Representaciones sociales de prácticas
bolivianas en la prensa digital de Salta. Diario El Tribuno.
Mario Gustavo Parrón y Ana Alejandra Báez
Estudios del ISHiR, 23, 2019. ISSN 2250-4397
Investigaciones Socio Históricas Regionales,
Unidad Ejecutora en Red – CONICET
http://revista.ishir-conicet.gov.ar/ojs/index.php/revistaISHIR
Dossier
Representaciones sociales de prácticas
bolivianas en la prensa digital de Salta. Diario El Tribuno.[1]
Mario Gustavo Parrón[2]
Ana Alejandra Báez[3]
Resumen
En este artículo se analizaron, desde las
representaciones sociales, las prácticas de los bolivianos al interior de la
sociedad salteña. Lo que significó interpretar las diversas narraciones de la
prensa digital que refieren a esas articulaciones en el plano de la interacción
económica, cultural y política. Lográndose constatar, que los cambios introducidos
por ellas en el proceso de integración de esos migrantes, posibilitó la
obtención de determinados derechos y condujo hacia nuevas situaciones de
control social y de construcción identitaria. Para alcanzar tal objetivo, se
utilizaron múltiples fuentes de evidencia e información que revelaron aspectos
esenciales de las creencias, valores, opiniones y dispositivos ideológicos
existentes.
Palabras clave: Prácticas sociales; representaciones; Salta; prensa digital; El Tribuno.
Social representations of bolivian practices in the digital press of
Salta. Dail El Tribuno
Abstract
In
this article, Bolivian practices within the society of Salta were analyzed from
the social representations. What it meant to interpret the diverse narratives
of the digital press that refer to these articulations in terms of economic,
cultural and political interaction. Being able to verify, that the changes
introduced by them in the process of integration of these migrants, made it
possible to obtaing certain rights and led to new situations of social control
and identity construction. To achieve this goal multiple sources of evidence
and information were used that revealed essential aspects of existing beliefs,
values, opinions and ideological device.
Keywords: Social practices; representations; Salta; digital
press; El Tribuno.
Introducción
La selección del caso, obedece a que El Tribuno[4]
se ha convertido en el pasado y en el tiempo presente, sino en el principal, en
uno de los más importantes medios de comunicación e información que ofrece a la
opinión pública de Salta un discurso a cerca de la complejidad de los problemas
sociales existentes y del marco institucional[5]
en el que estos cobran sentido. Sin duda, la capacidad de influir en la vida
salteña, le posibilitó constituirse en la “narración verídica” de los acontecimientos que ocurren,
tanto en la provincia como en el norte del país. Precisamente, este trabajo se
sirve de su edición digital por contener una vasta cobertura periodística
basada en noticias o relatos de hechos, artículos, imágenes y partes de prensa,
también publicados de manera gráfica. En ellos se manifiestan determinados
aspectos de las interacciones de los bolivianos en los diversos sectores de la
sociedad salteña y las formas de intervención del poder estatal en la
diferenciación cultural que logra sostener.[6]
Dado que El Tribuno adquiere hegemonía en relación con otros medios
digitales[7] por el alcance de su
difusión-venta y capacidad tecnológica, logra instaurar una postura crítica de
las tensiones sociales y de la misma política llevada a cabo en la provincia.[8] Que si bien, estuvo marcada
por una ideología vinculada al peronismo de primera hora[9],
en la actualidad, la mirada del diario, materializada en sus ediciones, plantea
cierta oposición respecto a la injerencia del gobierno provincial en los
asuntos socioeconómicos. Aunque, en lo que respecta a la descripción del plano cultural,
ofrece suficientes argumentos y testimonios que
validan el supuesto de que se habría logrado avanzar, en la resolución del
problema de la integración de los bolivianos en la realidad salteña, a través
de la reproducción de sus patrones culturales. Esto,
permitiría superar –en primera instancia- la percepción que se tenía de esas
personas, consideradas en épocas pasadas como factor de riesgo para el orden
social instituido.
Entonces, se percibe claramente el
impacto que produce la presencia de las comunidades bolivianas en todas las
dimensiones de la trama societal de Salta que emerge desde los medios de
comunicación y da cuenta de la interacción entre los grupos sociales con
diferentes orígenes, historias y costumbres.[10]
A la vez que se refleja un aspecto esencial del posicionamiento del poder
político respecto a la resolución de las problemáticas latentes y del control
de los dispositivos materiales e imaginarios del sistema cultural vigente.
No obstante, madurar/cuestionar la
idea de la experiencia de la “inclusión real” de lo que puede representar el
“ser boliviano”, permite reconsiderar las diversas significaciones del discurso
de la prensa local en su formato digital. En tanto construcción narrativa que
indica un proyecto político concreto que resulta de la demanda de las personas
a las que se desea incluir. Y, que se posicionan como agentes del cambio
social, o bien, como causantes de las transformaciones que conciernen al orden
ideológico y/o de las mentalidades (Brea, cit. en Albornoz, 2011:211; Imbert, 2009:23; Walsh, 2003; Ruíz Guadalajara, 2003).
Se puede y debe hacer un trabajo
reflexivo que logre la comprensión de la estructura de nominación de las
prácticas bolivianas en las múltiples dimensiones del contexto histórico.[11] Para ello, los aportes
teóricos-conceptuales de la perspectiva de las representaciones sociales[12], admiten pensar el “lugar
de residencia” como espacio dinámico de recreación identitaria que oscila
–según lo esbozado por algunos intelectuales- entre los dos polos de la
dialéctica de las relaciones humanas, es decir, la contención/consenso y la
resistencia/lucha de las clases sociales (Fernández, 2013; Imbert, 2009;
Williams, 1997; Said, 1995). Y, en el que es factible demostrarse la existencia
de un verdadero proceso de politización de la cultura a escala local. En donde
se expresan las fuerzas sociales y culturales en
combinación a las relaciones jerárquicas que dan relieve a las viejas y
emergentes redes de poder y dependencia.
En ese sentido, se identifican en el
sitio web www.eltribuno.info/salta,
los tópicos que refieren a las estrategias de representación y producción de
sentidos y que se analizan a los fines de la presente investigación: 1) de la
alteridad, por medio del análisis del contenido de las noticias que
reconstruyen los hechos que acontecen en
las zonas de frontera (y los modos que utiliza la gente para relacionarse); 2)
de la diferencia, expresada en la textualidad de los testimonios orales y
escritos en los que se detallan los episodios vinculados a la experiencia de
religiosidad popular en torno a la devoción de la virgen de Urkupiña (y sus
efectos en distintos barrios o villas de la ciudad de Salta); y 3) de la
inclusión de los grupos migrantes en la cultura dominante local, revisitada con
la cuestión de la participación política de los bolivianos en los procesos
electorales que se ordenan desde el país de origen y de las repercusiones que
estos actos tienen en los países vecinos como la Argentina.
Huellas del “boliviano” en relatos de frontera
El estudio de la compleja e intrincada estructura de la
sociedad salteña de las dos últimas décadas, da cuenta de un nuevo escenario de
la comunicación, en el que se destaca una fuerte incidencia de la prensa local
por sobre otros medios de información social. En ese terreno de disputa, se
redefinen los arquetipos del sujeto migrante, y en particular, se configura la
imagen del hombre/mujer bolivianos, como actores políticos y sociales que
encontrándose comprometidos con el desarrollo de diversas actividades
productivas, logran plasmar sus experiencias de vida cotidiana.
Esa noción, permite una
aproximación al conocimiento de dicha realidad social a partir del análisis de
las formas de fricción interétnica y de la lucha de clases que se establecen al
interior de una determinada estructuración histórica en la que se va
construyendo una identidad local. Como así también del significado de la
circulación de capitales (simbólicos y materiales), y de otros repertorios
culturales a través de los cuales se configuran los lugares de la memoria y del
imaginario colectivo (Imbert, 2009; Hall y Dugay, 2003).
