Artículos

Ecos de una ausencia. Silencio y posmemoria en el recuerdo familiar sobre la lucha antifascista

Echoes of an absence. Silence and postmemory in the family memory of the antifascist fight

Celeste De Marco
Universidad Nacional de Quilmes, CONICET, Argentina

Estudios del ISHIR

Universidad Nacional de Rosario, Argentina

ISSN-e: 2250-4397

Periodicidad: Cuatrimestral

vol. 14, núm. 38, 2024

revistaestudios@ishir-conicet.gov.ar

Recepción: 17 Noviembre 2023

Aprobación: 19 Enero 2024

Publicación: 30 Abril 2024



DOI: https://doi.org/10.35305/eishir.v14i38.1892

Resumen: Este trabajo se propone indagar en recuerdos familiares para entender cómo un muchacho en sus veintitantos, enterrado con honores por su aporte a la lucha antifascista, fue como una sombra en la memoria familiar al tiempo que recibía reconocimientos institucionales por parte del Estado italiano.

Lo anterior, enlazado con un tema muy complejo en la construcción de la Italia posfascista, es decir, la valoración de la figura de los partisanos

En la comprensión de dicha contradicción decido trabajar con el concepto de posmemoria, entendido como un tipo de memoria vicaria y afectiva que permite procesar recuerdos traumáticos de generaciones previas y que se incorpora como un recurso analítico valioso para la comprensión del problema estudiado

Palabras clave: Memoria, Posmemoria, Familia, Antifascismo, Partisanos.

Abstract: This paper aims to investigate family memories to understand how a young man in his twenties, buried with honors for his contribution to the anti-fascist struggle, became like a shadow in family memory while receiving institutional recognition from the Italian state.

This is linked to a very complex issue in the construction of post-fascist Italy, namely the evaluation of the figure of the partisans

In understanding this contradiction, I opt to engage with the concept of post-memory, understood as a type of vicarious and affective memory that allows the processing of traumatic memories from previous generations and is incorporated as a valuable analytical resource for understanding the problem under study.

Keywords: Memory, Postmemory, Family, Anti-fascism, Partisans.

Introducción



la mamma tua lontana
ti piange sconsolata
mentre una campana
in ciel prega per te.
E noi ti ricordiamo,
oh, partigiano che guardi di lassù[1]

26 de junio de 1944. Sommariva del Bosco (Cuneo, Italia).

Giovanni De Marco se alineó contra la pared. A su izquierda una antigua iglesia, a pocos centímetros un compañero de lucha y enfrente un pelotón de fusilamiento. Mientras una veintena de fascistas apuntaban, cerró los ojos y suspiró por última vez. Tal vez pensó en su familia, tan ajena, hundida en la caprichosa geografía salernitana. Sin dudas en un amor que jamás volvería a ver y en su madre, que lo lloraría cada día de su vida en su patria y en una ajena, más allá del océano.

*

19 de diciembre de 1948. Salerno (Italia).

Las bulliciosas calles se tiñen de una melancólica solemnidad aquella mañana de domingo. La multitud acompaña una nutrida procesión en la que varios grupos de hombres se distribuyen la carga para llevar en sus hombros los restos de dieciocho partisanos de diferentes puntos de Salerno que, caídos durante la Resistencia en el Piamonte, son reconocidos como verdaderos héroes patrios. Entre ellos, Giovanni De Marco

*

21 de abril de 2012. Salerno (Italia)

El Archivio Storico di Salerno, en colaboración con la Associazione Nazionale Partigiani d'Italia (ANPI), organiza la muestra fotográfica y documental “Domani, giungeranno. 1948. Salerno, i partigiani caduti per la Libertà” que recuerda el retorno de los cuerpos de los partisanos en 1948. La cartelería oficial recoge los nombres de los homenajeados. Entre ellos, nuevamente, el de Giovanni De Marco.

Sin embargo, no se podría decir que la historia de Giovanni se transmitió en la memoria familiar. Su condición de partisano fue afirmada, refutada, en general escasamente recordada. Nadie de su familia participó de los reconocimientos que recibió; de hecho, ni siquiera se enteraron. Las tres escenas con las que decidí iniciar este artículo, de hecho, dan cuenta de un derrotero contradictorio que llamó mi atención

Lo que comenzó como la búsqueda de una pieza faltante en la historia familiar se estructuró como una interrogación analítica. De este modo, este trabajo propone indagar en los recuerdos familiares para entender cómo un muchacho en sus veintitantos, enterrado con honores por su aporte a la lucha antifascista, fue como una sombra que se diluyó en el silencio para reaparecer en un salto de dos generaciones.[2]

El caso testimonia sobre procesos generales, como la dificultad que significó en la posguerra italiana la integración de quienes formaron la lucha antifascista. Una recuperación testimonial que también estuvo atravesada por la dificultad o negativa en el deseo de compartir recuerdos por parte de sus protagonistas, y en algunos casos, de sus propias familias. Un tema espinoso porque, conforme se dejaba atrás la guerra, se imponía la necesidad de situar a estos sujetos en un concierto de acciones difíciles de encasillar, entre las figuras de la víctima y el victimario (Portelli, 2013b).

Al mismo tiempo, desde luego, la reconstrucción de lo sucedido presenta matices propios. La falta de relato como el resultado del dolor inconmensurable desdibujó que en la propia familia solo uno de los hermanos formaría parte de la resistencia partisana, con las consecuentes lealtades que eso pudo poner en juego. Además, la emigración transoceánica pasó a formar parte del derrotero de los restantes miembros cuando terminó la guerra. Se superponen así rasgos que revisten a esta historia, una entre miles, de significatividad: afectos truncados, desarraigos, penas inenarrables, silencios incómodos.

Lo anterior supone un punto de partida que dialoga con los intereses de la microhistoria, desde donde los finos detalles de la trama permiten vislumbrar lo acontecido en un plano más amplio. Desde luego, este trabajo es tributario de aquellos estudios que indagan sobre la memoria antifascista, desde su soterramiento inicial a una recuperación no exenta de contradicciones. Pero también de aquellos que analizan memorias familiares donde el trauma estuvo presente.[3] Finalmente, también supone reflexionar sobre lo posibilidad de poner en palabras los ecos de una dolorosa ausencia.

Lo que sigue es una reconstrucción de la historia de mi tío abuelo por dos vías. Por un lado, a través de una minuciosa búsqueda documental sobre la Resistencia italiana en la zona del Piamonte, facilitada por la publicación de memorias de partisanos y bases de datos creadas por instituciones peninsulares dedicadas al tema. Por otro lado, algunos escasos vestigios resguardos en una caja en la casa de mis abuelos. Como trasfondo, los baches que plagaron la memoria familiar con el cometido historiográfico de permitir que esos silencios hablen (Zemon Davies, 2011).

En efecto, en la reconstrucción de las huellas de mi antepasado fue vital el trabajo con un álbum familiar compuesto por unas pocas fotografías y una colección de postales. Pensarlo como fuente merece algunas advertencias iniciales, pues los álbumes deben considerarse como versiones de la historia familiar con sus conflictos y fragmentaciones.

Como advierte Holland, los álbumes familiares nunca son sólo memorias; al contrario, en los puntos perdidos de la trama -entre cada foto, recorte o vestigio impreso- se vislumbran diferentes pasados posibles. Es por eso por lo que en su interpretación se entrama el anhelo propio de una narrativa desde el presente, en tanto “nos empeñamos en seguir esos rastros para llenar los espacios faltantes”. Por lo tanto,

no es de extrañar que un álbum familiar sea una posesión preciada, abordada nerviosamente por sus ambigüedades, escudriñada por sus secretos, conmovedora en su recuerdo de amores y enamorados ya fallecidos. Entrelaza lo trivial y lo intenso, el momento y lo trascendental, desafiando cualquier concepto simple de memoria (Holland, 1991: 2).[4]

En ese complejo entramado de rastros, me di a la tarea de saber qué sucedió. Sin embargo, a la reconstrucción de hechos perdidos en la bruma del tiempo, subyace el interés por reflexionar sobre los desencuentros que pueden darse entre el lugar ocupado por los sujetos en la memoria social institucionalizada respecto del otorgado por las propias familias. En otras palabras, y siguiendo las categorías propuestas por Portelli (2013b), propongo analizar la forma en que la “memoria-monumento” no necesariamente coincide con lo transmitido en el seno familiar. De hecho, en ocasiones, opera en sentidos contrarios. Pero también puede funcionar como un disparador para elaborar relatos faltantes desde un ejercicio ligado a la posmemoria.

