Política, prensa y oposición en el Chile de
Pinochet: El caso de las revistas Solidaridad,
Análisis y Cauce Javier González Alarcón y Danny Monsálvez Araneda
Estudios del ISHiR, 23, 2019. ISSN 2250-4397
Investigaciones Socio Históricas Regionales,
Unidad Ejecutora en Red – CONICET
http://revista.ishir-conicet.gov.ar/ojs/index.php/revistaISHIR
Dossier
Política, prensa y oposición en el Chile de
Pinochet: El caso de las revistas Solidaridad,
Análisis y Cauce*
Javier González Alarcón[1]
Danny Monsálvez Araneda[2]
Resumen
El presente artículo tiene como objetivo
analizar la importancia que tienen los medios de prensa de oposición para el
estudio de la historia política en dictadura. Para tal efecto, el campo de
acción que nos permitió sustentar el papel y accionar de dicha prensa dice
relación con el discurso político que circulaba en aquellos medios, pero de
aquel que va más allá de una mirada institucional, intentando de esta forma
pretender encontrar rasgos de vida política en ámbitos donde no se pensaba que
existían, o bien eran negados e invisibilizados por el discurso hegemónico
imperante. En tal sentido, se utilizaron tres revistas con dichas
características, Solidaridad, Análisis y
Cauce, las que circularon tanto en el mundo intelectual como también en la
población en general.
Palabras clave: Medios de prensa; oposición; Chile; régimen cívico-militar; política.
Politics, press and opposition in Pinochet’s Chile: Solidaridad,
Análisis, and Cauce magazine’s case
Abstract
The
purpose of this article is to analyze the importance of opposition press media
for the study of political history in a dictatorship. For this, the scope that
allow us to support the role and actions of the press it has relation with the
political speech that moved around those media, but about which that goes
beyond an institutional perspective, in this way pretend to find features of
political life in spheres where it was thought it didn’t exist or were denied
and hided through the prevailing hegemonic speech. In this regard, three
magazines with those characteristics were used, Solidaridad, Análisis and
Cauce, the ones that circulated both, in the intellectual world as in general
public.
Keywords: Press media; opposition; Chile; civil-military
regime; politics.
Introducción
Desde una mirada o perspectiva de la historia
política más tradicional, se puede pensar que el discurso político, solo tiene
vigencia o validez si éste surge de las instituciones del Estado, ya sean
partido políticos, Congreso, presidente de la República o algún dirigente político
es decir, un discurso que se circunscribe a un campo más bien institucional y
que relega o deja en un segundo plano otras representaciones o manifestaciones.
Sin embrago, el discurso político va más allá de esa mirada institucional; es
decir, éste lo podemos encontrar en diversas partes, ya que está directamente
vinculado con relaciones políticas y sociales, las cuales al mismo tiempo
vienen a constituir nexos de poder que comprenden el desarrollo de la vida en
comunidad.
De esta forma, un determinado discurso político,
por ejemplo a través de los medios de comunicación, contribuye a reproducir
poder, por eso los grupos hegemónicos o dominantes al interior de una sociedad
tienen como uno de sus objetivos principales el mantener el control de todo el
discurso público, con el cual pueden avanzar en la persuasión, construir
consenso o sea hegemonía cultural.
El discurso político, como toda acción
comunicativa, está compuesto de un emisor, mensaje, código y receptor. Para
interpretar el mensaje político, el receptor se vale de distintas formaciones
discursivas como pueden ser: saber racional, saber filosófico, ética, sentido
común, religiosidad y subjetividades entre otros. Estos son llamados campos
semánticos que intervienen en la connotación, lo implícito del discurso
político. Para este caso en particular, nos interesa analizar el discurso
político en la prensa opositora y crítica de la dictadura militar de Augusto
Pinochet, concretamente de las Revistas Solidaridad, Análisis y Cauce.
Al respecto, podemos señalar que la prensa cumple
una función central a la hora de informar la realidad. Como señala Lechner, “la
realidad social, al ser informada, es formada. Con suspicacia el sentido común
intuye que la información produce poder y que el poder se reproduce mediante
estructuras informativas. La información es un modo de dar forma a las
relaciones sociales” (Lechner, 2006: 249).
Por otra parte, la prensa viene a constituirse en
una constructora de imágenes, planteando una realidad no directa, en la cual el
receptor sólo puede imaginar mediante la información que recibe estructurada
por el periodista. Es una visión ajena que es entregada al receptor, es un
filtro con un determinado discurso, que responde a un discurso hegemónico o contra-hegemónico
sea el caso. Bajo esta perspectiva, se va formando o moldeando la opinión
pública, ya que define significantes, contribuyen al sentido común de las
sociedades e instituye realidades.
La prensa escrita, sean estos diarios, periódicos o
revistas, tienen gran participación en lo que Guillermo Sunkel (1984:4)
denomina el aparato cultural. Los seres humanos, ciudadanos cuando ejercen
acción política, poseen limitaciones de naturaleza física para poder conocer en
primera persona todas las cosas que suceden a su alrededor y que podrían
afectar de alguna manera su vida cotidiana, por ello las comunidades generan
redes de comunicación que con el tiempo pasan a ser institucionalizada en el
sentido de ser normalizadas, constituyen un discurso con sus propias reglas
para trasmitir las noticias. La recepción de esta información, que no puede
llegar en primera persona al receptor, tiene que ser imaginada por el
informado, tiene que creer en lo que está escuchando, viendo o leyendo sea el
caso. Es una realidad de “segunda mano” que viene estructurada por la realidad
concebida por las instituciones emisoras de las noticias, en la prensa los
editores influyen y dirigen nuestra atención a los hechos elegidos por ellos
como lo relevante. La prensa solo traduce de la realidad aquellos hechos que
ella considera significativas; en nuestra sociedad mercantil actual el criterio
de selección está en lo que sería el interés o la demanda del público, pero su
estructuración jerárquica en relación a la selección de las noticias tiene
elementos ideológicos (Sunkel, 1984:4) y se explica en términos de un determinado modelo de
sociedad y de prioridades informáticas. Esto lleva a que el receptor tome el
orden de la noticias como criterio de
relevancia y verdad, sacralizando al medio transformado en una entidad
que es supra social (Muñoz, 1988), que impone (Arraigada, 2013:24).
