Dossier

Territorios urbanos: exploraciones de los procesos de transformación

Urban territories: explorations of transformation processes

Diego Roldán
IECH-UNR-CONICET , Argentina
Javier Fedele
CURDIUR-UNR-CONICET , Argentina

Estudios del ISHIR

Universidad Nacional de Rosario, Argentina

ISSN-e: 2250-4397

Periodicidad: Cuatrimestral

vol. 13, núm. 35, 2023

revistaestudios@ishir-conicet.gov.ar

Recepción: 10 Abril 2023

Aprobación: 15 Abril 2023

Publicación: 30 Abril 2023



DOI: https://doi.org/10.35305/eishir.v13i35.1788

Resumen: Considerando a la historia como un proceso de transformación constante y al territorio urbano como una configuración en devenir, la presente presentación al dossier intenta reflexionar sobre las relaciones entre la historia, el planeamiento, las políticas urbanas, las formas urbanas y lo urbano como proceso integral. Repasa brevemente las interrelaciones entre tradiciones, experiencias e investigaciones para reflexionar acerca del vínculo complejo entre los territorios urbanos y los procesos históricos. Asimismo, explora los límites y las potencialidades de los ensamblajes entre prácticas, instituciones y políticas en los procesos de transformación de los territorios urbanos y trata de calibrar hasta dónde la historia y lo local imponen sus condiciones a los modelos e ideas abstractas y globales. Reflexiona sobre las morfologías y los procesos de transformación de los territorios urbanos y ensaya proponer a lo urbano como un proceso dinámico, mutante y multi-causal. Por último, describe una agenda de investigaciones situadas que indican la importancia de los usos del agua, las costas suburbanas, los barrios populares, los espacios escenográficos y las urbanizaciones cerradas.

Palabras clave: urbano, territorio, historia, transformaciones, proceso .

Abstract: Considering history as a process of constant transformation and the urban territory as a mutant configuration, this presentation to the dossier attempts to reflect on the relationships between history, planning, urban policies, urban forms and the urban as an integral process. It briefly reviews the interrelationships between traditions, experiences and research to reflect on the complex link between urban territories and historical processes. It also explores the limits and potentialities of the assemblages between practices, institutions and policies in urban transformation processes and tries to gauge how history and the local impose their conditions on abstract and global models and ideas. It also reflects on the morphologies and transformation processes of urban territories and tries to propose the urban as a dynamic, mutant and multi-causal process. Finally, it describes an agenda of situated investigations that indicate the importance of the uses of water, suburban coasts, popular neighborhoods, scenographic spaces and gated communities.

Keywords: urban, territory, history, transformations, process.

Introducción. Entre tradiciones, experimentaciones teóricas e investigaciones situadas

El campo de la historia urbana ha gozado en los últimos tiempos de una producción prolífica. El abordaje fue expansivo en el tipo y número de objetos y disciplinas involucradas en el estudio de lo vinculado a las ciudades. El ensayo de enfoques como su correlación con contextos políticos y socioeconómicos abrió un conjunto de indagaciones creativas. Pero también generó inestabilidades metodológicas con sus ampliaciones de abordaje.

Sin embargo dichas inestabilidades no implican retomar antiguas disputas acerca de su condición epistemológica o desestimaciones a partir de clasificaciones jerarquizadas en distintas especializaciones –como historia urbana, historia urbanística o estudios urbanos, por mencionar las más sobresalientes–. Superado ese lejano momento en que el trabajo histórico de lo urbano venía pugnando por su lugar en las décadas de 1960 y 1970, aquel momento distintivo de la historia urbana consolidado alrededor de la relación espacio-sociedad[1], paulatinamente se le fueron adjuntando nuevas interrogaciones que enriquecieron la productividad del acontecimiento histórico urbano en un campo de estudios afianzado. Hoy ese conjunto de estudios asume plenamente los desafíos de los nuevos y complejos fenómenos urbanos reconstruyendo genealogías (Martínez y Mejía Pavony, 2021).

