DOSSIER
Tras las fibras, las bolsas y los granos: (des)conexiones diplomáticas argentinas y mexicanas durante la Gran Guerra, 1917-1918 *
Following the fibers, the bags and the grains: diplomatic (dis)connections between Argentina and Mexico during the Great War, 1917-1918
María Cecilia Zuleta
Universidad de Buenos Aires
Centro de Estudios Históricos
El Colegio de México
(México)
mczuleta@colmex.mx
Resumen
Este artículo es un estudio histórico contrastado de dos casos de diplomacia económica durante la Gran Guerra, de México y de Argentina, dos países neutrales, en torno al comercio de fibras duras: yute y henequén. Se propone reconstruir las interacciones diplomáticas emprendidas por los gobiernos de Argentina y México entre 1917 y 1918 para superar los problemas que la conflagración y la organización aliada de la guerra económica impusieron al flujo global de fibras duras, particularmente restricciones al tráfico de hilo sisal y bolsas de arpillera, que afectaban la marcha de sus economías exportadoras. Para ello, examina su lugar en el mercado de fibras -México como proveedor de henequén, y Argentina como consumidora de yute e hilo sisal-. 1917 fue un año crítico para el comercio de fibras duras en el mundo. El trabajo cruza el análisis de dos episodios coincidentes entre fines de ese año y comienzos de 1918, la “crisis de las bolsas” en las pampas, y la misión diplomática del mexicano Luis Cabrera en Buenos Aires, con el objetivo de demostrar que ambos forman parte del entramado del complejo global fibras-cereales, que conectaba América, Europa y Asia. Se enfoca en destacar la conexión, cruce y desencuentro de las dinámicas globales y regionales con los procesos mexicanos y argentinos, pretendiendo contribuir así al mejor conocimiento del impacto de la Gran Guerra en Latinoamérica.
Palabras Clave: Gran Guerra; Diplomacia; México; Argentina
Abstract
This article is a historical study that contrasts two cases of economic diplomacy during the Great War, in Mexico and Argentina, both neutral countries, around the trading of hard fibers: jute and henequen.The article aims to reconstruct and analyse the diplomatic interactions that the governments of Argentina and Mexico undertook between 1917 and 1918 to overcome the problems that the allied organization of the economic war imposed on the global traffic of fibers, particularly binder twine and jute sacks. To do this, it examines the place of both economies in the fiber market - Mexico as a supplier of henequen, and Argentina as a consumer of jute and sisal hemp. 1917 was a critical year for the trade in hard fibers in the world. This study crosses the analysis of two coincident episodes that took place from late 1917 and the beginning of 1918: the “crisis of the jute sacks” in the Pampas, and the diplomatic mission of the Mexican Luis Cabrera in Buenos Aires. Its aim is to demonstrate that Argentina and Mexico were both part of the global framework of the fiber-cereals complex, which connected America, Europe and Asia. The article focuses on the connection and interplay of the global and regional dynamics with Mexican and Argentine processes, in order to improve knowledge about the impact of the Great War in Latin America.
Key Words: Great War; Diplomacy; México; Argentine
Introducción
Tanto México como Argentina fueron campo de batalla de la diplomacia, inteligencia militar, propaganda y espionaje de las potencias centrales y los aliados. En este trabajo nos aproximamos a uno de los puntos vitales de las “guerras secretas” que vieron ambas naciones neutrales:1 las negociaciones por el acceso y control de las materias primas, particularmente, de las fibras, entre 1917 y comienzos de 1918, cuando su tráfico a escala global se había complicado y centralizado su racionamiento en manos de los aliados.2 Generalmente menos visibles a los historiadores que otras mercancías, las fibras duras fueron esenciales en el desarrollo de la contienda: toda vez que proporcionaban materiales para la cosecha y transporte de alimentos a civiles y militares, y que brindaban cuerdas y material indispensable para la construcción de trincheras en los campos de batalla y el empaque y transporte de equipamiento militar, y material imprescindible para la marina de guerra.3
Este ensayo se propone reconstruir las interacciones de México y Argentina, dos países neutrales, entre 1917 y 1918. Argentina era entonces una de las principales economías consumidoras de fibras y exportadora de cereales del mundo, mientras México, con una canasta de exportaciones más diversificada, era uno de los principales proveedores de fibras al momento de la Primera Gran Guerra, y consumidor de cereales y harinas. Siguiendo la trayectoria de la escasez y carestía del yute indio y del hilo sisal en Argentina, el artículo reconstruye dos episodios coincidentes entre el segundo semestre de 1917 y primeros meses de 1918: la “crisis de las bolsas” en las pampas, y la misión diplomática del mexicano Luis Cabrera en Buenos Aires. Busca explicar su significación en el contexto amplio de la crisis de los mercados de fibras duras, y de las negociaciones diplomáticas de ambos gobiernos con las potencias aliadas en pos para resolver problemas de aprovisionamiento y restricciones comerciales que afectaban la marcha de sus respectivas economías exportadoras. En la primera parte del texto se expone una caracterización panorámica de los mercados de fibras duras antes y durante el conflicto bélico. En la segunda parte se reconstruyen las líneas generales de lo que llamo “crisis de las bolsas” en la Argentina y la breve misión diplomática mexicana en Buenos Aires durante el primer trimestre de 1918 (la misión de Luis Cabrera).
El análisis enfoca en la conexión, cruce y desencuentros de las dinámicas domésticas argentina y mexicana con los entramados continentales y globales. Pretende ahondar en una parcela “latinoamericana” de la guerra económica y racionamiento de bienes impuesto firmemente por los aliados en el conflicto bélico. ¿Cuál fue la relevancia y significación de los episodios de diplomacia económica aquí estudiados, y cuál su sentido para un mejor conocimiento del impacto de la Primera Guerra en América Latina? Los intentos argentinos por desplegar una diplomacia “de las fibras” tanto como la misión diplomática mexicana en Buenos Aires obedecieron a necesidades de la coyuntura, y su resultado o fue efímero o no fue el esperado. Sin embargo, las gestiones de ambos gobiernos resultan botón de muestra de la capacidad de dos países neutrales para desplegar juegos diplomáticos que tensaban las relaciones financieras y comerciales que mantenían con las potencias aliadas, sin abandonar la neutralidad. Junto a estas consideraciones, la evidencia reunida permite argumentar que, en el marco del colapso de la navegación y del libre juego de la oferta y demanda en los mercados, el control del tráfico de alimentos y materias primas por parte de los aliados visibilizó interconexiones e interdependencias en los mercados de cereales y de fibras que conectaban América, Asia y Europa, de las cuales formaban parte tanto México como proveedor de fibras como Argentina como proveedor de cereales y consumidor de hilos, arpilleras y bolsas.
Las fibras duras en el mercado
mundial, circa 1900
Desde mediados del siglo XIX, el cultivo, fabricación y consumo de fibras duras experimentaron una expansión notable: se exportaban desde sus centros de producción a los centros fabriles, para ser vehículo principal del tráfico mundial de materias primas (bolsas, empaques, cuerdas).4 Al lado, el desarrollo del maquinismo industrial convirtió a las fibras en insumo básico para el funcionamiento de toda la maquinaria de transmisión.5 Para 1890, circulaban en el mercado mundial el cáñamo ruso (hemp), el abacá (conocida como manila, de nombre científico “musa textilis”), el sisal y henequén yucatecos,6 y sobre todo el yute de la India británica (fibra “blanda”, pero de extendido utilización industrial). Los usos y subproductos de cada una de estas fibras, todas ellas de cualidades naturales diferentes, se fueron especializando. Su vertebral importancia en el mundo capitalista previo al reinado de las fibras sintéticas y los plásticos después de la segunda guerra mundial, explica la conexión del comercio mundial de fibras con el de otros bienes primarios exportables, formando complejos encadenamientos productivos y comerciales. Este es el caso de la articulación entre los mercados de fibras y de granos, que alcanzó importancia a escala global en el último tercio del siglo XIX, al igual que del complejo café-yute en Brasil, y el complejo algodón-yute en Estados Unidos (hasta 1890, cuando se abandonó el uso de yute en el empaque de algodón).