Uno de los aspectos significativos dentro del
estudio y análisis de los medios de comunicación y particularmente en la prensa
escrita, es la relación con los dispositivos a través de los cuales logran el
control de la opinión pública, ya sea individual como colectivamente. De lo
anterior se desprende, la importancia de cómo está estructurado el periódico,
el léxico y las imágenes que se presentan. Para adentrarnos en aquel punto
aprovecharemos de describir la estructura del periódico, con una rápida
revisión de los análisis hemerográficos de Jacques Kayser (1966). Lo primero es
considerar que el diario constituye una unidad que se distribuye de la
siguiente forma: en la primera página se sitúa la portada, que posee una cierta
independencia relativa de las demás hojas (Kayser, 1966:45) y en segundo lugar, Kayser plantea que como los
lectores leen de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo, la izquierda de
las planas es considerado un lugar privilegiado.
En general el periódico está constituido por cuatro
elementos fundamentales: titulares, ilustraciones, texto y publicidad. Si los
titulares son importantes, las ilustraciones también cumplirán un papel
esencial. Por ejemplo, para Carmen Godoy, que las ilustraciones sobre el
gobierno de la Unidad Popular solo estén en blanco y negro, responde a una
estrategia de construcción del olvido (Godoy, 2011: 2). En los textos del
periódico se logra distinguir las noticias, reportajes, crónicas, editorial,
columnas de opinión y las cartas al director. Siendo estos últimos, los
espacios donde se deja ver o entrever la postura o punto de vista del diario
respecto a un determinado tema o problema.
Un elemento central en todo esto lo constituye el
tema del poder, al respecto, Teun Van Dijk, define el
poder en términos de control, es decir, lo que un grupo o institución ejerce sobre
las personas. Aquel control puede ser de carácter coercitivo, físico, directo;
sin embargo, el mayor poder -según Van Dijk-
se ejerce en términos discursivos, ya que éste es más bien mental; es
decir, controlando las mentes de las personas, puedo controlar indirectamente
sus acciones.
En este caso, no necesitamos forzar a las
personas para que hagan algo sino que ellas hacen lo que queremos en su libre
albedrío o bien porque no tienen alternativas. De esta forma es que podríamos
manipular, informar mal, educar mal, etc., a otras personas de acuerdo con
nuestro interés y en contra de sus más altos intereses (Van Dijk, 2004:8).
Siguiendo a Van Dijk, el poder está relacionado con
recursos sociales como el dinero, tierras, propiedades, el conocimiento, fama,
cultura y recursos simbólicos, por ejemplo, el acceso preferencial al discurso
público. De lo anterior se desprende otra variable de importancia para este
tema, el papel que desempeñan las elites, las cuales tienden a controlar los
discursos políticos, mediáticos, legales y burocráticos, produciendo con
aquello dos relaciones básicas entre el poder y el discurso “una es el poder de controlar el discurso y
otra el poder del discurso para controlar las mentes de las personas”[3].
Ahora bien, en el caso del discurso político, éste
tiende a reproducir el poder de los grupos dominantes o hegemónicos al interior
de una sociedad. Son éstos quienes tienen tribuna pública y preferencial en los
medios de comunicación (a fines a sus intereses), los cuales tienen la
autoridad para hablar u opinar sobre aquellos temas que interesan a los medios
donde escriben o comentan sobre determinados acontecimientos de la realidad
nacional. De ahí que, la prensa escrita cumple un papel fundamental en la
transmisión y reproducción de un determinado discurso político o construcción
social de la realidad, sea éste para legitimar un régimen y abalar sus medidas
o bien para criticarlo y convertirse en opositor a las medidas que éste
impulsa. Por ejemplo, tras el golpe de Estado en Chile de 1973, el discurso
político de las autoridades de la época y reproducidas por los medios proclives
al régimen o de aquellos que fue permitida su circulación, se enmarcó en torno
a los conceptos del orden, progreso, disciplina, jerarquía, respeto,
normalidad, y quienes no comulgaban con aquello, eran catalogados de enemigos
de la patria, terroristas, extremistas y subversivos.
Si bien éste discurso político tuvo como objetivo
instituir una determinada realidad a través de un cierto lenguaje y aparato
conceptual, su objetivo mayor fue contribuir a establecer una hegemonía ¿Qué
significa aquello? Nos referimos a una determinada dirección política e ideológica de un sector de la sociedad, la cual
conlleva una distribución del poder, jerarquía e influencia; en el fondo la
habilidad que tiene o dispone una clase para asegurar la adhesión y el
consentimiento libre de los ciudadanos.
Uno de los casos emblemáticos del periodo de la
dictadura chilena lo constituyó diario El
Mercurio, el cual había desempeñado un rol fundamental de oposición al gobierno de Salvador Allende. Tras el golpe militar del martes 11 de
septiembre, El Mercurio se transformó
en una especie de “vocero”
oficial del nuevo régimen, desempeñando un papel político, ideológico y
comunicacional importante durante los 17 años del régimen de Pinochet. Como
señala la periodista María Olivia Monckeberg
La formación de Agustín Edwards Eastman, sus
convicciones económicas y políticas, y el rol que jugó para la generación del
golpe, son elementos suficientes para explicar por qué, después de septiembre
de 1973, el diario El Mercurio y toda su cadena cerró filas con la junta de
gobierno. La dictadura encabezada por Augusto Pinochet era su propio gobierno
al que había contribuido a promover para que pusiera orden en el país tras los
turbulentos, y para él amenazantes, mil días de la Unidad Popular (Monckeberg, 2009:102-104).
De ahí que,
A tono con esos tiempos, El Mercurio acentuó
su carácter conservador y cerró los ojos durante largos años a todo lo que
significaba violaciones a los derechos humanos. Los desaparecidos eran
“supuestos”; los asesinados por la espalda, “muertos en enfrentamientos; y las
torturas no existían o, a lo más, eran “excesos” (Monckeberg, 2009:102-104).
Lo anterior quedó explicitado en el documental El
Diario de Agustín, trabajo que da cuenta del papel que desempeñó diario El Mercurio en materia de derechos
humanos durante el régimen de Pinochet (Lagos, 2004).
Sin embargo, el proceso de dominación de la
dictadura no fue total, quedaron algunos espacios para el ejercicio progresivo
de oposición, resistencia y denuncia al régimen cívico-militar. Es precisamente
en ese terreno en el cual queremos detenernos para abordar tres casos de medios
escritos, específicamente de Revistas de oposición al régimen autoritario
chileno. Nos estamos refiriendo a la Revista Solidaridad, Análisis y Cauce.
La prospección de ésta tres Revistas nos permiten
dar cuenta de algunos derroteros que desarrolló la oposición chilena en vista
de plantear públicamente, en medio de la represión, el miedo y la censura, una
posición de disputa al discurso político oficial que emanaba desde las esferas
del poder militar de turno.