En el mundo contemporáneo, la relevancia de los territorios urbanos es insoslayable. En los últimos setenta años, el planeta asistió a un sostenido proceso de urbanización. A principios del siglo XXI, más de 3.000 millones de seres humanos –casi la mitad de la población mundial– habitaban en zonas urbanas. Para 2030, las estimaciones de la ONU esperan que esta cifra aumente a más de 5.000 millones de personas, alrededor del 60% de la población mundial total. Actualmente existen 500 aglomeraciones con más de un millón de habitantes, 70 de ellas sobrepasan los 5 millones y casi 35 superan los 10 millones (Gottdiener y Hutchison, 2011). Cinco de esas megaciudades se encuentran en América Latina: Ciudad de México; San Pablo; Buenos Aires; Río de Janeiro y Lima.

Esos territorios urbanos no son un resultado exclusivo del presente, por el contrario, están atravesados por la historicidad, el devenir y se constituyen como efectos de amplios procesos de transformación del espacio, la sociedad y las políticas urbanas. Se trata de procesos que es necesario desentrañar para comprender y abordar de manera informada tanto la historia de las transformaciones como las condiciones para orientar el futuro urbano.

La clave que entendemos a partir de los actuales debates y producciones no pasa por avanzar un enfoque sustantivo de la historia para lo urbano, ni establecer categorías definitorias del fenómeno y sus condiciones temporales. Por el contrario, comporta brindar las coordenadas hermenéuticas de un marco en el cual esta condición cambiante y a la vez omnipresente de la actualidad de lo urbano pueda ser descifrada. De esa manera, hacer inteligible, a través de la historia, la reconstitución de lo urbano, mientras de manera paralela se ajustan los conceptos y métodos para su estudio.

Las formaciones socio-espaciales se hallan históricamente especificadas, devienen de una genealogía de saberes, discursos, prácticas regulatorias y representaciones ensamblados de forma compleja, pero legible en sus huellas espacio-temporales (Elden, Gregory y Sevilla Buitrago, 2011). Acceder a esa complejidad implica sostener análisis situados y rigurosos, formas de conocimiento que registren la articulación entre circunstancias globales y entornos locales, entre dimensiones generales y escenarios delimitados por el hábitat cotidiano. Asimismo, requieren de una sensibilidad atenta a indagar con metodologías capaces de captar las articulaciones entre las continuidades y las dinámicas de cambio de las formas socio-espaciales.

Las transformaciones urbanas en el territorio: prácticas, instituciones y políticas

Los saberes urbanos están concentrados por la propia lógica de su práctica en la orientación de la ciudad porvenir. Con todo, esta búsqueda de modelar la ciudad de cara al futuro no los exime de considerar cómo la historia y la geografía imponen coordenadas específicas al desenvolvimiento urbano. En tanto práctica, el urbanismo está obligado a trabajar con las formas arquitectónicas, las infraestructuras y las disposiciones heredadas. Además, estos saberes y formas de abordar los problemas urbanos cuentan con su propia historicidad y deben cargar con el peso de las determinaciones del pasado del lugar en el que se aplican.

Comprender la complejidad histórica de las lógicas que alimentan a las transformaciones urbanas resulta crucial para calibrar el terreno y la coyuntura sobre los que se inscriben las prácticas del planeamiento. Una perspectiva del presente y el futuro desinformada y ajena a la historia puede generar efectos distorsivos tanto en los proyectos como en las herramientas normativas y, en definitiva, en los modos de intervenir sobre lo urbano. El recurso a la historia resulta clave como orientación, en ocasiones, discontinua y difusa, pero indispensable para construir la ciudad del futuro. La ciudad en tanto materialidad y el urbanismo en tanto tradición de pensamiento, práctica, técnica y acción política contienen una profundidad, amplitud y multiplicidad que es difícil apreciar a través de una instantánea congelada en el presente.