Giovanni, il partigiano

Mientras cursaba los últimos años de la escuela primaria me encomendaron construir un árbol genealógico. En la búsqueda encontré, en una caja guardada en la casa de mis abuelos paternos, una pequeña foto rasgada a la mitad. La imagen mostraba a un joven con uniforme militar italiano junto a dos compañeros. Era Giovanni, un hermano de mi abuelo que había peleado en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Enseguida me hablaron de Giuseppe, que también había participado en la contienda y que, aunque había sobrevivido, en un giro trágico del destino había muerto al poco tiempo al detonar por accidente un artefacto explosivo abandonado.

Pero un silencio rondaba la figura de Giovanni. Las postales que le había enviado a su novia, hermana de mi abuela, transmitían una sensación agridulce. Al regresar “nos casaremos”, prometía, pero mientras tanto un beso viajaba en el papel. El intercambio epistolar se interrumpía, aunque no había un relato sobre cómo había fallecido. Su caso no era como el de Giuseppe. Si había un trágico destino, era claro, no podía ser narrado de la misma manera; en el mismo modo en que la foto estaba cortada, también lo estaba su historia.

Giovanni De Marco
(der.) en uniforme militar junto a dos compañeros, c. 1940
Imagen 1
Giovanni De Marco (der.) en uniforme militar junto a dos compañeros, c. 1940
Álbum familiar

A la falta de información se agregaron versiones desencontradas. Un hermano que le sobrevivió me dijo que había sido un partisano que había muerto fusilado. Pero no había más detalles (¿no los sabía?). Otros familiares, sin embargo, no refrendaban esa versión: había muerto en la guerra y eso era todo. La cuestión se mantuvo soterrada hasta que, varios años después, encontré documentos oficiales, e incluso conmemoraciones en su nombre que, no sólo se sumaron a la correspondencia guardada para echar luz sobre su destino, sino para revelar una tensión entre los recuerdos familiares y la memoria institucionalizada.

Hasta entonces, solo las veintiún postales que había enviado daban algún indicio. Sobre estas particulares fuentes vale la pena hacer algunos comentarios. Esos pequeños cartones, donde texto e imagen conviven, se impusieron en el universo de la correspondencia entre mediados y finales del siglo XIX, aunque con impulsos notables en tiempos de guerra pues su practicidad y bajo costo fueron fundamentales para nutrir lazos afectivos trastocados en duras circunstancias. Es por eso por lo que su estudio permite reconstruir la vida en el frente de guerra, la comunicación de los soldados con sus familias y el espectro de emociones vivenciadas. Desde un punto de vista histórico aportan invaluables pistas pues revelan “los sentimientos y emociones de los miles de millones de personas que acudieron a ellas como medio para seguir en contacto con sus seres queridos” (López Torán, 2023: 26-27).[5]

La cuestión evidente es que cuando la familia de Giovanni, sus padres y dos de sus hermanos, sus cuñadas y sobrinos, completaron el sendero migratorio iniciado por algunos varones, decidieron traer consigo esas cartas. Pero no sólo las que les había enviado a ellos. Sus cartas de amor, enviadas antes del armisticio a su novia, no pudieron ser descartadas en su tierra natal. En cambio, viajarían a la Argentina donde quienes le sobrevivieron construirían una vida lo más lejos posible de las heridas indelebles de la guerra.

Por eso es indispensable detenerse en las postales como materiales cargados de afecto, nostalgia y tristeza. Como argumenta Bjerg (2019: 143), “los objetos tangibles que se desplazan y se transportan, que se ven y se muestran y que cambian de significado al moverse, están impregnados de sentimientos y provocan emociones”. En efecto, los enseres que acompañaron el viaje familiar funcionaron como “agentes secundarios” que portaron emociones transformadas. Es así como las notas que acompañaban a las postales, en su momento una esperada confirmación de vida, transmutaron en un doloroso recordatorio.

Aún cabe notar al respecto algunos detalles. Varias de las postales estaban ilustradas con fotografías de ciudades italianas o paisajes alpinos, otras con dibujos navideños e incluso parejas enamoradas, enviadas especialmente a su novia. Como explica López Torán, el envío de mensajes amorosos desde el frente de batalla dialogaba estrechamente con el sostén moral necesario en difíciles circunstancias, una cuestión advertida por las dirigencias militares. De allí que fuesen alentadas como “herramientas principales para conformar un estado emocional determinado que permitiera difuminar los efectos negativos que otros sentimientos traían a las mentes de los combatientes” (2023: 110).

Si algunas postales estaban ilustradas con paisajes y escenas emotivas, también es cierto que otras tantas, repartidas entre los combatientes, tenían motivos propios del régimen fascista, como la Opera Nazionale Dopolavoro o la Giuventù Italiana del Litorio. En rigor, en la Italia fascista circularon cientos de postales, aunque, como señala Sturani (2013), al comienzo no solían ser propaganda en sentido estricto, sino producciones de índole privado que aprovechaban de modo comercial la aceptación popular. El comienzo de la guerra habilitó un despliegue más concreto de este tipo de postales para contrarrestar la pérdida de popularidad de Mussolini. De este modo, una variedad de motivos salpicaba la veintena de mensajes que Giovanni pudo mandar desde diferentes lugares a los que fue enviado como soldado.

Esas pequeñas cartulinas coloreadas iluminaron diferentes cuestiones. En principio, me permitieron conocer el universo de afectos de Giovanni. Las principales destinatarias de sus mensajes eran su novia (algunas, por cortesía, incluso eran enviadas a su futuro suegro y cuñada) y su madre. Aunque también escribía a su hermano Giuseppe, que estuvo internado en un hospital militar durante algunos meses, sus otros hermanos mayores y su padre.

Lugares de envío y
cantidad de postales enviadas (1940-1943)
Imagen 2
Lugares de envío y cantidad de postales enviadas (1940-1943)
Elaboración propia con base en postales familiares y mapa actual de https://maps.google.com/.

Pero enviar las escuetas misivas era de por sí un asunto difícil. Los traslados y enfrentamientos armados limitaban los momentos de escritura. También el papel era escaso.[6] A su vez, Giovanni escribía con dificultad sus esquelas: sus “cordiales saludos” apenas iban acompañados de su firma. Algunas, incluso, parecieran tener diferente caligrafía, lo que podría sugerir que podía pedir ayuda a algún compañero más diestro en la escritura. En esas postales apenas cabían las líneas atiborradas de afecto y promesas de reencuentro dirigidas a su novia. Si no, esos sentimientos quedaban aprisionados en aquellos pocos renglones que podía escribir por falta de tiempo, papel o palabras.

Postales enviadas por Giovanni a su novia (izq.)
y a uno de sus hermanos, también soldado (der.).
Imagen 3
Postales enviadas por Giovanni a su novia (izq.) y a uno de sus hermanos, también soldado (der.).
álbum familiar

Por otra parte, también, las postales significaron un preciado recurso para reconstruir su recorrido como soldado (ver Imagen 2). Giovanni formó parte del 207º Reggimento di Fanteria “Taro” del Regio Esercito italiano. Su derrotero epistolar inició en marzo de 1940 en Catanzaro, al sur del país, donde la división había sido reconstituida a finales del año anterior. Fue trasladado y luego, en abril de 1941, comenzó a enviar a su familia novedades desde Albania.