En éste sentido, estas tres revistas pasan a
cumplir una triple función. En primer lugar nos ayudan a identificar las
primeras denuncias que se realizan contra el régimen de Pinochet. Cuáles son
los temas sobre los que se hace presente la crítica al sistema imperante. En
segundo lugar, la revisión de éstas revistas nos permiten identificar a los
actores que realizan la crítica. Quiénes son ellos, de dónde provienen, cuál es
su discurso y sus trayectorias partidarias, entre otros temas. Y en tercer
lugar, las revistas pasan a cumplir un papel central a la hora de disputar el
espacio público informativo. Ante el control que se ejerce por parte de la
autoridad militar, sumado a la censura y cierre de medios, la circulación de
éstas revistas, así como de otras que irán apareciendo con el transcurrir de
los años, van indicando como la dictadura, por más esfuerzos que realizó, no
pudo clausurar o poner atajos a la circulación de las informaciones, entre
ellas una de las más importantes: la violencia política institucionalizada y la
violación de los derechos humanos como práctica sistemática del Régimen.
En consecuencia, la presente investigación tiene como objetivo analizar la importancia que
tienen los medios de prensa de oposición para el estudio de la historia
política en dictadura. Para tal efecto, el campo de acción que nos permitirá
sustentar el papel y accionar de dicha prensa dice relación con el discurso
político que circulaba en aquellos medios, intentando de ésta forma explorar
las profundidades sociales de la política; es decir, pretender “(…) encontrar
signos de vida política en ámbitos donde
previamente no se pensaba que existían” (Monsálvez, 2017:1) o bien eran
invisibilizados o negados por el discurso hegemónico imperante.
Configuración y características de las revistas Solidaridad, Análisis y Cauce
como medios de prensa de oposición.
Uno de los aspectos significativos al abordar el
estudio y análisis de los medios de prensa tiene que ver con la importancia e
influencia que estos ejercieron en las personas, generando a veces el control
de la opinión pública, y en otros casos funcionando como mecanismo para la
circulación de ideas proscritas en el espacio público. De lo anterior, se
prescinde en la importancia de cómo están configurados los medios de
comunicación, el lenguaje, las imágenes, editores, redactores, etc.,
distinguiendo los reportajes, columnas de opinión, crónicas y cartas.
Para el caso de nuestro trabajo, el discurso
político giró en torno a la violación de los derechos humanos; realidad laboral
y pobreza; arte y cultura; y educación, aquellos temas que no eran abordados,
tergiversados o bien atomizados por los medios de prensa proclives al régimen
quienes estaban encargados de entregar el discurso oficialista a la población.
Estos últimos fueron, revistas PEC, SEPA,
Qué Pasa y los diarios Tribuna, El
Mercurio, La Segunda (Soto Gamboa, 2003:98) y El Sur.
De esta manera, el análisis de las revistas
estudiadas lo distribuimos en identificar el contenido que circulaba en sus
páginas, la línea editorial –editores, redactores y colaboradores–, con cuanta
frecuencia se publicaban, a que público estuvieron dirigidas y su compromiso
político e ideológico.
Durante la primera etapa del régimen cívico
militar, circularon algunos medios de prensa que se opusieron a los dictámenes
de este. De ellas tomamos para este estudio a revista Solidaridad (1976) y Análisis
(1977), por constituirse en las principales vías de comunicación de la
iglesia en defensa de los derechos humanos, por lo que obtuvieron inmunidad
frente a las autoridades militares y pudieron circular además en algunas
poblaciones gracias al trabajo realizado por la Vicaría de la Solidaridad. Por
otra parte, en la década de los ochenta la crisis económica y la explosión de
las mayorías llevó a que el clima fuera distinto al de la década anterior, por
tal motivo, a las dos revistas anteriormente señaladas, agregamos una tercera –Cauce (1983) –, debido a que esta se
estableció como uno de los principales medios de comunicación en oposición al
régimen, cumpliendo con la labor y compromiso de criticar y denunciar los
vejámenes sufridos por el pueblo chileno.
El primer caso –Solidaridad–
trata de un boletín informativo de la Vicaría de la Solidaridad. Esta entregó
su esfuerzo a la difusión de los pesares y necesidades de los más pobres, de
los que no tenían voz. Fue editada quincenalmente entre mayo de 1976 y octubre
de 1988, y alcanzó un total de 300 números. Se presentó como un lugar de
encuentro donde poder contar, compartir y coordinar la solidaridad, anunciándolo
de la siguiente forma:
Contar, porque queremos hablar y escribir de lo que vemos y oímos, más
que de lo que nosotros mismos procuramos hacer.
Compartir, porque somos testigos de muchos gestos y acciones que nos
llenan de alegría y respaldan la esperanza en el hombre que nos ha enseñado
Jesús, el Señor. Compartir, porque también somos testigos de muchas angustias y
sufrimientos profundos que el Señor nos invita a asumir.
Coordinar, porque hay muchos que quieren ayudar y a veces no saben a
quién recurrir, y porque ante situaciones de emergencia es necesario encontrar
respuestas urgentes, y no desperdigar recursos que siempre serán limitados[4].
De esta forma, la revista se convirtió en un
mecanismo para dar a conocer los hechos que la iglesia atestiguaba, evidenciando
las acciones que vulneraban a las personas, convirtiéndose en un lugar de
encuentro de quienes profesaban la solidaridad. Su dirección estuvo a cargo de
quien asumía como Vicario de la Solidaridad, por tal motivo, el boletín
funcionó como uno de los principales medios para la defensa de los derechos
humanos, debido a su alcance y difusión.
Cuadro 1: Directores
revista Solidaridad entre 1976 - 1986[5]
Nombres |
Años |
Números de revista |
Cristián
Precht |
Mayo
de 1976 a marzo de 1979 |
1
- 66 |
Juan
de Castro Reyes |
Abril
de 1979 a diciembre de 1983 |
67
- 169 |
Enrique
Palet Claramunt |
Diciembre
de 1983 a diciembre de 1984 |
170
-190 |
Santiago
Tapia Carvajal |
Diciembre
de 1984 a julio de 1987 |
191
- 248 |
Cada uno de los directores señalados oficiaba como
vicario episcopal, quienes además redactaban la sección editorial. Dentro de
los escritores, pudimos desprender algunos como el Monseñor Juan Francisco
Fresno, y los sacerdotes José Aldunate y Gonzalo Aguirre. En la década de 1980
se destaca la presencia de los periodistas: Ramón Abarca, Cecilia Atria,
Graciela Ortega, Elia Parra, Pablo Portales, Mariela Vallejos y Marianela
Ventura.