Para comprender la condición de la ciudad y el urbanismo contemporáneos es necesario servirse de la historia urbana, apreciar sus contenidos y bucear en sus ruinas materiales y en sus proyectos no siempre ejecutados. Se requiere de la pericia del historiador y el arqueólogo capaces de exhumar en los vestigios del archivo aquello que dialogan con el presente de forma directa, pero también los registros discontinuos, los que difieren de la actualidad y la interpelan desde la alteridad. Comprender las lógicas que han promovido una determinada configuración urbana, las ideas y prácticas que orientaron a la planificación y las formas económicas y políticas que asimilaron y moldearon al urbanismo y a la ciudad constituye una valiosa herramienta tanto para el diseño de políticas urbanas como para comprender la condición urbana contemporánea en toda su dimensión también social y cultural.

Stephen Ward (2004) se interesa por definir el desarrollo de lo urbano a través de los impulsos, las limitaciones y las modulaciones sufridas por la relación entre lo urbano y la planificación en tres tiempos y núcleos de producción de sentido. El primero está constituido por las ideas y prácticas urbanísticas, los grupos y movimientos profesionales, civiles y corporativos que informan sus nociones, las asimilan y las difunden. El segundo está conformado por los procesos de adaptación, negociación y traducción que estas ideas y prácticas atraviesan al ser incorporadas por los organismos y las burocracias estatales. El tercero y último se organiza alrededor de las acciones y efectos que estas políticas públicas generan una vez que se ensamblan con la historia y las configuraciones territoriales situadas.

A lo largo del siglo XX, puede constatarse la institucionalización, estatalización de las prácticas del planeamiento urbano, cuyo proceso cristalizó algunos repertorios y modos de intervenir e imaginar las ciudades del mañana (Hall, 1996; 2002). Sin embargo, la adopción de las ideas urbanísticas como políticas de Estado es un proceso poco lineal, ya que se encuentra articulado por una serie de decisiones que hacen posible la incorporación de las políticas y prácticas urbanas al organigrama de la planificación estatal. Ese proceso de asimilación e institucionalización depende en gran medida de condiciones históricas y de situaciones políticas locales.

El planeamiento ha tenido un rol clave en la regulación y orientación de las dinámicas y lógicas del crecimiento urbano ubicándose alternativamente como una fuerza facilitadora y/o restrictiva frente a los intereses privados del sector inmobiliario, las normativas estatales y los intereses ciudadanos. Sin embargo, es justo subrayar los límites de las prácticas del planeamiento. Se suele atribuir a los urbanistas un poder ilimitado para dar forma a las ciudades, sin embargo los estudios históricos han evidenciado numerosos matices a esta idea (Menazzi y Jajamovich, 2019).

De hecho, la planificación depende de algunos saberes y datos que no controla ni produce, tales como las proyecciones demográficas y tecnológicas. El crecimiento de la población y su expresión agrupada bajo la designación de radios censales o la noción de hogares son ajenos a la producción de datos del urbanismo. Sin embargo, se trata de conjuntos empíricos primarios con los que los urbanistas están compelidos a trabajar. Muchas veces esos datos mostraron registros poco operativos y proyecciones erróneas, en consecuencia, generaron dificultades mayores para la aplicación de las planificaciones a largo plazo durante el siglo XX.

Las políticas de planificación complementan e intentan ordenar los procesos existentes de cambio urbano, pero habitualmente son algo que se acopla a los cambios o intenta estimularlos y/o regularlos, pero resultan incapaces de sustituirlos. Las ideas urbanísticas suelen apuntar a cuestiones generales o relativamente “universales”, sin embargo al acceder a los niveles de gestión política situados en coordenadas históricas y socioeconómicas esa amplitud se reduce dramáticamente.