La fibra más versátil y económica, por su baja calidad y rusticidad, era el yute. La India británica concentraba 90 % de todo su cultivo y producción en rama. En el sudeste de Asia, en Filipinas, se cosechaba también la fibra del abacá (manila). Variedades del cáñamo se cultivaban en Estados Unidos (principalmente en Kentucky) y sobre todo en Rusia (flax o hemp), este último muy apreciado para la navegación desde el siglo XVII. Pero a fines del siglo XIX, las fibras más apreciadas de las producidas en el continente americano eran mexicanas: el sisal y el henequén, dos variedades de agaves que se producían en Yucatán, fronterizo con Honduras Británica, y cercano a Cuba y la Florida. En 1907, la península de Yucatán aportaba por sí sola 90% de la oferta mundial de fibra de henequén y sisal en bruto, materia prima indispensable para la fabricación de hilo de engavillar trigo: casi el total de la oferta global de binder twine era fabricada con henequén yucateco. El henequén mexicano, llamado “oro verde”, vivió un notable auge exportador entre 1880 y 1920,7 y llegó a ser un insumo clave en el funcionamiento de la agricultura cerealera mundial, a medida que se iba extendiendo su mecanización. La invención de la máquina engavilladora había revolucionado los procesos de la cosecha de granos, convirtiendo la provisión de hilo de engavillar “binder twine” a los farmers en un asunto central para el funcionamiento de la economía agrícola de las planicies de toda América del Norte (Canadá y Estados Unidos), y también de Australia y Argentina.8
La versatilidad industrial de las fibras duras y la dispersión geográfica de sus centros principales de cultivo y producción -Europa, Asia y América- contrastaba desde fines del siglo XIX con la concentración en su manufactura y comercialización. Los principales compradores de fibras duras eran Gran Bretaña y Estados Unidos: concentraban 80 % de su comercio, seguidos por Alemania, Italia, Francia, Bélgica y Holanda, que a su vez reexportaban hilados y tejidos a las naciones consumidoras.9 Los centros para su manufactura se distribuían por el Reino Unido (Dundee, Escocia, era núcleo de la tejeduría de arpilleras de yute indio y cáñamo ruso), Estados Unidos, Alemania y Francia. Había despuntado, también, desde mediados del siglo XIX, una industria textil del yute en Calcuta, en la India. Así, mientras las fábricas de Dundee se fueron especializando en hilados y telas de yute de mayor calidad,10 Calcuta se convirtió en el eje del comercio mundial de yute en rama y manufacturado.11
Desde fines de la década de 1890, compañías que operaban a escala mundial -y que tendían a la integración vertical, conectando varias fases de la cadena productiva, desde el cultivo a la distribución de la manufactura-, concentraban la mayor parte del tráfico global de fibras duras. Compañías británicas manejaban el tráfico global de yute y cáñamo, siendo casi exclusivas proveedoras de yute de la India.12 La negociación de fibra manila y de henequén yucateco estaba -en su mayor parte- en manos de grandes corporaciones cordeleras y de implementos agrícolas estadounidenses. La fibra sisal en “rama” era introducida a Estados Unidos -desde la península de Yucatán- para su manufactura por la International Harvester Company (en adelante IHC), y por la McCormick Harvester Machine Company Co. (que controlaba también el comercio de fibra manila desde la guerra hispanoamericana).13 Para 1910, Estados Unidos era el principal proveedor mundial de binder twine. Abastecía más de 90% de la demanda argentina de esa cuerda (“hilo sisal”) por lo que ese país recibía así las fibras originalmente cultivadas en la península de Yucatán (véase cuadro 1, “hilo sisal o binder twine”).14 Este tráfico indirecto entre México, Estados Unidos y Argentina arroja una primera paradoja al observador: la riqueza del “oro verde”, del henequén mexicano, no consiguió generar eslabonamientos industriales ni en Yucatán, ni tampoco en México. A pesar de varios intentos efímeros y poco exitosos de los plantadores -entre ellos la yucateca Compañía “La Industrial”-, y posteriores proyectos de la Comisión Reguladora para instalar una fábrica de binder twine y cordelería, México también importaba binder twine manufacturado en fábricas estadounidenses.15 Mal podía abastecer la demanda de hilo sisal de Argentina, que tampoco fabricaba hilados y tejidos de yute ni de henequén.
Nudos de la economía de guerra:
las fibras, 1915-1917
Al comenzar 1915, la provisión de yute de la India se tornó incierta en el mundo atlántico, debido a la falta de bodegas y dificultades del tráfico marítimo desde Calcuta, y también por causa de la prohibición del gobierno británico de la exportación de yute y arpillera a cualquier destino. Según datos del Cordage Trade Journal, ya en enero de 1915 había comenzado a notarse la influencia de la guerra en el precio de las fibras (manila, sisal, ixtle, New Zeland, Mauritius). La cotización de la fibra manila aumentó de enero de 1915 a diciembre de ese año de 8 a 12.9 centavos dólar oro, el sisal mexicano de 4 a 6 centavos dólar el kilo.16
Mientras tanto, la revolución mexicana impactaba en el mercado de fibras duras. Entre 1914 y 1916, los gobiernos en Yucatán fueron estableciendo fuertes gravámenes a las exportaciones de henequén. Buscaban romper el control de la elite de plantadores sobre las exportaciones de fibra gracias a su vinculación comercial y financiera con las compañías estadounidenses, especialmente con el gigante de las cosechas, la IHC.17 Un nuevo gobierno, del general Salvador Alvarado, enviado desde México a la lejana península yucateca por Venustiano Carranza, jefe de la facción triunfante en la revolución, se volcó a combatir y controlar los negocios y exportación de los grandes plantadores henequeneros para impulsar un cambio agrario y social en favor de campesinos y pequeños plantadores. El control del comercio de henequén se explica también por las necesidades militares del constitucionalismo: con el oro que éste generaba se compraba armamento.18 Una Comisión Reguladora del Mercado del Henequén, organismo gubernamental local creado en 1912 para la valorización de la fibra, fue convertida en un órgano de control del comercio exportador. Con oficinas en Estados Unidos y Canadá, la Comisión Reguladora concentró y controló las exportaciones de fibra del estado de Yucatán y de Campeche, eliminando toda opción de libre comercialización.19 Como resultado, el henequén mexicano triplicó su precios en la plaza de Nueva York entre 1915 y 1918: de 12.96 centavos de dólar el kilogramo a 42.35 centavos de dólar.20 La IHC y otros compradores de esta fibra emprendieron juegos especulativos, causando la escasez y encarecimiento del binder twine en las cosechas de 1915 y 1916. Así, la revolución en Yucatán, al cambiar las condiciones de oferta del henequén, desencadenó el descontento de los granjeros estadounidenses, organizados en cooperativas, que clamaban contra el alza y escasez del binder twine. Como resultado, en el Senado de Estados Unidos tuvo lugar una investigación anti monopolios en contra de la Reguladora entre febrero y abril de 1916.21
En el curso de 1917, una conjunción de sucesos tuvo fuerte impacto en el tráfico mundial de fibras duras: Estados Unidos entró en la guerra, estalló la Revolución rusa, y el puerto de Riga fue ocupado por Alemania, cuyas fuerzas bloquearon así el flujo de cáñamo ruso hacia las fábricas de Dundee. Sobrevino mayor incertidumbre en el aprovisionamiento global de materias primas, sobre todo de cereales, fibras y combustibles. Los reflejos de los aliados fueron inmediatos. La ley de oferta y demanda dejó de funcionar en la economía mundial: la centralización y el estricto racionamiento de mercancías se profundizó y se extendió a escala global, convirtiéndose en una cuestión de estrategia militar y de gobierno internacional. Se creó un Comité Inter Aliado para el aprovisionamiento, de forma de concentrar y co-coordinar todas las adquisiciones y la distribución de materias primas.22
Ante el descontrol que mostraba el abasto de alimentos en Europa, los aliados y los neutrales transfirieron su comercio de manos privadas al control gubernamental centralizado. Se trataba con urgencia de asegurar una reserva de cereales y privar a Alemania de materias primas. En el Reino Unido se creó la Royal Commission on Wheat Supplies (en adelante, RCWS) y un comité ejecutivo inter aliado, Inter Allied Meat and Fats Executive, con sede en Londres.23 Por su parte, los Estados Unidos crearon una Administración de Alimentos (Food Control Act, junio de 1917). En noviembre impusieron prohibiciones de exportación a un amplio grupo de países, excepto bajo el sistema de licencias para necesidades “esenciales”, entre los que estaban México y Argentina. La prohibición incluyó yute, hemp, tanino, trigo y harina de trigo, otras harinas de cereales, y lanas, y estableciendo un listado de mercancías esenciales que debían conservarse para el mercado interno, entre las que estaban el maíz, las harinas, y el petróleo.24 El aprovisionamiento de implementos agrícolas, binder twine y fertilizantes quedó en manos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (en adelante, USDA).25 A la vez, la británica RCWS dispuso en febrero la confiscación de las existencias de yute y cáñamo en el Reino Unido, y en abril la de todo el “manila hemp”.26 Esto impactó en las cadenas de producción y comercialización de las fibras y sus manufacturas. Al lado, significó un cambio radical para la organización del tráfico mundial de cereales y para la delicada -y en el contexto bélico, frágil- articulación de sus ciclos de aprovisionamiento, dependientes de la complementación estacional de las cosechas de granos de los hemisferios norte y sur, entre Occidente y Oriente.27
La conexión argentina:
la “crisis de las bolsas”
En América Latina, Argentina, Chile y México, países neutrales, enfrentaban desde 1914 disyuntivas políticas internas y dilemas diplomáticos y comerciales inéditos.28 En Buenos Aires, el gobierno del presidente radical Hipólito Yrigoyen (1916-1922) sostenía una muy cuestionada neutralidad, flanqueado por la tensión entre los negocios de su principal socio comercial y financiero, el Reino Unido, y los intereses comerciales y empresariales alemanes, que afectaban precisamente otro de los nudos del interés aliado: la exportación de granos y de harinas. Si la exportación de las cosechas de cereales de las pampas era considerada estratégica por los aliados, especialmente por Gran Bretaña, también lo era para mantener el frágil equilibrio de la maquinaria económica del país, en vilo desde 1913 después de una década de crecimiento sostenido.