La revista cumplió un papel importante como
expresión escrita de denuncia y crítica al accionar golpista, y a su vez
presentar las inquietudes políticas, económicas, culturales, entre otras, de la
iglesia y la población en general.
Bajo este mismo contexto, en diciembre de 1977
apareció Academia, revista apoyada y
patrocinada por la Academia de Humanismo Cristiano, donde se destacó la
importancia de la iglesia en el resguardo de la población y denuncias de los
hechos –sociales y políticos– ocurridos durante el régimen de Pinochet. Esta
revista fue fundada por el Cardenal Raúl Silva Henríquez[6] y
mantuvo como objetivos:
Desarrollar actividades que promuevan la comunicación entre
intelectuales del país y con personas e instituciones del exterior. Enfatiza
así mismo, que su quehacer estará comprometido con el hombre contemporáneo y con
la sociedad, promoviendo para ello la continuidad en el cultivo de las ciencias
sociales, humanidades, arte y comunicaciones (…)”[7]
Estuvo concebida como una instancia de reflexión y
dialogo, constituyendo una iniciativa congruente con el ideario de la Academia,
permitiendo testimoniar las inquietudes y realizaciones de distintas personas o
grupos de trabajo en relación a las acciones significativas de la vida nacional
e internacional, cultivando el género periodístico de opinión. De esta manera,
asumía las líneas de compromiso siendo fiel al rol de la prensa como vehículo
del pensamiento y agente de cambio. Además, manifestaba que abordar la realidad
de forma directa, abierta y franca se podía conducir al pleno ejercicio de la
libertad de expresión, del dialogo y el consenso.
En su segundo número publicado en febrero de 1978
cambió su nombre por el de Análisis, cuya
dirección quedo a cargo de Juan Pablo Cárdenas. Se estableció como una revista
de carácter mensual que abrió el espacio a la discusión intelectual de aquellos
políticos en su mayoría pertenecientes al proscrito Partido Demócrata
Cristiano.
Los diez primeros números que van desde diciembre
de 1977 a enero de 1979 mantuvieron como estructura la presentación de
artículos con una cantidad de páginas que no superaban las 30 hojas. A partir
de marzo de 1979, si bien, mantiene la importancia de los artículos
intelectuales, su estructura cambia, insertando imágenes de los temas
presentados, haciéndola más accesible al público en general, extendiendo sus
páginas a alrededor de 60 o más.
Su posición a favor de las manifestaciones sociales
en la década de 1980 por sobre la negociación con la dictadura terminó por
alejar a la revista de las nuevas autoridades eclesiásticas. La crisis
económica gestada desde 1982 llevó a que Análisis
comenzara a privilegiar la información económica, omitida por los
noticieros televisivos, entregando índices de desempleo y detalles sobre la
quiebra de empresas. Fue además, la primera revista en publicar cartas de
personas en el exilio[8].
Dentro de los intelectuales que comúnmente
publicaban se encuentran:
Cuadro 2: Algunos
redactores de revista Análisis[9].
Nombres |
|
Edgardo Boeninger |
Ricardo Lagos |
Fernando Castillo |
José J. Brunner |
William Thayer |
Andrés Aylwin |
Máximo Pacheco |
María O. Monckeberg |
Manuel Antonio Garretón |
Eugenio Tironi |
Tomás Moulian |
Jaime Castillo |
Gustavo Rayo |
Fernando Paulsen |
Monseñor Jorge Hourton |
Hernán Montealegre |
Luís Maira
(Internacional) |
Joan Garcés
(Internacional) |
Frente al tenso clima político ya señalado –crisis
económica de 1982– el Ministro del Interior Sergio Onofre Jarpa instauró el
período de “apertura política”, dando la autorización para el nacimiento a
fines de 1983, de la revista Cauce.
Publicación que fue un órgano de expresión pública del pensamiento,
especialmente social demócrata, y que mantuvo como propósito según sus
editores, servir de cauce abierto a la propagación de opiniones,
interpretaciones y conocimientos del acontecer nacional e internacional[10].
Se plantearon como revista de oposición afirmando que:
No somos neutros ni indiferentes. Proclamamos nuestra adhesión a los
valores de la cultura originada en la democrática Atenas hace dos milenios y
medio, renacida en la ya inextinguible y fecundo caudal del humanismo
ilustrado, dispuesto a la perpetua interrogativa, a la infatigable critica y a
la sempiterna revisión de lo anteriormente establecido”[11].
Durante sus primeros años de funcionamiento, fue
especialmente crítica de las acciones y manejos de la familia de Pinochet, lo
que conllevó a reiteradas censuras y el apresamiento de algunos periodistas.
Desde 1985 pone énfasis en el compromiso con la defensa de los derechos
humanos, realizando un periodismo investigativo y de denuncia. Fue publicada
quincenalmente hasta el número 18, desde agosto de 1984 cambia su modalidad a
semanal, aumentando significativamente su cantidad de páginas, pasando de 30, a
casi 70 hojas desde la edición número 20.
El primer consejo editorial estuvo constituido por:
Luís Bossay, Gonzalo Figueroa, Juan Agustín Figueroa, Alejandro Jara, Alfredo
Gutiérrez, Jorge Ovalle, Amador Navarro y René Abeliuk. Con respecto a sus directores y principales
redactores se estructuró de la siguiente manera:
Cuadro 3: Directores
revista Cauce (1983 – 1986)
Nombres |
Años |
Números |
Carlos Neely Ivanovic |
Noviembre de 1983 a
febrero de 1984 |
1 - 6 |
Edwin Harrington |
Febrero de 1984 a
noviembre de 1984 |
7 - 30 |
Gustavo Boye Soto |
Julio de 1985 a noviembre
de 1985 |
31 - 46 |
Alejandro Cabrera |
Noviembre de 1985 a marzo
de 1986 |
47 - 64 |
Gonzalo Figueroa |
Marzo a agosto de 1986 |
65 - 89 |
Francisco Herreros |
Septiembre a octubre de
1986 |
91 - 177 |
Cuadro 4: Principales
redactores de revista Cauce[12]
Nombres |
|
Patricia Collyer |
Manuel Salazar |
Mariano Aguirre |
Alfonso Calderón |
Carlos Naudoni |
Mónica González |
Mary Zajer |
Monserrat Tohá |
Marcelo Castillo |
Edwin Harrington |
En definitiva, el surgimiento de estas revistas se
realizó bajo un contexto de censura de prensa. Sin embargo, la necesidad de
expresar y denunciar a la dictadura pinochetista conllevó a que cada uno de
estos medios de comunicación escritos, se viera en la obligación de convertirse
en un actor fundamental de oposición al régimen cívico-militar, manifestando un
compromiso social con el pueblo oprimido.