Varias son las hipótesis
que refieren a las particularidades de los procesos de interacción y
reproducción social en los espacios comunicacionales de la prensa salteña.
Aquí, se retoman los enunciados esbozados por el diario El Tribuno, sobre
cuestiones controvertidas relacionadas con la migración, el comercio, el
turismo y la seguridad social que son entendidos como espacios de intervención
de las políticas gubernamentales desarrolladas a nivel nacional y provincial.
En lo que atañe a la
realidad actual de la política migratoria en la Argentina, la prensa digital
elabora una síntesis respecto, basándose en la información proporcionada por
instituciones oficiales o por los mismos funcionarios públicos.[13]
En ella, se vierten algunas opiniones que sugieren que desde su llegada al
poder, el gobierno Kirchnerista no cesó en promover una “política incluyente”,
que le habría posibilitado a los migrantes conseguir la residencia permanente y
por ende, regularizar su situación. También, se arguye que a la vez que se les
procuraba oportunidades de trabajo, se les favorecía en la conquista de los
beneficios sociales al igual que a cualquier otro ciudadano argentino [14]
[15]
La insistencia en señalar
la presencia de los bolivianos en Salta, hace que sea necesario, por momentos,
reactualizar la polémica instaurada en décadas pasadas acerca de su aceptación
o rechazo, al ser vistos como agentes proclives al delito y el desorden. Pero,
también porque en la actualidad se les atribuye la causa del incremento del
número de casos de robo, contrabando y tráfico de drogas entre otras culpas[16].
Sin entrar en controversia con esas valoraciones sostenidas inclusive por
algunos representantes políticos, El
Tribuno reivindica los avances de la política del gobierno nacional en
materia de regularización de la migración y la impone en el discurso.
Argumentándose que gracias a ella se logró la integración de los extranjeros y
de los bolivianos en particular; no manifestándose crítica alguna respecto a lo
sucedido en el orden provincial.
Desde ese punto de vista, se reconstruye el
escenario socioeconómico de la frontera con Bolivia. Esta visión acepta como
factor positivo el incremento de compradores bolivianos que a menudo se dirigen
hacia la Argentina para adquirir alimentos, electrodomésticos, medicamentos y
materiales de la construcción. En otras palabras, se confirma que a través del
fortaleciendo de los vínculos comerciales se estaría conservando las fuerzas
vivas de las localidades fronterizas de Salta, como Salvador Mazza y Aguas
Blancas[17].
Pues, según se da a conocer, este dinamismo económico que no se veía años
atrás, tendría su origen en la devaluación de la moneda argentina y el tipo de
cambio establecido. Lo que incentiva la concreción de tours de compras que
vienen desde las ciudades bolivianas (como Yacuiba, Pocitos o Villa Montes)
para adquirir todo tipo de mercaderías y objetos de consumo en las ferias
comerciales que se organizan, a los efectos de satisfacer la demanda[18].
Destacándose en ambos casos, la importancia de los emprendimientos que se
desarrollan en “los límites” y que favorecen enormemente la integración de
bolivianos y argentinos[19].
Frente a las versiones orales y escritas sobre la
bonanza comercial que se genera entre los países vecinos, emergen en otros
artículos, las quejas de algunas personas disconformes del procedimiento y de
las formas en que se concretan las distintas actividades económicas. Esta vez,
se trata de los inspectores municipales quienes opinan que son los comerciantes
bolivianos, conocidos como los “camioneros ocasionales”, los más beneficiados,
debido a que venden sus productos sin el debido cumplimiento de las
disposiciones ordenadas por los municipios.
Ante esa irregularidad, El Tribuno plantea que se han tomado las medidas necesarias para
proteger el comercio local y regional, a través del control de los cupos
otorgados a los productos tales como harina, aceite y azúcar[20][21].
Sin embargo, la cuestión de fondo está focalizada en el interés por rescatar la
noción de que es el Estado quien dispone de los correctos mecanismos para
garantizar el orden y favorecer el desenvolvimiento comercial a pesar de los
inconvenientes que pudieran ocasionar reiteradamente “ciertos individuos”.
Otra inquietud adquiere notabilidad en la agenda
temática del periódico salteño. La que se sitúa en la valoración del incremento
de la actividad turística desarrollada. A tal punto que Salta llegaría a
ubicarse en una posición destacada en el ámbito nacional e internacional, como
provincia ─sumamente importante para la economía y el desarrollo de la
región”, ya que ─los miles de turistas que la visitan todos los años
dejan una importante ganancia económica”.[22]
Dicho sea de paso, se indica que ─si durante el mes de enero llegaron a
la provincia una cantidad destacada de turistas bolivianos y paraguayos seducidos
por el rally Dakar (…) En febrero, los Valles van a ser los principales
generadores de turismo”.[23]
Interesa señalar aquí, cómo la cobertura
periodística abunda en ejemplos referidos a los múltiples beneficios que
comporta ese tipo de acción que va de la mano con el proceder de los
bolivianos. Una investigación en profundidad, contribuiría a dilucidar los
verdaderos motivos acerca del incremento del número de ‘visitantes bolivianos’,
y su paulatina inserción en el mercado laboral salteño.
Por lo pronto, en El Tribuno, prevalece un discurso que valora el carácter
integracionista del Estado provincial, subrayándose el trabajo realizado por
sus dirigentes y funcionarios en pos de conseguir el bienestar de la población
y de todos los sectores sociales en su conjunto. Buscándose evadir las
controversias que en relación con otros temas políticos y económicos se
mantiene con el gobierno actual.
En otro orden de cosas, las opiniones
vertidas en materia de seguridad, las que son transmitidas a través de otros
medios locales, coinciden en señalar el esfuerzo común, entre nación y
provincia, para articular las voluntades políticas e institucionales, a fin de
poner un freno definitivo a las acciones ilegales que se llevan a cabo. Más
aún, este impulso se desvanece cuando algunas problemáticas tales como el
narcotráfico y la trata de personas son abordadas con un grado tal de
ambigüedad y generalidad, lo que impide que se pueda rescatar el buen prestigio
que Salta consiguió en el concierto internacional y por ende, retrasar en
cierto modo el proceso de su resolución definitiva.
En
relación con el primer problema, la crónica esbozada por El Tribuno, suele ser precisa. Señalándose, por ejemplo, lo
acontecido con tres argentinos que fueron envestidos, según se sospecha, por
una banda de narco bolivianos. Sin entrar en mayores detalles, más que la
identificación de las víctimas y del vehículo en el que se trasladaban. Se
destaca el carácter violento de los hechos y se preserva el anonimato de los
asesinos que rumbearon hacia Bolivia.[24]
Y
así, en el intento de caracterizar los distintos operativos llevados a cabo en
el norte provincial para frenar las actividades ilícitas, se detallan los alcances
investigativos de la Gendarmería Nacional, inclusive elaborándose el circuito
geográfico por donde supuestamente transitaría el contrabando de drogas.
Deteniéndose puntualmente, en lo que acontece en la frontera con Bolivia ya que
─sigue siendo el trayecto preferido de los narcos por sus conexiones con
importantes sectores económicos.”[25]
En esta ocasión, la crítica basada en los datos obtenidos de fuentes
extraoficiales advierte la gravedad del asunto y las peligrosas consecuencias
que ello acarrea.