El campo argentino era por entonces el segundo importador mundial, después de Estados Unidos, de manufacturas de yute, particularmente telas de arpillera de yute y bolsas de la India,29 desde Calcuta y Dundee (Escocia) (véase, cuadros 1 y 2).30 Pese a los avances en la tecnificación de la cosecha en las pampas, aún no se disponía de infraestructura de almacenamiento moderna (elevadores de granos), a diferencia de Canadá y Estados Unidos, los otros principales productores del continente. Así, el empaque y almacenamiento de los granos mantuvieron técnicas tradicionales, como el embolsado.31 Una densa red comercial y financiera -en la que participaban bancos, compañías ferroviarias, empresarios acopiadores y compañías exportadoras- proporcionaba a los productores el capital y las bolsas para la cosecha con antelación, junto con otros artículos para la siembra (semillas, herramientas, maquinaria agrícola). Después, los ferrocarriles conducían los granos del productor al puerto exportador. Su acopio, almacenamiento y embarque no se habían tecnificado. El proceso dependía del trabajo humano (de carga de bolsas, una por una), lo que era, a los ojos de las emergencias alimentarias de las potencias beligerantes, extremadamente frágil y no siempre confiable.32
La demanda argentina anual de bolsas de arpillera para las cosechas de granos fina (trigo, avena) y gruesa (maíz) ascendía, a fines de la primera década del siglo XX, aproximadamente a más de 200 millones de bolsas de yute.33 Las primeras debían estar disponibles en manos de los agricultores cada año en los meses de septiembre-octubre. Para esas fechas también debían distribuirse las cuerdas e hilos de engavillar y enfardar, requeridas por las cosechadoras (que reunían la siega y la trilla del trigo en un mismo proceso).34 Las fibras y el hilo sisal -y las telas de arpillera para la fabricación de bolsas- eran importadas al Plata por las grandes compañías exportadoras de cereales, algunas estrechamente vinculadas con capitalistas alemanes incluidos en las Listas Negras británicas: Bunge & Born, Weil Hnos. y Cía., y Huni & Wormser.35 Éstas habían desarrollado el control de los negocios de granos por sobre los acopiadores y exportadores independientes desde la organización del mercado a futuros en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. De entre ellas, por lo menos Bunge & Born invertía en talleres para la confección de bolsas de yute.36 Hasta 1911, los aranceles habían gravado las bolsas terminadas y dejando libre la importación de telas para impulsar la confección doméstica. Pese a ello, para 1914, la industria de fabricación de bolsas en el país era pequeña e insuficiente: unas pocas fábricas y algunos talleres.37
Para mediados de 1917, la Gran Guerra había tornado el aprovisionamiento de fibras duras y sus manufacturas en uno de los puntos críticos de la economía rural argentina. Según fuentes británicas, la caída de las importaciones de artículos de yute desde el Reino Unido y sus Dominios era notable considerando los valores de 1913: un descenso mayor al 20% en las bolsas de yute (“jute sacking”) y mayor al 35%, en las arpilleras (véase, cuadros 1 y 2). Las fuentes estadounidenses, a diferencia de las británicas, muestran que las exportaciones de binder twine a Argentina se redujeron 50% ese 1917 (véase, cuadro 3),38 y que fue extendida la suba de los precios de las fibras.39 A las tensiones rurales que se arrastraban desde 1913 en Argentina, se sumaron el alza y escasez de las bolsas de yute e hilo sisal. El descontento y los reclamos de las organizaciones de productores rurales, de industriales, y de los acopiadores, fueron extendidos.
En septiembre de 1917, varios acontecimientos simultáneos sacudieron la marcha de la agricultura pampeana y de la política doméstica e internacional argentina. La intercepción estadounidense de los telegramas “Luxburg” de la embajada alemana en Buenos Aires y el despido del cuerpo diplomático alemán detonaron una fuerte presión de las fuerzas opositoras a la neutralidad en el Congreso argentino.40 Mientras mítines favorables a los aliados mantenían tenso al núcleo “próspero” de la ciudad de Buenos Aires,41 por las principales terminales ferroviarias y portuarias del país se agravaban las tensiones obreras y se endurecían los movimientos huelguísticos, al punto de constituir una especie de bloqueo al comercio exterior del país. Además, las perspectivas eran sombrías tanto para el despacho de las exportaciones como para la provisión de importaciones, ya que el tráfico marítimo estaba completamente alterado por el conflicto. Como agravante, los aliados sospechaban que las exportaciones “a órdenes” eran envíos encubiertos a Alemania vía Escandinavia.42 En medio de las discusiones de política interna e internacional que mantenía el Senado por esos días, esta cámara -opositora en su mayor parte al gobierno del presidente Hipólito Yrigoyen- discutía sobre la resolución de la “crisis de las bolsas” de arpillera de yute, que había puesto en jaque a buena parte de la actividad agrícola del país. No había bolsas de yute disponibles en el mercado, y en tan sólo tres meses, de julio a septiembre de 1917, los precios de las bolsas en la zona pampeana habían subido 50%.43
Debido a la situación crítica, el Senado interpeló a los ministros del ejecutivo el 23 de agosto.44 El Ministro de Agricultura, Honorio Pueyrredón, había presentado al Congreso un proyecto de intervención gubernamental en el mercado de bolsas.45 Proponía la adquisición por el gobierno de 130 millones de bolsas -de preferencia ya pre-fabricadas en el exterior (o su equivalente en arpillera)- y de 300,000 fardos de fibra de hilo sisal, junto a medidas de emergencia contra la especulación: la expropiación de las bolsas nuevas y usadas disponibles en el mercado, la prohibición de su exportación a los países vecinos, y normas para pautar el retorno y circulación de las bolsas usadas.46 La opinión pro aliada juzgaba que la situación crítica no sólo era resultado de la guerra, sino además de los manejos especulativos y acaparamiento de las grandes compañías exportadoras, que contaban con capitalistas alemanes en su directorio, en especial Bunge & Born.47 Esta compañía era la principal exportadora de granos de la región rioplatense, y también importadora directa, desde Dundee y Calcuta, de yute, arpilleras y otros subproductos de esta fibra, para sus talleres de confección de bolsas, y su venta y distribución en el mercado pampeano. En medio de los debates de los senadores y del barullo periodístico, Bunge & Born había conseguido fletar dos embarcaciones a Calcuta, en septiembre de 1917, y en enero de 1918 publicitó disponer de un stock de bolsas nuevas de yute para la venta.48 Algunos senadores, unos conservadores y otros del partido radical insistían en la existencia de un “trust de la arpillera” o “monopolio de la arpillera” cuyo accionar beneficiaba a Alemania: sin carbón para los ferrocarriles, ni arpilleras y bolsas, no había cómo asegurar el flujo de los granos destinados a los aliados a los puertos de exportación.49 Lo cierto es que las empresas vinculadas al comercio de importación de yute y a la fabricación de bolsas en Buenos Aires fueron investigadas por una Comisión de Jute, en la embajada británica, y en su mayor parte incluidas en listados “B”, que requerían autorización para las importaciones.
Por su parte, la oposición consideraba que la intervención gubernamental favorecería la especulación.50 Los productores organizados -por ejemplo, la Federación Agraria de Rosario y la Cámara de Comercio de Rosario- reclamaban la urgente solución del problema de las bolsas mediante la intervención gubernamental, y pedían se reconociera al envase como parte componente del costo de producción de los granos.51 Se publicaban noticias periodísticas del cese de las cosechas de trigo por falta de sacos.52 En reacción, los fabricantes rechazaban radicalmente el proyecto oficial de requisa de bolsas para su distribución por el gobierno.53
La cuestión no se resolvió sino hasta la intervención formal de los organismos de administración de aprovisionamiento de materias primas y alimentos de los aliados. En ese marco de incertidumbre y mientras se levantaban las siembras, en enero de 1918, el gobierno de Yrigoyen firmó una Convención con las potencias aliadas para la venta del sobrante de la cosecha de trigo, avena y lino de ese año, mediante un crédito otorgado a éstas por el Banco de la Nación Argentina. El acuerdo convertía, paradójicamente, a Argentina en acreedora de las potencias. Esta misma Convención incluyó un acuerdo sobre tonelaje marítimo para este país, y otro sobre yute y bolsas.54 La adquisición de la cosecha y el aprovisionamiento de fibras duras quedaron a partir de entonces en manos de la Royal Commission on Wheat Supplies, que, con sede en Londres, instaló una oficina en Winnipeg (Canadá) y otra en Buenos Aires (para todo el Río de la Plata).55 Para asegurar la resolución de la crisis, la comisión fletó buques desde Calcuta, cargados con tela de arpilleras e hilo de yute para la confección de bolsas de arpillera en Buenos Aires.56
La RCWS se hizo cargo del abastecimiento del mercado argentino de yute, “hilo sisal”, arpillera y bolsas, y también de su distribución entre los productores. Para esa ardua tarea, ya una vez obtenida la provisión de fibras, trabajó conjuntamente con los agrónomos del Ministerio de Agricultura: el Ministerio debía expedir “certificados de agricultor”, que ampararían las solicitudes de bolsas de cada productor.57 Esta “racionalización” de la distribución de arpilleras, centralizada por la RCWS y con la colaboración del Ministerio de Agricultura, probablemente enfrentó problemas con los exportadores de granos, y conflictos inter burocráticos. Un año después, para comienzos de 1919, los logros eran notables, aunque no estuvieron exentos de quejas y protestas: bajo este sistema se había conseguido abastecer a 50.000 productores, un total de 90.860.830 de bolsas nuevas para trigo, avena, y semilla de lino, aproximadamente el 50% de la demanda usual, a la que había que sumar las bolsas usadas. Además, la RCWS realizó acuerdos con los talleres para la confección de nuevas bolsas, y se encargó del acopio y venta de las bolsas usadas.58 No menos importante, adquirió directamente hilo sisal (binder twine) en Estados Unidos, garantizando su abasto, al punto de que duplicó, durante 1918, las importaciones de implementos agrícolas desde Estados Unidos ese año (véase, cuadro 3).59
De esta forma, la resolución de la crisis de las bolsas quedó vinculada a los arreglos del gobierno de Yrigoyen para sortear los problemas de bodega y colocar la cosecha de granos en los centros consumidores, como era previsible dada la naturaleza de la interrelación entre la producción de fibras y la demanda de éstas para las cosechas. Gracias a la intervención de la RCWS, organismo responsable de administrar las cosechas de trigo en todo el mundo -conjuntamente con la Food Administration y la United States Grain Corporation-, el gobierno argentino finalmente consiguió en una misma negociación diplomática dar salida a sus granos y obtener las fibras que movían la agricultura pampeana. Aunque conocidos, convendría revisar estos acuerdos diplomáticos entre el gobierno argentino y la RCWS: creemos que no sólo fueron punto culminante de negociaciones de comercio emprendidas por las autoridades rioplatenses para resolver los constreñimientos económicos planteados por el conflicto en medio de intereses contrapuestos, preservando la neutralidad. Estos acuerdos también fueron un capítulo -sudamericano- de la organización global del abasto y del racionamiento de bienes construida por las potencias beligerantes, que merece mayor atención en los estudios latinoamericanistas.60
Por su parte, mediante la Convención de enero de 1918, los aliados consiguieron excluir a los intereses alemanes del tráfico de granos desde Sudamérica, e impedir el re direccionamiento de cargamentos desde países neutrales. El convenio posibilitó a Gran Bretaña el control de toda esa operación, cuestión fundamental dado el fuerte desplazamiento que habían sufrido desde 1915 en el Río de la Plata a manos del comercio y las finanzas estadounidenses.61 Al lado, Gran Bretaña obtuvo otras ventajas: pudo mantener el control del tráfico de yute y contener la intervención de intereses pro alemanes en ese área, evitar la intromisión directa de los estadounidenses en el tráfico de granos argentinos, e interferir, al menos temporalmente, en el abasto de hilo sisal, cuya compra y distribución quedó temporalmente a cargo de la RCWS. Sin embargo, la diplomacia británica no consiguió controlar completamente a las grandes exportadoras e importadoras. Tal como demuestran los recientes estudios de Philip Dehne, Bunge & Born mostró reflejos para expandirse internacionalmente, desarrollar mayor integración y diversificación (por ejemplo, en la industria harinera y aceitera, y en los préstamos al gobierno nacional),62 desafiar el control británico del tráfico de yute, e incluso desplegar cooperación con los estadounidenses sin plegarse a los requerimientos británicos. Si los frigoríficos estadounidenses Swift y Armour establecieron nuevas oficinas en el centro de Buenos Aires desde julio 1918,63 otro dato notable fue que Bunge & Born abrió oficinas en Nueva York poco después del conflicto (Bunge Corporation), y para 1921 se había convertido en el tercer exportador de cereales de los Estados Unidos.64
El arreglo para el campo, y la dotación necesaria de fibras, no sería por mucho tiempo. A fines de 1919, todo el esquema se había desmoronado: el gobierno argentino había decidido tomar a su cargo exclusivo la compra y distribución de bolsas de yute e hilo, sin conseguir siquiera adquirirlas, enfrentando nuevamente un conflicto rural de proporciones.65 En medio de ese complejo escenario, otros jugadores intentaron también participar, aunque sin mucha experiencia ni posibilidades, en la pugna por las fibras y los granos en el Río de la Plata.