Por otra parte, fue un espacio que congregó a distintos
intelectuales de la época, que por la censura anteriormente señalada, vieron en
estas revistas un medio para generar oposición y critica desde sus
especialidades, como por ejemplo, los sociólogos, Tomás Moulian, José Joaquín
Brunner, Manuel Antonio Garretón y Eugenio Tironi, y los y las periodistas,
Mónica González, María Olivia Monckeberg y Manuel Salazar, por mencionar
algunos.
Temáticas y contenidos en la prensa de oposición.
En este apartado, interesa precisar algunos
antecedentes que permiten clarificar la investigación. En primer lugar, se
abordan algunos temas comunes tratados por los tres medios de comunicación. En
segundo lugar, se realizan precisiones en cuanto a aquellos temas tratados en
diferentes gestiones.
De esta forma, los contenidos aparecidos en las
revistas estudiadas nos entregan una mirada detallada del análisis político que
se puede extraer del periodo de dictadura, de aquellos temas que no circulaban
en la prensa oficial. Cada uno de estos medios de comunicación estructuró sus
temas en distintas secciones. Algunas de estas fueron comunes en cada una de
ellas, como por ejemplo, la editorial, donde el director a cargo daba una
opinión concreta del análisis de algún contexto en específico; crónicas
políticas; economía; cultura y arte; cartas de opinión; nacional e
internacional, por mencionar algunas.
A continuación algunos temas comunes aparecidos en
revista Análisis y sus respectivos
editores:
Cuadro 5: Sumario y
editores revista Análisis[13].
Nombres |
Editores |
Nacional |
Mario Planet – Felipe
Pozo |
Internacional |
Hernán Montealegre – Juan
Somavia |
Educación |
M. Teresa Lladser –
Hernán Quezada |
Ciencia y tecnología |
Sergio Prenafeta |
Arte y cultura |
Sergio Palacio |
Economía |
Humberto Vega – Juan
Cavada |
En Solidaridad
por su parte, se destacaron las secciones “breves de zona” aquellas que
dieron una mirada más amplia a los problemas acaecidos a la población en
distintas localidades, más tarde, dio paso a “breves de provincia” extendiendo
su análisis crítico a distintas regiones del país. Las Separatas de solidaridad se constituyeron en un facsímil publicado
en algunos números específicos de la revista. El primero aparecido en octubre
de 1976 específicamente en el séptimo número del boletín, daba cuentas a través
de un informe detallado, sobre 383 casos de personas desaparecidas hasta esa
fecha, de las cuales 337 habían desaparecido entre el 11 de septiembre de 1973
y el 31 de diciembre de 1975 y otros 46 casos ocurridos entre el 1° de enero y
el 30 de junio de 1976[14].
En diciembre del mismo año, el obispo auxiliar de Santiago, Jorge Hourton
Poisson, publica acerca del fallo de la petición de nombramiento de un Ministro
en visita para la investigación de 415 casos de chilenos desaparecidos[15].
Informe que nos da cuenta del aumento significativo de la cantidad de personas
hechas desaparecer por la dictadura de Pinochet.
De ahí en adelante, estos medios de prensa se
convirtieron en uno de los principales organismos de crítica y denuncia a la
violación de los derechos humanos. Temas recurrentes como el atentado a Orlando
Letelier y la conexión chilena, el problema de los exiliados y relegados, etc.,
fueron comunes en sus páginas. A comienzos de 1980 se puso énfasis en las
detenciones masivas a manifestantes que se expresaban sin violencia alguna[16].
Sin embargo, para la década de los 80 ya se
evidenciaba que en Chile se torturaba. El sociólogo Tomás Moulian denunciaba a
través de las páginas de Análisis que
desde 1973 la sociedad chilena había conocido el drama de las desapariciones y
de las torturas, agregando que, a través de distintos mecanismos las
autoridades y los medios de comunicación proclives a la intervención militar
habían tratado de ocultar los hechos, de minimizar sus efectos y consecuencias[17].
En 1983 Cauce entrevista a personas
cercanas al régimen, con el fin de saber de cerca sobre las torturas
practicadas por la Central Nacional de Informaciones (CNI). Algunos de ellos
argumentaron que era sólo una cuestión propagandística de oposición. El General
Leigh manifestó que en Chile estaba prohibida la tortura. No obstante, el
abogado Jorge Ovalle planteó que esta si existía[18].
Tema que se mantuvo latente en los años siguientes, en el cual destacamos los
siguientes titulares: “Confirman: la CNI tortura” y “Ex cabo de la FACH y agente
de CNI confiesa 'Yo
torturé'”[19].
Sin duda, sumado al
problema de las violaciones de los derechos humanos, uno de los temas
alarmantes del periodo dice relación con la “realidad laboral y la pobreza”. La
difícil vida que llevaban miles de chilenos tenía una estrecha relación con los
dos tópicos señalados. La situación económica de los asalariados generaba una
angustia latente, lo que desembocaba en problemas de vivienda, desnutrición
infantil y cesantías. De ahí la pregunta planteada por Solidaridad en diciembre de 1976 ¿es posible ser niño hoy?
Argumentando que para ser un niño normal, hay que tener casa, comida y
educación, agregando además, que un mundo de niños felices y con sus
capacidades desarrolladas chocaba en Chile con la dolorosa realidad de los
niños marginados[20].
No obstante, la
solidaridad entre aquellos que vivían en situaciones laborales complicadas, se
sumó a la realizada por la iglesia. Se habilitaron comedores infantiles para
devolverles la alegría a miles de niños, en esto destacaron las jornadas de
recreación y la prioridad alimenticia. Surge de esta manera, la importancia del
papel de las mujeres en las ideas de reivindicación social. Titulares como:
“presencia de mujer”[21]; “mujer, empleo y
remuneración”; “la mujer en el trabajo”: y “8 de marzo, voz de mujer”[22], son algunos de los
enunciados en las revistas estudiadas.
Así, el costo social
del modelo neoliberal traía como consecuencias, la cesantía, la vorágine de las
deudas y las enfermedades de la pobreza. Para 1984 se hablaba sobre las casi
880 mil 300 personas desempleadas. El Programa de Empleo Mínimo (PEM) y el
Programa de Ocupación para Jefes de Hogar (POJH) habían disminuido
significativamente sus vacantes. Las empresas comenzaban a cerrar. Surgía la
pregunta ¿Qué políticas concretas se habían anunciado para paliar este flagelo
nacional? No obstante, no solo existía una alta tasa de cesantía en el país
generando hambre. También había quienes ganaban entre dos y siete mil pesos
mensuales de la época, con familias de más de tres integrantes[23]. La propaganda anunciada
por el régimen se tornaba en burla “hoy vamos bien y mañana mejor”, pero
¿Quiénes son los que iban bien?, y ¿A quiénes les iría mejor mañana?.