El
mismo periódico confirma dicha hipótesis, recurriendo a la información
proveniente de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Lo que le permite
aseverar que ”Salta juega un papel clave para el narcotráfico internacional, ya
que por sus fronteras entra el 90% de la cocaína que ingresa al país”.[26]
Afirmándose además que la frontera salteña con “(…) la República Plurinacional
de Bolivia, se mantiene sin radares desde hace más de diez años”.[27]
Al conjunto de explicaciones que se vierten en los medios, se añade la referida
al negocio organizado en torno a la venta de cocaína boliviana y a la
estructura delictiva montada en el país ‘con actores argentinos’. Se trata de
un detalle importante que permite identificar la razón principal por la que el
gobierno nacional no proporcionaría suficiente información para colaborar con
los informes de la ONU.[28]
El
segundo problema que tiñe la seguridad provincial, radica en la trata de
personas que para el caso salteño, estaría vinculada con el fomento de la
prostitución (Rose, 2013). Por lo que obliga al gobierno local a
prestar mayor diligencia en sus fronteras y aplicar una serie de medidas en la
lucha contra ese delito. Al respecto, diario Crónica del NOA,[29] publica un interesante
artículo apoyándose en la información proporcionada por El Tribuno, en donde se señala que en la ciudad de Orán (al norte
de la provincia de Salta), se desarrolló un mega operativo para actualizar la
situación impositiva de bailantas, karaokes y otros locales nocturnos que
constantemente evaden las disposiciones fiscales. De lo detallado en la
descripción del procedimiento, se pone al descubierto, tanto el trasfondo de
esa cuestión, como la falta de un efectivo control de parte de las autoridades
municipales y policiales; quienes estarían vinculados de alguna manera con ese
negocio.
Dicho
de otro modo, en El Tribuno se denuncia que el delito de la trata de personas
constituye ─un flagelo permanente en la frontera del norte argentino (…)
que aumenta a pasos agigantados” y que en la mayoría de los casos ─capta
a mujeres de todas las edades que son vulnerables por sus historias de vida y
frágiles vínculos familiares”. [30]
Así, frente a la información proporcionada, imprecisa en cuanto al origen y al
número de casos de las personas que sufren este atropello,[31]
existen otros datos que indicarían que la mayoría de las víctimas son
bolivianas las que se dirigen hacia Salta para trabajar como mano de obra
barata.
Por
lo tanto, se puede leer en los artículos periodísticos, los distintos
mecanismos de lucha que buscan extinguir el delito que involucra tanto a
ciudadanas provincianas como extranjeras.[32]
No obstante, el diario logra su cometido, es decir, la definición discursiva
del desarrollo de la política estatal como herramienta para administrar y
controlar el conflicto social.
En torno a la narrativa de la “fraternidad de los
pueblos”
Como se observa, la operación discursiva de El Tribuno trata de permanecer activa en
la crítica del accionar del gobierno de turno, de los grupos de interés y de
los componentes de su audiencia, asumiendo cierta posición para ensayar los
tópicos que a diario edita. Así, por ejemplo, dedica tiempo suficiente en
orientar las lógicas demostrativas –su dimensión retórica y argumentativa- de
sus publicaciones hacia la narración de las prácticas religiosas de las
colectividades bolivianas, confiriéndoles notabilidad a las creencias, valores,
símbolos y pautas de comportamiento que se conservan y recrean.
Para ello, el periódico sube en su sitio web,
numerosas modalidades de enunciación como artículos, comentarios, columnas,
crónicas, testimonios y ensayos. A través de ellas se reflexiona sobre los
modos de construcción de ciertas categorías como “identidad”, “unidad” e
“integración”, en tanto dispositivos culturales que sirven para neutralizar la
diferencia conflictiva que esconden las sociedades democráticas y mediatizadas.
Colocando en escena un conjunto de actantes, es decir, diversas voces y miradas
con las que la editorial se identifica, toma distancia, polemiza y/o se
compromete (Pérez, G. en Kornblit, 2007: 183-184).
Así, con lenguaje directo, El Tribuno busca ganar
la atención del lector al tratar un aspecto esencial de la experiencia de
espiritualidad de los bolivianos que gira en torno al culto de la Virgen de
Urkupiña. La puesta en escena de la información sobre lo que ocurre con este
fenómeno, revela que se tratarían de encuentros privados (que involucra tanto a
gente boliviana como a lugareños) que se realizan en los hogares de los
devotos, durante las misas y en las denominadas jornadas de oración; que son
seguidas de marchas con carros alegóricos, bailarines, música, flores y adornos
variados. Al colorido reinante de este despliegue devocional que con frecuencia
se describe de forma detallada, se agrega el comentario de lo que produce en la
opinión pública, el infaltable sonido de los cohetes y bombas de estruendo que
encargan de tirar por las calles de la ciudad, villas y barrios.
En efecto, la expresión fervorosa del pueblo
boliviano en Salta, que se mimetiza y divide en múltiples festejos a lo largo
del año, va acompañada, según se relata, del descontento de otras personas
quienes dan a conocer, a través de los medios, su disconformidad. Debido a los
ruidos provocados los quince de agosto de cada año (y de allí de forma
consecutiva por un par de meses) con motivo de la fiesta de Urkupiña.[33]
El descontento se reduce al hecho de que incomoda a los enfermos de los
hospitales, a los niños menores y, a los sujetos que necesitan de descanso o
bien, sufren de alguna dolencia.[34]
También, el mismo periódico se encarga de dejar
constancia sobre el malestar que ello ocasiona en algunos ciudadanos que se
encuentran enervados por esas prácticas que “carecen de respeto hacia el
prójimo”.[35]
Y en el camino de la búsqueda de los responsables, se incluye a los
representantes de la Iglesia católica, ya que la opinión vertida por algunas
personas apunta a ratificar el supuesto de que esta institución es quien
‘debería hacerse cargo de lo que acontece’, dado que –según se afirma- la
devoción de Urkupiña es promovida y llevada a cabo por los propios curas y
religiosos.
Las circunstancias planteadas, le confieren a la
iglesia local la tarea de controlar cualquier manifestación pública que
concierne al orden moral y a las buenas costumbres. Es decir, se le otorga el
poder de coordinar, o mejor dicho la posibilidad de idear, las formas más
adecuadas que se deben ejecutar a los fines de alcanzar el debido culto
concedido a la iconografía mariana. Todo ello, en procura de lograr el ‘justo
ejercicio del respeto por el bien común’.[36]
Tras reconocer el trasfondo de esa realidad, El Tribuno tiende a demostrar que la
razón principal que impide que se resuelva ese dificultad, radica en el hecho
de que al tratarse de una festividad colectiva que dura semanas y hasta meses,
se vuelve difícil iniciar una acción legal en contra de una determinada
persona. Este dato no es menor, puesto que la población de bolivianos radicados
en Salta, mantienen el carácter corporativo de sus prácticas culturales. Ello,
estimula un conjunto de motivaciones –objetivas, subjetivas, individuales y
comunitarias- que contribuyen al fortalecimiento de la memoria colectiva y de
los procesos de construcción identitaria existentes. Lo que implica, para el
caso que nos ocupa, la recurrencia al pasado de los bolivianos y el empleo de
estrategias narrativas que los configuraron como sujetos, grupos y pueblos
(Feierstein, 2012: 124). Esto, les habría posibilitado resguardarse de
cualquier conflicto jurídico no vinculado necesariamente a la esfera religiosa.
No obstante, el periódico digital insiste en señalar que
entre los salteños perdura el rechazo debido a la falta de consideración tras
los festejos realizados. Así lo expresa cuando dice ─malas noticias para
quienes no son devotos de la Virgen de Urkupiña, porque la explosión de los
cohetes, la música estridente y las procesiones con bailes que cortan las
calles se extenderán prácticamente hasta diciembre (...) como todos los años”.[37]
Y agrega
Los devotos de esta advocación de la Virgen son numerosos en Salta y la
forma de celebrar –sobre todo el uso de la pirotecnia- ha generado reiteradas
quejas de los vecinos. Muchas de ellas quedaron registradas en la línea directa
4246246, en varias cartas de los lectores que se publicaron en el Tribuno y en
los comentarios que dejaron en la web del diario.[38]
Da la impresión que la experiencia de Urkupiña no
ha sido bien aceptada por parte de muchos sectores de la sociedad, puesto que
el accionar de los bolivianos alimenta el caldo de cultivo para que persista el
fastidio en gran parte de la gente.