(Des)encuentros
y (des)conexiones mexicanas
Precisamente cuando el Ministerio de Agricultura argentino acometía el control del mercado de bolsas de yute y se convenía la intervención de la británica RCWS en la importación y distribución del yute, arpillera, bolsas y sisal, a mediados de enero de 1918, arribó al puerto de Buenos Aires una misión extraordinaria del gobierno revolucionario de Venustiano Carranza, encabezada por Luis Cabrera, con el publicitado fin de asistir al Congreso de Neutrales convocado por el presidente Yrigoyen.66
La Gran Guerra encontró a México en plena guerra civil, y con una economía de guerra.67 Como exportador de minerales, fibras y combustibles e importador de alimentos, México estaba inmerso en dilemas políticos y encrucijadas diplomáticas. Tras seis años de guerra civil, los revolucionarios formaron un nuevo gobierno -que aún no lograba pleno reconocimiento internacional- y promulgaron una nueva constitución, que establecía un nuevo orden jurídico, político e institucional nacionalista. Sus relaciones internacionales estaban severamente afectadas, y la nueva constitución había logrado agriar más su frágil situación internacional.68 El presidente Venustiano Carranza impulsaba el neutralismo y también los principios de no intervención y autodeterminación. En medio del hostigamiento a su neutralidad por parte de Alemania, enfrentaba una situación de escasez de alimentos, huelgas y riesgo de hambrunas.69 A fines de 1917 las negociaciones del gobierno mexicano con los Estados Unidos -su principal socio comercial y vecino- se tornaron ríspidas, empantanadas por el nuevo racionamiento de guerra impuesto por este país como parte del comando aliado. México requería con urgencia el levantamiento de restricciones comerciales, y necesitaba arreglar la importación de alimentos, bienes primarios y manufacturados, y metálico (oro), de forma de restablecer el orden monetario y reconstruir el sistema financiero. También, precisaba allanar los problemas en la exportación de henequén a su vecino, principal comprador.
En ese difícil contexto general y de relación bilateral con Estados Unidos, el gobierno de Venustiano Carranza vio incentivos para buscar una interacción con las autoridades de Argentina, reconocido exportador de granos y ávido consumidor de fibras. Bien es cierto, como ha sido señalado, que el comercio de México con Argentina era ínfimo, poco significativo en volúmenes y valores, pero en 1915 había alcanzado un efímero pico gracias a la exportación de petróleo.70 Los revolucionarios consideraron que una misión al país sudamericano, también neutral, podía ayudar a contrarrestar el aislamiento internacional del país, teniendo en cuenta la receptividad ante el reformismo agrario y el discurso nacionalista revolucionario de la opinión progresista y estudiantil argentina.71 Encabezaba la delegación Luis Cabrera, abogado, Secretario de Hacienda y personaje destacado del grupo carrancista.72 Cabrera y su grupo llegaban a Buenos Aires como puerta de ingreso a toda la región (Paraguay y luego a Valparaíso) con varios objetivos simultáneos. Por un lado, presionar las complejas negociaciones bilaterales que el gobierno mexicano mantenía con las autoridades estadounidenses. El gobierno mexicano necesitaba destrabar las sanciones contra la Comisión Reguladora del Henequén, que presionaban por la baja en el precio del binder twine. Y requerían con urgencia alimentos y metálico, pudiendo ofrecer combustibles y fibra de henequén, dos de los bienes cuya escasez era acuciante para la economía argentina. Así, Cabrera declaró a la prensa, aludiendo al constreñimiento de fibras en el mercado argentino: “Nuestro país podría enviar a la Argentina lo que constituye su principal producción, textiles y petróleo… tenemos el hilo llamado sisal, cuya carencia aquí tanto se ha hecho sentir, y que podríamos enviarlo en grandes partidas… (desde Yucatán)… Un dato interesante es que los cultivadores hállanse [sic] constituidos en cooperativas, lo que permite seguridad en el tipo de cotización e impide el acaparamiento en manos de especuladores”.73
Se trataba de una misión diplomática extraordinaria en Latinoamérica, de un país neutral en otro país neutral, en un momento complejo de la lucha de los Aliados, que en apariencia respondía a la convocatoria del presidente Yrigoyen, para convenir una postura común entre los países neutrales del continente.74 Por ello, más político que comercial, el viaje fue seguido de cerca por la prensa estadounidense y cubana, que diseminó suspicacias acerca de los supuestos motivos encubiertos que la inspiraban -vinculándola a intereses pro alemanes-.75 La misión fue accidentada: partió imprevista e intempestivamente de Estados Unidos para asistir al convocado Congreso de Neutrales en Buenos Aires, abandonando una mesa de negociaciones del gobierno mexicano con el Departamento de Estado, del Tesoro y la Administración de Alimentos, en diciembre de 1917.76 En Brasil fue interceptada por las autoridades en el puerto de Bahía -bajo acusaciones de posible espionaje, en medio de rumores de un movimiento germanófilo secesionista en Rio Grande do Sul- y llegó a Buenos Aires a destiempo: una vez que Estados Unidos había publicado sus Listas Negras (que señalaban fuertes intereses alemanes en México) y justo cuando el gobierno de Yrigoyen concluía los acuerdos para vender la cosecha de granos a los aliados (la RCWS, como vimos) mediante la asignación de un préstamo del Banco de la Nación Argentina a Francia y Gran Bretaña.77
La batalla de los Aliados por arrebatar los granos argentinos de posibles envíos a Alemania parecía cerrarse en Buenos Aires, precisamente en enero de 1918,78 y ante ello, poco podía hacer una delegación mexicana que llegaba buscando cereales sin disponer de tonelaje marítimo, cuando el trigo argentino ya había sido comprometido, y el maíz aún no había comenzado a cosecharse. El Congreso de Neutrales no se reunió. Y finalmente, la misión terminó en otro momento clave de la agitada Argentina radical: justo cuando arribaba a Buenos Aires Maurice Bunsen encabezando una misión comercial británica.79 La prensa argentina, por su parte, no se interesó por los delegados mexicanos, excepto el periódico La Unión, reconocido órgano pro alemán, el diario Crítica, feroz opositor al neutralismo del presidente Yrigoyen, y el ambiguo La Razón (vespertino) que publicaba notas sobre el cultivo del henequén en México y el tráfico de petróleo.80 Al contrario, la prensa mexicana dio amplia repercusión a la misión Cabrera en Argentina y confrontó versiones conspirativas, evidenciando la profunda pugna entre neutralistas y pro alemanes en México,81 y los propósitos políticos del gobierno. Con su publicidad de la misión Cabrera, la prensa mexicana hizo evidente -tal como ha señalado Paolo Riguzzi- que el gobierno de Carranza pretendía instrumentar el viaje de Cabrera a América del Sur para dar relieve continental a su pugna con los Estados Unidos y apuntalar la legitimidad tanto doméstica como internacional de la revolución. Sin embargo, entraba en juego la dimensión simbólica de la misión: expresaba la capacidad del gobierno revolucionario de establecer trato autónomo con otros países de la región, y a la vez, intentar resolver sus problemas para obtener alimentos.82
Luis Cabrera intentó fletar unas 40000 toneladas de cereales (trigo y maíz) a México, e incluso buscó adquirir buques alemanes detenidos en el puerto de Buenos Aires y Rosario, para enviarlos a México.83 Un periódico cubano, al resaltar los “inconvenientes” diplomáticos que la gestión de Cabrera implicaba para las autoridades argentinas, reflejó la obstrucción estadounidense.84 Pero para entonces, las negociaciones bilaterales entre mexicanos y estadounidenses se habían destrabado, al realizarse de forma descentralizada y por cauces “locales”, con los gobernadores de Sonora y Yucatán: se atenuaron las restricciones comerciales, se arregló el envío de oro para estabilizar las finanzas mexicanas, y de maíz y carne de cerdo (entre otros) y se lograron acuerdos en el precio del henequén yucateco (arreglo del gobierno de Yucatán y la Reguladora).85 Finalmente, The New York Times informó de la cancelación por parte del gobierno argentino del envío de buques cargados con cereales a México: esos buques “eran requeridos para transportar el petróleo desde Comodoro Rivadavia a la capital”. Señalaba que, sin embargo, Cabrera seguía buscando adquirir embarcaciones para fletar el cereal hasta el Golfo de México.86 Luis Cabrera regresó a México a fin de mayo, después de haber discutido con el presidente Yrigoyen la conveniencia de arreglar una línea de navegación directa entre México y los puertos argentinos, para así “enviar fibra a cambio de maíz argentino”.87 Empero, aunque sí fue atendido fuera del protocolo, la cancillería porteña no llegó a recibir oficialmente a Cabrera.88