En efecto, formó parte de una misión designada para fortalecer la posición de su país en tierras balcánicas que eran, a la sazón, un protectorado italiano. En el frente greco-albanés se jugaba el prestigio de una conducción fascista con ansias imperiales que cosechaba, en cambio, magros resultados. Durante esa etapa los combates fueron continuos, una cuestión evidenciada en un silencio epistolar que se quebró recién en agosto de 1941, mientras aún estaba en Albania, a poco de ser enviado a Montenegro.

Finalmente, en agosto de 1942 Giovanni regresó a su patria. Por aquellos meses se intensificaron los mensajes enviados a su novia. Tal vez abrigaba la esperanza de regresar con los suyos, aunque pronto fue trasladado a Cuers (Francia) en un clima de derrotas que anunciaban un final incierto. Eso explica la razón por la cual, en una postal enviada a su madre, escribió de forma apurada y en otro color, la frase: “con preghiera di sollecitudine”, dando cuenta de su preocupación de que su familia recibiera prontas noticias.

Para Giovanni la experiencia de la guerra supuso una ruptura abrupta con esa vida tranquila que transcurría entre tareas rurales en un paisaje montañoso del mezzogiorno italiano dominado por el monte Pedale. En pocos meses había sido trasladado a destinos que, de seguro, nunca hubiese imaginado conocer. Para su familia, las postales -sobre todo aquellas ilustradas con paisajes de lejanas tierras- eran pequeñas ventanas que habían permitido acompañar sus vivencias a la distancia y tranquilizar la ansiedad por verlo regresar a casa.

La última persona en recibir sus novedades en mayo de 1943 fue su novia.[7] En el sur francés lo sorprendió el armisticio del 8 de septiembre, cuando Italia de forma unilateral firmó su rendición y donde, hasta ese momento, Giovanni había peleado bajo su bandera en defensa de los intereses del Eje.[8] Pero su país, agobiado por derrotas militares, finalmente se había rendido y se abría un escenario diferente a partir de entonces.

En efecto, en el sur de la península desembarcaron los Aliados. Sólo que la algarabía inicial dio pronto paso a la desazón: los alemanes, antes aliados, arremetían en las fronteras del noreste y el ejército italiano se desbandaba entre las órdenes difusas de un comando militar con un rey en fuga (Gentile, 2004). Para Giovanni, como para tantos otros jóvenes meridionales, retornar a sus cuarteles suponía, tal vez, ser deportados a los lager nazi. Pero regresar a sus casas en aquel clima de desconcierto era una misión imposible. De hecho, quienes optaron por utilizar el transporte ferroviario con ese propósito, fueron capturados y deportados a Alemania. Lo cierto es que muchos jóvenes soldados desertaron (Dellavalle, 2013; Callandri y Dellavalle, 2015; Fimiani, 2016).

En aquellos días que siguieron a la rendición Giovanni logró cruzar la frontera para regresar a su patria. Por un tiempo vivió escondido en las montañas e intentó buscar alimento cuando caía la noche para esquivar enemigos: los declarados, pero también potenciales delatores que afloraban en la República Social Italiana (o República de Saló). Otros pobladores, por su parte, armaban complejas redes de asistencia que permitieron a jóvenes como él sobrevivir. En la región piamontesa, y especialmente en la provincia de Cuneo, el desarrollo de estas tareas “de maternidad masiva […] para contrarrestar los crueles mecanismos de la guerra” fue de excepcional importancia (Calandri y Dellavalle, 2015: 23).

Eso fue lo que su familia supo luego del armisticio. En su Rofrano natal, en la provincia de Salerno, al sur de Italia, la vida diaria transcurría con parsimonia. En aquel pequeño pueblo de montaña la quietud se había visto alterada por la llegada de militares estadounidenses que a finales de 1943 filmaron la vida lugareña.[9] En uno de los registros se aprecia cómo el pueblo se había reunido para asistir a las novedades que alteraban la calma habitual. Las mujeres con fardos atados a la cabeza y los hombres con sus modestas ropas habían hecho una pausa para reunirse en la plaza. Mientras tanto, varios niños cuidaban ovejas o jugaban con cerdos apostados cómodamente en las callecitas de tierra.

En ese mismo escenario, tan ajeno a las tensiones del norte, una familia esperaba noticias. Las postales que Giovanni redactaba con tanta dificultad habían dejado de llegar. No pude determinar en qué momento y de qué modo sus dos hermanos, también alcanzados por la leva obligatoria, pudieron volver a su pueblito natal. Tampoco es claro qué hicieron en aquellos meses luego de la rendición, pero lo cierto es que ninguno de ellos se unió a la Resistencia. En cambio, desde el 1 de abril de 1944 Giovanni se había convertido formalmente en un partisano.[10] Lo que sigue es el intento de reponer los fragmentos faltantes de una historia sin contar.

En el norte italiano la multitud de conscriptos en fuga había comenzado a nutrir diferentes agrupaciones armadas, algunas de carácter independiente, es decir, sin adscripción político-partidaria. Giovanni, que había reingresado a su país a través de la frontera con Francia, entró en contacto con partisanos en la región del Piamonte.[11] De hecho, formó parte de la 12º Divisione Autonoma di Bra, en el Grupo de Divisiones Alpinas que serían dirigidas por Enrico Martini Mauri, a la cual se unió como parte de la Brigada 45.[12]

La referida división comenzó a gestarse a instancias de Incilio Ronchi Della Rocca, un antiguo capitán de artillería que, con el apoyo del general Giuseppe Perotti, comandante del ComitatoRegionale di Liberazione Nazionale di Piemonte, comenzó a tejer el embrión de un grupo armado. Sin recursos ni armas, los inicios fueron más declamados que reales. Sin embargo, pronto empezaron a unirse desertores que fueron elegidos, organizados e instruidos para formar núcleos que quedaban como consignatarios de armas ocultas.

En este punto la división estaba formada por ciudadanos que escondían su disposición a la lucha bajo la fachada del trabajo cotidiano, rasgo que otorgaba la ventaja de la discreción y un bajo presupuesto de mantenimiento. La población local pareció bastante entusiasmada y comprometida a prestar colaboración (Della Rocca, 2009: 38). Además, por aquellos meses se sumó una banda armada de carácter permanente bajo el liderazgo de Marco Lamberti,[13] ex suboficial de Aeronáutica, al incorporar “nuevos elementos reclutados de los entornos” de Caramagna (Piamonte). Este grupo, que había encontrado una buena acogida entre civiles que aportaron armas y municiones escondidas, era al que pertenecía Giovanni. En conjunto formarían la 12º Divisione Autonoma di Bra.

Pero la situación era compleja. A la cautela indispensable se sumaron alejamientos de quienes encontraron conveniente presentarse a las autoridades fascistas para conseguir tarjetas de racionamiento y trabajo. Otros prefirieron continuar luchando, mientras un tercer grupo eligió tomar un poco de ambas opciones. Aun así, el movimiento clandestino de la zona de Bra crecía con el respaldo del Comitato de Liberazione Nacionale,[14] sin perder su carácter autónomo. En junio de 1943 la gente de Lamberti usó el castillo Mirafiori como base de operaciones, donde, según Della Rocca (2009: 55, 63) se conformaron como el Batallón autónomo “Marco”.

La de Giovanni es una historia fragmentada. Aparecen indicios que hilvanan nombres, acciones y lugares que sugieren, incluso con tantas cuestiones difíciles de dilucidar, un genuino compromiso con el movimiento de la Resistencia. Y que, sin embargo, sería interrumpido prematuramente. Resultó sorprendente descubrir que Della Rocca dedicó en sus memorias un párrafo a iluminar esa noche oscura en la memoria familiar:

Estos dos jóvenes habían decidido realizar una acción para recuperar armas que deberían haber estado escondidas en una casa de Sommariva Bosco.[15] Llegaron a un lugar al caer la noche y primero se detuvieron en una taberna para tomar una copa. Se había difundido la noticia de la presencia de dos rebeldes en el pueblo y una espía informó de ello a una veintena de repubblichini[16] bien armados que pasaban por Sommariva Bosco con un vehículo blindado. Los dos fueron capturados sin darse cuenta de lo que les estaba pasando: fueron golpeados hasta sangrar y fusilados en el acto. Después de lo cual los repubblichini se fueron como habían venido (Della Rocca, 2009: 66).[17]

Una nota al pie aclara: “De Marco Giovanni de Rofrano y Cristiano Bartolo de Brancaleone”. No es un detalle menor el que su compañero de armas, también oriundo del sur, fuese un capo núcleo (líder de un grupo de partisanos).[18] Es decir que el recupero de las armas se ordenó, al menos, dentro de ese esquema de autoridad. Las memorias de Della Rocca casi parecen destilar pena por el infructuoso riesgo que asumieron, tanto como por las consecuencias inmediatas de lo que fueron las primeras pérdidas de la división. Según se desprende de lo relatado, confiaron en gente que se había mostrado dispuesta a socorrerlos, sin sospechar que la mala fortuna había puesto en sus caminos a una delatora.