Ahora bien, en reiteradas ocasiones, la editorial
ha expuesto con claridad el enunciado reprobatorio hacia todo acto que pueda
irrumpir el normal funcionamiento de la ciudad y del orden público. Así, El Tribuno se encargó de transmitir de
que
El debate por los
festejos de la Virgen de Urkupiña, está tensamente abierto. Y las quejas
tomaron múltiples formas, como los festejos (…) De hecho hay quienes, en un
extremo, se atrevieron a emparentar a los fieles con los narcotraficantes,
aunque la mayoría circunscribió el problema a las contravenciones en que
incurren los festejantes (…) En las antípodas se ubicaron los que esgrimieron
la libertad de culto amparada por la Constitución y pactos internacionales.
Incluso hubo quienes compararon esta celebración con la Fiesta del Milagro (ET,
02/02/2012).
De lo anterior interesa señalar dos cuestiones
específicas. Por un lado, cabe preguntarse ¿Por qué se emplea el calificativo
de narcotraficantes para designar a los fieles que no siendo necesariamente
todos bolivianos participan de los festejos de la virgen? Por otro lado,
independientemente de la posición que alude a la libertad de culto, ¿Con qué
finalidad se registra la opinión de quienes equiparan la fiesta de Urkupiña con
la del Milagro?[39]
Ambas inquietudes cuyas respuestas se ven
reflejadas en los argumentos que el periódico utiliza a menudo, le sirven de
plataforma para lanzar hacia la arena pública, algunos problemas que como el
tráfico de drogas quedan sin resolverse. Aunque, el empleo de un discurso que
asemeja a dichas festividades sirva para reconocer la popularidad del fenómeno
de Urkupiña, que si bien no cuestiona el culto oficial, condensa la
manifestación concreta del impacto cultural de los bolivianos en Salta y de su
protagonismo desde ya hace varias décadas.
Conviene detenerse, para descifrar el contenido
que se le otorga en la versión digital a las celebraciones realizadas por los
bolivianos en homenaje a su patrona. Para ello, la atención está puesta en la
información que ofrecen los leads de reportajes y los testimonios obtenidos por
El Tribuno, que indican que la acción
prolongada de la festividad se debe a la programación que establecen las
propias familias.[40]
En los testimonios, se refiere al hecho de que en
Salta, “(…) todos los residentes hacen lo mismo que allá (Bolivia) y como son
tantas se nota más porque si tengo esta virgen y allá hay otra, todos quieren
festejarla con fuegos artificiales.”[41]
La misma persona que emite esta opinión,[42]
asegura que en su país, el día anterior a la fiesta, ‘van a la plaza principal
a ver los fuegos artificiales’ y señala que ‘es la Iglesia la que consiente’.
Así lo confirma cuando dice
La clase social alta pone los fuegos artificiales alrededor del pueblo y
baja la gente a festejar a la Virgen. Al otro día se hace la fiesta y los que
bailan y van disfrazados lo hacen con fe, no son pagados. El significado más
grande allá es el calvario. Tenemos un cerro que se llama Calvario, donde se
apareció la Virgen. De ahí se sacan pedazos de piedras y se dice que es la
plata de la Virgen. Además hay puestos de venta, la gente compra casas y autos
en miniatura y luego va a la iglesia y los hacen bendecir. Pero va y compra con
fe porque es el esfuerzo de su trabajo.[43]
Del relato de los entrevistados, El Tribuno, señala que las prácticas
religiosas de los bolivianos simbolizan una de las tantas estrategias que
persiguen con el afán de lograr su reproducción social. En este sentido, Salta,
se convierte en el territorio de estructuración histórica y lugar de memoria
para tal fin, ya que de forma similar a lo que sucede en Cochabamba (Bolivia),
la religión católica adquiere enorme connotación, al constituirse en el
instrumento que facilita la cohesión del contexto social, y la superación de
las fronteras físicas e imaginadas.
Con frecuencia, el estilo periodístico hace
alusión al desenvolvimiento de la fiesta religiosa que se organiza en honor a
quien en Bolivia es considerada como ‘la abanderada de la integración
nacional’. En el mismo se recrean los escenarios posibles en los que sobresalen
los desfiles que rebozan colorido y trajes exóticos y los altares que se cubren
de botellas de agua y de múltiples imágenes de la virgen de Urkupiña que ‘van a
oír misa’. Como bien se expresa ─en esos días, no hay cambas ni collas,
salteños ni jujeños, ricos ni pobres”[44],
pues la festividad representa el tiempo dedicado a la fraternidad que se vive
en torno al icono mariano de la virgen morena, que los devotos acogen como
símbolo de protección y unión.[45]
Evidentemente, se percibe en la construcción del
sentido de las noticias, el propósito de enfatizar que en los últimos años ha
crecido la devoción a la virgen de Urkupiña. Esta visión se articula con el
discurso que la prensa desea transmitir, al aportar información sobre las
formas de interacción social y de consumo cultural. Así, queda demostrado que
-─la influencia cultural andina se manifiesta en diversos aspectos de la
vida diaria provincial, y uno de ellos es el religioso”. Puesto que ─la
adoración a esta imagen ya compite en cantidad de fieles con otras
celebraciones locales también populares” (ET, 23/01/2010). En efecto, esto se
vincula de alguna manera con ciertos aspectos de la cultura salteña en donde la
Iglesia católica se configura como uno de los principales marcos sociales por
medio de los cuales se asimilan, en distintos niveles, las experiencias
religiosas -individuales o colectivas- de los actores (Feierstein, 2012: 97;
Calderón, 2012: 219).[46]
Se puede afirmar que, El Tribuno, como órgano que potencia la opinión y la crítica, avala
su ideario democrático con los puntos de vista de algunos periodistas
especializados, que reseñan los modos de una interacción equitativa
desarrollada entre un conjunto de diversas prácticas económicas y políticas de
los distintos sujetos en una nueva configuración de la cultura y el poder.
Éstos, se encontrarían operando en las instancias de legitimación del orden
social y en el plano de las decisiones políticas (Pérez, 2007:180). Y, a través
de la promoción del principio de la ‘interculturalidad’ como basamento de un
proyecto a construir a nivel estatal y en el plano de la sociedad civil
(Calderón, 2012).
En ese espacio histórico que hace posible el
reconocimiento de la alteridad, los salteños adoptaron como propias algunas
costumbres bolivianas. Al punto que la devoción popular a la virgen de
Urkupiña, se erige como una de las manifestaciones más distinguidas de la
influencia cultural que se ve reflejada en la enorme masa de creyentes que ─hoy
pueden contarse por decenas de miles y que tornan a la típica creencia andina
en una de las más notables de la provincia, compitiendo incluso con los cultos
al Cristo de Sumalao o a la Virgen del Perpetuo Socorro” (Calderón, 2012).
Independientemente, de que los actores intervinientes continúen demarcando sus
fronteras identitarias distinguiéndose entre sí (Calderón, 2012).
Lo cierto es que, en algunos enunciados del
periódico, se confirma la lucha discursiva que se sitúa en un plano aún mayor,
es decir, en el predominio de las tendencias secularizantes de la cultura. Que
a nivel provincial desafían los postulados y el accionar de viejas
instituciones políticas y sociales como la Iglesia católica. No obstante, la
postura transmitida on line, respecto a la religiosidad popular en Salta, no
escatima en presentar los conflictos culturales que pueden llegar a surgir e
intensificarse. Demostrándose que con la experiencia religiosa de Urkupiña, se
instaura una lógica de acción que difiere en algunos aspectos de la establecida
por las costumbres locales, tal como puede representar la festividad del Señor
y Virgen del Milagro.