De la morfología a las organizaciones socio-territoriales: los procesos de transformación

Se ha dicho que en el estado de apertura de los enfoques a partir de la redefinición del objeto dadas las cambiantes condiciones de lo urbano, se busca un marco analítico más que enfoques sustantivos. En esa dirección se resalta el planteo de una “epistemología reflexiva” que permita entender el curso del fenómeno urbano en el tiempo (Brenner y Schmid, 2015). Y la importancia del planteo radica en que permite una definición de lo urbano lo suficientemente compleja y amplia donde hacer posible y productivo el trabajo histórico.

Lo urbano entonces es asimilable a “formas específicas de organización socio-espacial”. Dentro de las características que las definen a estas organizaciones socio-espaciales la principal es que no son objetos fijos e inmutables sino procesos atravesados por el devenir y por lo tanto son producciones históricas. Lo urbano en esta definición procesual queda plegado con lo histórico.

Como proceso, las formas urbanas son dinámicas, mutantes y multi-causales. Por ello es fundamental el rol de la historia para hacer inteligibles los fenómenos urbanos. En lugar de intentar una definición fija de ellos a través de propiedades esenciales, el abordaje histórico implica desarrollar una reflexión capaz de ayudar a hacer inteligibles esos fenómenos en su complejidad, reconstruyendo situaciones y conflictos implicados que soslayan tanto la instrumentalidad urbanística como la despolitización de la vida social.

Las unidades de análisis, entonces, adquieren una complejidad donde lo espacial, área delimitada como objeto de estudio, base empírica territorial, se entrecruza con procesos que dan por resultado esa “organización socio-espacial” como una construcción histórica. Los sitios urbanos son de hecho “materializaciones temporales de transformaciones socio-espaciales” donde se superponen esas organizaciones socio-espaciales en permanentes reconfiguraciones.

Frente a definiciones de lo urbano y su historización tanto como una unidad acotada de espacio o como producto de determinaciones socio-económicas asimiladas a categorías teóricas cuasi-ontológicas, se plantea un horizonte de indagación compuesto por un análisis crítico de las tradiciones historiográficas -con reapropiaciones selectivas-, la “epistemología reflexiva” – con la reelaboración de conceptos y métodos a la luz de la redefinición de lo urbano-, y la investigación concreta -con trabajos empíricos sobre contextos específicos de transformación-.

Este dossier reúne una serie de trabajos en torno a estos planteos de problematización y actualización acerca del pasado urbano y sus procesos de transformación. A modo indicativo, sin carácter reductivo y con vocación transversal, se describen algunas problemáticas y cuestiones que fueron abordadas en los artículos.

Exploraciones: usos del agua, costas suburbanas, barrios populares, espacios escenográficos y urbanizaciones cerradas

Las ciudades configuran ensamblajes de producción, reproducción y aceleración de procesos tecnológicos, naturales y sociales que implican una serie de consecuencias tanto materiales-culturales como sociales-ecológicas. No es posible imaginar procesos urbanos funcionando aislados e independientes más allá de sus correlaciones con las complejas transformaciones de las redes sociotécnicas y socionaturales preexistentes. Las ciudades se hallan atravesadas por esos procesos sociotecnológicos y socioecológicos que las configuran y reconfiguran de manera constante y permanente.

La historia de las infraestructuras (Graham y McFarlane, 2014) y las movilidades (Urry, 2007) constituyen una base para la conducción y configuración de una compleja red para hacer posible una serie de circulaciones, flujos y movilidades que ingresan y egresan cotidianamente a las ciudades: agua, alimentos, dinero, trabajo, mercancías, insumos, combustibles, energías, personas, etc. En este plano, el concepto de metabolismo urbano promueve la comprensión de un proceso de correlación y entrelazamiento entre la naturaleza, la tecnología y la sociedad (Heynen, Kaika y Swyngedouw, 2006).