Pero las dudas que restan son varias. ¿Fue un intento poco planificado? ¿O fue indicado por alguna otra instancia superior, que el tiempo desdibuja? ¿Fueron descuidados al decidir pasar por la taberna? ¿O se sintieron confiados entre una población que se había mostrado generosa en prestar ayuda? Es difícil dar respuesta, porque, además, esta versión de los hechos surge de quien ni siquiera fue un testigo directo y que, además, era una autoridad superior para ambos. Lo cierto es que a la mañana siguiente el oficial partisano Leonardo Cocito, vicecomandante de la división, llegó al pequeño pueblo con una cuarentena de hombres. Los cuerpos, depositados en la iglesia, fueron recuperados para llevarlos con Lamberti a Sommariva Perno, donde serían enterrados.

El entierro de Giovanni, en efecto, concentró a una multitud de compañeros y vecinos, lo que sugiere que los eventos de su muerte turbaron la pequeña Sommariva del Bosco y que existía un consenso general respecto de la lucha partisana. Según Della Rocca, cuando al fin confirmó la posibilidad de un ataque, solo encontró cuatro partisanos armados porque el resto estaba en el funeral (Della Rocca, 2009: 66). Pero de acuerdo con lo informado por Cocito, en realidad sucedió que al terminar las exequias él mismo lideró una docena de hombres hacia la estación ferroviaria de Sommariva del Bosco para enfrentarse en un cerrado combate, al parecer, con los mismos fascistas que habían fusilado a Giovanni, cuando pretendían regresar.[19]

Según esta versión, aunque inconveniente, la decisión de Giovanni y su compañero fue coherente con la causa defendida en tiempos de incertezas. Asumieron un riesgo que bifurcaba sus caminos: el éxito hubiera supuesto un necesario aporte de armas, en tanto que la división estaba a la espera de novedades para confirmar una emboscada. Pero el fracaso pondría en duda la necesidad de ponerse en riesgo.

Sin embargo, al cotejar con otros documentos emergen matices. Según registros oficiales, el vehículo blindado pertenecía a una repartición de la Guardia Nazionale Reppublicana (GNR) de Turín, aunque no habían llegado por casualidad. Siempre acorde a lo consignado por partidarios fascistas, se habían acercado para socorrer a la familia de un simpatizante cuya casa había sido atacada. Al llegar a la plaza del pueblo se habría producido un enfrentamiento cuando “tres rebeldes armados” atacaron: dos de ellos fueron pasados por las armas en el mismo lugar y un tercero fue llevado para interrogar, mientras los reppublichini recuperaron también las armas (Callandri, 1979: 128-129).

En esta versión no existen descuidos partisanos, sino actos violentos contra civiles; no se menciona un ataque sorpresivo de la GNR, sino una escaramuza y, además, se menciona una tercera persona. Las versiones disienten precisamente donde emergen las responsabilidades y, lejos de dar certezas, abren más preguntas.

En cualquier caso, el final de Giovanni fue tan rápido como violento. Se extinguió pronto el marido que no fue, el hijo que no volvió, el familiar que no sería conocido. De la misma manera en que no mediaron cartas de despedida, el silencio familiar engulló el dolor en la falta de palabras. Pienso, entonces, sobre las dificultades para significar su muerte cuando ni siquiera pudo pensarse en términos de sacrificios útiles en una familia que, tal vez, no compartía la decisión de Giovanni de involucrarse en una guerra civil contra el resabio fascista (¿no había sido suficiente el riesgo corrido en la guerra? ¿por qué exponerse en el norte, cuando los afectos esperaban en el sur?). Para más, el escenario de su muerte, en una misión incompleta, no resultó homologable con un campo de batalla o una emboscada fatal.

Es válido también reflexionar sobre la dificultad que supuso afrontar la muerte de un ser querido al que la Republica de Saló le arrebató la vida, pero también la posibilidad despedirse. Como sucedía en misivas de ese tenor, no tuvo oportunidad de enviar a sus familiares instrucciones sobre cómo procesar un duelo inevitable.[20] Sin embargo, y a pesar de que su recuerdo no pudo ser puesto en palabras, pervivió en la materialidad de esas postales que escribió con menos palabras de las que necesitaba.

En este punto es indispensable incluir reflexiones sobre la memoria familiar. La memoria familiar es una historia hecha de fragmentos (imágenes, impresiones, sensaciones) que se agrupan mediante el juego de la memoria y el olvido con procesos de reapropiación y significación (Muxel, 1997: 13-15). Tiene una dimensión arqueológica, pues se “inscribe al individuo en un espacio anterior a su propia existencia” y en ella juega un rol central la materialidad: rincones de una casa, sabores de comidas compartidas, fotografías o postales.

Este tipo de memoria tiene tres funciones. La transmisión, es decir, el arraigo del individuo en una historia familiar que se presenta como continuidad, en tanto opera la “interiorización de un nosotros y la restitución de ese nosotros en una anterioridad” (Muxel, 1997: 15). Pero también la reviviscencia, que se vincula con la experiencia afectiva y personal y, finalmente, la reflexividad como acercamiento crítico a ese itinerario del que se forma parte. En ese sentido, “la memoria deviene entonces la memoria de los otros, esos otros de los cuales uno proviene y de los que uno trata de preservar la presencia o algunos fragmentos de saber” (Muxel, 1997: 17). Se enfatiza entonces que es el sujeto el que trabaja sobre la norma y define, en última instancia, la dirección que se le imprime a la memoria de ese “nosotros” que es la familia.

Pero el olvido es una parte fundamental del trabajo de memoria. Ya sea como un “deseo de emancipación individual respecto de la norma familiar, como una necesidad propia de trabajar sobre las propias heridas o una búsqueda de nuevos valores”. Es necesario para adaptarse, para permitir el cambio en esa trama que une a los miembros de una familia (Rosoux, 2002/3). Finalmente, Muxel (1997: 34) reflexiona sobre la memoria “de la falta”, donde aparece un profundo vacío. Es una consciencia dolorosa pues supone la imposibilidad de dar respuesta a las ausencias o sufrimientos de un tiempo que no volverá.

En este punto propongo una inflexión. El trabajo de recuperación de detalles perdidos de la vida de un partisano nacido en Rofrano y fusilado por fascistas en el paisaje del Piamonte abre paso a otra serie de preguntas que tienen que ver con las complejas intersecciones entre la memoria pública, la memoria familiar y la posmemoria como un intento de ensamble entre ambas.

La memoria-monumento

Desde la perspectiva de Portelli se identifican diferentes tipos de memoria. Aquella que selecciona lo que se considera digno de reconocer con sentido tranquilizador, unívoco y estático, es la memoria-monumento. Se trata de una “memoria practicada y a menudo impuesta por las instituciones, como conmemoración y celebración de las glorias del pasado; narración de una identidad nacional que sólo recuerda lo que enorgullece, borrando sombras y contradicciones” (Portelli, 2013b: 4). A veces, facilita la construcción de memorias e identidades individuales.