Cuidadosamente, se emite una serie de artículos
en donde se corrobora que (desde la Argentina) los fieles devotos buscan un
acercamiento con algunas prácticas de la cultura boliviana, dirigiéndose a la
localidad de Salvador Mazza (Salta) para luego continuar la ruta hacia
Quillacollo (Cochabamba, Bolivia) y participar de las celebraciones litúrgicas
en homenaje a la sagrada imagen allí depositada.[47][48]
Este lugar, se establece en el centro principal de peregrinación que es
visitado año a año, por miles de bolivianos y ciudadanos argentinos que se
congregan allí, para realizar una serie de actividades y rituales[49];
en procura de ser favorecidos por algunos beneficios personales.
A riesgo de exagerar con las descripciones y
argumentos que se exponen como factores de legitimación y justificación de las
acciones de los bolivianos. La prensa digital focalizó la atención en lo
acontecido en Salta con motivo de la visita de la virgen boliviana entre los
días 12 y 13 de julio de 2014. En ese contexto y bajo el amparo de un discurso
integracionista, basado en la idea y experiencia de la fraternidad, el
arzobispo de Salta, Mario A. Cargnello, presidió lo que se dio en llamarse
oportunamente como la “Fiesta del Encuentro”. Por esta razón se programaron
distintas actividades, desde peregrinaciones a los templos y celebraciones
litúrgicas, hasta romerías y cantatas, en las que participaron los salteños de
forma masiva. Viéndose reflejado el notable crecimiento del número de devotos
que asistieron a las mismas y rindieron a su modo un debido homenaje.
La prensa local y El Tribuno, en particular, siguieron de cerca el ritmo de las
actividades desarrolladas con motivo de la mencionada visita y advirtieron que
Fueron muchas las muestras de espiritualidad personal como de religiosidad
colectiva, de recogimiento piadoso como de ámbito festivo (...) Banderas
argentinas y bolivianas se agitaban en una misma asta (...) Los vecinos
integrados y alegres, le ofrendaban sus hijos en andas y alzaban sus imágenes
engalanadas con sus mejores vestidos (…) La imagen de Quillacollo recogió las
más preciadas intenciones de los presentes.[50].
En dicha ocasión, las palabras de Cargnello,
fueron oportunas e ilustraron el clima festivo que se vivía y el ánimo que
albergaba a los fieles, quienes llevando banderas papales y bolivianas
celebraban la llegada del icono mariano en suelo argentino. Una cordial
bienvenida se plasmó en la homilía del prelado quien expresó que ─es la
ciudad de Salta, la que quiere abrazar a la virgen con sus brazos y decirle que
es nuestra y nosotros de ella, porque el corazón profundo de nuestro pueblo le
pertenece.”[51]
Se trataba pues de una alocución ya conocida por el pueblo de Salta como “pacto
de fidelidad”, que se dirige a los patrones tutelares de la provincia como
cierre de la Festividad del Milagro.[52]
Aunque, en ésta oportunidad, el mismo contenido del pacto se había sellado en
presencia de otra imagen.
No se trataba de un episodio aislado, en esas
circunstancias el arzobispo, insistió en la idea de la unidad de los pueblos
bajo el enunciado ‘Somos un solo pueblo en el corazón de América Latina’. Esta
frase que simbolizaba la fraternidad entre bolivianos y argentinos, se ratificó
en otras pláticas del referente pastoral quién manifestó que ─estos 12 y
13, son el final de un camino y el comienzo de una avenida ancha que comienza
con ustedes, hermanos bolivianos, cuando vinieron a trabajar en esta tierra,
sintiéndose necesitados y necesitados compartieron algo que estaba en lo más
hondo de su corazón: su amor por la Virgen de Urkupiña.”[53]
De acuerdo con esas expresiones, se habría
iniciado una nueva etapa en la vida de los salteños, transformándose entre
otras cosas, la propia fisonomía religiosa. Tras incorporarse a las
“tradicionales”, nuevas prácticas religiosas, tendientes en los hechos, a
borrar de las mentes las fronteras simbólicas y las distancias culturales. Esto
implicaba además una forma diferente de plantear, abordar y desarmar –por algún
instante- los conflictos culturales existentes.
Nótese en ésta ocasión que el reconocimiento de
un pasado histórico común, producto del estado permanente de inmigración
extranjera, parece ser recíprocamente provechoso en el plano religioso. Pues,
se han instituido y revitalizado los ‘fuertes lazos de hermandad’ entre los
pueblos y naciones. Siendo primordial el marco institucional compensado por la
religión y las familias bolivianas, que se aprovecha como estructura de
asimilación de las experiencias personales y de construcción de la pertenencia
identitaria basada en una historia compartida (Feierstein, 2012: 97).
En otras palabras, el ideal de la fraternidad que
se complementa con el enunciado de la interculturalidad[54]
hace posible la convivencia de sujetos distintos en un mismo espacio público.
En él, las prácticas sociales se acomodan según las orientaciones y decisiones
tomadas respecto a las formas en cómo debe desarrollarse un culto determinado.
Independientemente, de lo que acontezca con las actividades (novenarios,
procesiones, actos cívico-políticos, etc.) programadas por las colectividades
bolivianas con el propósito de fortalecer y recrear la propia identidad
(Calderón, 2012).
De la construcción de “la bolivianidad” y el
lugar asignado en Salta
Es innegable que en América Latina, las
celebraciones religiosas y cívico-políticas, han sido objeto de debate y de
control por parte de las instituciones del Estado y de sus agentes
representativos. Fueron ellos, quienes hicieron –a lo largo del tiempo- un
esfuerzo deliberado por resignificar a partir de esas prácticas sociales, las
identidades colectivas inclusive desde la exclusión de la diferencia o de “lo
diferente” (Calderón, 2012; Domingues, 2009; Bourdieu, 1999).
En la actualidad, el peso del pasado lejano ha
cobrado preeminencia en los procesos de construcción identitaria de los países
de la región, gracias a la reactualización de ciertos acontecimientos fundantes
de la nación y de la nacionalidad.[55]
Para el caso salteño, no es extraño que El Tribuno dedique varias páginas a la
descripción del ritual preparado por la colectividad boliviana con la finalidad
de celebrar, los 6 de agosto de cada año, la ‘Fiesta de los bolivianos’, es
decir, la conmemoración de la fecha de la independencia política de su país.
Como es bien sabido, los medios de comunicación rescatan
la celebración de ese ‘hito’ como instrumento que acrecienta el sentimiento de
pertenencia ligado a la valoración del terruño que los vio nacer.[56]
Ello se evidencia no solo ─por la presencia de unidades domésticas
aliadas a partir de los lazos generados por el lugar geográfico de procedencia”[57],
sino también, por las acciones cívico-políticas que se llevan a cabo para
garantizar y dar continuidad al ejercicio de sus derechos.
Se requiere explorar ambas cuestiones, dada su conexión y
la representación que de ellas se hace en el discurso de la prensa salteña. En
primer lugar, se observa que en las declaraciones de los referentes
institucionales y de la gente común, se expresan algunas subjetividades que
exteriorizan la asimilación, por parte de los migrantes bolivianos, de algunas
pautas de convivencia y modos de vida.
Así, de las narraciones que circulan y se difunden en la
inmediatez de los medios digitales, sobresale la actitud de agradecimiento de
parte de los bolivianos hacia aquellos que le dieron un lugar en donde vivir en
la Argentina y en Salta en particular. Tal es el caso de Ingrid Zavala, cónsul
boliviana quien en su testimonio recalca que sus compatriotas lograron mejorar
sus condiciones materiales, insertándose en distintos ámbitos y sectores de la
sociedad salteña, ‘trabajando en el campo’ y como ‘comerciantes en los
mercados’ y, en las ferias. Advirtiéndose además que esa situación les habría
posibilitado consolidar los vínculos económicos, culturales y sociales.[58]
(Ibíd.).
