mientras que en 1950 la información se disponía
de manera uniforme en 8
columnas estáticas, en 1955 se utilizaba una maqueta de 6
columnas pero se
recurría con frecuencia a las falsas columnas para destacar
los recuadros. Se
titulaba además con distintas tipografías y de
tamaños importantes para separar
el título del contenido y facilitar la lectura.
Además se empleaban líneas para
remarcar la separación entre textos distintos. Otro detalle
de diseño es la
utilización de publicidades específicas para
determinas temáticas. Por ejemplo,
“El Siglo. La casa del deporte informal”
auspiciando la columna sobre fútbol.
El diario EL de 1955, incluso luego de que fuera
derrocado Juan Domingo Perón, tenía una
intencionalidad diferente a EL de
1950 y al de 1920. Al finalizar el
recorte temporal de este artículo el diario presentaba una
tendencia hacia el
periodismo moderno, manteniendo secciones formales para diversas
temáticas,
empleando recursos gráficos para atraer la
atención del lector y recuperando la
fotografía como insumo. Sin embargo, mantenía en
común con los períodos
anteriores, una extensa cartera de clientes que publicitaban en sus
páginas.
Análisis
editorial
Entre ambos
medios existían características
morfológicas compartidas, que se fueron
explicitando a la par de que se convirtieron en medios afines al
peronismo
provincial, de igual manera demostraron una transformación
en su política
editorial. Se pueden identificar fechas aproximadas en las que cada uno
de los
medios pasó a uniformar su discurso con el de los medios
nacionales afines al
peronismo, compartiendo además determinados atributos
estéticos y mediáticos,
como por ejemplo, la utilización de fotografías
de sus referentes principales
como parte constitutiva de sus marcas.
En DF
se puede determinar que entre 1947 y
1951, existía una afinidad con el partido peronista, dejando
atrás su línea
editorial de intenciones neutras y objetivas, dedicada exclusivamente a
la
temática jurídica.
Un
diario es
un organismo vivo. Sirve al pueblo y debe adaptarse a sus nobles
necesidades.
[…] Fue así, como nuestros editoriales y
colaboraciones en general, comentaron,
analizaron y difundieron los latidos de una revolución en
marcha, que busca
vivificar a las masas, humanizar el capital, y celosamente custodiar el
patrimonio moral de la nación, al par que sus riquezas
materiales, propendiendo
bajo el signo de un sincero respeto por todas las naciones de la tierra
que la
Argentina sea grande, integralmente soberana, conviviendo en un clima
de
trabajo, de paz y de justicia universal.[26]
En tanto, en
el diario EL, se advierte que su
línea editorial viraría hacia el peronismo
después de 1952. Hasta ese momento,
se manifestaba distante, aunque no crítico del oficialismo
nacional. Como se
señaló, el contenido del diario se
restringía prácticamente a noticias breves y
avisos clasificados. Sin embargo, en un artículo publicado
en agosto de 1954 se
definía abiertamente como un órgano partidario:
El
Liberal ha
tomado decididamente su lugar en las filas del periodismo
revolucionario y no
claudicará jamás en sus ideales peronistas de
mantener una línea de conducta
firmemente trazada y que exhorta sus esfuerzos hacia el triunfo
absoluto de la
causa popular que tiene en Perón su asta y bandera.
Al
integrar
esa inmensa masa que se nuclea alrededor del líder insigne,
asumimos la
responsabilidad de nuestra condición de soldados fervorosos
cabalmente
identificados con sus directivas de estadista genial y nos
empeñamos en aportar
nuestro bregar en pro de su lucha recuperadora, convencidos de hacerlo,
en la
medida de nuestras aptitudes, con sinceridad y leal espíritu.[27]
En este
paralelismo, se analizan las líneas editoriales de ambos
medios con el objetivo
de identificar una continuidad entre un diario y el otro, dado que
ambos fueron
administrados por la misma persona, Vicente Enrique Jasid, y contaban
entre sus
principales directivos periodísticos con el dirigente
peronista Horacio
Traynor.
