Reseñas

Reseña de: Viano, C. y Luciani, L. (Dir.). (2021). La Facultad de Filosofía y Letras: de la Universidad Nacional del Litoral a la Universidad Nacional de Rosario. Estudios sobre su Historia. Rosario: Humanidades y Artes Ediciones, 332 páginas.

Carlos Alberto Álvarez
Universidad Nacional de Rosario, Argentina

Avances del Cesor

Universidad Nacional de Rosario, Argentina

ISSN: 1514-3899

ISSN-e: 2422-6580

Periodicidad: Semestral

vol. 19, núm. 27, 2022

revistaavancesdelcesor@ishir-conicet.gov.ar

Viano C., Luciani L.. La Facultad de Filosofía y Letras: de la Universidad Nacional del Litoral a la Universidad Nacional de Rosario. Estudios sobre su Historia. 2021. Rosario. Humanidades y Artes Ediciones. 332pp.

Recepción: 26 Febrero 2022

Aprobación: 04 Julio 2022

Publicación: 05 Diciembre 2022



DOI: https://doi.org/10.35305/ac.v19i27.1697

Este libro, que es el producto de tres años de investigación, constituye una biografía crítica y alternativa de la institución que anida a quienes lo escribieron. Con motivo de conmemorarse el cuadragésimo aniversario del último golpe de Estado en el año 2016, se realizaron indagaciones en torno al Instituto de Investigaciones Históricas de Filosofía y Letras, así como sobre personas desaparecidas y asesinadas en aquellos años. De esta forma, un conjunto de historiadores e historiadoras se adentran en los recorridos de su propia casa de estudios y del derrotero disciplinar. Al hacerlo, exploran claves de la historia argentina, donde las universidades jugaron un lugar destacado.

Pocas veces una obra logra reflejar con suficiencia el completo —y complejo— proceso formativo al interior de un oficio, en este caso de historiador/a. Producto de un trabajo mancomunado entre docentes y estudiantes, este libro compilado por Cristina Viano y Laura Luciani admite al menos dos dimensiones de análisis. Por un lado, una faceta efectivamente académica, en la cual se presenta una problemática histórica determinada; por el otro, la dimensión íntima de dicha investigación, es decir, su “cocina”, desde las primeras preguntas y hallazgos hasta sus conclusiones.

De este modo, en una primera instancia, la obra analiza y recorre la compleja y larga historia de la Facultad de Humanidades y Artes, que nació como Facultad de Filosofía y Letras en 1947, en su tránsito desde la Universidad Nacional del Litoral hacia la nueva Universidad Nacional de Rosario, creada en 1968 bajo intervención militar. Este camino se aparta considerablemente de los sentidos comunes sobre dichas unidades académicas, puesto que se realiza a partir de un acervo documental original que cuenta con fuentes nunca antes utilizadas. Bolsas de consorcio destinadas al olvido se transformaron en fuentes para reconstruir la historia de la Facultad, en la que participaron figuras como Juan José Saer o Tulio Halperín Donghi.

En torno a la segunda dimensión aludida, la obra contribuyó a la formación profesional de un conjunto de estudiantes que, al calor de sus respectivos trayectos académicos, fue adquiriendo sus primeras experiencias en la praxis investigativa y delineando, en algunos casos, sus intereses y campos de estudios ulteriores. De esta forma, las plumas del conjunto del grupo de trabajo articulan el análisis histórico con las experiencias profesionales tanto en el proceso heurístico como hermenéutico de la obra.

El libro, a su vez, se estructura en dos partes que dialogan con las dos dimensiones mencionadas. La primera se centra en una serie de problemáticas que son abordadas en cada capítulo desde diversos registros de análisis. La segunda parte, en cambio, se adentra en las experiencias de producción no sólo de la obra sino del conjunto del proyecto que la anida, en la cual se destacan los relatos de los/as estudiantes que formaron parte del mismo.

El primer capítulo, a cargo de Camila Entrocassi Varela y Sofía Bianchi, explora la participación femenina en los orígenes de la Facultad hasta la intervención militar de 1966, analizando el rol que tuvieron las mujeres en todos los planos de la vida académica e institucional. Dicho análisis les permite demostrar la facultad contó con una gran mayoría de mujeres en su matrícula, con inversa situación para el claustro docente, el cual estuvo monopolizado por hombres.