En concordancia, Eugenio Cazón afirma que dejó su tierra
a edad temprana de la adolescencia y vino a Salta para conseguir trabajo en
busca de nuevas oportunidades; invectivas que las consiguió gracias a que la
Argentina, ‘país generoso’, le brindó de todo. Es decir ─un lugar donde
vivir, trabajar y poder criar a la familia.”[59]
De lo mencionado, se acentúa la permanente identificación con la cultura
boliviana, lo que mueve a Cazón a conformar la comitiva llamada ‘Los
Ramadeños’, encargada de organizar el almuerzo anual con el fin de
confraternizar y celebrar el día de la patria boliviana.
Con el mismo énfasis, en la entrevista realizada por El
Tribuno a Lucía Farfán, se deja ver la importancia que le confieren los
bolivianos al hecho de poseer un mismo origen étnico y/o cultural.[60]
Así, lo señala cuando dice ─Estamos festejando un aniversario más de
nuestra querida Bolivia (…) Año a año nos juntamos con nuestros compatriotas
para festejar nuestra independencia (…) Estoy feliz en este día, el 06 de
agosto cerramos todo y festejamos el cumpleaños de nuestra nación” (Ibíd.). En
igual sentido, el testimonio de Virginia Ortega, sirve para reconocer el grado
de pertenencia que los bolivianos tienen hacia su nación y que emerge
constantemente en el imaginario colectivo en el que se sitúan. Incluso, Ortega,
acoge la idea de que ─la conmemoración de la patria no debe quedar en el
olvido” [61]
Arguye que
Si bien estamos lejos de nuestra tierra (...) No nos queremos olvidar de
nuestros compatriotas (...) Quiero agradecer a los salteños por abrir sus manos
a todos los inmigrantes (...) Le tenemos un gran respeto a la bandera celeste y
blanca (...) Sin embargo, a nuestros queridos colores, rojo, amarillo y verde,
los llevamos en el corazón.[62]
Ciertamente, la cuestión
de la identificación cultural que se reproduce en estas versiones también da
cuenta de las experiencias cotidianas y de los repertorios discursivos de los
propios bolivianos que llegarían inclusive a sobreponerse a las prácticas y repertorios
hegemónicos de carácter local.
A lo manifestado, se agrega aquello que puede
concebirse como el relato de la unidad de intereses entre los bolivianos, es
decir, el intercambio de experiencias respecto al ejercicio de sus derechos en
el extranjero y de la interrelación con otros sistemas culturales. Esta meta
puede identificarse en lo esbozado por Rubén González, periodista boliviano
quien afirma que
Nosotros estamos muy agradecidos con el pueblo
argentino (...) Yo quiero la unificación de todos los migrantes bolivianos, ya
que en este país hermano, somos más de 2 millones de inmigrantes (...) Creo que
es necesario crear una vidirección del migrante, dentro de Bolivia, para
conocer nuestros derechos en el exterior.[63]
Según lo declarado,
existe una fuerte tendencia a superar los obstáculos que impiden el alcance de
los beneficios como el trabajo, la educación, la salud y los servicios
públicos, entre otros. Aspectos que reiteradamente forman parte del discurso
oficial, de los artículos periodísticos y de las notas críticas en general.
La multiplicación de
imágenes de sí y del otro, de personas de una misma generación, alude a la
preposición de que el nuevo territorio que ‘acoge a los inmigrantes bolivianos’
les facilita la igualdad de oportunidades. Y que le habilitan el acceso al
bienestar y la conquista de los derechos sociales anhelados. El Tribuno, evoca
esa posibilidad como la capacidad que tiene el gobierno nacional y provincial
para instaurar una política pública de carácter incluyente que contempla el
conjunto de valores, creencias y prácticas que esos sujetos decidieron
conservar y transmitir por generaciones.[64]
Justamente, se alude a la facultad de los bolivianos para
ejercer el derecho a sufragar en las jurisdicciones del territorio provincial.
Los que habiéndose radicados en la provincia de Salta logran también participar
de las transformaciones políticas que se desarrollan en el exterior del país. A
modo de ejemplo, El Tribuno apunta a
la participación de los residentes, en el proceso eleccionario realizado en
Bolivia el 12 de octubre de 2014. Haciéndose hincapié en el esfuerzo de las
personas que hicieron lo posible para que el acto electoral se lleve a cabo
dentro del debido marco normativo y procedimental. El que, según se confirma,
empezó con la confección del padrón electoral en las oficinas consulares de las
ciudades de Salta capital, de San Ramón de la Nueva Orán y de Salvador Mazza.
En esta instancia se destacó la voluntad y el trabajo de las autoridades
salteñas para que los comicios electorales se desarrollen de la mejor manera.[65]
Así también, al tratarse de una situación inédita, se requería de la indispensable
colaboración del gobierno nacional, objetivo que se cumplió satisfactoriamente.
Para mayor comprensión de esa circunstancia, téngase en
cuenta la síntesis conclusiva de la cobertura periodística de El Tribuno, realizada tanto en espacios
de frontera, como en la propia ciudad capital. Por un lado, se informó a través
de los partes de prensa que en el municipio de Salvador Mazza fue abrumadora la
mayoría que apoyó a Evo Morales para un tercer mandato, ganando por más del 88%
en la única mesa mixta de extranjeros habilitada a tal efecto.[66].
Por otro lado, se hizo una descripción del procedimiento eleccionario llevado a
cabo en Salta capital. La que vino del cónsul boliviano, Ricardo Díaz, quien
indicó a los periodistas corresponsales, que la práctica electoral se llevó a
cabo sin reveses. Además de destacarse que el cuerpo electoral estuvo
conformado por ciudadanos que habían llegado durante la década de 1970,
encontrándose totalmente asentadas y en condiciones de votar.[67]
En ambos casos, se enuncia que las elecciones mostraban
el grado de compromiso asumido por los bolivianos para con la “cosa pública”,
generándose un ambiente de concordia y fraternidad. Una vez más, la acción del
Estado provincial se dejaba apreciar en el relato centrado tanto en la cantidad
de las mesas electorales habilitadas, como en la reconstrucción del ambiente
político que se había generado; amén de la amplitud de la convocatoria
electoral y del tipo de electores que participaron entusiastamente.
Los reportajes y las crónicas de esas elecciones se
focalizaron no solo en lo que estaba ocurriendo en Salta, sino también en lo
que acaecía en Bolivia.[68][69]
En este sentido, se reprodujeron un sin número de noticias que aseguraban de
antemano el triunfo contundente de Evo Morales Aima en los comicios, pese a las
declaraciones negativas de la opinión publica boliviana sobre la arbitrariedad
de su gobierno para con los medios de comunicación, privados y estatales, en su
afán por neutralizar a la prensa independiente.[70]
Sin embargo, desde ese lugar de enunciación, El Tribuno situó el discurso en la línea
de interpretación que hace hincapié en el clima de normalidad que acompañó a
las elecciones y en los resultados favorables a Morales; candidato favorito en
la mayoría de las encuestas. En suma, se encargó de reflotar la imagen de un
personaje político cuyo gobierno, de cuño progresista viene implementando un
conjunto de políticas en el campo de la comunicación, tendentes a reorganizar
los medios estatales colaborándose a los de carácter comunitarios y
alternativos (Albornoz y García Leiva, 2012:275). A pesar de remarcarse la
cuestión de la supuesta corrupción en la que su persona fuera envuelta durante
la campaña electoral y que oportunamente fue denunciada por los medios.