Se tomó
como
muestra un ejemplar de DF del 12 de
julio de 1950, cuando este medio era claramente oficialista. Se trata
de un
número dedicado a destacar los dieciséis meses
que llevaba en el gobierno el
general Velazco. Los dos títulos excluyentes de la portada
son una enfática
propaganda de la gestión del gobernador, la
fotografía central es un retrato de
Velazco y hay otras cinco fotografías, también
retratos de funcionarios provinciales.
De los textos
explicitados en la portada, se analizaron algunas
características compartidas.
El
artículo
titulado “Velazco, haciendo realidad la revolución
peronista ha logrado la
felicidad de su pueblo”, se valida a sí mismo a
partir de la “propia
palabra”. “Consideramos
la fecha
propicia para hacer ciertas reflexiones (…) Creemos
interpretar fielmente el
pensamiento de la inmensa mayoría popular”,
sostiene. El enunciador se presenta
en un texto descriptivo en que se arroga la verdad y la autoridad de
conocer el
pensamiento “del pueblo”, no desde una distancia
pretendidamente neutra sino
asumiéndose parte del discurso mediático;
ésta es una característica presente
en la prensa política.
El segundo
pasaje que se analizó es el titular de esta portada con su
bajada. En este caso
se presenta un enunciado argumentativo, que se apoya en las verdades
existentes
del relato peronista; en el que se pondera como un valor esencial y
constitutivo la lealtad y el “ser” peronista
“de la primera hora”, un atributo
que permanentemente se exaltaba desde la militancia.
En cuanto a EL, se tomó para el
análisis un artículo
publicado al cumplirse 46 años de vida: el 19 de marzo de
1955. Como se
mencionó, durante las décadas pasadas el
periódico había sido vocero de diversas
identidades políticas e incluso había iniciado el
camino hacia un periodismo
profesionalizado, en los primeros años de la
década del 20. Al momento de
consolidarse la peronización del medio, ya con Jasid y
Traynor al frente, se
celebra el aniversario del diario. Así lo consigna en su
portada:
Fecha
grata
para el personal de esta empresa es la de hoy en que cumple 46
años de vida
periodística al servicio de la provincia y del pueblo
correntino y que lo
sorprende en la honrosa misión de difundir las
magníficas realizaciones del
peronismo y orientar a la opinión pública con una
prédica doctrinaria elevada y
honesta.
Defendemos
los
postulados justicialistas y divulgamos la obra titánica del
general Perón,
paladín de la resurrección nacional y el
emergimiento de la masa trabajadora
que promueve la grandeza de la república bajo su
guía inspirada.
Hacemos
propicia la ocasión para saludar con nuestro afecto y
admiración de soldados
leales a la causa, a las figuras rectoras que luchan cotidianamente por
los ideales
de la Patria que sustentan como auténticos exponentes de la
nacionalidad.[28]
Luego de
ubicar a EL bajo la doctrina
peronista, se enuncia una secuencia con los principales referentes del
partido,
encabezado por Perón, “genial conductor del pueblo
argentino y edificador de la
admirada Nueva Gran Argentina”; seguido por el contralmirante
Tesaire,
presidente del Consejo Superior del Partido Peronista, “que
secunda desde cerca
la labor ímproba del Líder y es una de las
figuras más prominentes de la
revolución”
y por la señora Parodi, “presidenta del Peronismo
Femenino”. Luego saluda “al
compañero Vuletich, puntal de la otra fuerza del peronismo,
la CGT”, y recién
al finalizar el pase de lista menciona al gobernador Castillo,
“cuyo accionar
dinámico lo muestra plenamente consustanciado con la obra y
orientaciones del
general Perón”.
La
jerarquización en el editorial permite inferir que el medio
estaba más
consustanciado con el peronismo en general que con la obra del
gobernador en
particular, quien por su parte tenía como vocero oficial al
diario La Calle. Es así
que en el diario EL, la
identificación con el peronismo
está presente en la columna editorial y en la
publicación sostenida de las
temáticas vinculadas al gobierno nacional y a los diversos
sindicatos,
identificados con la gestión peronista. EL
no fue un órgano de difusión del gobierno de
Castillo como sí lo había sido DF
durante el gobierno de Velazco.