En el caso que analizo se identifican diferentes expresiones de este tipo de memoria. En principio, una placa de mármol colocada varios meses después de finalizada la guerra en Sommariva del Bosco (provincia de Cuneo, Italia) que recuerda la fecha del fusilamiento de Giovanni y su compañero en el sitio exacto donde ocurrió. En ella se lee:

Aquí cayeron el 25 de julio de 1944, bárbaramente fusilados por los nazifascistas, los partisanos: De Marco Giovanni, de 26 años nacido en Rofrano (Salerno) (y) Cristiano Bartolo, de 26 años nacido en Brancaleone Marina. En conmemoración, la administración comunal el 28 de febrero de 1946.

Un detalle: la fecha de la ejecución es inexacta. Lo cual corrobora que no existe una memoria correcta u objetiva, ni siquiera aquella institucionalizada, pues se trata de un entramado de significaciones, negociaciones y sentidos que, lejos de ser patrimonio del pasado, es un producto de un presente mediado por ambigüedades. Por eso es preciso señalar, como lo hace Norá (1993: 2), que la memoria está en permanente cambio en tanto supone un lazo con el pasado que es “vivido en presente eterno”. Puede ser vulnerada con diferentes sentidos porque entroniza los recuerdos en aquello que se considera “sagrado”, una cuestión siempre en disputa, tan cara para delimitar los contornos de una Nación. Por eso “desde que hay huella, distancia, mediación, ya no estamos en la memoria verdadera, sino en la historia”.

Placa original en
Piazza Vittorio Veneto, Sommariva del Bosco (Cuneo).
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Placa original en Piazza Vittorio Veneto, Sommariva del Bosco (Cuneo).
http://www.chieracostui.com/costui/docs/search/schedaoltre.asp?ID=20162; Il 75° anniversario della Festa della Liberazione, a Sommariva del Bosco (FOTO e VIDEO) - http://www.ideawebtv.it/- Quotidiano on line della provincia di Cuneo

Placa restaurada con flores por
la Festa della Liberazione del
25 de abril en el año 2020 en
Piazza Vittorio Veneto, Sommariva del Bosco (Cuneo).
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Placa restaurada con flores por la Festa della Liberazione del 25 de abril en el año 2020 en Piazza Vittorio Veneto, Sommariva del Bosco (Cuneo).
http://www.chieracostui.com/costui/docs/search/schedaoltre.asp?ID=20162; Il 75° anniversario della Festa della Liberazione, a Sommariva del Bosco (FOTO e VIDEO) - http://www.ideawebtv.it/- Quotidiano on line della provincia di Cuneo

Piazza Vitorio Veneto, Sommariva del Bosco (Cuneo)
Imagen 6
Piazza Vitorio Veneto, Sommariva del Bosco (Cuneo)
Google Maps. La placa se ubica a la izquierda, en el margen superior derecho del portón verde

El lugar donde está la placa es una tranquila plaza de pequeño pueblo cuyo rasgo resaltante es estar custodiada por una antigua iglesia, un estacionamiento y un puñado de negocios. Lo notable es que, aunque mantiene su nombre original, Vittorio Venetto, también recibió el nombre de Piazza caduti per l’Italia (Plaza caídos por Italia), en un evidente reconocimiento a los sucesos que narramos.

En dicho espacio se han realizado diversos reconocimientos que tuvieron continuidad, incluso, durante la pandemia covid-19. De hecho, durante la Festa della Liberazione en 2020 se hicieron varias actividades con la presencia de autoridades locales en diferentes espacios públicos.[21] En ese contexto la placa fue reemplazada por otra que replicó a la original en todos sus detalles (ver Imagen 5). A diferencia de las demás actividades, la señalización que refiere a nuestro protagonista rememora in situ un hecho concreto (un fusilamiento) más que un homenaje en abstracto.[22]

No es un detalle que las distinciones, prestadas de forma repetida con los años, se hagan en el marco de una fecha central en las efemérides italiana que se distingue como una celebración.[23] Es decir, se recuerda la pérdida de las vidas en el marco de un triunfo que es la construcción de la Italia democrática. De esa forma, la muerte es significada como una ofrenda a la causa patriótica en un país que elabora su panteón de héroes. Ya no es, como expresa otra estrofa de la Preghiera del partigiano, que compartí al comienzo: “Allí sobre las cumbres nevadas / está plantada una cruz / No hay flores ni rosas / es la tumba de un soldado”. Se construyen, en cambio, lugares de memoria en una multitud de recónditos espacios salvando a los partisanos caídos de un olvido seguro.

En suma, este tipo de homenajes delimitan espacios que cristalizan la memoria, donde, en su forma más extrema “subsiste una consciencia conmemorativa” y en los que “si la historia no se adueñara de ellos para deformarlos, transformarlos y petrificarlos, no serían lugares de memoria” (Norá,1993: 6).

Por lo anterior podemos decir que existe una memoria institucional que mantiene vivo el recuerdo de Giovanni en momentos que remiten a la liberación de Italia. Mas allá de estos modos de recordar, es decir, la colocación de una señalización pública en el lugar de su muerte, el renombramiento de la plaza, la restauración de la placa y los sucesivos eventos en que se asocia su accionar con la Festa della Liberazione, su historia también fue recordada en otras formas y lugares.

Cartelería
oficial de la muestra fotográfica y documental “Giungeranno, domani.
Dicembre 1948. Salerno. I suoi caduti partigiani
(2012)
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Cartelería oficial de la muestra fotográfica y documental “Giungeranno, domani. Dicembre 1948. Salerno. I suoi caduti partigiani (2012)
Associazione Nazionale Partigiani d’Italia. [Recuperado 24/02/2024: https://anpisalerno.it/].

Cartelería
oficial de la muestra fotográfica y documental “Giungeranno, domani.
Dicembre 1948. Salerno. I suoi caduti partigiani
(2012).
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Cartelería oficial de la muestra fotográfica y documental “Giungeranno, domani. Dicembre 1948. Salerno. I suoi caduti partigiani (2012).
Associazione Nazionale Partigiani d’Italia. [Recuperado 24/02/2024: https://anpisalerno.it/].

En 2012 el ArchivioStorico di Salerno, junto con la Associazione Nazionale Partigiani d’Italia (ANPI) – Comitato Provinciale, elaboraron una muestra fotográfica y documental que se expuso durante casi un mes en la sede del archivo. Como se explicó en una nota comunal, la exposición se basaba en una serie de fotografías que habían rotado por la región de la Campania junto con otra documentación y que fueron descubiertas recién en 2010 cuando la referida sección de la ANPI fue reconstruida.[24]

Las imágenes que fueron expuestas en esa oportunidad fueron digitalizadas por el comité provincial de ANPI y puestas a disposición en internet. En ellas se muestra una nutrida procesión de hombres con abrigos gruesos y mujeres con velos negros, militares, religiosos y vecinos curiosos que, desde los balcones, asisten al retorno de los cuerpos de dieciocho partisanos a su provincia natal. Mientras algunos marchan con coronas de flores, otros portan los féretros numerados al frente. Las fotografías capturan el silencio solemne dominante entre los asistentes en esa fría jornada de diciembre.[25]

En principio se puede pensar que ese proceso de exhumación e inhumación de los restos tuvo un sentido social, cultural y, fundamentalmente, político. Fue un modo de acortar distancias a fin de procesar un duelo a nivel individual, familiar, comunitario, al retornar los cuerpos a la provincia de origen. Las exhumaciones en este tipo de contextos dialogan fuertemente con la construcción de un panteón de “hombres ilustres” tanto como procesos de “repatriación cultural” (Ferrándiz, 2018). Desde el punto de vista de Mbembe (2011) es una muestra de necropolítica que determina, no sólo los modos de morir, sino de significar posteriormente las muertes desde un punto de vista estatal y disponer para ello de los restos. Es por eso por lo que la exhumación dialogó con la construcción de un altar heroico provincial, ya que los cuerpos no retornaron a los pueblos de origen, sino a la ciudad de Salerno, desde donde se elaboró una memoria colectiva que permitió rendir homenajes. En términos más amplios fue también un modo en que el sur reivindicó su aporte al costo humano de la Resistencia, así como de la victoria.