Reflexiones finales
La prensa salteña, se convierte en el instrumento
crítico del poder político vigente que proyecta en la estructura social un
determinado orden de las cosas. Esta proyección resulta del mismo acto
hegemónico que El Tribuno alcanza
respecto a otros medios de comunicación, sobre los cuales difunde
representaciones de la realidad en cuyas imágenes se condensan las
especificidades de la cultura local.
Con el desarrollo exponencial de las tecnologías
de la información, cobra importancia la representación de algunos aspectos de
la vida de los bolivianos. Quienes radicados en distintos lugares de la
provincia recrean sus aprendizajes a través del intercambio reciproco con sus
pares y por el impulso conferido a la propia reproducción social. Vale señalar
como característica elemental de los artículos difundidos por la editorial, la
obstinación por las narraciones que confirman los avances alcanzados en materia
de integración de étnica, de clase e intercultural.
Si bien El
Tribuno, indica las falencias y los límites de la función del actual
gobierno provincial respecto a temas recurrentes como la marginalidad, la
exclusión social y el bajo nivel económico, a los que se ven
sometidos los migrantes. La información proporcionada por fuentes oficiales
confirma que aún no ha sido posible rever las causas generadoras de esa
situación. Por lo que la vulnerabilidad de esos grupos se perpetua y
retroalimenta (Ceriani Cernadas, 2015). Sin embargo, se hace lo posible para
comunicar una mirada de los conflictos sociales, situándose el problema dentro
de la lógica de la política estatal y el carácter incluyente respecto a los
inmigrantes.
Está claro que dicha empresa editora, no se alejó
demasiado de su rol fundacional cumplido a partir de erigirse, por sobre otros
medios masivos, como la expresión de las aspiraciones populares, al decir de
Ricardo Falú, su primer director. Siempre y cuando pudo comunicar, en el
lenguaje y la puesta en escena de diversas imágenes, las maneras de
reproducción social –quizás perpetuación- de determinadas articulaciones
políticas, económicas y culturales; coadyuvando efectivamente al control de la
contingencia conflictiva. Aunque, en la actualidad, el conjunto de
representaciones que dicho órgano recoge y proporciona, forma parte de los
andamios que sostienen la estructura necesaria para la comprensión de los
hechos y el ejercicio de la dominación, independientemente de cualquier
tendencia política e ideológica.
En el nuevo escenario político, cobra
importancia, más que nunca, el estudio de las prácticas de las colectividades
bolivianas y de los elementos “civilizadores” que se disponen al servicio de la
construcción de la propia dinámica social. Haciendo notar la urgencia de
iniciar o intensificar el proceso de diálogo establecido entre los distintos
actores intervinientes en la configuración de la cultura; según los imperativos
del contexto global. Aunque esto no implique necesariamente el cambio de la
posición de subalternidad de los patrones culturales de los propios bolivianos.
Esto es, si bien, se destacan los avances de la
política del gobierno argentino en materia de migración, no se escatima en
hacer circular a escalas provincial y nacional, el formato del arquetipo del
boliviano. Que se basa, indistintamente, en la imagen del honrado trabajador
que en reiteradas oportunidades se ve envuelto en cosas turbias como el tráfico
de estupefacientes, el corte de rutas o la trata de personas.
Las actuales y futuras investigaciones permitirán
profundizar la noción general ya válida para El Tribuno, de que los migrantes
son actores colectivos poseedores de derechos políticos, sociales y culturales.
Que incluidos en los diversos ámbitos de la sociedad salteña actúan sin mayores
inconvenientes al igual que el resto de los habitantes. Para el caso que nos
ocupa, la aplicabilidad de esta preposición será posible gracias a la
implementación de políticas que consideren a los bolivianos, no solo para cubrir
las necesidades del mercado, sino también, por ser sujetos activos de la
anhelada integración cultural. Aquí, se trata de la aceptación de un modelo de
sociedad que dispone a los ciudadanos hacia la construcción de la historia de
un pueblo que los sabe acoger y respetar.
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Recibido con pedido de publicación 09/02/2019
Aceptado para publicación 26/03/2019
Versión definitiva 28/04/2019
[1] Este trabajo fue realizado en el marco
de la Estancia Posdoctoral en Comunicación, Medios y Cultura. Facultad de
Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional de La Plata, finalizada
en 2017
[2]Facultad de
Humanidades de la Universidad Nacional de Salta. Centro de Investigaciones
Sociales y Educativas del Norte argentino (CISEN). Consejo de Investigación de
la Universidad Nacional de Salta (CIUNSa). Asociación de Estudios de Ciencias
Sociales y Humanidades, Córdoba, España. Red Intercátedras de América Latina
Contemporánea, Argentina (RIHALC) Correo electrónico: mgpunsa@yahoo.com.ar
[3]Abogada. Poder Judicial de Salta.
Provincia de Salta, Argentina. Correo electrónico: anita_baez2007@yahoo.com.ar
[4]
El diario pertenece a Juan Carlos Romero, exgobernador de la provincia
de Salta y principal contendiente político del actual mandatario en las
elecciones gubernamentales de 2015. Inicialmente, esta empresa editora tuvo
como accionistas a Jaime Durán, Emilio Espelta, Ricardo Durán y al propio
Partido Peronista. A lo largo de los años, recibió el reconocimiento de
importantes asociaciones como la Sociedad Interamericana de Prensa, en rubros
vinculados a los “derechos humanos”, la “excelencia periodística” y el llamado
“periodismo en profundidad”.
[5] Feierstein emplea la
noción de “marco social” como estructura de asimilación de las experiencias
personales, el que se redefine como el conjunto de puntos de referencia que son
elaborados en instituciones sociales como la familia, los grupos religiosos,
las clases sociales y los organismos públicos de comunicación, entre otros (Feierstein,
2012).
[6] Francisco Sierra
señala que la “teoría critica de la comunicación”, exige la doble mirada de lo
histórico y estructural. Puesto que un análisis de la realidad muestra el
pasado y proyecta las arquitecturas del presente sobre las formas estructurales
del futuro. Cfr. Sierra, en Albornoz, 2011.
[7] Se constató que la
mayoría de los medios digitales coinciden en reproducir lo publicado por El
Tribuno. Véase: www.cuartopodersalta.com.ar; www.lagacetasalta.com.ar www.diariopuntouno.com.ar;
www.elintransigente.com.ar;
www.nuevodiariodesalta.com.ar y www. informatesalta.com.ar.
Esta situación de influencia hegemónica, se comprende en una coyuntura en la
que los nuevos medios privados (sean digitales, radiales o televisivos) se
encuentran en manos de unas pocas firmas pertenecientes a grandes
transnacionales.
[8] En lo tecnológico, la dirección que ya
ocupaba Roberto Romero hizo de este matutino un pionero al convertirlo en el
primer diario argentino impreso en el sistema “offset”. El diario quedó bajo la
conducción de uno de sus hijos y hacia 1987 pasó a manos de su actual director,
Roberto Eduardo Romero, luego de que su predecesor fuera electo senador de la
nación. En las dos últimas décadas del siglo XX, se informatizaron todas sus
áreas, llegando a ser el tercer diario con edición on line en el país.
[9] Luego del golpe militar que depuso a
Perón en 1955, el diario fue intervenido y estuvo clausurado entre el 27 de
setiembre y el 20 de octubre del mismo año. En el mes de abril de 1957 se
ordenó por decreto nacional la liquidación de la empresa, resultando ser los
nuevos adquirientes B. Biella, J. Decavi y Roberto Romero. Los diez años que
siguieron a 1958 fueron uno de los periodos más pujantes en su historia,
cubriéndose periodísticamente la vida cultural de la mayoría de los barrios y
villas de la ciudad de Salta.