Finalmente del
comentario editorial, publicado en tapa, en ocasión del
aniversario del diario
destacamos la salutación a “quienes ponen lo mejor
de sí para cumplir con la
noble misión del periodismo constructivo”, por
oposición del lado de enfrente
estaban aquellos periodistas “destructivos” que
atentaban contra la nación
peronista.
La distancia
entre uno y otro medio se evidencia en que en EL
continuaron abundando las temáticas vinculadas a las
noticias
internacionales, aunque se incorporaron informaciones del
ámbito local, en
general hacían referencia a cuestiones deportivas. En cambio
en DF, el mayor porcentaje de las
páginas
se dedicaba casi exclusivamente a la política regional.
Conclusiones
A partir del
estudio de los dos diarios correntinos que se tomaron como unidades de
análisis
es posible afirmar – siguiendo a James Cane– que el
proceso de peronización de
la prensa argentina fue mucho más que un simple ejemplo de
autoritarismo
político, con el cual se identifican las estrategias
políticas de Juan Domingo
Perón. Intervinieron en los casos analizados, la
filiación política que fueron
edificando dos referentes locales con el partido gobernante Horacio
Traynor y
Vicente Enrique Jasid, lo cual posibilitó el sostenimiento y
la edición de
ambos diarios.
En primer
lugar, la peronización de DF
fue
consecuencia de un proceso de identificación de sus
directores y redactores con
el nuevo sector político en formación. Este
acercamiento tuvo en un primer
momento una causa económica precisa, que como se
señaló más arriba, fue la
decisión del gobierno provincial de quitarle a ese medio la
publicación de los
edictos, principal fuente de ingreso y sostenimiento. La crisis
financiera que
tal situación generó derivó en un
malestar de sus directivos con el gobierno
provincial que los llevó a contrastar la
situación política correntina con las
políticas implementadas en el orden nacional e incluso en el
Territorio
Nacional del Chaco.
Este panorama
empujó al diario a apoyar los pedidos de
intervención federal a la provincia.
Con la llegada de Velazco como interventor federal en 1947, el respaldo
al
peronismo se tornó abierto y definido. La
transformación de la línea editorial
del diario se reflejó también en su
morfología. Hasta su nombre fue objeto de
una modificación particular, sin cambiar de
denominación, la tipografía de El
Foro se redujo frente a la de El
Diario. Al mismo tiempo, el periódico
fue adoptando rasgos modernos incorporando secciones y servicios que
reflejaban
el interés de acercarse a un público masivo y
más diverso en relación al que
antes estaba destinado.
Paralelamente,
como actor político, DF
participó
activamente del proceso de organización partidaria del
peronismo de Corrientes.
A través de sus páginas pueden reconstruirse los
diferentes acontecimientos,
acuerdos y conflictos al interior del partido durante esos
años de formación.
Fue construyendo su propia identidad como órgano de
publicidad peronista al
mismo tiempo que el partido se organizaba y definía sus
singularidades locales.
Respecto a EL se puede señalar que los
cambios
fueron también notorios tanto en el tratamiento del temario
informativo como en
su estética. Hubo, desde 1952, un intento de recuperar la
impronta perdida en
cuanto a hacer del diario un periódico generalista con
características de la
prensa moderna. Se infiere además que hubo atenuantes
financieros que
posibilitaron el resurgimiento de este diario, que ya presentaba una
marca
propia. Se amplió la cantidad de páginas, la
cantidad de días de circulación y
la definitiva modificación de su estructura y contenido, con
la intencionalidad
de dialogar con un público urbano más diverso.
Las
conclusiones de este trabajo, sugieren que ambos medios tuvieron en
común una
identificación con el partido Peronista, a partir de
situaciones particulares.