Pese a sus dificultades, la misión no se gestó en un vacío. Si bien no tomaron en cuenta aspectos claves del tráfico comercial en tiempos de paz -como el costo de los fletes, los métodos de pago y transporte marítimo- los mexicanos habían valorado la posible complementación entre las necesidades de importación de ambos países: podrían adquirir granos, y ofrecer fibras, al lado del petróleo mexicano -que se vendía en Buenos Aires desde 1914 a través de filiales de la compañía británica El Águila, y en buques tanques de sus subsidiarias navieras-.89 Era conocido en México, y también en la península de Yucatán, el interés argentino en la fibra de henequén, que se remontaba unos años atrás.90 Entre 1911 y 1912, el Cónsul general de la Legación argentina en México había propuesto la creación de un Consulado de esa nacionalidad en Mérida de Yucatán, para atender al creciente movimiento exportador de fibra sisal hacia Argentina, “textil que empleamos para engavillar o atar el trigo”.91 Más tarde, el Ministerio de Agricultura argentino encargó a su Consulado general en México una investigación sobre el cultivo de henequén y su posible adaptación en el Río de la Plata, con vistas a impulsar el desarrollo del cultivo y fabricación de ese textil.92 En la provincia de Buenos Aires, los agrónomos publicaban desde 1915 sobre el cultivo de henequén mexicano y su importancia para la economía rural argentina.93
Sobre todo, pueden haber influido los apremios rioplatenses por obtener fibras: meses antes de la partida de Cabrera, en julio-septiembre de 1917, la Legación argentina en México había trasmitido una petición urgente del Ministro de Agricultura y de Relaciones Exteriores argentino, Honorio Pueyrredón: la adquisición de hilo de engavillar yucateco para su envío a Buenos Aires. La Reguladora respondió a la indagación del ministro -con demora- brindando cotizaciones sobre producto puesto en Nueva York, señalando “que no tiene ni produce binder twine, como lo llaman aquí. Se elabora fibra, pero no se fabrica hilo. Estados Unidos es la única plaza que vende sisal”.94 La respuesta de la Reguladora hizo visible que ni México industrializaba el henequén, ni Argentina fabricaba hilo sisal ni textiles de yute, limitándose a confeccionar sobre cordones, cuerdas y arpilleras importadas, pese a que en ambos países la sustitución de importaciones textiles y la industrialización de bienes primarios había arrancado décadas atrás.95
En suma, es probable que el gobierno mexicano haya visto estos antecedentes como indicios del interés del gobierno argentino por resolver los constreñimientos y urgencias de fibras de su economía agrícola intentando la importación directa de henequén desde Yucatán. Pero, no alcanzó a sopesar las limitaciones industriales, y las restricciones a la navegación, tampoco la densidad del conglomerado de compañías exportadoras de granos importadoras y distribuidoras de fibras y bolsas como Bunge & Born, ni el impacto y reordenamiento impuesto en el tráfico de cereales y fibras a escala global por el comando aliado, británico- estadounidense. Los tropiezos mercantiles del ministro Cabrera brindan un ejemplo más de las ya conocidas paradojas del crecimiento exportador en América Latina, y de las dificultades enfrentadas por las economías especializadas en la exportación de bienes agropecuarios y materias primas para generar eslabonamientos industriales. La Gran Guerra, como ha demostrado una amplia y valiosa literatura, tornó evidentes a los latinoamericanos los problemas del tráfico marítimo y los grandes dilemas del crecimiento económico, contribuyendo a crear conciencia de la complementariedad entre los sectores agropecuario e industrial, y a impulsar los debates por la sustitución de importaciones.96
Consideraciones finales
En los últimos años, nuevos estudios han revisado la situación y margen de acción e interacción recíproca de los países neutrales durante la Gran Guerra. Empero, la mayor parte de esas investigaciones se ha concentrado mayormente en los países europeos que mantuvieron una posición neutral en el conflicto. Inspirado en preguntas y preocupaciones afincadas en los campos de la historia económica y la historia agraria, este ensayo espera contribuir a ese debate, al exponer los cruces y divergencias diplomáticas de dos países neutrales cuyo comercio bilateral era notoriamente marginal.
Latinoamérica no fue ajena a la guerra económica global, y las naciones neutrales de la región se vieron compelidas a negociar su lugar en la guerra económica como productores y consumidores de materias primas y mercancías mediante regateos diplomáticos, y enfrentando la coacción diplomática. Tal como hemos visto aquí, desde 1915, la guerra económica fue alcanzando a América Latina. Los cereales, el hilo sisal y las bolsas de yute -al igual que otros bienes primarios como el carbón, el petróleo, las carnes, los nitratos, las lanas, los metales y minerales industriales- fueron protagonistas de importantes negociaciones diplomáticas de los gobiernos latinoamericanos con las potencias beligerantes. Pero, las fibras duras (y los granos) no sólo motivaron complejas negociaciones y arreglos diplomáticos con las potencias en guerra de las naciones neutrales, sino además dinamizaron interacciones en el ámbito interamericano entre neutrales, tal como México y Argentina, cuya situación y relaciones económicas internacionales eran, como vimos, muy diferentes.
La producción, comercio y aprovisionamiento de fibras duras y cereales causó durante la Gran Guerra conflictos políticos y económicos que involucraron a productores, industriales, comerciantes y también consumidores a escala global, que no hemos llegado a estudiar aquí. Empero, el seguimiento de la crisis de las bolsas y del hilo sisal en Argentina permitió mostrar otra dimensión de estas inter conexiones. Esta crisis resulta botón de muestra de la forma en que la Guerra hizo visible -mediatizada por los vínculos comerciales y financieros con las potencias- la articulación de las economías del continente americano y a ambos lados del mundo Atlántico con las economías asiáticas. El control del tráfico de alimentos y materias primas por parte de los aliados visibilizó interconexiones e interdependencias en los mercados de cereales y de fibras que conectaban América, Asia y Europa, de las cuales formaban parte tanto México como proveedor de henequén, como Argentina en tanto proveedor de cereales y consumidor de hilos, arpilleras y bolsas de yute indias y escocesas. Destaca en este sentido la importante interrelación de Argentina y la India, inscrita predominantemente en los circuitos del dominio formal e informal británico (y también en circuitos de comercio con otros países europeos como Bélgica y Alemania) que aquí apenas se ha podido resaltar, y que sin duda requiere a futuro mayor atención de los estudiosos.
El seguimiento de los problemas de comercio y distribución de las fibras duras en la coyuntura bélica puso en evidencia algunas de estas interacciones y conexiones transoceánicas, sus límites y paradojas, tal como señaló en 1920 un experto en la producción de fibras duras del USDA, cuestionando la limitada comprensión que previa a la guerra se tenía de la interdependencia existente entre industrias diferentes y separadas geográficamente, tan bien ejemplificada por el complejo fibras-cereales.97 La Gran Guerra brinda un observatorio puntual para arrojar luz en los encadenamientos globales entre las fibras y los cereales, de los que las economías exportadoras argentina y mexicana formaron parte. Como se ha mostrado aquí, el conflicto bélico había develado la compleja complementación entre las cadenas de dos mercancías, los granos y las fibras, y dado muestra de la poco visible interdependencia de los granjeros y productores de cereales de las praderas de América del Norte y los agricultores y chacareros de las pampas de América del Sur con la provisión de fibras de México, Filipinas y la India.
Anexo Cuadros
* La autora agradece a Carla X. León Cortés (El Colegio de México) su generoso apoyo en la elaboración de este artículo, y a Mariana Córdoba Navarro (Biblioteca Daniel Cosío Villegas, El Colegio de México) por su invaluable auxilio documental y bibliográfico, y al Dr. José Rilla por su aliento y observaciones. La responsabilidad del texto es exclusiva de la autora.
1 Aludimos a KATZ, Friedrich, La Guerra secreta en México. T. II La revolución mexicana y la tormenta de la primera guerra mundial, ERA, México, 1982.
2 Entre las fibras textiles llamadas “blandas” se encuentran el algodón, la lana y la seda, por ejemplo.
3 COATES, Jane, “Prices of fibers and fiber products”, en MITCHELL, Wesley C. (editor) History of prices during the war, Government Printing Office, Washington, 1919, pp. 7-10.
4 STEWART, Gordon, Jute and Empire: the Calcuta Jute Wallahs and the Landscapes of Empire, Manchester University Press, Manchester, 1998, p. 94.
5 Maquinaria y perforadoras que empleaban cuerdas de alta resistencia para funcionar, Rope and Cordage, General Catalogue, Plymouth Cordage Company, 1919.