[10] Un importante antecedente a
nuestra investigación, lo constituye el trabajo compilado por Aruj, R.S y
González, M. E. (2015) titulado “El impacto cultural de las comunidades
inmigratorias recientes en la sociedad argentina”,. En dicha publicación se
observan y describen las estrategias colectivas de las organizaciones sociales
desarrolladas por los inmigrantes bolivianos en territorio argentino.
[11] La noción de “estructura de
nominación” remite al marco institucional que contiene los distintos modos en
que los grupos humanos se explican a sí mismos y las formas concretas de su
reinvención. Indagar en ello, implica lograr una aproximación hacia un cuerpo
de categorías planteadas en un momento histórico, las que se encuentran en
diálogo estrecho con otros conocimientos del sentido común. (Álvarez
Leguizamón, Arias y Muñiz Terra., 2016).
[12] Esto lleva a
considerar que las “representaciones sociales” en tanto construcciones
simbólicas de las realidades, elaboradas a partir de los procesos de
interacción y comunicación social, se constituyen en el campo de interlocución.
Lo que hace posible ver en las conversaciones de la vida cotidiana, en la
recepción de los medios masivos y en la visión de los actores e instituciones,
las dimensiones que adquieren las prácticas bolivianas que dan cuenta del
contexto de relaciones de poder en el que se resignifican.
[13] Un balance acerca de los
desplazamientos de los migrantes, las circunstancias de desterritorialización y
los efectos que sus experiencias de vida producen en los países de destino,
está esbozado en las obras de intelectuales que abordan la cuestión migratoria
desde la perspectiva de los derechos humanos. Ceriani Cernadas (2015); Novick, (2008);
De Lucas (2002).
[14] El
Tribuno,
16/09/2014
[15] Esta situación favorable a los
extranjeros en general, se constata con los datos estadísticos facilitados por
la Dirección Nacional de Migraciones. Según el matutino, esta información avala
el supuesto que en los últimos diez años, se llegó a sumar el número de
alrededor de 807.149 extranjeros radicados en forma legal.
[16] El Tribuno, 16/09/2014
[17] El Tribuno, 07/10/2014; 09/11/2014
[18] El Tribuno, 09/11/2014
[19] El Tribuno, 13/11/13
[20] El Tribuno, 20/10/2014
[21] Se confirma el supuesto
de que las localidades fronterizas de la provincia de Salta garantizan el
aprovisionamiento de alimentos al país vecino de Bolivia. Esto se refleja, por
ejemplo, en el testimonio de Mario Tapia (presidente de la Federación de
Panificadores de Tarija) quien reconoce que los panaderos y consumidores
bolivianos hablan de su preferencia por las harinas argentinas por el costo
accesible y la buena calidad.
[22] El Tribuno, 21/01/2014
[23] El Tribuno, 21/01/2014
[24] El Tribuno, 16/10/2012
[25] El Tribuno, 12/10/2013
[26] El Tribuno, 28/06/2013
[27] El
Tribuno, 28/06/2013
[28] El Tribuno, 28/06/2013
[29] Ver.
www.cronicadelnoa.com.ar
[30] El Tribuno, 30/10/2013
[31] El periódico se convierte en el
órgano interlocutor que reproduce noticias difundidas por otros medios
digitales que por el contrario, logra el detalle preciso de las edades y sexo
de las personas afectadas con este tipo de actividad delictiva. Ver. www.lanacion.com;
www.escuelasdefronteras.blogspot.com.ar; www.elsigloweb.com.
[32] Se posee un interesante
registro de datos que posibilitaría conocer el funcionamiento de una red de
tráfico de personas al interior del país y en el contexto internacional. La
misma tendría como núcleo principal la vinculación de algunas ciudades de
Bolivia (como Sucre, Santa Cruz y Cochabamba) con el norte y centro-sur de la
Argentina.
[33] En Salta, la familia Mendoza de
Murillo se encarga de organizar las actividades festivas en homenaje a la
virgen.
[34] El Tribuno, 21/08/2011
[35] El Tribuno, 27/08/2012
[36] El Tribuno, 27/08/2012
[37] El Tribuno, 02/09/2012
[38] El Tribuno, 02/09/2012
[39] Referirse a la Fiesta del
Milagro, es hablar de la principal devoción religiosa de los salteños dedicada
a la veneración de los santos tutelares de la provincia, es decir, el Señor y la
Virgen Inmaculada.
[40] Las celebraciones se extienden
durante todo el mes de agosto e incluso hasta octubre, debido a la existencia
de múltiples confraternidades que preparan los festejos y desfiles en la ciudad
capital de Salta y en las localidades del interior.
[41] El Tribuno, 02/09/2012
[42] El testimonio pertenece a una
mujer boliviana, natural de Quillacollo.
[43] El
testimonio pertenece a una mujer boliviana, natural de Quillacollo
[44] El Tribuno, 09/08/2012
[45] Si bien se ha dicho en
la prensa local que la gente con buena posición económica es quien puede dar
curso a la realización de este tipo de festividades, también se plantea que a
las mismas tienen acceso los bolivianos de menor ingreso, fieles trabajadores y
devotos en general.
[46] Se creó una cuenta bancaria con
el nombre de la virgen a fin de recaudar las contribuciones que los fieles
quisieran ofrendarle. Los fondos recaudados, según lo notifica el Arzobispado
de Salta, son destinados a la erección de una capilla en el predio cedido por
el gobierno provincial.
[47] El Tribuno, 14/08/2013
[48] Con la celebración litúrgica de
la misa, los devotos buscan legitimar (sacralizar) con la anuencia de las
autoridades eclesiásticas, la práctica de ciertos rituales vinculados
históricamente a la cultura de los pueblos originarios.
[49] Se destaca “el rito de la
sacada de piedras”, en el que se otorgan los beneficios materiales según el
tamaño de la roca extraída.
[50] El Tribuno, 12/07/2014
[51] El Tribuno, 12/07/2014
[52] El pacto de fidelidad
representa la síntesis del compromiso asumido por los mayores de actualizar el
credo católico del pueblo salteño ante las imágenes del Señor y Virgen del
Milagro; se expresa en la conocida frase “Nosotros somos tuyos y Tú eres nuestro”.
[53] El Tribuno, 12/07/2014
[54] Ver Rubinelli, (2013:87-110;
127-136 y 145-162); Calderón (2012: 226); Roitman Rosenmann (2008: 137-206) y
Zea (2007:118-156; 201-238 y 401-466).
[55] Sobre la relación entre las
subjetividades colectivas y los núcleos de solidaridad como giros
modernizadores de los cambios sociales, ver Domingues (2009:149-222).
[56] El Tribuno, 07/08/2014
[57] El Tribuno, 07/08/2014
[58] El Tribuno, 07/08/2014
[59] Testimonio de Eugenio Cazón de
55 años de edad quien se encuentra radicado en Salta.
[60] Testimonio de Lucía Farfán de
50 años de edad, procede de Tarija (Bolivia) y reside en Salta.
[61] Sobre los usos voluntarios de
la memoria. Cfr. Feierstein (2012).
[62] Testimonio de Virginia
Ortega de 48 años de edad, procede de Potosí (Bolivia) y vive en Salta.
[63] Testimonio de Rubén González de
44 años de edad y radicado en Salta.
[64] Este relato se
transcribe de igual manera, y con el mismo sentido, en los diarios digitales
existentes en la provincia de Salta.
[65] El Tribuno, 11/06/2014;
07/08/2014 y 12/10/2014
[66] El Tribuno, 12/10/14
y 13/10/2014
[67] El Tribuno, 09/10/2014
[68] El Tribuno, 13/10/2014
[69] Opiniones vertidas por Macario
Chambi (vendedor informal) y Carlos Mesa Gisbert, expresidente de Bolivia.
[70] El Tribuno, 12/10/2014