Ambos compartieron personal y directores, y si bien se advierten
ciertas
continuidades en el tratamiento de la información y en la
disposición estética
de sus contenidos y emblemas, mantuvieron algunas diferencias. DF cambió por completo cuando
se sumó a
los medios que hacían propaganda del peronismo, pero no
ocurrió lo mismo con EL,
en primer lugar porque en este caso
ya se trataba de un medio de información general y en
segunda instancia porque
el diario mantuvo un importante porcentaje de su contenido dedicado a
las
cuestiones internacionales, que en el primer periódico eran
prácticamente
inexistentes.
En los dos
casos estudiados, tanto DF como EL, la identificación del
medio con el
peronismo no fue producto de una intervención directa por
parte del gobierno ni
tampoco resultado de una expropiación. Se trató
más bien de un proceso complejo
y paulatino por el cual ambos, en sus respectivos períodos,
pasaron de
concebirse como “hoja judicial” y
“periodismo objetivo” a definirse como
órganos de publicidad peronista. Esa
identificación es mucho más notoria y
directa con el gobierno de Velazco, que con el gobierno de Castillo, lo
que se
vincula con la afinidad que los directivos de ambos diarios tuvieron
con esa
línea interna del peronismo provincial.
Finalmente,
esas transformaciones se presentaron tanto en sus líneas
editoriales como en la
materialidad del diario. Lo cual permite afirmar la importancia del
análisis
morfológico como una herramienta metodológica
adecuada para estudiar los
cambios de los medios de prensa a través del tiempo.
En suma, la
peronización de estos diarios podría sintetizarse
en la metáfora del trabajo de
hormiga (Taihüí
Rembiapó) como se
denominó una sección del DF,
por el
incesante y decidido aporte de la prensa correntina en pos de la
construcción
de la argentina peronista.
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Sociales N° 46, Santa Fe: Universidad Nacional del
Litoral.
Varela, Mirta
(2005). La televisión criolla. Desde
sus inicios hasta
la llegada del
hombre a la
Luna 1951-1969.
Buenos
Aires: EDHASA.
Varela, Mirta
(2012). “Peronismo y medios: control político,
industria
nacional y gusto popular” En: Red
de
Historia de los medios.
[Recuperado 14/03/2019
http://www.rehime.com.ar/escritos/documentos/idexalfa/v/varela/Mirta%20Varela%20-%20Peronismo%20y%20medios.pdf]
Waldmann,
Peter (2008). El Peronismo 1943-1955. Buenos
Aires: Ediciones Libertador.
Recibido
con pedido de publicación 09/02/2019
Aceptado
para publicación 26/03/2019
Versión
definitiva 28/04/2019
*Este
trabajo se enmarca en el PI 16S003 de la SGCyT- UNNE: “La
política
y el Estado en los márgenes. Saberes, identidades y
prácticas políticas en el
Nordeste Argentino (S. XX- XXI)”. Un análisis
similar pero centrado únicamente
en El Diario del Foro lo hicimos en
Solís Carnicer, María del Mar y de los Reyes,
Andrea (2014). Versiones
preliminares de este artículo fueron presentadas y
discutidas en las XIX Jornadas Nacionales de
Investigadores en
Comunicación. Corrientes, noviembre de 2015 y en
el XXXVII Encuentro de Geohistoria Regional.
Fronteras y conflictos,
Posadas-Misiones, octubre de 2017.
[1]Instituto de
Investigaciones Geohistóricas CONICET/Universidad Nacional
del Nordeste y Facultad
Humanidades de la Universidad
Nacional del Nordeste Correo electrónico: marimarsolis@yahoo.com.ar
[2]Instituto
de Investigaciones
Geohistóricas CONICET/Universidad Nacional del Nordeste y Facultad Humanidades de la
Universidad
Nacional del Nordeste. Correo electrónico: andreadelosreyes@gmail.com
[3]Así
lo reflejan las
compilaciones de Macor y Tcach (2003) Macor y Tcach (2013);
Melón Pirro, y
Quiroga (2006); Bona, Vilaboa, (2007); Aelo (2010) y Rafart y Mases
(2003).