6 Agave sisalana el primero (por exportarse en el siglo XIX temprano desde el puerto de Sisal, en Yucatán), agave fourcroydes el segundo, en el mercado estadounidense se denominaban ambos “mexican sisal”, mientras en el mercado británico y plaza de Londres eran denominados “henequén” o “sisal hemp”. Véase: DEWEY, Lester, Fiber Production in the Western Hemisphere, United States Department of Agriculture, 1943, Nº 518.
7 Al respecto existe una amplísima literatura, imposible de sintetizar aquí. Véase los indispensables trabajos de Allen Wells y Gilbert Joseph, citados al final.
8 Los agricultores estadounidenses consumían cada año un estimado de 90.000 toneladas de hilo de engavillar (200 millones de libras,1 libra=0.454 kg, conversión del autor), según Harry Taylor Edwards. EDWARDS, Harry Taylor, “The production of binder-twine fiber in the Philippine Islands”, United States Department of Agriculture Bulletin, Washington, 1920, Nº 930, p. 2.
9 Report of the Departmental Committee appointed by the Board of Trade to Consider the Position of the Textile Trades after the War. London, 1918, Proquest Information and Learning Company (en adelante, HCPPO); “The production of Binder Twine Fiber…”,Op. Cit., p. 1-2.
10 “Present position of the Dundee Industry”, en Report of the Departmental Committee…, Op. Cit., pp. 89 y 92. Los escoceses instalaron las primeras hilanderías y fábricas de cuerdas y telas de yute en Calcuta, a mediados del siglo XIX. También invirtieron en la Fábrica Argentina de Alpargatas, en 1884 (calzado con suela de yute) en Buenos Aires, como mencionan Juan Carlos Korol y Leandro Gutiérrez. KOROL, Juan Carlos y GUTIÉRREZ, Leandro, “Historia de empresas y crecimiento industrial en la Argentina. El caso de la Fábrica Argentina de Alpargatas”, en Desarrollo Económico, Buenos Aires, 1988, V. 28, Nº 111.
11 En 1914 India mantenía 70 fábricas de yute, con 38,000 telares y 800,000 husos para hilar (sólo como ejemplo contrastante, en 1905 Argentina sólo disponía de un total de 5000 husos, mientras México trabajaba 678000 husos). En 1913-1914 India ya exportaba 60% de su producción doméstica de manufacturas de yute, Gran Bretaña sólo 40%, Francia 25%, Alemania solo 10%, el resto era consumido internamente, Report of the Departmental Committee…, Op. Cit., p. 37.
12 STEWART, Gordon, “Jute in the worlds, worlds of jute”, en International journal of management concepts and philosophy, Genève, 2014, V. VIII, N|º 2/3, pp. 92-109.
13 Sobre la “Reguladora”, véase infra. La cordelería y binder twine era fabricada en Estados Unidos por compañías de implementos agrícolas, que desde la década de 1890 se integraron de la fase de producción (mediante el financiamiento a los productores y acopiadores de fibras en rama en Yucatán) a la fase de distribución de la cordelería, junto con la fabricación de maquinaria agrícola: Deering, McCormik, y desde 1902 la IHC. Al lado, compañías cordeleras (entre otras, la Plymouth Cordage Co.), y talleres en las prisiones estatales estadounidenses fabricaban binder twine, véase Importation of Sisal and Manila Hemp. Hearings before the Subcommittee of the Committee on Agriculture and Forestry United States Senate, Sixty-Fourth Congress, First Session, S. Res. 94, 2 vols., Government Printing Office, Washington, 1916, V. 2, Ex hibit C and D, pp. 1941-1942.
14 La reconstrucción estadística precisa del comercio y consumo de sisal, arpillera y bolsas de yute en Argentina entre el siglo XIX y XX no es objetivo del presente artículo, las tablas 1-3 se integran sólo como evidencia. No hemos formado aún una serie completa de este tráfico y consumo. Como puede verse en los cuadros 1-3, existen marcadas deficiencias en el material estadístico y comercial reunido hasta la fecha, de fuentes argentinas, británicas y estadounidenses: diferencias en la clasificación de las importaciones (en la clase “agricultura e implementos agrícolas”, “textiles”, “manufacturas” y “otros”), discrepancias en los valores y volúmenes registrados, imprecisiones en la asignación geográfica del tráfico, y diferencias en las unidades de medida en las diversas fuentes. Los métodos de registro estadístico del comercio exterior argentino fueron modificados, además, desde 1916-1917, y ello se reflejó también en las fuentes de los socios comerciales. Véase las investigaciones de Agustina Rayes y de Sandra Kuntz citadas en la bibliografía final. Nos queda pendiente avanzar en esa línea en un próximo trabajo.
15 Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina (en adelante, AHMREC), Político, Embajada en México, Caja 1658, 1917, Leg. 19, Cónsul del Carril al Ministro Honorio Pueyrredón, 25/07/1917.
16 Citado por: Nuestra Defensa. Órgano de la Asociación de Hacendados Henequeneros, Mérida, 31/8/1918, pp. 54-55.
17 La IHC brindaba financiamiento a los productores henequeneros a través de las casas exportadoras yucatecas, principalmente las firmas Avelino Montes S. en C., Arturo Pierce, y A. Escalante y Co. Así garantizaba el abasto de henequén para sus fábricas y empresas cordeleras, véase Importation of Sisal and Manila Hemp. Hearings…, Op. Cit. V. 1, p. 7.
18 La literatura sobre la revolución y el constitucionalismo encabezado por el después presidente Venustiano Carranza es amplísima, y su tratamiento excede los límites de este texto. “Carranza paga los gastos de sus tropas con el aumento del precio del sisal. Los cosecheros de Estados Unidos están pagando los fletes y armas. El cosechero americano, involuntariamente y sin darse cuenta, está supliendo los millones para sostener la Hacienda Pública del gobierno de Carranza...”, en “Un DURO ataque a la reguladora, lo refuta el representante de ésta en Estados Unidos y lo refutamos nosotros”, El Henequén, Mérida, 31/08/1916, pp. 9-11.
19 “El precio del henequén y la Comisión Reguladora. Esta no llena aun debidamente su importante misión”, El agricultor, Órgano de la Cámara Agrícola de Yucatán, Mérida, 09/1912, pp. 546-552.
20 JOSEPH, Gilbert, Revolución desde afuera…, Op. Cit., p. 171. Cuadro 5.
21 “Federal Suit Hits Sisal Combination. Burden on Farmers Seen”, The New York Times, 31/1/1917. Se invocó la Ley Sherman, antimonopolios, en contra de la Reguladora y sus socios financieros y comerciales, The Pan American Commission Corporation, y también contra el cartel de la IHC y la Plymouth Cordage Co. con otras cordeleras. La Comisión Reguladora saldría airosa de la investigación, aunque poco después volvería a estar en tela de juicio en la política del país vecino. Hearings before the Subcommittee…, Op. Cit.; “Yucatan Sisal Suit Dismissed by the Court”, The New York Times, 11/08/1918.
22 CHANCEREL, Pierre, “Raw Materials”, en 1914-1918-online. International Encyclopedia of the First World War. Disponible en: <https://encyclopedia.1914-1918-online.net/article/raw_materials?version=1.0>.
23 SURFACE, Frank, The Grain Trade During the War. Being a History of the Food Administration and United States Grain Corporation, The Macmillan Company, New York, 1928; pp. 7-8., pp. 147 y 170 y ss.
24 Journal of the War Trade Board, 01, 15/11/, 1917, pp. 8-9; Journal of the War Trade Board, 02, 10/12/1917, p. 1.
25 Yearbook of the United States Agriculture Department, Washington, 1918, Government Printing Office, 1919.
26 The War Cabinet. Report for the year 1917, Majesty’s Stationery Office, London, 1918, pp. 143-215, p. 144, en HCPPO. Se consiguió cerrar a Alemania el acceso al yute de la India. Pero, la alteración del tráfico marítimo redujo casi 80% las importaciones de yute del Reino Unido desde la India entre 1916 y 1918. WHEELER, Leslie, “Exports of Gunny sacks from India”, en International Trade in Minor Fibers, United States Department of Commerce, Trade Information Bulletin, Nº 289, p. 2.
27 Las cosechas de granos para exportación de Rusia, Rumania, Bulgaria, la India, Australia, Canadá, Estados Unidos y Argentina -destinadas a abastecer la demanda europea- se complementaban estacionalmente. Para fines del primer semestre de 1917, por causa de la guerra y la revolución, sólo se mantenían como proveedores los últimos cinco.
28 COMPAGNON, Olivier, L’Adieu a l’Europe. L’Amerique Latin et la Gran Guerre, Fayard, París, 2013; RINKE, Stefan, ‘“Un drama de toda la humanidad”: perspectivas latinoamericanas sobre la Primera Guerra Mundial”, en GARCIADIEGO DANTAN, Javier, El mundo hispanoamericano y la Primera Guerra Mundial, El Colegio de México, México, 2017, pp. 141-185.
29 WHEELER, Leslie, “Exports of Gunny sacks…”, Op. Cit., p. 4.
30 Table 39, Exports of Jute, Raw and Manufactured, 1914-1919, en Review of the Trade of India, 1918-1919, Published by His Majesty´s Stationery Office, London, printed in India, 1919, p. 57, en HCPPO.
31 ADELMAN, Jeremy, “The social bases of technical change mechanization of the Wheatlands of Argentina and Canada, 1890 to 1914”, en Comparative Studies in Society and History, Cambridge, 1992, V. XXXIV, Nº 2, pp. 271-300.
32 SOLBERG, Carl, The Prairies and the Pampas. Agrarian Policy in Canada and Argentina, 1880-1930, Stanford University Press, California, 1987, pp. 107-109, 113-126 y 142-146. El empaque en bolsas impedía la clasificación por calidades, e inhibía la estandarización de los granos exportados.