Los dos trabajos que abren este dossier, se centran en las problemáticas que giran en torno a la relación del agua y la ciudad, pero las perspectivas desde las que construyen sus objetos difieren y se elucidan recíprocamente. En el artículo de Guàrdia Bassols y Maribel Rosselló Nicolau, la reflexión se concentra en explorar las maneras en las que se ha conducido y se ha distribuido el agua en la ciudad de Barcelona y cuáles fueron las relaciones sociales, culturales y tecnológicas que impulsaron esas iniciativas y construyeron infraestructuras de canalización, endicamiento, entubamiento y potabilización que hicieron posible esa circulación, abastecimiento y acceso al agua.

A través de una perspectiva de larga duración, que con una pericia inusual combina la visión panorámica con una reconstrucción precisa del detalle, el artículo muestra –de forma relacional– las diferentes necesidades de la población, las capacidades tecnológicas, las problemáticas derivadas del suministro, el uso del agua en la ciudad de Barcelona y los impactos en las estructuras de gobierno para su administración. Partiendo del período de la ocupación romana hasta alcanzar los primeros años del siglo XXI, el artículo se detiene en los hitos de la transformación tecnológica, la creciente distribución del agua, la ampliación-complejización de sus usos, usuarios y fuentes.

Se aprecia una constante preocupación y jerarquización del tipo de actividades que establecen la mayor demanda de agua, las fórmulas tecnológicas articuladas para canalizarlas y las modulaciones gubernamentales desplegadas con el objetivo de combinar, en ocasiones, distintas escalas jurisdiccionales y aprovechar diversos tipos de aguas. Las comparaciones con otras ciudades, también, son puestas en juego, pero antes de perseguir el objetivo de construir un patrón, procuran definir con mayor claridad las especificidades de cada uno de los casos a través del contraste. A todo ello añade, en forma de hipótesis relacional y basada en las perspectivas referenciadas (Wrigley, 1992), los vínculos en el devenir del servicio del agua entre su constitución como producto industrial en etapas de modernización a los desequilibrios ambientales que constituyen el reto y el desafío actual en el uso del agua y que integran un eje central de los debates urbanos contemporáneos.

El artículo de Valeria Grudschesky y Ana Gómez Pintus se concentra, en cambio, en desarrollar una reconstrucción histórica, originada en preguntas del presente, acerca de la construcción de los usos recreativos y paisajísticos del agua en los suburbios de la costa norte y sur de la provincia de Buenos Aires. El valor estético-visual y la materialidad del paisaje costero son puestos en movimiento a través de una indagación que recorre la segunda mitad del siglo XIX y una porción considerable del siglo XX y evidencia la persistencia de la construcción de una primera imagen decimonónica, desarrollada por las elites. El derrotero del trabajo rastrea cómo se fue complejizando la atribución de sentidos a ese sustrato cultural primordial.

El estudio se interesa en la reconstrucción de las materialidades y tecnologías que hicieron posible el proceso de expansión suburbana (Gómez Pintus, 2018) y de puesta en valor tanto cultural como inmobiliario de esos espacios. La llegada de los ferrocarriles, las obras camineras y la difusión del automóvil son algunos de los procesos sociotécnicos vinculados a la movilidad que las autoras exploran en profundidad (Singh, Gruschetsky, Piglia, 2021). Asimismo, la construcción del hábitat a través de la producción y modificaciones de la arquitectura de la zona costera constituyen otro insumo sustancial para el artículo. Por último, Gruschetsky y Gómez Pintus recurren a la comparación buscando calibrar a través del trabajo de la historización tanto las similitudes como las diferencias entre las costas emplazadas al norte y sur de Buenos Aires.