[4]
Véase: Sirven (2011) y Waldmann (2008).
[5]Véase: Cane (2011); Panella (1999);
Sidicaro (2009); Varela (2005) y Da
Orden y Melón Pirro, (2007).
[6]
Así denomina Julio Aróstegui a la
técnica de análisis documental en el marco del
método historiográfico, en la
que le da un espacio central a la documentación
hemerográfica. Esta técnica
consiste fundamentalmente no sólo en la
extracción de información primaria de
las fuentes sino, sobre todo, su trasvase a un aparato de
organización de la
información en función de los objetivos
propuestos. Véase: Aróstegui (2001: 404-405).
[7] Sobre los
orígenes del peronismo en Corrientes véase
Solís Carnicer (2013)
[8]
“La
Prensa y el peronismo. Crítica, conflicto,
expropiación” es una compilación
editada por Claudio Panella (1999), que reúne trabajos sobre
el complejo caso
del diario La Prensa, analizando el
ascenso de Perón a través de las
páginas de este periódico, los conflictos
judiciales del mismo, y el proceso de expropiación que
culminó en 1951.
[9]Carlos
Vicente Aloé fue
un militar argentino, gobernador de la provincia de Buenos Aires entre
1952 y
1955. A partir de su cercanía con Perón fue
ocupando diversos cargos en el
gobierno y llevando adelante diversas iniciativas sociales. A la vez,
fue
director de la editorial ALEA que publicaba un conjunto de diarios y
revistas
peronistas.
[10]Se considera conveniente aclarar
aquí el significado
que en este artículo se da al término
peronización. En general la literatura
sobre el primer peronismo lo ha utilizado para denominar el avance del
gobierno
peronista sobre distintas instituciones hasta que éstas
adopten los
lineamientos ideológicos del gobierno. Mariano Plotkin, lo
asocia a su vez con
un carácter pasivo del consenso autoritario es decir se
aleja de la concepción
de politización; otros autores como Omar Acha, tratando de
situarse desde la
perspectiva de cómo los contemporáneos utilizaban
el término, plantea, por el
contrario, que peronizar se vincula con la idea de politizar la
sociedad civil
a través de la promoción de identificaciones
específicas en la sociedad
política argentina. Es decir donde los actores no
son pasivos sino que se
apropian de determinadas ideas o prácticas. Un significado
intermedio entre
ambos es el que se da en este artículo pues si bien se
considera que se trató
de un proceso en el que el Estado peronista tuvo un papel fundamental
en el
avance sobre la prensa, ésta asumió estrategias
diferentes frente a ese avance.
Un análisis crítico sobre el uso de estos
conceptos en la historiografía
contemporánea puede leerse en Quiroga (2013).
[11]
Horacio Traynor nació en Buenos Aires
en 1900. En 1929 se casó con María Magdalena
Balestra y se instaló en Goya
(Corrientes). Desde allí inició su carrera
política en el Partido Autonomista
llegando a ocupar varios cargos (comisario, concejal y diputado
provincial).
Por diferencias con las nuevas autoridades partidarias se
distanció del
autonomismo luego de la muerte de Juan Ramón Vidal en 1940.
Al mismo tiempo
ejerció la profesión de periodista. En la ciudad
de Goya era propietario de Jornada,
un diario oral y también
colaboró en varias oportunidades con el diario La Prensa de
Buenos Aires. En
1943 se mudó con toda su familia a la ciudad de Corrientes y
empezó a colaborar
con Antonio Canclini (a quien ya conocía de la ciudad de
Goya) en el DF. Se
sintió atraído por el peronismo
desde los primeros tiempos. Durante el período en el que fue
director del
diario éste adquirió una identidad peronista
definida y declamada. En 1951 fue
elegido senador provincial por el peronismo, ocupaba ese cargo cuando
se
produjo el golpe de 1955. Falleció en Corrientes en 1970.
Entrevista realizada
a su hija María Mercedes Traynor Balestra en Corrientes, 1
de septiembre de
2014.