El siguiente capítulo, desarrollado por Cristina Viano, analiza un aspecto que ha creado imaginarios y sentidos comunes historiográficos en otros espacios pero que no había sido suficientemente abordado para el caso de Rosario: las dimisiones masivas de docentes con la intervención militar de 1966. A partir de un revelador expediente hallado en aquellas bolsas destinadas al basural, el N° 16955, que contenía la nómina de renunciantes, así como una serie de documentos vinculados a los motivos y argumentaciones esgrimidos. La investigadora desenhebra la compleja trama de aquel proceso que lejos de aceptar explicaciones sencillas, se adentra en el mundo de tensiones políticas e ideológicas que debieron atravesar tanto quienes decidieron alejarse de la institución como aquellos que creyeron conveniente resistir desde su interior.

En el siguiente apartado, Laura Luciani recoge el corte temporal abierto por la intervención militar y las renuncias docentes para analizar la experiencia universitaria hasta 1969, pero desde el registro de la militancia y los repertorios de acción estudiantiles en pleno contexto dictatorial. Sin embargo, a contracorriente de lo imaginable dentro de los claustros de estudiantes en aquellas coyunturas, la autora identifica y analiza el funcionamiento de organizaciones de derecha. Luciani señala que estas fueron las primeras en su estilo en la Facultad y generaron cuadros políticos que se desempeñarían una década después como interventores en otra dictadura aún más violenta. A partir del abordaje de dos agrupamientos, la historiadora repone experiencias originales que enriquecen el universo estudiantil más allá de las manifestaciones contestatarias vinculadas a las corrientes de izquierda.

Desde una perspectiva institucional, el siguiente capítulo, desarrollado por Sabrina Grimi, examina los años de la última dictadura militar recuperando también la experiencia inmediatamente previa de normalización tras los años del Onganiato. La autora analiza los cambios progresivos y profundos de la vida política y administrativa tendientes a dar batalla a un mundo universitario entendido como “subversivo” desde la mirada militar. De esta forma, da cuenta de un abanico de acciones disciplinarias y represivas que endurecieron y buscaron domesticar la vida en cada unidad académica durante aquellos años. En ese sentido, se llevaron a cabo purgas administrativas con cesantías de docentes, así como el cierre de los comedores universitarios, espacios de amplia sociabilidad estudiantil.

En el último capítulo de la primera parte del libro, Viano y Luciani abordan las vidas de los/as desaparecidos/as de la Facultad durante la última dictadura militar, tomando como disparador la lista de nombres inmortalizados en un bronce al interior de la casa de estudios. No es una conciencia monumentalista la que acompaña dicha indagación en aquella placa de bronce, sino la profunda certeza de que, si bien sirve como ancla para la memoria social, poco puede decir sobre las duras realidades que enuncia. Analizando los derroteros individuales de varias de aquellas personas, las investigadoras reconstruyen vidas y trayectos políticos-intelectuales, así como las políticas de memoria que la Facultad y la comunidad académica fueron ensayando con el paso de los años.

La segunda parte del libro concluye con dos capítulos atentos a la experiencia investigativa de buena parte de los/as estudiantes que formaron parte del proyecto, así como sobre las potencialidades archivísticas que el acerco documental recuperado y sistematizado tienen para la Universidad. En el primero de estos apartados, Sofía Bianchi, Serenela Carrión, Camila Entrocassi Varela, Franco Ferraro y Camila Martínez, por entonces todos/as alumnos de la carrera de Historia y miembros del proyecto, discurren sobre el complejo, pero fascinante tránsito que supuso transformar un depósito en un verdadero archivo. De esta forma, dan cuenta del proceso completo desde el encuentro con las bolsas hasta su preservación, clasificación y posterior sistematización.

Finalmente, el último capítulo, a cargo de Gisela Galassi, reflexiona sobre el carácter polisémico de los archivos, sus posibles sentidos y usos. Recupera la dimensión social que tienen para el conjunto de la comunidad, puesto que en el caso de las universidades y del archivo aquí analizado, se trata de documentación sensible que admite al menos tres significados. Por un lado, actúa como salvaguarda de la memoria e historia de las propias instituciones que las cobijan. En segundo lugar, constituyen fuentes históricas para la investigación profesional. Finalmente, y muy importante, funcionan como garantía de derechos humanos, por el material único que contiene.

Esta obra, producto de un trabajo colectivo entre investigadores/as y estudiantes, constituye un aporte sustancial a la historia institucional, primero, pero también del conjunto de la sociedad. Con rigurosidad, experticia y el manifiesto cariño que genera la pertenencia, esta obra reescribe el derrotero de un actor clave de la segunda mitad del siglo XX en Argentina.

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