Durante décadas, las “villas miseria” y los “asentamientos informales” –hoy denominados barrios populares- tuvieron una existencia fantasmática en la planimetría urbana y la producción de información censal. En los años 1960, comenzó a prestarse atención a estos conjuntos urbanos informales con el objetivo de erradicarlos de las zonas urbanizadas y los suelos con potencial valor inmobiliario (Snitcofsky, Massidda y Camelli, 2021). Las perspectivas históricas construidas en los últimos años por Valeria Snitcofsky (2022), Adriana Massidda (2016) y Eva Camelli (2019) devolvieron profundidad histórica a las miradas más presentistas de la sociología y la antropología que habían reparado en la importancia de los asentamientos informales particularmente desde los años 1990 y en sus procesos de construcción de identidades políticas vinculadas al territorio en los años posteriores a la crisis de 2001 (Merklen, 2019).

En este dossier, Eva Camelli procura enlazar esas experiencias políticas y formas de negociación de la identidad y el territorio del hábitat popular a partir de los procesos de urbanización e integración urbana de las últimas décadas con la politicidad villera desarrollada antes del golpe militar de 1976 y tras la recuperación de la democracia. La apuesta sociológica, histórica y política intenta repensar cómo algunos fragmentos de esa producción de identidad y de esas experiencias políticas fueron activados y desactivados selectivamente por los distintos dispositivos de gubernamentalidad territorial con integración urbana construidos en torno a los recientemente llamados barrios populares. Camelli intenta calibrar y mostrar cómo parte de estos dispositivos se ha configurado de espaldas a ese proceso histórico de politización villera y cómo los habitantes de estos espacios de relegación urbana buscan actualizarlos y ponerlos en funcionamiento en los distintos territorios de negociación y gobierno participativo.

La ciudad se ha convertido en un espacio complejo para la habitación continua y permanente. Problemas de fragmentación, segregación, accesibilidad, violencias y ambiente aquejan a las ciudades contemporáneas. Al mismo tiempo, esos procesos son potenciados por las subjetivaciones y los deseos de fluidez y diferenciación. Las modalidades de encuentro, los espacios de escala peatonal, las formas comunitarias y el verde parecen algo no tan sencillo de reencontrar en algunos contextos urbanos.

Una serie de componentes más o menos novedosos y actualmente exacerbados coadyuvan a reestructurar la vida urbana. En algunos casos, se ha intentado tabicar el caos urbano a través de barreras como en las urbanizaciones cerradas (Low, 2004), nacidas en Estados Unidos, pero adoptadas rápidamente en Latinoamérica (Caldeira, 2011) y en Argentina (Elguezabal, 2018). En otros, la vida urbana se establece como un espectáculo y la ciudad como un escenario para la búsqueda del ocio, el placer y la distinción. Los deseos y las necesidades, los miedos y las aspiraciones parecen ser fuerzas subjetivas que consiguen materializarse en formas arquitectónicas y urbanas que comienzan a reorganizar los mercados inmobiliarios residenciales y la oferta del tiempo libre en las ciudades.

Durante mucho tiempo, se han interpretado los intentos de hallar sustitutos o construir ambientes seccionados como si se trataran de imposturas, simulacros, manipulaciones, búsquedas del aislamiento y exacerbación del individualismo. Más allá de lo que pudiera aprenderse de esos simulacros pop (Venturi, 2011) o que pudiera hacerse una crítica sin concesiones al modo en que esas formas urbanas alientan la privatización del espacio público (Sorkin, 2008), lo que no estaba en entredicho era que en esas búsquedas urbanas se corroboraba hasta cierto punto una ausencia de autenticidad.

En esos intersticios interpretativos, ensaya ubicarse el trabajo de Acosta Schnell que avanza una interpretación que pone en suspenso el juicio crítico cuasi apriorístico sobre estos espacios y busca, a través de la guía de los autores que han tematizado el espacio público (Salcedo, 2002) y los espacios de consumo (Simone, 2015), generar una línea de investigaciones alternativa que ensaya analizar las miniciudades centroamericanas. Este trabajo sobre la ciudad de Catalá en Guatemala examina estos fenómenos más allá de las matrices más clásicas de los estudios urbanos para comprender en sus propios términos y propósitos a estas urbanizaciones.