[12]
El diario de se registró en Propiedad
Intelectual el 14 de septiembre de 1951, pero empezó a
publicarse en agosto de
ese año. Véase: Boletín
Oficial. Buenos
Aires, 18 de octubre de 1952. P 17
[13]
La prensa moderna suponía un mercado
masivo, urbano y se identificaba como una industria cultural que
ofrecía
servicios, esencialmente informativos. La Alianza Editorial de
España define
que el “nuevo diario”, de las primeras
décadas del siglo XX, se movía bajo los
dictados de la competencia y en el camino de los beneficios; para lo
cual era
necesaria una organización de servicios
periodísticos, comerciales y de
publicidad.
[14]
Según el Boletín Oficial del 28 de
junio de 1955 El Liberal pertenecía a la Sucesión
de Juan Francisco Torrent
(Administradora judicial: María del Rosario Corrales de
Torrent). Enrique Jasid
figura como su director. Boletín Oficial. Buenos Aires, 28
de junio de 1955. p
4.
[15]
El primer director del diario fue el
abogado Raúl F. Arballo, a quien lo sucedió en
1942 Pedro Gómez de la Fuente
(ex fiscal y ministro del Superior Tribunal de Justicia). Ya desde ese
año,
estará presente en la Redacción, escribiendo
artículos de opinión, el juez de
Goya, Antonio C. Canclini, quien más adelante
ocuparía la Dirección. Entre
marzo y junio de 1943, el periodista Eugenio Ledse hizo cargo de la
Dirección
lo que sería una experiencia inédita para el
medio pues fue el primero que no
provenía del ámbito estrictamente judicial, sin
embargo su paso fue muy breve.
Antonio Canclini se convirtió entonces en la cabeza del
medio hasta su muerte
ocurrida en agosto de 1946. Luego de unos meses de aparente
acefalía, en
noviembre de 1946, asumió la dirección Humberto
Amábile, un letrado que
promocionaba su estudio jurídico en las páginas
del DF. En agosto de 1947 se
produjo una nueva modificación en la Dirección,
que se dividió en dos, por un
lado el sector jurídico y doctrinario y por otro la
información general y
política a cargo de Humberto Amábile y Rodolfo
Mendíaz respectivamente.
[16]
Estos datos aparecen en el número
especial de El Liberal del
20
de marzo de 1924, al celebrar 15 años de existencia.
[17]La
propuesta
metodológica de Jacques Kayser publicada en Le
quotidien francais para estudiar la prensa presenta una
doble entrada de
análisis: la personalidad y la morfología del
diario. Sobre el primer apartado,
se registran datos esenciales como el nombre del periódico y
las indicaciones
que lo acompañan, su sede administrativa, la imprenta y la
redacción, la fecha
del primer número publicado, la periodicidad, el momento de
su aparición, la
zona principal de difusión, la tirada, el número
de ediciones y las zonas
cubiertas, el precio, el formato, el número habitual de
páginas y de columnas
por página, las características excepcionales de
la vida del periódico, así
como los datos que pueden facilitar la investigación. El
“expediente” del
diario estaría completo al conocer su estructura financiera,
las condiciones de
fabricación, de distribución, la
organización de la Redacción y las
líneas de
acción y políticas. El segundo aspecto que
propone Keyser para estudiar la
prensa es el análisis de la morfología, que
consiste en delimitar, medir y
comparar los elementos de su estructura, además de analizar
las unidades
redaccionales del contenido. Véase:
Moreno Sardá (1998: 19).
[18]
Véase: Ambort y Loyola (1996).
[19]DF,
30 de noviembre de 1942.
[20]
Véase: Alonso (1997: 35- 70).
[21]DF,
15 de abril de 1944.
[22]DF,
3 de junio de 1949,
[23]DF, 8
de noviembre de 1950,
[24]EL,
10 de enero de
1950.
[25]EL,
10 de enero 1950.
[26]DF,
3 de junio de 1949.
[27]EL,
31 de agosto de 1954.
[28]EL, 19 de marzo de 1955.