33 Argentina. Congreso de la Nación. Senado de la Nación, Diario de sesiones, Sesión 17ª. Ordinaria, 11/ 09/1917, Imprenta del Congreso de la Nación, Buenos Aires, 1918; pp. 877 y ss.
34 Cabe señalar la falta de nuevos estudios sobre la distribución y aprovisionamiento del hilo de engavillar en las pampas.
35 Según Philip Dehne, la participación de estas compañías en el mercado rioplatense de cereales fue: Bunge & Born, 23 %, Dreyfus, francesa, 22%, Huni,& Wormser, 10.5%, Weil Brothers 10 %, Generale Mercantile 9.5%, Hardy & Mülenkamp, 7 %. Véase: DEHNE, Philipe, “The Resilience of Globalisation during the First World War: The Case of Bunge & Born in Argentina”, en PETERSSON, Niels & DEJUNG, Chrisof, The foundations of Worldwide Economic Integration: Power, institutions, and global markets, 1850-1930, Cambridge University Press, 2013; p. 213; Table 10, “Trading companies and Their Market Share in Argentina”, Idem, p. 231.
36 Y en molinos de trigo y aceites en la pampa, Uruguay y Brasil, adonde Bunge & Born fue expandiendo sus inversiones, JACOB, Raúl, Bunge y Born en Uruguay, Universidad de la República, Montevideo, 2012.
37 En 1917, había en la provincia de Buenos Aires, 24 talleres de bolsas, con un total de 1800 empleados, que sumaban un capital invertido comparable a la de las fábricas de calzado de cuero, y las fábricas tanineras, cuya inversión seguía en importancia a las de vinos, los frigoríficos y los molinos de harinas. Véase: SMITH, Brewster y COLLINGS, Harry, The Economic Position of Argentina during the War, Department of Commerce, Miscellaneous Series Nº 88, Government Printing Office, Washington, 1920, pp. 59-111.
38 En adelante, para referirnos al binder twine en el mercado argentino adoptamos la convención local: “hilo sisal”.
39 La fibra de yute en rama (“Medium Grade”) casi triplicó su precio entre 1915 y 1918, lo mismo las bolsas de yute en Calcuta, la arpillera “Hessian” en Montreal (cuyo precio se cuadriplicó), y hasta las bolsas usadas para cereales y café, que eran reutilizadas cada nueva cosecha, duplicaron su precio en Nueva York y Sao Paulo, ABULAFIA, David, El problema del yute, Tesis doctoral, Universidad de Buenos Aires, 1950.
40 SIEPE, Raimundo, Yrigoyen, la Primera Guerra Mundial y las relaciones económicas, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1992, p. 27.
41 Ídem, p. 64; COMPAGNON, Olivier, L’adieu à l’Europe…, Op. Cit.; TATO, María Inés, “La contienda europea en las calles porteñas. Manifestaciones cívicas y pasiones nacionales en torno de la Primera Guerra Mundial”, en TATO, María Inés y CASTRO, Martín O., Del centenario al peronismo. Dimensiones de la vida política argentina, Imago Mundi, Buenos Aires, 2010; pp. 33-63.
42 DEHNE, Philip, “The Resilience of Globalisation…”, Op. Cit., p. 254.
43 Argentina. Congreso de la Nación. Senado de la Nación, Diario de Sesiones, Sesión 17ª. Ordinaria…, Op. Cit., 24 de septiembre de 1917, p. 878-880.
44 Ídem, 15ª. Sesión ordinaria, agosto 23 de 1917; pp. 620 y ss.
45 Fue también ministro de relaciones exteriores. Era conocida su postura pro aliada. Véase: “Quaterly Report, Nº1”, Enclosure 1, Despatch 652, Encargado de negocios internos al Secretario de Estado, 25/08/1918, 835.00/155, Records of the Department of State Relating to Internal Affairs of Argentina, 1910-1929, rol.3.
46 Entre 1917 y 1918 el alza de precio de los sacos de yute y la protección aduanera habría generado notables ganancias a las fábricas de bolsas. Sobre la especulación con yute y fibras, First report of the Royal Commission on Wheat Supplies with Appendices, Majesty’s Stationery Office, London, 1921, pp. 27-39 y 64-66, en HCPPPO; p. 65. Según Yovanna Pineda, La Primitiva, fábrica de bolsas, pagó 100% de dividendos a sus accionistas en 1918. PINEDA, Yovanna, “Analysis of Manufacturing Strategies and Profits: Industrial Development in Argentina, 1904-1930”, en Business and Economic History Online, Wilmington, 2003, V. 1, pp. 1-30. Disponible en: <http://www.thebhc.org/sites/default/files/Pineda_0.pdf>.
47 Argentina. Congreso de la Nación. Senado de la Nación, Diario de Sesiones, Sesión 17ª. Ordinaria, Op. Cit., 24 de septiembre de 1917, pp. 877 y ss.
48 “Nota de los fabricantes de bolsas al H. senado de la Nación”, Ídem, 15ª Sesión ordinaria, pp. 626 y ss.; DEHNE, Philip, “The Resilience of Globalisation…”, Op. Cit., p. 261.
49 También corrían rumores sobre supuestas gestiones de los capitales alemanes para desviar el aprovisionamiento de carnes argentinas en favor de Alemania, Records of the Department of State…, Op. Cit., September 17, 1917, 835.00/1.41 “Admiral W.B, Caperton to Navy Department, Memorandum, July 29th”.
50 Argentina. Congreso de la Nación. Senado de la Nación, Diario de Sesiones, Sesión 17ª. Ordinaria, Op. Cit., 13 de septiembre de 1917, p. 878-902. 2
51 Nota de la Federación Agraria de Rosario al senado de la Nación, en Ídem, Sesión 15ª. Ordinaria, Op. Cit., 23 de agosto de 1917, pp. 620 y ss.; “Rosario, el problema de las bolsas, acción de la Cámara Sindical (de la Bolsa de Comercio)”, La Nación, Buenos Aires, 23/05/1918.
52 “Totoras. Suspensión de la trilla. El precio de las bolsas”, La Nación, Buenos Aires, 2/02/1918,
53 “Bolsas y arpillera. Declaración Ministerial”, La Nación, Buenos Aires, 14/12/1917, p. 10.
54 “Convention between Great Britain, The Argentine Republic and France for the Purchasing of Cereals”, 14/01/1918. Originalmente, incluía también un compromiso por parte de Estados Unidos para enviar carbón a Argentina, pero finalmente esto no quedó en el texto de la Convención: WEINMANN, Ricardo, Argentina en la Primera Guerra Mundial Argentina: neutralidad, transición política y continuismo económico, Biblos, Buenos Aires, 1994; p. 143.
55 First report of the Royal Commission…, Op. Cit., pp. 27-39 y 64-66.
56 El tonelaje y fletes desde Calcuta se gestionaron por medio de otra oficina en Londres, Jute Department of the Ministry of Munitions, Ibídem.
57 “Expedición de certificados a los agricultores, su reglamentación”, 02/12/1918, en Memoria presentada al Congreso de la Nación por el Ministro de Agricultura, Ing. Alfredo Demarchi, 1919, Talleres gráficos del Ministerio de Agricultura de la Nación 1920, Buenos Aires, pp. 87-90.
58 No disponemos por ahora de información sobre los acuerdos de la RCWS con las fábricas de bolsas. Poco estudiado, las referencias más detalladas a este episodio de intervención británica y cooperación burocrática en el proceso de la cosecha de trigo se encuentran en los trabajos ya citados de Carl Solberg y de Philip Dehne.
59 First report of the Royal Commissionl…, Op. Cit., pp. 65- 66.
60 Según DEHNE, “The Resilience…”, Op. Cit., 2013, p. 240, la RCWS adquirió 45% de toda la cosecha de trigo de ese año 1917-1918, y entre octubre de 1916 y el fin de la guerra adquirió en Buenos Aires 9.000 toneladas de cereales, por intermedio de ocho compañías exportadoras de reconocida cercanía a los aliados.
61 Ello, incluso en un rubro tradicional de su comercio, como el carbón. Véase: CHALKLEY, H. O., Report of the Economic and Industrial Situation of the Argentine Republic for the Year 1919, Majesty’s Stationery Office, London, 1920, pp. 22-28. Disponible en: <http://www.proquest.com/products-services/House-of-Commons-Parliamentary-Papers.html>.
62 Pese a integrar las “listas negras”, otorgó varios préstamos a corto plazo al gobierno nacional durante el conflicto, según Records of the Department of State…, “Quaterly Report Nº1”, August 25, 1918, Op. Cit.
63 Records of the Department…, “Quaterly Report Nº 1, 835.00/155, Op. Cit. Armour, llegada a Buenos Aires en 1911, inauguró una nueva planta en Berisso en 1915.
64 DEHNE, Philip, “The Resilience of Globalisation …”, Op. Cit., p. 246, a partir de SCHVARZER , Jorge, Bunge & Born: crecimiento y diversificación de un grupo económico, Centro de Investigaciones Sociales sobre el Estado y la Administración, Argentina, 1989.
65 El Ministerio de Agricultura adquirió en 1919 menos bolsas de arpillera que las requeridas, y de un tamaño y capacidad inservibles para a cosecha. El nuevo caos de la arpillera motivó otra investigación parlamentaria, y juicios administrativos a los burócratas responsables: “El engaño de las bolsas. ¿Alerta chacareros! El Ministerio de Agricultura no tiene bolsas disponibles en vísperas de la cosecha”, La Vanguardia, Buenos Aires, 12/12/1919; “Los envases para la cosecha Irregularidades para su distribución. Conclusiones del sumario administrativo. La investigación parlamentaria”, La Prensa, Buenos Aires, 27/09/1921.