Con respecto a la
“realidad laboral y pobreza” podemos encontrar los siguientes titulares en las
revistas estudiadas:
Cuadro 6: algunos titulares sobre “realidad laboral y pobreza” en
revista Solidaridad, Análisis y Cauce[24].
Titular |
Revista |
Año |
N° |
La angustia de la vivienda |
Solidaridad |
1976 |
4 |
Situación económica de los asalariados |
Solidaridad |
1976 |
5 |
La difícil vida: reportaje a la desnutrición |
Solidaridad |
1976 |
7 |
Alegría infantil en los comedores |
Solidaridad |
1976 |
8 |
Un niño pobre nació ¿es posible ser niño hoy? |
Solidaridad |
1976 |
11 |
Economía, imperio en crisis |
Solidaridad |
1983 |
149 |
Realidad laboral y política |
Análisis |
1978 |
4 |
Costo social del modelo: la cesantía |
Análisis |
1979 |
14 |
Plan laboral: el aval de los patrones |
Análisis |
1979 |
19 |
Enfermedades de la pobreza |
Análisis |
1980 |
21 |
Modelo económico y cesantía |
Análisis |
1980 |
25 |
La vorágine de las deudas |
Cauce |
1983 |
1 |
5 millones de chilenos sufren hambre |
Cauce |
1984 |
15 |
El cuadro anterior da
cuentas de que la “realidad laboral”, “la pobreza” y “la cesantía” fueron un tema transversal en cada una de las
revistas y en cada una de sus gestiones, siendo contenido recurrente desde la
segunda mitad de la década de los 70´s. Así también, los asuntos relacionados
con las torturas, los detenidos desaparecidos, las manifestaciones sociales,
entre otros.
El arte y la cultura
fueron otros temas abordados por los medios de prensa de oposición, desde la
literatura, música, hasta el cine. En aquellas páginas se daban a conocer las
críticas de libros y películas, como también una invitación clara a disfrutar
de ellos. Se convirtió en un espacio de difusión, en donde se entrevistaron a
distintos músicos y escritores que dieron a conocer sus posturas y trabajos
sobre la realidad nacional. Las expresiones artísticas fueron significativas
como dispositivos para crear conciencia social y de denuncia ante las
constantes vejaciones que sufría el pueblo chileno. Por su parte, además de las
secciones incluidas en las publicaciones trabajadas, la revista La Bicicleta difundida entre 1978-1990,
fue uno de los principales medios de divulgación del arte y la cultura durante
la dictadura militar.
La crisis económica
de 1982 volcó la mirada de los medios de comunicación en el resurgir de los
movimientos sociales y de las constantes manifestaciones callejeras. En ese
contexto, revista Cauce se constituyó
como uno de los más importantes organismos de denuncia y critica al régimen de
Pinochet. Los estudiantes secundarios y universitarios se mantuvieron firmes en
el apoyo a la oposición dictatorial. De esta manera, se evidencia la relevancia
que mantenía la educación, en primer lugar, como un ente revolucionario, de ahí
la importancia de los militares en la toma de universidades tras ocurrido el
golpe de Estado del martes 11 de septiembre de 1973, y en segundo lugar, la
educación como un medio para poder salir de la pobreza en la cual se estaba
viviendo.
Bajo el contexto
señalado, Cauce puso su mirada en
denunciar a la familia de Pinochet, con reportajes que daban cuenta sobre los
increíbles antecedentes de la faraónica mansión de “lo curro” de costo
incalculable; de lo que no se había contado acerca de Julio Ponce Lerou, yerno
de Pinochet; en contrastes con la cruda realidad que vivían todos los chilenos.
Ambos reportajes realizados por la periodista Mónica González[25] tuvieron una increíble
repercusión en la población, por lo que Cauce
realizó una segunda edición de cada uno de ellos. La revista lo manifestaba
de la siguiente manera: “En apenas 5 números 'Cauce' se convirtió en el éxito
periodístico del año”[26].
En
junio de 1984 González pública una entrevista al General Leigh, en la cual este
ultimo anunciaba que Pinochet no llegaría al año 1989[27]. A partir de ese entonces
comenzaron las amenazas a la revista y Mónica es detenida y trasladada a la
cárcel de hombre de San Miguel, en la cual se le aplicó la Ley de Seguridad
Interior del Estado[28]. No
obstante aquello, Cauce continuó
siendo uno de los medios más difundidos en el país, “en corto tiempo nos
colocamos en la preferencia del público por nuestro valor para decir lo que
nadie se atreve a decir. Desde hoy –septiembre de 1984– salimos semanalmente
con mayor información y con la seguridad de contar con ustedes”[29]. Sin
embargo, a mediados de septiembre de 1984, tanto Análisis como Cauce,
sufrieron la censura en sus imágenes. Más tarde, en noviembre del mismo año,
fueron clausuradas completamente hasta julio de 1985.
Cabe
señalar entonces, que el objetivo central que tuvieron estas publicaciones era
denunciar las violaciones a los derechos humanos e instalar en el debate
público la inexistencia de la libertad de prensa.
En
consecuencia, de lo expuesto en este capítulo, podemos evidenciar que los temas
fueron transversales en cada una de estas revistas, como también en las
distintas etapas de ellas, enfatizando o evidenciando además, que si bien
mantuvieron el mismo objetivo, cada una lo hizo desde su propia vereda en
relación a su contexto. De esta manera, es posible vislumbrar que Solidaridad en su carácter religioso,
trabajó desde la ayuda al prójimo, dando a conocer las atrocidades y
violaciones a los derechos humanos cometidos por la dictadura, así también,
haciendo un llamado a la solidaridad. Mientras que Análisis y Cauce lo
hicieron desde una posición más activa mediante un periodismo investigativo,
constituyéndose en una crítica directa a lo social, económico y político
instaurado por el régimen pinochetista.
De
esta forma, fue posible realizar una breve comparación entre cada una de las
revistas, debido a las temáticas comunes que circularon en ellas, dejando
entrever la importancia y relevancia que lograron adquirir los medios de
comunicación escritos, en la batalla de oposición a la dictadura de Augusto Pinochet.
La
relegación en los medios de prensa estudiados.
A
modo de ejemplificación, uno de los temas recurrentes en la prensa de oposición
con respeto a las violaciones de los derechos humanos dice relación con las
relegaciones que vivieron miles de personas. Se entiende este mecanismo como el
de un exilio interno, es decir, un exilio en su propio país[30].