Joaquín Perren ha desarrollado un largo y minucioso trabajo de reconstrucción histórica, demográfica y urbanística de los aglomerados urbanos de la Patagonia Norte. En especial, su trabajo ha estado orientado a reconstruir las modalidades de la segregación socioespacial (Perrén, 2016), las lógicas de la producción de desigualdades urbanas (Perrén, Casullo y Padín, 2020), y la puesta a prueba de los diseños de estándares y sentidos comunes alrededor de la calidad de vida (Perrén, et al. 2023).

En esta ocasión, su trabajo resulta de una colaboración con Jorgelina Bizai y Germán Pérez y propone una sugerente conjunción de procesos económicos, políticos, territoriales e históricos para definir la importancia que adquieren y las mutaciones que atraviesan en los últimos treinta años las urbanizaciones cerradas de la Patagonia Norte. Las dinámicas históricas, políticas, económicas y el horizonte normativo son puestos en juego para mostrar las derivas de las urbanizaciones cerradas neuquinas. El análisis se desarrolla en tres tiempos que ponen en juego cada una de las décadas, pero consideran como patrón y guía los procesos demográficos, los contextos económico-políticos y las políticas urbanas en un régimen de acumulación en el que la incorporación de suelo urbanizable suele ser una estrategia muy relevante para el mercado inmobiliario.

Como otros trabajos de este dossier, Pérez, Perren y Bizai ponen en relación algunas de las obras de infraestructuras y la extensión de servicios que hacen posible la puesta en valor en el mercado inmobiliario y la urbanización de algunas de estas áreas cuando se encuentran en zonas no inmediatas a la ciudad. Por último, cabe destacar que el artículo se presenta como un esquema general del patrón de desenvolvimiento de las urbanizaciones cerradas en el norte de la Patagonia y sugiere una serie de preguntas que pueden informar las orientaciones de investigaciones futuras.

Las relaciones de lo urbano con el agua, tanto bajo la forma de servicio como de paisaje, los procesos de suburbanización, las fórmulas políticas alumbradas por las dinámicas de segregación-integración, los simulacros de los urbanismos escenográficos y las materialidades y los imaginarios de la segmentación, todo ello es recogido por las páginas de los artículos del dossier para mostrar que los procesos de transformación urbana están marcados por fuerzas múltiples y contradictorias. Al modo de una estratificación histórica, lo urbano es un milhojas resultado de un complejo ensamblaje procesual que con mayor frecuencia de lo previsible configura palimpsestos y desarrolla paradojas.

Las ciudades demandan cada vez un número y una diversidad creciente de flujos, movilidades e infraestructuras para abastecer y poner en marcha sus actividades. En este sentido, los procesos de expansión, concentración y diferenciación (Brenner y Schmid, 2015) pueden concebirse bajo la forma de una sucesión ordenada, como si se tratara de fases cerradas y secuenciadas, pero en los hechos ocurren de forma superpuesta y solapada, mezclada e hibridada. En medio de complejas negociaciones e intercambios entre intereses, actores, energías, flujos y procesos las configuraciones urbanas emergen superficialmente estables, pero en sus profundidades se hallan atravesadas por procesos de mutación y devenir ininterrumpido. Y así, interpelan planteando desafíos a los enfoques con los cuales abordar su historicidad.

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Notas

[1] Se hace referencia a los trabajos de Harold Dyos (1961) en el Centro de Leicester como la fundación de la International Planning History Society en el ámbito anglosajón (Dyos y Wolff, 1976) (Cannadine y Reever, 1982). Por otro lado, desde el ámbito italiano se afianzó el abordaje en la dimensión física de la ciudad, que luego en convergencia con otras vertientes llegó a alcanzar aspectos de problema cultural, componiéndose en un campo de estudios amplio donde “se integran espacio-tiempo, historia y cultura, como ámbitos fundamentales de reflexión” (Monclús y Guàrdia, 2004)
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