66 Véase un agudo análisis en: RIGUZZI, Paolo, ¿Reciprocidad imposible? La política del comercio entre México y Estados Unidos 1857-1938, El Colegio Mexiquense A. C., Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, México, 2003; pp. 216-219, y también el fino estudio de YANKELEVICH, Pablo, “México-Argentina. Itinerario de una relación, 1910-1930”, Tzinzun, Morelia, 2007, Nº 45, pp. 87-89. Hemos tratado brevemente esta misión en ZULETA MIRANDA, María Cecilia, “Alfonso Reyes y las relaciones México-Argentina. Proyectos y realidades, 1926-1936”, Historia Mexicana, México, 1996, V XLV, Nº 4, 180, pp. 867-905.
67 GARCIADIEGO DANTAN, Javier, “La primera Guerra Mundial y la Revolución Mexicana: influencias recíprocas,” en GARCIADIEGO DANTAN, JAVIER, El mundo hispanoamericano…, Op. Cit., pp. 31-68. Sobre el comercio exterior, KUNTZ, Sandra, “El impacto de la Primera Guerra Mundial sobre el comercio exterior de México”, en Iberoamericana, Berlín, 2014, V. XIV, Nº 53, pp. 117-137.
68 La constitución mexicana de febrero de 1917 modificó los derechos civiles y comerciales de los extranjeros y las inversiones de capital, así como la propiedad de los recursos del subsuelo, multiplicando las ya numerosas tensiones diplomáticas causadas por la guerra civil.
69 RIGUZZI, Paolo, ¿Reciprocidad imposible…,, Op. Cit. Sobre la escasez y hambre en las ciudades mexicanas. Véase también: RODRÍGUEZ KURI, Ariel, Historia del desasosiego. La Revolución en la Ciudad de México, 1911-1922, El Colegio de México, México, 2010.
70 KUNTZ, Sandra, El comercio exterior de México en la era del capitalismo liberal, 1870-1929, El Colegio de México, México, 2007, p. 147. En 1915 las exportaciones de petróleo a Argentina significaron 15% del total de exportaciones de México ese año, sin embargo, el comercio bilateral volvería a su bajo nivel habitual en 1916, según he calculado a partir de los datos en El Comercio Exterior de la República Argentina en el trienio 1918-1920, Talleres Gráficos Argentinos de L. J. Rosso y Cía, Buenos Aires, 1920.
71 YANKELEVICH, Pablo, Miradas australes: propaganda, cabildeo y proyección de la Revolución Mexicana en el Río de la Plata, 1910-1930, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Secretaría de Relaciones Exteriores, México, 1997.
72 La delegación estaba integrada por once viajeros, incluido un capitán de aviación, Roberto Diez Martínez, Acervo Histórico Diplomático Genaro Estrada, Secretaría de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos Mexicanos (en adelante, AHSRE), AEMARG-EmbaMex enero de 1918, leg. 11, exp. 2.
73 “Méjico y la Argentina, con el Sr. Luis Cabrera”, La Unión, Buenos Aires, 31/05/1918, en AHSRE, AEMARG-EmbaMex, Leg. 16-23-23. El periódico La Unión era reconocido por los diplomáticos aliados en Buenos Aires como un órgano pro germánico y militante en favor de las potencias centrales. Al respecto, “Daily Newspapers”, M12 to War Department, Office of Naval Intelligence, 22/05/1921, U.S. Military Intelligence Reports, Argentina, 1918-1941, MD, University Publications of America, United States of America, 1984. Según Hernán Otero, La Unión, dirigido por alemanes, con un tiraje de 50,000 ejemplares diarios, era considerado por los diplomáticos franceses como el cuarto en importancia en la capital argentina.
74 WEINMANN, Ricardo, Argentina en la Primera Guerra Mundial…, Op. Cit.,pp. 135-138.
75 AHSRE, EmbaMex Argentina, Informes políticos, 1918, 16-23-23.
76 “Negotiations for closer commercial relations with Mexico”, Foreign Relations of the United States (en adelante, FRUS), 1918, México, 1918, pp. 601-636, document 612.119/705a, p. 601; “Cabrera in Anger Leaves Capital. Mexican Special Envoy´s Trip to Argentine Conference Attracts Interests. Failed to Say Good By”, The New York Times, Nueva York, 19/12/1917.
77 First Report of the Royal Commission…, Op. Cit.,1921, pp. 27-39 y 64-66.
78 “Germans try to Tie Up Argentine Wheat: Washington Investigation, May Take Action”, The New York Times, Nueva York, 20/05/1917.
79 WEINMANN, Ricardo, Argentina en la Primera Guerra…, Op. Cit., p. 139.
80 El responsable de la Legación mexicana en Buenos Aires, Enrique Freymann, presenta queja a Honorio Pueyrredón, por artículo del diario Critica, que refiere “los fracasos de la delegación mexicana”, en AHSRE, AEMARG-EmbaMex, Leg. 16-23-23; “Cultivo del henequén en México”, La Razón, Buenos Aires, 12/04/1918. Sobre La Razón y su probable filiación pro-alemana, “Daily Newspapers”, en US Military Intelligence Report…, Op. Cit., p. 8.
81 Pugna que tenía como voceros a dos importantes periódicos en la ciudad de México, El Universal, pro-aliado, y El Demócrata, pro alemán, que había seguido puntualmente el viaje de Isidro Fabela a Buenos Aires en 1916. El Universal publicó “Según la Prensa Asociada es mal recibida en la República Argentina la delegación Mexicana” el 15 de enero de 1918.
82 “México necesita, y puede llevarlo de Argentina, mucho trigo y mucho maíz.”, “Méjico y la Argentina, con el sr. Luis Cabrera”, La Unión, Buenos Aires, 31/05/1918, en AHSRE, EmbaMex Argentina, Leg. 16-23-23.
83 “300.000 dólares para maíz argentino”, El Universal, México, 16/02/1918; “El trigo argentino embarcado en Buenos Aires para nuestros puertos”, El Universal, México, 18/02/1918.
84 “Argentina no puede disponer” trigo que no sea para los aliados, con quienes había firmado un convenio, en caso contrario, “se tomará el camino de prohibir proporcionar carbón a ningún buque que pueda intentar tal propósito”, en “México obtiene trigo argentino”, El Mundo, La Habana, 21/02/1918.
85 “Fletcher al Secretario de Estado”, 6/03/1918, 612 Nº 119-1076, FRUS, México, 1918, pp. 605-614. Paolo Riguzzi señala con agudeza la descentralización de esas negociaciones RIGUZZI, Paolo, ¿Reciprocidad imposible?...”, Op. Cit., pp. 195-225.
86 “Cabrera Seeking Ships”, The New York Times, Nueva York, 20/05/1918.
87 “Cabrera´s Mission Ends. Discusses Project for Mexican-Argentin Steamship Line,” The New York Times, Nueva York, 31/05/1918.
88 AHSRE, AEMARG, Leg. 11, exps. 2 y 3. Como resultado de estas conversaciones, se nombraron nuevos funcionarios en ambas representaciones diplomáticas.
89 “El Petróleo de Méjico. Ofrecimiento al Gobierno argentino”, La Nación, Buenos Aires, 25/04/1917; “Petróleo mejicano. Cantidad exportada en 1917”, La Razón, Buenos Aires, 26/02/1918; “El transporte petrolero Ingeniero Huergo. Viajes a México”, La Nación, Buenos Aires, 20/01/1918. Tratamos la cuestión del petróleo mexicano y su comercio en Buenos Aires en otro lugar.
90 El Agricultor…, Op. Cit.,1912, p. 552; Diplomatic and “Mexico. Report for the year 1912 in the Trade of the consular district of Yucatan”, Nº. 5075 Annual Series. Diplomatic and consular reports, Majesty’s stationery office, London, 1913, pp. 3-4. En HCPPO.
91 Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina (en adelante, AHMREC), Político, Embajada en México, Caja 1300, 1912, “Pedro P. Goytia a Luis Murature”, 15/07/1912. Goytia había propuesto en 1912 el nombre de Menalio Marín como posible Cónsul argentino en Mérida, mismo personaje quien tres años después representaría a la Comisión Reguladora de Yucatán ante el Senado de los Estados Unidos, Importation of Sisal ad Manila Hemp…,Op. Cit.
92 Ídem, Caja 1511, Caja 4, “Pedro P. Goytia a Jose Luis Murature”, 2 de mayo de 1916, “Remite informes sobre cultivo de henequén”.
93 GIROLA, Carlos, “Contribución al curso de cultivos industriales. Observaciones sobre el cultivo del henequén”, en Revista de la Facultad de Agronomía y Veterinaria, La Plata, 1915, T. XI, Nº 3, pp. 102-103 y 146-151.
94 “Del Carril, Cónsul general, a Honorio Pueyrredón”, 11 de agosto de 1917, AHMREC, Caja 1658, Leg. 19, “Sobre adquisición de hilo sisal”.
95 Tal el caso de la Fábrica Argentina de Alpargatas hasta la década del veinte. Gutiérrez y Korol señalan que en Buenos Aires hubo durante la guerra 72 talleres de calzado de yute, y 241 en todo el país. En la Fábrica de Alpargatas, la maquinaria para fabricar telas de arpillera, textiles de yute y cuerdas de sisal se importó en 1935. KOROL, Juan Carlos y GUTIÉRREZ, Leandro, “Historia de empresas…”, Op. Cit.
96 “El problema de la Industrialización del henequén”, El Agricultor, Órgano de la Cámara Agrícola de Yucatán, Año VIII: VIII, Nº 84 y 85, diciembre 1913 y enero de 1914. Diversas generaciones de literatura han discutido los procesos y patrones de industrialización en la llamada “era de las exportaciones”. Por su riqueza y complejidad, su análisis excede las posibilidades de este ensayo.
97 EDWARDS, Harry Taylor, “The production of Binder-twine Fiber…”, Op. Cit., pp. 1-2.
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Recibido: 27/02/2017.
Aceptado: 11/05/2018.
Publicado: 07/06/2018.