Si
bien, las primeras relegaciones luego de ocurrido el golpe de Estado de 1973
fueron de características masivas, enfocadas a personalidades importantes de la
Unidad Popular y de confinamiento a las localidades de Pisagua, Chacabuco, Isla
Dawson e Isla Quiriquina, con el pasar del tiempo y ya desarticulada la cúpula
principal de la izquierda nacional, las relegaciones se comienzan a enfocar,
tanto a los militantes del Partido Demócrata Cristiano, como también, a líderes
sindicales, estudiantiles, poblacionales, en resumen, a todo aquel que se
opusiera a los dictámenes del régimen de Pinochet.
En
dicho contexto, en diciembre de 1977, siete dirigentes sindicales fueron
relegados a distintas localidades del norte del país. Solidaridad conversó con algunos de los afectados –Manuel Sepúlveda
y Héctor Cuevas– quienes relataron lo mal que lo habían pasado debido al
traslado a zonas de gran altura –altiplánicas–, cuyo clima no era apropiado
para las vestimentas que llevaban[31].
Sin
embargo, la arbitrariedad del mecanismo represor no hizo distinción de a quien
condenaba, bastaba con solo pensar distinto para sufrir el castigo. Así lo
vivenciaron cuatro jóvenes universitarios que fueron relegados por repartir
panfletos en oposición al régimen. Todos detenidos la noche del 3 de enero de
1978, cuyos Consejos de Guerra los condenó a penas de más de 600 días de
relegación[32].
Ahora
bien, en febrero de 1980 entró en vigencia el Decreto Ley 3.168 sobre
relegación administrativa, decreto que facultaba a la dictadura para relegar
sin juicio previo. Así:
El seis de febrero entró en vigencia el Decreto Ley número 3.168, del
Ministerio del Interior. El mencionado decreto ley faculta al gobierno para
disponer la permanencia obligada en una determinada localidad del territorio
nacional de las personas que alteren o pretendan alterar el orden público, por
un plazo no superior a tres meses. Esta medida –agrega el Decreto– sólo podrá
adoptarse mediante decreto supremo firmado por el Ministro del Interior, bajo
la fórmula por orden del Presidente de la República[33].
A
fines de 1979 la población se había comenzado a manifestar en las calles en
relación a la búsqueda de una respuesta por la gran cantidad de personas que a
la fecha estaban desaparecidas. Para comienzos de 1980 dicho malestar social se
incrementó. Se comenzaba a vislumbrar la crisis económica que se avecinaba, por
ende, la ciudadanía argumentaba que habían perdido el miedo y que no les
quedaba más que luchar. En consecuencia, las manifestaciones se efectuaron en
fechas significativas, donde el accionar de la dictadura fue el incremento de
la represión. Así, el día 8 de marzo, conmemoración del Día Internacional de la
Mujer, fueron detenidas y relegadas más de 15 personas. El régimen anunciaba su
oposición a tal conmemoración, por constituirse según ellos, en un acto de
carácter marxista, implementado por Stalin tras la inmolación de mujeres en
Estados Unidos, quienes exigían mejores condiciones de trabajo.[34] En mayo,
37 personas fueron relegadas durante el día del trabajador. Solidaridad en aquel mes daba cuentas
del aumento de estos en lo que iba del año –62 personas–[35].
Cauce en agosto
de 1985 con respecto al aumento exponencial de la medida represiva –más de 500
entre 1984-1985– daba a conocer los argumentos de los defensores de los
D.D.H.H., quienes indicaban que el régimen estaba violando su propio Bando N°5
dictado en 1973, el cual justificaba la intervención militar debido, según
ellos, a que el Gobierno de Allende quebrantaba los derechos de libertad de
expresión, de enseñar, de reunión, de huelga y derechos en general[36].
El
incremento en las políticas de relegación, generaron que tanto los relegados
como la población en general se opusieran a dichos castigos. Fueron comunes las
cartas enviadas a través de la prensa, en donde los relegados solidarizaban
entre ellos, dando apoyo, palabras de aliento, entre otras cosas, y las cartas
enviadas por sus propios familiares. La carta de un universitario relegado
enviada a sus amigos contenía el siguiente mensaje:
Quiero
decirles que sigo siendo el mismo y que no he claudicado en la lucha que el
pueblo y Cristo te exige. Cuando tratan de doblegarnos enviándonos lejos, sólo
logran que en nuestra alma se enraíce más el amor hacia los oprimidos, hacia
los preferidos de Cristo. Será la respuesta que espera de mi todo un pueblo que
clama por libertad y justicia[37].
De
esta manera, dichas revistas dan cuenta de la firme convicción de quienes
luchaban contra el régimen militar. Javier Sáez, dirigente estudiantil
mencionaba que:
Cuando
supe que venía relegado lo entendí como una medida desesperada de las
autoridades por sacar fuera a dirigentes de destacada participación, porque
ellos no habían podido dar una respuesta aceptable a lo que los estudiantes
exigían”[38].
Agrega
además:
La
relegación es una medida arbitraría, ilegal e injusta. Sin embargo, lejos de
aislarnos, nos refuerza”.
En
resumen, lo relatado en este apartado es un ejemplo de los temas que dicen
relación con la historia política de dicho periodo, encontrando una vasta
información para lograr construir de mejor manera aquella época de constantes
violaciones a los derechos humanos y así dar a conocer tales atrocidades que
muchos de los ciudadanos actuales no conocen y que los medios de comunicación
proclives a la dictadura pinochetista tergiversaron, negaron o invisibilizaron.
Conclusión
De
esta manera, la prensa de oposición trabajada nos sirve para poder dar cuentas
de hechos sucedidos en el período de dictadura que los medios de comunicación
de masas proclives a la intervención militar no evidenciaban. Entonces, es
importante dejar en claro que el discurso que se plasma en la prensa escrita
responde a un contexto específico. No se puede desligar entonces, el contexto,
la sociedad, la prensa y el discurso en sí. Se constituyen como medios de
comunicación en donde se expresan ideas y planteamientos de determinados grupos
sociales en un tiempo y espacio dado. Entendemos además, que poseen un papel
activo no sólo en la formación de la opinión pública, sino también en el
desarrollo de los procesos políticos. De esta forma, la prensa estudiada fue
uno de los mecanismos fundamentales para cambiar el proceso político gestado en
dictadura a través de la pérdida del miedo de la población, evidenciado en las
constantes cartas enviadas por la ciudadanía, denunciando torturas, enviando
solidaridad, entre otras cosas.