Fotografías recuperadas
del retorno de los cuerpos de los partisanos para su entierro en Salerno,
Italia, diciembre de 1948
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Fotografías recuperadas del retorno de los cuerpos de los partisanos para su entierro en Salerno, Italia, diciembre de 1948
Istituto nazionale per la storia del movimento di liberazione in Italia. Database Guida. [Recuperado 26/02/2024: http://beniculturali.ilc.cnr.it/].

Fotografías recuperadas
del retorno de los cuerpos de los partisanos para su entierro en Salerno,
Italia, diciembre de 1948
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Fotografías recuperadas del retorno de los cuerpos de los partisanos para su entierro en Salerno, Italia, diciembre de 1948
Istituto nazionale per la storia del movimento di liberazione in Italia. Database Guida. [Recuperado 26/02/2024: http://beniculturali.ilc.cnr.it/].

Fotografías recuperadas
del retorno de los cuerpos de los partisanos para su entierro en Salerno,
Italia, diciembre de 1948
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Fotografías recuperadas del retorno de los cuerpos de los partisanos para su entierro en Salerno, Italia, diciembre de 1948
Istituto nazionale per la storia del movimento di liberazione in Italia. Database Guida. [Recuperado 26/02/2024: http://beniculturali.ilc.cnr.it/].

En términos de memoria institucional, la muestra organizada en 2012 se trató, por partida doble, de la conmemoración realizada a fines de la década del cuarenta, pero también de los modos en que se rememoraron esos eventos más de sesenta años después. Como recoge la misma nota oficial, las lecturas que suscitó el hallazgo de ese paquete de fotografías trascendió lo anecdótico para situarse en términos del valor que aportaban a la comunidad. Es por eso por lo que, desde lo institucional, con dicha actividad se proponía debatir

sobre el simbolismo de la manifestación pública (de 1948) como afirmación orgullosa de un orden social reconstituido institucionalmente tras los escombros -físicos y morales- del conflicto bélico; sobre la participación popular en un ritual secular que recordaba inmediatamente al religioso; sobre la capacidad de la fotografía para congelar el momento, dándole importancia al evento y haciéndolo "memorable".[26]

A fin de cuentas, las fotografías descubiertas “traían consigo informaciones, significados y preguntas que exigían volver a atar los hilos de una historia interrumpida”. Una historia que, no se dudaba en expresar, encontraba conexiones con los hombres de Giuseppe Garibaldi, quienes habían aportado a la Unificación italiana decimonónica. La comparación no escatimaba en un potente simbolismo al igualar a los partisanos caídos con uno de los máximos referentes patrióticos. La reconstrucción del retorno de los partisanos también reponía la contribución que Salerno había hecho a la construcción histórica del país y que, al fin, podía ser enmarcada en la memoria colectiva.

Por otro lado, es significativo señalar que la muestra de 2012 también puede pensarse como un ejercicio de posmemoria (afiliativa, diría Hirsch) ya que, hasta el momento de encontrar el paquete de fotografías, los eventos de 1948 habían permanecido olvidados. De ese mismo modo lo destacaba la nota oficial, al afirmar que:

el viaje obstinado de un sobre lleno de fotografías antiguas, que afortunadamente atravesó las décadas como si quisiera preservar conscientemente para nosotros la memoria de un momento destinado al olvido, también puede decirse que ha terminado.[27]

Finalmente, la muestra organizada se trató de un acto dedicado a “mantener viva la memoria y recuperar el peso de una batalla de lágrimas y sangre en defensa de la democracia”, como subrayaba una nota contemporánea a la muestra.[28]

Desde este punto de vista, se encuentran diferentes referencias a Giovanni como partisano desde un tipo de memoria institucionalizada que, sin embargo, no coincide con la experiencia de la memoria familiar. En esa brecha propongo algunas reflexiones en torno del rol de la posmemoria con la intención de tender un puente entre ambas formas de referir a una misma persona.

La posmemoria en la brecha

Lo que comenté hasta aquí sobre la memoria-monumento y la memoria familiar es sugerente para pensar cómo, desde el recuerdo, se construye un espacio en el que, en ausencia del ser querido, se elaboran sentidos, interpretaciones, valorizaciones e incluso, se reclaman reconocimientos. Pero no siempre, aunque esta contradicción debe verse necesariamente desde la particularidad del contexto.

Resulta notable, según Portelli, que el modo institucional en que se elaboró la memoria social sobre la Resistencia italiana fue considerar a los partisanos como individuos que formaban parte de un “movimiento unitario y espontáneo de todo el pueblo italiano”, vinculado con el sacrificio por la patria. Pero lo cierto es que la Resistencia italiana fue, y es, un tema complejo. Algunos autores deciden abordarlo desde el concepto de trauma cultural[29] para aludir a la difícil construcción de una vida democrática sobre los cimientos de una guerra civil, donde (ir)responsabilidades y crueldades son adjudicadas a ambos lados.

La imagen del partisano moribundo reemplazó a la del partisano combatiente en monumentos, pinturas y en la imaginación en general. Irónicamente, la Resistencia se convirtió en una guerra recordada y celebrada en sus derrotas más que en sus triunfos: los partisanos mueren, nunca matan. De esta manera, la memoria nacional logró delegar toda la violencia al enemigo (los alemanes; para la izquierda también los fascistas) y presentar una imagen virtuosa y pacificada, no violenta y respetable, de los comienzos nacionales (Portelli, 2013a: 169).

En esa imagen monolítica difundida por la memoria institucionalizada no hay lugar para matices incómodos, que, sin embargo, emergen en el terreno de la memoria de los sujetos. Por eso señala el autor que:

Quedan excluidos de esta memoria (monumento) toda una serie de elementos perturbadores: de un lado la presencia y el papel de los fascistas italianos de la República Social, que, siguiendo a Mussolini, siguieron apoyando a la Alemania nazi y se hicieron responsables de las masacres de partisanos y de las deportaciones de los judíos; del otro lado, el componente de violencia que fue inevitablemente parte de la guerrilla partisana, y que continuó luego bajo la forma de las venganzas masivas, incluso después del final de la guerra (Portelli, 2013b: 8).

Tal vez por lo anterior la experiencia de Giovanni resulta mucho más fácilmente acreditable en el marco de la memoria institucional, pues encaja con esa imagen a la que alude Portelli y cercana a la idea del sacrificio sin generar daños. Desde un punto de vista de la memoria familiar esa misma muerte no pudo procesarse en los mismos términos.

De ningún modo es este un debate saldado. Pues frente a la memoria-monumento de las estatuas, placas conmemorativas y reconocimientos institucionales, partes de la población en ocasiones han percibido una “falsificación de los hechos y una violación a su luto”, palpable en la memoria comunitaria. En este punto se encuentran, entonces, memorias divididas. Pero la cuestión no supone considerar a una como correcta, verídica o espontánea como tampoco a ambas como opuestas, ya que están en cualquier caso “ideológica y culturalmente mediadas” (Portelli, 2013b: 2-3).

Se debe considerar que las memorias subjetivas, que toman forma en el ámbito familiar, pueden reivindicar las huellas del pasado o, todo lo contrario. Por eso Jelin (2013) refiere al olvido evasivo, que puede ser entendido como un intento de no recordar lo que puede herir. Se trata de “silencios y secretos” acerca de situaciones conflictivas o vergonzantes. Porque, si la memoria trae al presente y a la vida lo que pertenece al pasado y a la muerte, dice Portelli, se trata éste de un pasaje doloroso. Por eso Jelin (2013) habla de “silencios estratégicos”, en el sentido de que “permiten seguir viviendo (porque es un modo de) no herir ni transmitir padecimientos”. Desde este punto de vista, no se olvida sólo lo que no tiene significado en el presente sino también aquello que tiene demasiado significado (Portelli, 2013b).