En
síntesis, la importancia que tienen estos medios de prensa de oposición para el
estudio de la historia política en dictadura, dice relación con que ellas nos
entregan una mirada general del período, así como la difusión de información
respecto a los procesos represivos, sociales, culturales y económicos durante
el régimen dictatorial. Asimismo, la prensa nos permite –en algunos casos–
recoger testimonios de la época. Ahora,
si bien, estos medios de comunicación estaban bajo censura, es menester señalar
que nos permiten reconstruir en líneas generales el proceso chileno de los años
‘70 y ‘80. La prospección de estas, nos ayuda además, a tener mayor información
de lo ocurrido en términos políticos y sociales, entre otros, siendo
fundamentales entonces para el estudio de la historia política. En otras
palabras, estas revistas nos entregan aquella información que no circulaban en
los medios oficiales o bien en aquella prensa más proclive a la dictadura.
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_______Periodismo de
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[Recuperado 23/03/2019 http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-96756.html]
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23/03/2019 http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-96758.html ]
_______“Mónica González y
sus detenciones en dictadura: conocí tanto horror que lo mío es una minucia”,
miércoles 12 de agosto de 2015, en www.cooperativa.cl
Fuentes
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El Pueblo, Río Cuarto 1945-1955
Justicia, Río Cuarto 1930-1945
La Voz de Río Cuarto, Río Cuarto 1946-1950
Recibido con pedido de publicación 09/02/2019
Aceptado para publicación 19/03/2019
Versión definitiva 28/04/2019
* El presente artículo se enmarca
en el proyecto Fondecyt de Iniciación 11150122
[1]Universidad de
Concepción (Chile). Correo
electrónico: jgonzalezalarcon1@gmail.com
[2]Universidad de Concepción (Chile). Correo
electrónico: monsalvez@gmail.com
[3] Ibídem, pág. 9.
[4]“Editorial”. Revista Solidaridad, n°1, mayo de 1976, pág. 2.
[5] Elaborado en base a información
aparecida en revista Solidaridad.
[6] Monseñor Raúl Silva Henríquez fue un destacado sacerdote salesiano y abogado chileno, obispo de Valparaíso entre 1959 y 1961, arzobispo de Santiago entre 1961 y 1983, y defensor de los derechos humanos durante la dictadura de Augusto Pinochet Ugarte. Falleció el 9 de abril de 1999 a los 91 años de edad.
[7]“Revista de compromiso”. Revista Academia, n°1, diciembre de 1977, pág.
1.
[8] Periodismo de oposición (1976-1989),
revista Análisis, en www.memoriachilena.cl
[9] Elaborado en base a información aparecida en revista Análisis. Además, el cuadro nos muestra que la revista fue un espacio abierto donde circularon diversos tipos de intelectuales, desde periodistas, sociólogos, economistas, políticos, entre otros.
[10] Periodismo de oposición (1976-1989),
revista Cauce, en www.memoriachilena.cl
[11]“Un cauce abierto”. Revista Cauce, n°1, 18 de noviembre de 1983,
pág. 4.
[12] Elaborado en base a información aparecida en revista Cauce.
[13] Elaborado en base a información
aparecida en revista Análisis.
[14]“Informe sobre 383 casos de personas desaparecidas”. Revista Solidaridad, n°7, sección Separata de solidaridad, octubre de 1976, pág. 4.
[15]“¿Epilogo para los desaparecidos?”.
Revista Solidaridad, n°10, primera
quincena de diciembre de 1976, pág. 2.
[16]“Derechos Humanos en Chile: Sin voluntad
no hay respeto”. Revista Análisis,
n°20, enero de 1980, pág. 19-20.
[17]Moulian, Tomás.“Contra la Tortura”. Revista
Análisis, n°26, agosto de 1980, pág.
12.
[18]“Tortura, todos somos culpables”. Revista
Cauce, n°2, 6 de diciembre de 1983,
pág. 27-29.
[19] Ver revista Cauce n°31 y n°32 de 1985.
[20]“¿Es posible ser niño hoy?”. Revista Solidaridad, n°11, segunda quincena de diciembre de 1976, pág. 8.
[21]“Presencia de mujer”. Revista Solidaridad, n°6, octubre de 1976, Separata de solidaridad n°3.
[22] Ver revista Análisis, n°16 y n°21, de 1979.
[23] Ver revista Cauce, n° 14 y n°15, de 1984.
[24] Elaborado en base a información aparecida en revista Solidaridad, Análisis y Cauce.
[25] Periodista y escritora chilena. Durante la Unidad Popular trabajó en diario El Siglo y revista Ahora, ambos adeptos al gobierno de Salvador Allende. Tras ocurrido el golpe de Estado de 1973 se exilió en París, donde trabajó en una imprenta. En 1978 regreso a Chile y ejerció como reportera de investigación en revista Cauce y Análisis. En la actualidad dirige el Centro de Investigación Periodística (CIPER)
[26] Revista Cauce, n°6, quincena del 31 de enero al 13 de febrero de 1984,
contratapa.
[27] Ver entrevista en revista Cauce, n°14, junio de 1984, pág. 10-13.
[28] “Mónica González y sus detenciones en
dictadura: conocí tanto horror que lo mío es una minucia”, miércoles 12 de
agosto de 2015, en www.cooperativa.cl
[29] Revista Cauce, n°20, semana del 28 de agosto al 3 de septiembre de 1984, contratapa.
[30] Para mayor información sobre la
relegación en dictadura ver: Aylwin(1990); Díaz, (2014) Acuña (2015) y González
(2018).
[31] “Después de la relegación: La moral
aumenta”. Revista Solidaridad, n° 34,
primera quincena de enero de 1978, pág. 10-11.
[32]“Por repartir panfletos por el 'no' condenan a estudiantes de Valparaíso”. Revista Solidaridad, n° 40, primera quincena de abril de 1978, pág. 8.
[33]“¿Estado de Sitio? Reestreno de la
relegación”. Revista Solidaridad,
n°87, segunda quincena de febrero de 1980, pág. 4.
[34]“8 de marzo: voz de mujer”. Revista Análisis, n°21, marzo de 1980, pág.
12-13,
[35]“¡Ultima hora! Nuevos relegados”.
Revista Solidaridad, n°93, segunda
quincena de mayo de 1980, pág. 12-16.
[36]“Reprimen y relegan a dirigentes,
pisotean los derechos humanos”. Revista Cauce,
n°35, 13 al 19 de agosto de 1985, pág. 43.
[37]“Carta de relegado”. Revista Análisis, n°46, junio de 1982, pág. 26.
[38] “Relegados a Chiloé: una isla no nos
aísla”. Revista Solidaridad, n°109,
febrero de 1981, pág. 22.