En este punto no se puede dejar de considerar que, en el caso estudiado, a la vivencia particular asociada a la muerte de un familiar en el contexto de una guerra civil, se debe sumar la decisión familiar de emigrar. Ese movimiento supuso en el plano material seleccionar objetos que acompañarían el viaje al tiempo que había que relegar otros. En términos de vivencias también. Es imposible determinar en qué grado el dolor y la tristeza fueron un motivo para dejar atrás la patria, pero es claro que la emigración no sólo tuvo un trasfondo económico. En Italia quedaron los despojos de una vida sacrificada a la Resistencia, que para una memoria institucional se convirtió en sinónimo de heroísmo. Pero el dolor inenarrable, sobre todo el de una madre que lloró a sus hijos siempre (esa es la imagen que pervive en la familia), también cruzó las aguas y se convirtió en silencio. Se evidencia en la imagen de Giovanni que está enmarcada y situada en un lugar visible de la casa, aunque no hubo relato para acompañarla.

El dolor tuvo demasiadas facetas. Se evidencia en las postales que todavía se conservan, que cuentan lo que no fue pero que tampoco se pudo desechar, encomendadas por una novia desconsolada a su hermana que emigró. Este punto tampoco es casual, pues con frecuencia las mujeres son las portadoras de la memoria y el duelo (Portelli, 2013b). De este modo, la familia que no encontró palabras al dolor se convirtió a su vez en guardiana del dolor que esa muerte dejó en otros que siquiera podían convivir con sus vestigios materiales.

Por todo lo anterior, el silencio no debería ser entendido como sinónimo de ausencia. De hecho, en este caso se hace evidente que existieron referencias a la persona en cuestión, aunque faltó la palabra que articula. Aun así se generaron preguntas que, de algún modo, permitieron que la duda se instalara. Entonces la búsqueda de una memoria soterrada da sentido, aunque “ponga en duda las certidumbres que nos tranquilizan” (Portelli, 2013a). Es por esto por lo que Jelin (2013) afirma que:

A menudo, sin embargo, pasados que parecían olvidados “definitivamente” reaparecen y cobran nueva vigencia a partir de cambios en los marcos culturales y sociales que impulsan a revisar y dar nuevo sentido a huellas y restos a los que no se les había dado ningún significado durante décadas o siglos.

Este retorno del pasado dialoga con procesos sociales más amplios, pero también transcurren en el plano de la comunidad, de lo familiar y de lo subjetivo. En este punto considero indispensable acudir al concepto de posmemoria, que se propone en el ámbito académico en virtud de la desaparición de los testigos directos del Holocausto. Esta condición pone en cuestión de qué modo las generaciones siguientes podrían construir sentido en torno de las experiencias traumáticas de sus antecesores (Mate, 2011).

De acuerdo con Hirsch, quien acuñó el neologismo, la posmemoria caracteriza la experiencia de quienes, al nacer, fueron rodeados por narrativas que remiten a una generación previa “moldeada por eventos traumáticos que no pueden ser comprendidos ni recreados” (Hirsch, 1997: 22). Es una memoria “vicaria, herededa y mediada” que mucho tiene que ver con un trauma colectivo en plano familiar (Santamaría Colmenero, 2018: 394). Es por lo anterior que prima un carácter afectivo e íntimo que facilita que esa memoria mediada pueda ser “tan profunda y emotiva” al estar investida de “fuerza y compromiso (como si) se tratara de un trabajo de memoria propiamente dicho”, aunque sobre la experiencia precedente de generaciones “terriblemente dañadas”, como explica Quílez Esteve.

Pero también sucede que, cuando otras fuentes de datos han sido deliberadamente destruidas, “el trabajo de reinterpretación y reelaboración de los mismos se hace tan necesario en el presente” (Quílez Esteve, 2014: 66). Un presente en el que los trabajos de memoria se ofrecen como “promesas de conservación y revivificación de la memoria colectiva”. Entiendo que el presente trabajo es, en sí mismo, un ejercicio de posmemoria por la búsqueda de información, instancia fundamental para la elaboración de un relato que contribuye a comprender lo que el dolor no permitió explicar. Pero también es un intento de visibilizar cómo dicha comprensión, como parte de una memoria familiar a la que se reponen fragmentos, también permite interpretar las aparentes incongruencias entre el reconocimiento exterior y el silencio interior.

A modo de cierre

El presente estudio partió de silencios familiares larvados en la imposibilidad de significar una profunda herida generada por la muerte de un familiar ligado a la lucha antifascista italiana que la emigración hacia Argentina tampoco colaboró en cicatrizar. En los baches que encontré en una historia apenas contada, me interpeló la falta de información, así como la existencia de versiones contrapuestas. Pero que, sobre todo, parecían ir a contramano de una memoria institucionalizada que elaboraba diferentes formas de reconocimiento.

Como por casualidad, en dos continentes emergieron piezas que, al unirse, comenzaron a dar forma a la historia. En el plano familiar la historia de Giovanni resurgió como pregunta en los primeros años del siglo XXI, todavía durante mi infancia, poco antes de que fueran encontradas una serie de fotografías perdidas que removían el pasado de una comunidad salernitana que había echado al olvido el sentido retorno de partisanos caídos.

De esta suerte, en mi búsqueda recurrí a una imbricación de fuentes, algunas de carácter familiar (postales, fotografías) y otras institucionales que permitieron recomponer el derrotero de una difusa figura familiar rodeada de la falta de palabra. Con las pistas encontradas se fueron conectando la falta de palabras, la necesidad de emigrar, los vestigios materiales que, si por un lado impedían olvidar, quedaban relegados a un plano sin interpretación.

En esa contradicción aparente entre la falta de relato interior y las muestras de reconocimiento externas, recurrí a la posmemoria como aporte conceptual. El trauma adquirió sentido, imbricado con otras trazas de tristeza que dejó la prematura y violenta muerte de nuestro protagonista. De allí que las postales que enviara a su novia, escasas en palabras, pero investidas de una emocionalidad inenarrable, lejos de ser descartadas fueron legadas y viajaron a Argentina junto con el resto de los enseres familiares.

Este estudio se propuso reflexionar sobre los modos en que el silencio familiar, lejos de suponer un corte en la transmisión, supone una posibilidad a dar sentido a una tristeza con insuficientes recursos para ser elaborada. En cierto sentido, la posmemoria supuso donar palabras que emergen de un ejercicio de interpretación a partir de una minuciosa búsqueda de pistas. La posmemoria, a su vez, permite comprender de qué modos el afecto se inviste de dolor y no recurre, e incluso se despoja, del sentido que la memoria-monumento puede otorgar a la pérdida, es decir, el reconocimiento al sacrificio. No pasa desapercibido tampoco el modo en que esto queda imbuido en los significados divergentes de la lucha partisana en un país de origen que de ningún modo salda esa disputa de sentidos.

Agradecimientos

Agradezco a quienes aportaron a este trabajo: a Marco Ruzzi, del Istituto Storico della Resistenza e della Società Contemporanea en Cuneo (Italia), por su inestimable ayuda con la documentación; a Mario, por la generosa búsqueda de fotos y postales; a Andrés, por facilitar los medios para que pueda trabajar con tan preciados documentos y a quienes evaluaron el manuscrito, por sus lecturas generosas y pertinentes.

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Notas

1. “Tu madre lejana/ te llora desconsolada/mientras una campana/ ruega en el cielo por ti/ Y nosotros te recordamos/ Oh, partisano, que miras desde arriba”. La preghiera del partigiano, Traducción propia
2. Es por eso por lo que en la arquitectura de este trabajo se abren “ventanas familiares” (Marco, 2023), cuya cualidad activa estructura el modo de construir conocimiento Se puede pensar, así, en un compromiso en un doble sentido: como deseo de descubrir lo que no se pudo transmitir, y por lo anterior, un involucramiento personal que subyace al problema. También a esa cuestión responde una escritura subjetivista donde mi propia voz está presente como estrategia narrativa, aunque cuidando de mantener un necesario extrañamiento con el objeto de estudio.
3. El uso de este concepto requiere precisiones. El trauma, incorporado desde el psicoanálisis, apareció en la historiografía a partir del trabajo con testimonios de sobrevivientes del Holocausto judío. Desde entonces, remite a acontecimientos extremos que no pueden ser procesados por los marcos de sentido habituales pues “supera(n) la capacidad imaginativa de concebirlo o anticiparlo”, según LaCapra (2006: 181). La escritura acerca del trauma “es un aspecto de la historiografía vinculado con un proyecto de reconstruir el pasado tan objetivamente como sea posible sin llegar al extremo contraproducente de la objetificación lisa y llana, que implica negar que uno está involucrado en los problemas que aborda” (2005: 191). En otras palabras, la tarea del historiador radica en realizar un trabajo crítico respecto de esas memorias, como un testigo secundario. En este trabajo, su uso refiere a la profunda tristeza de la pérdida familiar que no encontró modo de elaboración mediante un relato.
4. Traducción propia
5. Existe un interesante grupo de investigaciones que entrecruzan la historia de las guerras mundiales con el estudio de las postales. En el trabajo de López Torán (2023) se citan varios ejemplos y se analizan, de forma puntual, las postales como depositarias de mensajes de amor.
6. En una postal escrita por Giuseppe, su hermano, éste le pedía a la familia que no se olvidaran de enviarles el preciado recurso para facilitar la comunicación.
7. Zita, Vito. (s/f) 207 Reggimento di fanteria “Taro”. Regio Esercito. [Recuperado 15/02/2023: http://www.regioesercito.it/reparti/fanteria/rgt/rgt207.htm].
8. El 25 de julio de 1943 (como resultado de un acuerdo entre sectores militares, eclesiásticos y fascistas disidentes), Mussolini fue obligado a renunciar, fue encarcelado y sucedido por el mariscal Pietro Badoglio. A inicios de septiembre Italia declaró su rendición. Alemania procedió a ocuparla mientras se constituyó el Regno del Sud en territorio bajo control aliado, al sur del país. En ese contexto, Mussolini fue liberado y puesto al frente de la fascista República Social Italiana. El 25 de abril de 1945, la finalización de la guerra inició la liberación de Italia y la captura de Mussolini, quien fue apresado y ejecutado por partisanos. Posteriormente comenzó una etapa caracterizada por la declaración de la República Italiana en junio de 1946.
9. Rofrano durante l’occupazione degli Americani. 23 de enero de 2012). [Video YouTube]. [Recuperado 24/02/2024: https://www.youtube.com/watch?v=GEJ1Xnz63H0&t=113s].
10. Ministero della Asistenza post.bellica. Comissione Regionale Piemontese per l’accettazione delle qualifiche partigiane. Scheda riasuntiva di De Marco Giovanni. Documentación suministrada por el Istituto storico della Resistenza e della Società contemporanea in provincia di Cuneo.
11. El aporte meridional a la resistencia en el Piamonte fue importante. Se estima que unos 7.000 partisanos de origen sureño formaron parte de agrupaciones partisanas (Callandri y Dellavalle, 2015: 24).
12. ISTORETO. 21 de febrero de 2017. Banca dati del Partigianato piemontese. De Marco Giovanni, ID. 30014. Dati anagrafichi. [Recuperado 24/02/2024: http://intranet.istoreto.it/partigianato/dettaglio.asp?id=30014].
13. Fue suboficial de Aeronáutica y luego del armisticio se unió a la Resistencia como comandante de destacamento del I Gruppo Dvisioni Autonome Alpine. Fue capturado y ejecutado por nazis en Carignano (Turín) el 7 de septiembre de 1944. ANPI. (s/f) Biografía ANPI. Marco Lamberti. [Recuperado 24/02/2024: https://www.anpi.it/biografia/mario-lamberti].
14. El Comitato de Liberazione Nacionale surgió inmediatamente luego del armisticio, conformado por diversas expresiones ideológicas de carácter antifascista, con el fin de encaminar acciones político-militares contra la ocupación del país. La organización coordinaba la lucha clandestina y se dividía en comités regionales y provinciales, donde actuaban agrupaciones militares que podían o no adscribir a algún partido, es decir, podían ser autónomas.
15. Sommariva del Bosco se ubica al sur de Turín, a unos 35 kilómetros, y a 45 kilómetros de la ciudad de Cuneo, provincia del mismo nombre a la cual pertenece. Tiene en la actualidad una población que supera por poco las seis mil personas. Fuente: Istituto Naziole di Stadistica [Recuperado 24/2/2024: https://demo.istat.it/].
16. Se refiere con este término a partidarios, civiles y militares, de la fascista República de Saló conducida por B. Mussolini luego del armisticio.
17. Traducción propia.
18. ISTORETO. 21 de febrero de 2017. Banca dati del Partigianato piemontese. Cristiano Bartolo, ID. 27770. Dati anagrafichi [Recuperado 24/2/2024: http://intranet.istoreto.it/partigianato/dettaglio.asp?id=27770].
19. Istituto Storico della Resistenza e della Società Contemporanea in Provincia di Cuneo. Archivio Della Rocca, Fasc. 6 – signatura II/2.
20. Existe un registro digitalizado de cartas de partisanos condenados a muerte. Se consultaron las de quienes participaron en la resistencia en la misma región e incluso, en la misma división que Giovanni. En estas cartas solían incluirse pedidos (en especial a las madres) de no llorar ni sentir agobio puesto que morían con honor, defendiendo la causa patria. Para más información, se sugiere consultar https://www.ultimelettere.it/.
21. En el Parco della Rimembranza, donde están grabados los nombres de los caídos durante la Segunda Guerra Mundial; el monumento al soldado desconocido en piazza Umberto I y frente al recordatorio por los soldados alpinos que no regresaron, en piazza Seyssel
22. Existe otra placa similar que rememora la muerte del civil salernitano Antonio Montella, también parte de la 12° Divisione Autonoma di Bra. Lusso, Danilo. (26/04/2020) Il 75° anniversario della Festa della Liberazione, a Sommariva del Bosco. [Recuperado 24/02/2024: https://www.ideawebtv.it/2020/04/26/il-75-anniversario-della-festa-della-liberazione-a-sommariva-del-bosco-foto-e-video/].
23. Conviene aclarar que el 25 de abril de 1945 se celebra la liberación de Italia del nazifascismo. Se trata del cierre de un proceso de resistencia que se considera iniciado desde el armisticio del 8 de septiembre de 1943 firmado con los Aliados, y que desde 1946 adquirió el carácter de fiesta nacional.
24. Comune di Salerno. 12 de abril de 2012). Giungeranno, domani: 1948. Salerno. I suoi caduti partigiani. [Recuperado 24/02/2024: https://www.comune.salerno.it/novita/giungeranno-domani1948-salerno-i-suoi-caduti-partigiani].
25. El regreso de los partisanos requirió de una intrincada serie de arreglos. En noviembre de 1948 las familias recibieron una notificación por parte de la Sociedad R.O.TA, con sede en Roma, de que los restos de su ser querido habían sido dispuestos para ser exhumados con el fin de ser reubicados. Los familiares debían efectuar un poder notarial pero también era necesario desembolsar una suma de dinero calculada en unas cuatro mil liras para paliar los gastos. Lo que sugiere que la familia de Giovanni estuvo al tanto, aunque no se pudo corroborar que haya asistido a la ceremonia.
26. Comune di Salerno. Archivio Storico di via De Renzi. (19/04/2012) Giungeranno, domani: 1948. Salerno. I suoi caduti partigiani. [Recuperado 24/02/2024: https://www.comune.salerno.it/novita/giungeranno-domani1948-salerno-i-suoi-caduti-partigiani]. Traducción propia.
27. Comune di Salerno. Archivio Storico di via De Renzi. (19/04/2012) Giungeranno, domani: 1948. Salerno. I suoi caduti partigiani. [Recuperado 24/02/2024: https://www.comune.salerno.it/novita/giungeranno-domani1948-salerno-i-suoi-caduti-partigiani]. Traducción propia.
28. Pavan, Camilo. Antonio Avallone, 1917-1945. I caduti partigiani del comune di Treviso. Recuperado el 24 de febrero de https://comunetreviso-partigianiuccisi.blogspot.com/2017/12/
29. Sobre esta cuestión reflexionan Mori y Migliorati (2013), al discutir la utilidad del concepto acuñado por Alexander para el caso italiano.
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